Escultura barroca
Lenguaje estilístico: Carácterísticas generales, autores y obras más importantes
La escultura barroca ahonda en la ruptura con el lenguaje clásico iniciada por Miguel Ángel (Manierismo). La escultura se caracteriza por la ruptura de la forma, de la siguiente manera:
Se impuso el Realismo. Las esculturas adquirieron rasgos personales y movimientos naturales.Las esculturas representaban a personajes con sentimientos muy intensos, en su máxima expresión.
Las figuras adquirieron gran movilidad (movimiento exagerado, escorzos), energía y vitalidad, conseguidos con diagonales, líneas abiertas, espirales….
Se crearon efectos luminosos de fuertes contrastes, con los pliegues de la ropa y los gestos de las figuras que formaban zonas de luz y sombra (claroscuro).
Las composiciones son complejas, escenográficas y teatrales, integrando en muchas ocasiones la escultura con la arquitectura y la pintura.
Autores y obras:-
En la escultura italiana destaca la figura de Gian Lorenzo Bernini. Ha sido el primero que ha intentado unir la arquitectura con la escultura y la pintura de tal modo que resulte una bella síntesis de las artes, lo que hace a partir de suprimir las reglas fijas y experimentar con nuevas propuestas. Es el mejor ejemplo de las carácterísticas nombradas. Entre su abundante producción escultórica destacan David, representado en el momento exacto en el que va a iniciar la acción de matar al gigante Goliat, con gran sentido del movimiento, tensión contenida y fuerza;
El éxtasis de Santa Teresa, ejemplo de integración de las artes y de escenografía que representa el tema religioso del arrebato místico.
En España, la escultura dependíó casi enteramente de los encargos de la Iglesia, por lo que la mayoría de las obras fueron retablos para adornar altares de las iglesias e imágenesde santos para decorar templos .
Escultura castellana:
Valladolid: GREGORIO FERNÁNDEZ, es creador de prototipos (Cristos yacentes, Dolorosas, Inmaculadas) que sirven de referente para otros lugares. Su escultura se caracteriza por el detalle anatómico
Escultura andaluza:
Sevilla: Destacan Juan MARTÍNEZ MONTAÑÉS, con esculturas de temática religiosa, minucioso en la anatomía, captando la belleza real y serena sin dramatismos exagerados, como en Jesús Niño
La arquitectura, sin modificar los elementos tradicionales del Renacimiento, busca el movimiento, la monumentalidad y los efectos escénicos o teatrales.
Contexto histórico y aspectos cronológicos
Se conoce con el nombre de Barroco a una etapa cultural de Europa Occidental que se desarrolló durante el Siglo XVII y buena parte del Siglo XVIII.
El Barroco representa la máxima exaltación del poder político y religioso en Europa
En el norte de Europa, el desarrollo del capitalismo da lugar a que las ciudades sean el ámbito de expresión de las novedades. La Reforma protestante y la Contrarreforma católica habían dividido Europa en dos partes, con sensibilidades diferentes: la Europa protestante del norte (Holanda, Alemania) rechaza las representaciones religiosas; mientras la Europa católica del sur (Italia, España, Flandes).
Estamos ante una obra figurativa que supera lo propiamente escultórico para convertirse en un verdadero escenario en donde se mezcla arquitectura, escultura, pintura y luz. Es todo un conjunto levantado dentro de un espacio arquitectónico.
El Éxtasis de Santa Teresa es un grupo escultórico de bulto redondo. El conjunto está formado por dos figuras que se comunican entre sí, un ángel que está levantado y una figura femenina que yace recostada a sus pies sobre una nube, que se comunican entre sí a través de sus movimientos. Detrás, a manera de telón teatral, se levanta un retablo transparente formado por un altar de formas curvilíneas sobre el que se encuentra, pintado y con nubes de estuco, una representación de la Gloria en la que se abre un gran ventanal que derrama luz cenital sobre la capilla. El espectador entra, de esta manera, dentro de la obra, es rodeado e incluido en ella, tomando un papel activo. El conjunto se completa con sendos relieves en las paredes laterales que representan personajes que se asoman a una especie de palco teatral desde el cual observan la escena principal. El material de la escultura es mármol, de diversas tonalidades cromáticas en el conjunto, tallado con postizos (varas de madera dorada)
En cuanto a la composición, el grupo central está formado por un ángel y la santa española Teresa de Ávila, diseñado con un punto de vista único y frontal. El autor consigue transmitirle un fuerte dinamismo a través del cruce de diagonales, formando un aspa. Se puede observar la línea imaginaria que va desde la cabeza del ángel hasta el pie de la santa, cruzándose con otra generada por el cuerpo recostado de la santa. Globalmente resulta un grupo abierto en el que el movimiento del ropaje de Santa Teresa, muy voluminoso, contribuye a transmitir la agitación del momento, acentuada, además, por la sensación de inestabilidad provocada por la falta de apoyo de los personajes, suspendidos en el aire. Es importante comprobar la sensación de movimiento que genera la actitud del ángel que, con su flecha, mirada, y el gesto de levantar el ropaje, nos lleva en la dirección de la acción, hacia el cuerpo de la santa.
El momento representado por el autor es el de mayor plenitud. Representa el instante en que el ángel saca la flecha del pecho y muestra el arrebato de sentimientos en la mujer que se debate entre el dolor y el placer según sus propias palabras. Teresa de Jesús recibe el Amor Divino a través del dardo que le clava un ángel, una experiencia divina que se convierte en real ante los ojos del espectador contemporáneo
Dado el tema, un éxtasis, y la intención de comunicación del estado anímico, la expresión cobra en la escultura una profunda importancia. Por una parte, el rostro de la religiosa, con los ojos cerrados y la boca entreabierta, unido al estado de desmayo lánguido que nos revela la mano, están inspirados directamente en gestos del amor físico, cargando de un fuerte erotismo la escena.
En contraste con su fuerte expresividad, el ángel, su mirada y gestos suaves, sus paños de pliegues finos, ofrecen el contrapunto de serenidad que acentúa, aún más, el estado de la santa.
El tratamiento de la luz es extraordinario, permitiendo el modelado de las figuras. La luz es controlada, dirigida desde la zona superior (luz cenital), se derrama y envuelve toda la escena, creando una verdadera sensación de aparición milagrosa al espectador.
Identificación de la obra, cronología, autor y localización
La obra en cuestión es el grupo escultórico Éxtasis de Santa Teresa, localizado en la Capilla Cornaro de la Iglesia de Santa María de la Victoria, en Roma. El cardenal Federico Cornaro encargó a Bernini la construcción de una capilla en esta iglesia romana, dedicada a Santa Teresa de Ávila
El autor de esta obra es el escultor Gian Lorenzo Bernini, la figura culminante del espíritu Barroco italiano. Marca con su sello toda una época y basta su obra para comprender y sentir el Barroco italiano. Bernini dominó todas las disciplinas artísticas, pero por encima de todo, su vocación fue la escultura.
Función y posible significado que encierra la obra analizada
La obra representa un tema religioso: el éxtasis o transverberación de Santa Teresa, basado en la narración de sus propios escritos. Según ellos, en un arrebato místico, sintió cómo un ángel se le aparecía en sueños yle atravesaba el pecho con una flecha de oro de Amor Divino que le provocó una sensación de dolor y placer simultáneos que la dejó desfallecida y suspendida en el aire, levitando sobre las nubes.
ombre: Las Meninas
-Análisis:
En este enorme lienzo de 310 x 276 centímetros podemos apreciar, dentro de una gran sala decorada por grandes cuadros, en primer plano a un enano que apoya el pie sobre un perro tumbado, una bufona, una dama que mira fijamente a una niña que es atendida por otra dama y, cerrando este plano, un pintor, que no es sino el mismísimo Velázquez, delante de un gran lienzo que mira hacia el exterior del cuadro. En un segundo plano dos personajes de los que uno, una monja, habla con el otro, mientras éste fija su mirada en la tela que se está pintando, y en un tercer plano, en el fondo de la escena, otro personaje observa el interior de la estancia a través de una puerta abierta. En un espejo colgado de la pared se difuminan otras dos figuras. Estas figuras son los monarcas a los que Velázquez está retratando en el lienzo que tiene delante de él y a los que parece mirar. Todas las figuras están hechas casi a tamaño natural. Observando a los reyes estaría la infanta Margarita acompañada de dos meninas, una, Agustina Sarmiento que le ofrece de beber mientras es observada por Isabel de Velasco. Junto a ellas, Maribárbola, la bufona y el enano Nicolasito Pertusato. Detrás Marcela de Ulloa conversa con Diego Ruiz de Azcona, mientras en el fondo el mayordomo José Nieto observa toda la escena. La composición de esta obra es enormemente compleja, que además sirve de disculpa al pintor para realizar un autorretrato.
Velázquez utiliza una serie de recursos para conseguir la perspectiva y profundidad de esta escena. Así, las figuras se suceden en tres planos distintos. Ilumina a través de una ventan el primer plano para ir progresivamente acentuando la penumbra a medida que se aleja hacia el fondo. De repente esta penumbra se rompe bruscamente por un nuevo foco de luz que, penetrando a través de la puerta amplía enormemente el espacio y aclara el fondo. También es la pincelada la que se va haciendo cada vez más difusa y menos compacta a medida que se aleja del ojo del espectador. La definición de los personajes del primer plano también contrasta con con el tratamiento puramente esbozado de los elementos que decoran el recinto. Como se ha dicho repetidamente, Velázquez ha sabido pintar la atmósfera, el aire, la luz que circula por el interior. En este cuadro podemos apreciar cómo ha evolucionado la técnica de Velázquez a lo largo de su carrera artística, cómo ha conseguido una iluminación enormemente natural, un aire casi respirable y una perspectiva increíble. Esa circulación atmosférica es lo que ha venido en llamarse persperctiva aérea, en la que Velázquez es un maestro único.
El dominio de la perspectiva en Las Meninas es magistral; de la lineal con esas ventanas, que ya Palomino nos dice “que se ven en disminución, que hacen parecer grande la distancia”; con el suelo de la habitación “con tal perspectiva que parece se puede caminar sobre él, y en el techo se descubre la misma cantidad”; y con la aérea, con el color y la luz, con «”a degradación de cantidad y luz”, con esa alternancia de planos lumínicos entre el primer plano, el plano medio en penumbra y la puerta de atrás iluminada. El efecto de profundidad espacial, la gran conquista del Barroco, conseguida, no por medios racionales dibujísticos de una perspectiva lineal, sino a través de recursos sensoriales, en los que cuenta, particularmente, la gradación de tintas, la luz, el color y la concepción pictórica de la realidad vista como mancha, con brillos o fundidos, se expresan precisamente en Velázquez con una maestría y con una variedad de matices y efectos no alcanzados por ningún otro pintor de su época. Jugando con la luz, haciéndola incidir sobre los personajes en primer plano, sumergiendo en penumbra a los que se alejan, con una paleta que, clara, luminosa, rica de color y matices, también recrea lo que está más cerca del espectador. La nitidez de las figuras va relacionada con la distancia y con la luz que reciben.