Expresar el mundo 7

Solo los seres humanos tenemos la capacidad de expresamos mediante un
lenguaje con sentido. Este nos proporciona siempre y como mínimo dos
tipos de elementos: un conjunto de palabras (un vocabulario) y una serie
de reglas (una gramática) según las cuales se pueden relacionar las palabras
formando unidades de significación más amplias. Así un lenguaje
«tiene sentido», es decir, tiene significado cuando el orden de las palabras
y de las reglas permite una significación de lo que se dice en ese lenguaje.
Examinemos por separado los dos elementos mencionados.
En el lenguaje las palabras son signos, esto es, «algo que representa otro
algo para alguien», según la conocida definición de Charles S. Peirce. Por
ejemplo, la palabra «coche» (algo) representa a la cosa coche (otro algo)
para todos los que entiendan el español (para alguien). En los signos podemos
distinguir el significado y el significante, entre los cuales se establece
una relación convencional que denominamos significación o sentido.
Decir que esta relación es convencional significa que se estableció
originariamente por un convenio o acuerdo tácito entre los usuarios de los
signos, y posteriormente se transmite de generación en generación.
También los objetos producidos por el arte, así como las cosas y los acontecimientos,
se convierten en signos para los seres humanos: «nos hablan
». Con lo cual el mundo se nos convierte en un gran libro lleno de significados,
de sentidos. Esto es precisamente lo que se pretende decir con la
expresión «leer en el libro del mundo».’

Además, hay signos que remiten a otro significado ulterior, que está en
parte manifiesto y en parte oculto en su significación inmediata: se trata de
los símbolos. Aunque existe una divergencia de opiniones muy grande
acerca de las relaciones y diferencias que se pueden establecer entre el signo
y el símbolo, podemos entender este último como un signo que significa

un objeto que, a su vez, significa otra realidad. La palabra «paloma» designa
al animal que todos conocemos y este, a su vez, se puede convertir
en símbolo de otras realidades, en este caso, de «la paz». Si de la relación
entre el sígnificante y el significado en los signos dijimos que era convencional,
de la relación del símbolo con el objeto simbolizado podemos del
que también es convencional, social y cultural. Es cierto que hay símbolos
que se han extendido y son comunes a muchas sociedades y culturas
pero siempre han tenido un origen más o menos localizado.
Así, en virtud de la relación simbólica el mundo se nos presenta poblado
de símbolos que remiten, más allá de los puros hechos, a una significació
n
simbólica. Las cosas, fenómenos y acontecimientos se nos convierten en
«mensajes» cargados de sentido.



El universo simbolico:El ser humano establece, desde su nacimiento, una peculiar relación con el

mundo: el lenguaje y las manifestaciones artísticas que produce componen un universo simbólico o una urdimbre simbólica que es lo que llamamos comúnmente «mundo». Nunca encontramos un objeto aislado de toda otra cosa, ni vivimos un acontecimiento separado de todos los demas del mismo modo que no encontramos nunca una palabra ni un simbolo aislados. En el universo simbólico que es el mundo hallamos una mezcla de experiencias y vivencias, unas de carácter más individual y otras transmitidas o aprendidas socialmente en el proceso de socialización. El lenguaje y el arte son, pues, dos instrumentos indispensables para hacernos

con la realidad, porque contribuyen en gran medida a dotar de

sentido los objetos de nuestro entorno y nuestras propias vivencias entre

ellos y con las demás personas. Estos, los objetos y las vivencias, son tales

en la medida en que los nombramos y expresamos mediante símbolos, de

tal modo que podemos decir, con Wittgenstein (1889~1951), que los límites

de nuestro lenguaje expresan los límites de nuestro mundo.

El lenguaje simbólico:El lenguaje humano es, en principio, un sistema de comunicación interpersonal que, según la ya clásica teoría de Karl Bühler, ejerce tres funciones básicas:-Representativa:Los signos lingüísticos son símbolos que sirven para representar estados de cosas.-Expresiva:Los signos lingüísticos son síntomas que manifiestan los estados interiores del hablante.-Apelativa:Los signos lingüísticos son señales dirigidas al interlocutor,del que se espera una determinada reacción.Gracias a esta triple función del lenguaje es posible la comunicación humana y, desde ella, la creación de un mundo compartido.

Conocimiento y lenguaje:El lenguaje mantiene una relación muy estrecha tanto con la actividad de conocer como con su resultado, el conocimiento. Respecto al conocimiento, pensemos por un momento que adquirimos conocimientos por vía lingüística (cuando leemos o escuchamos), que los conservamos también gracias al lenguaje (en los libros o en los soportes informáticos) y que los compartimos con otras personas gracias a que podemos comunicárselos. Siendo muy importantes estas tres relaciones entre el conocimiento y el lenguaje, no son, sin embargo, las únicas. Hay otra faceta especialmente importante, que se encuentra en una relación prioritaria con la actividad de conocer: la constitución lingüística del conocimiento.La constitución lingüística del conocimiento:Esta expresión significa que no es posible conocer al margen o independientemente del lenguaje. Es decir, no es posible realizar la aprehensión de un objeto por parte de un sujeto si este no dispone de algún código lingüístico. El lenguaje proporciona a los seres humanos la posibilidad de organizar la sucesión inconexa de percepciones y eso, en definitiva, es lo que nos permite conocer tanto el mundo externo como nuestro mundo interior.Por eso podemos decir que el lenguaje es el medio en el que tiene lugar la actividad de conocer. Lo cual es tanto como afirmar que no hay conocimiento más allá o fuera del lenguaje. Podemos concluir que nuestro conocimiento de la realidad no es independiente del lenguaje, sino que está condicionado, e incluso limitado, por él. Más aún, el conocimiento no sería posible sin el lenguaje: este es la condición de posibilidad de aquel.



Dimensiones del lenguaje humano:De lo dicho en los apartados anteriores se concluye que la

principal forma de comunicación humana es la palabra, y las palabras siempre forman parte

de un código que permite componer infinidad de mensajes. En todos los idiomas, a pesar de sus diferencias, podemos distinguir tres dimensiones básicas.

La dimensión sintáctica se refiere a las relaciones de los signos entre sí. Las reglas de la sintaxis nos indican el modo en que han de ser colocadas las palabras para que la frase resultante pueda transmitir un mensaje. Por ejemplo, si alguien dijese «no perro muerde mi» para informarnos de que su perro no muerde, apenas lo entenderíamos, puesto que

esa «frase» está llena de incorrecciones sintácticas.-La dimensión semántica se refiere a las relaciones de los signos con sus correspondientes significados. En el diccionario de cada idioma encontramos los significados que se consideran ligados a cada palabra conforme a los usos habituales de la comunidad lingüística correspondiente. Esos usos habituales funcionan como reglas que permiten formar frases con sentido y tener éxito en la comunicación. Por ejemplo, si queremos decir a alguien que tenga cuidado con el suelo resbaladizo, no valdría decirle «este suelo brilla», aunque esto también sea cierto y gramaticalmente correcto, sino que habría que decir «este suelo resbala». Para transmitir el mensaje deseado no basta con poner las palabras en un orden adecuado, sino que es preciso también escoger las palabras adecuadas conforme al significado compartido.-La dimensión pragmática se refiere a la relación que se establece entre los signos y los usuarios de tales signos. En el caso del lenguaje, los usuarios son los hablantes, los signos son las palabras, y la dimensión pragmática está constituida por la intención de los hablante s y el contexto en el que ocurre la comunicación. Estos aspectos pragmáticos son indispensables para comprender el significado exacto de lo que se dice. Por ejemplo, la “frase «este todavía está verde» se puede entender de manera muy distinta según quién la pronuncie, con qué tono de voz y en qué situación concreta. Para llegar a entendemos cuando hablamos, deberíamos preguntamos si estamos expresando aceptablemente lo que queremos decir, de acuerdo con las reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas. Pero, además, hemos de razonar correctamente, y para ello hay que tener en cuenta las reglas de la lógica.

El animal fantástico:Solemos caracterizar al ser humano como «animal racional», traduciendo la fórmula de Aristóteles: «el hombre es el único animal que tiene legos». Pero el origen de todas las construcciones humanas no es primordialmente la razón, sino la fantasía o la imaginación de un animal fantástico, que goza de una capacidad innovadora para crear perspectivas y ficciones. Antes que «animal racional», el hombre es un animal fantástico, y lo que llamamos «razón» no es sino fantasía puesta en forma. De ahí que la vida humana sea un conjunto de proyectos e ideales, creados por la fantasía y’ ordenados mediante la razón. El ser humano es un animal capaz de crear fantasías porque es un animal con una hiperfunción cerebral y mental, por la que se llena de imágenes y fantasmagorías, de las que surge un rebosante «mundo interior». A ello se debe precisamente que tenga tantas cosas que decir y que hacer, y por eso necesita el lenguaje y las producciones artísticas; el primero, porque mediante él expresa lo que las palabras y sus reglas permiten decir; y las segundas, porque le ayudan a contemplar y a expresar la belleza en cualquiera de sus manifestaciones.



Razón y fantasía puestas en forma:Todo lo anterior pone de manifiesto que, originariamente, más que racionales, somos seres fantásticos, capaces de anticipamos a lo dado y también capaces de, a partir de ello, elaborar nuevas y distintas visiones y posibilidades. Por eso hemos de mantener en buen estado y servirnos bien de nuestras facultades de conocer y de imaginar. Los seres humanos, como observaba Ernst Cassirer (1874-1945), no reaccionamos a los estímulos externos .e internos de manera inmediata, como lo hacen los demás seres vivos, sino que disponemos de un sistema simbólico que nos permite interpretarlos mediante formas língüístícas, imágenes artísticas, ritos religiosos o símbolos míticos.El nuestro no es, pues, un puro universo físico, sino que nuestra vida transcurre, como hemos dicho, en un universo simbólico, del que los mitos, la religión, la ciencia, el lenguaje, la ética, la política y el arte son elementos constitutivos. Por tanto, la razón necesita indispensablemente de la fantasía, porque fue la invención de símbolos la que abrió el camino del hombre hacia la cultura y la civilización. Sin ellas, tendríamos de la realidad una percepción bruta semejante a la de los animales, y nos sería imposible comunicar nuestro mundo interior -quizás tampoco lo poseeríamos- y hacer intercambiable nuestra existencia con los demás: nos veríamos encerrados dentro de los límites de nuestras necesidades biológicas y de nuestros intereses inmediatos; nos hacemos humanos cuando se instaura la sociedad, pero esta es posible gracias al intercambio de signos. El lenguaje simbólico: apertura a un mundo compartido El lenguaje humano es, en principio, un sistema de comunicación interpersonal que, según la ya clásica teoría de Karl Bühler, ejerce tres funciones básicas:-Representativa. Los signos lingüísticos son símbolos que sirven para representar estados de cosas.-Expresiva. Los signos lingüísticos son síntomas que manifiestan los estados interiores del hablante.-Apelativa. Los signos lingüísticos son señales dirigidas al interlocutor, del que se espera una determinada reacción. Gracias a esta triple función del lenguaje es posible la comunicación humana y, desde ella, la creación de un mundo compartido.

Conocimiento y lenguaje: El lenguaje mantiene una relación muy estrecha tanto con la actividad de conocer como con su resultado, el conocimiento. Respecto al conocimiento, pensemos por un momento que adquirimos conocimientos por vía lingüística (cuando leemos o escuchamos), que los conservamos también gracias al lenguaje (en los libros o en los soportes informáticos) y que los compartimos con otras personas gracias a que podemos comunicárselos. Siendo muy importantes estas tres relaciones entre el conocimiento y el lenguaje, no son, sin embargo, las únicas. Hay otra faceta especialmente importante, que se encuentra en una relación prioritaria con la actividad de conocer: la constitución lingüística del conocimiento.

La constitución lingüística del conocimiento: Esta expresión significa que no es posible conocer al margen o independientemente del lenguaje. Es decir, no es posible realizar la aprehensión de un objeto por parte de un sujeto si este no dispone de algún código lingüístico. El lenguaje proporciona a los seres humanos la posibilidad de organizar la sucesión inconexa de percepciones y eso, en definitiva, es lo que nos permite conocer tanto el mundo externo como nuestro mundo interior. Por eso podemos decir que el lenguaje es el medio en el que tiene lugar la actividad de conocer. Lo cual es tanto como afirmar que no hay conocimiento más allá o fuera del lenguaje. Podemos concluir que nuestro conocimiento de la realidad no es independiente del lenguaje, sino que está condicionado, e incluso limitado, por él. Más aún, el conocimiento no sería posible sin el lenguaje: este es la condición de posibilidad de aquel.



Dimensiones del lenguaje humano: De lo dicho en los apartados anteriores se concluye que la principal forma de comunicación humana es la palabra, y las palabras siempre forman parte de un código que permite componer infinidad de mensajes. En todos los idiomas, a pesar de sus diferencias, podemos distinguir tres dimensiones básicas. La dimensión sin táctica se refiere a las relaciones de los signos entre sí. Las reglas de la sintaxis nos indican el modo en que han de ser colocadas las palabras para que la frase resultante pueda transmitir un mensaje. Por ejemplo, si alguien dijese «no perro muerde mi» para informarnos de que su perro no muerde, apenas lo entenderíamos, puesto que esa «frase» está llena de incorrecciones sintácticas.• La dimensión semántica se refiere a las relaciones de los signos con sus correspondientes significados. En el diccionario de cada idioma encontramos los significados que se consideran ligados a cada palabra conforme a los usos habituales de la comunidad lingüística correspondiente. Esos usos habituales funcionan como reglas que permiten formar frases con sentido y tener éxito en la comunicación. Por ejemplo, si queremos decir a alguien que tenga cuidado con el suelo resbaladizo, no valdría decirle «este suelo brilla», aunque esto también sea cierto y gramaticalmente correcto, sino que habría que decir «este suelo resbala». Para transmitir el mensaje deseado no basta con poner las palabras en un orden adecuado, sino que es preciso también escoger las palabras adecuadas conforme al significado compartido.-La dimensión pragmática se refiere a la relación que se establece entre los signos y los usuarios de tales signos. En el caso del lenguaje, los usuarios son los hablantes, los signos son las palabras, y la dimensión pragmática está constituida por la intención de los hablante s y el contexto en el que ocurre la comunicación. Estos aspectos pragmáticos son indispensables para comprender el significado exacto de lo que se dice. Por ejemplo, la “frase «este todavía está verde» se puede entender de manera muy distinta según quién la pronuncie, con qué tono de voz y en qué situación concreta. Para llegar a entendemos cuando hablamos, deberíamos preguntamos si estamos expresando aceptablemente lo que queremos decir, de acuerdo con las reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas. Pero, además, hemos de razonar correctamente, y para ello hay que tener en cuenta las reglas de la lógica.

Reglasdel diálogo argumentativo:-Principio cooperativo: Contribuye a la conversación tal y como lo exige el objetivo o propósito que le corresponda, El objetivo de la conversación es muy distinto, por ejemplo, en un tribunal de justicia, en una reunión de delegados de curso, en una comida familiar, etc. Este principio implica obligaciones(-Lleva el peso de la prueba cuando te corresponda.-No hagas que tu interlocutor lleve el peso de la prueba cuando no le corresponda.-No utilices premisas no admitidas por los demás interlocutores para apoyar una conclusión que pretendes que sea admitida por todos.-Define, aclara o justifica el significado de los términos que utilices siempre que te lo pidan.-No intentes forzar prematuramente la clausura del diálogo.)-Regla de la cantidad:Proporciona tanta información como sea necesaria para mantener tu punto de vista, pero no más.-Regla de la cualidad:No digas lo que creas que esfalso y no trates de mantenera toda costa una opinión de la que no tengas pruebas suficientes.-Regla de relevancia:Debes ser relevante, esto es, centra tus intervenciones en el asunto sobre el que se dialoga y no cambies de tema sin permiso.-Regla de modo:Explícate con claridad, sin ambigüedades, con brevedad y ordenadamente. A estas reglas básicas hay que añadir algunas otras según el contexto en el que se desarrolle el diálogo. Por ejemplo, en un debate político cara al público conviene establecer de antemano y estrictamente el turno de palabra y el tiempo que puede ocupar cada uno de los interlocutores.



Herramientas del diálogo argumentativo: En el diálogo argumentativo se utilizan determinadas expresiones con unas funciones específicas. La utilización de estas expresiones puede ser a veces incorrecta, sobre todo cuando no se respetan las reglas que acabamos de reseñar.

Términos aseguradores: Cuando alguien quiere presentar como segura una creencia y evitar que

su interlocutor le pida razones para apoyarla, puede utilizar términos aseguradores. Así sucede en las siguientes expresiones: Recientes estudios cientificos han demostrado…Fuentes bien informadas han asegurado que…Es de sentido común que…Todo el mundo está de acuerdo en que…Es evidente que…En principio, sería correcto utilizar estos términos para ahorrar tiempo, pero sería incorrecto usarlos para cerrar el diálogo antes de lo debido, Términos protectores Para proteger nuestras afirmaciones de las críticas de los demás, a menudo las presentamos con menos fuerza y alcance del que tendrían si no fuesen acompañadas de términos como estos: Probablemente…Algunos x son…La mayoría de x son…Quizá sea cierto que…La utilización de estos términos es correcta siempre que no pretendamos cerrar la discusión prematuramente, sino exponer nuestras opiniones con un tono de menor seguridad en ellas. También pueden ser usados de modo perverso para sugerir maliciosamente algo de lo que no se tienen pruebas:«Probablemente ganó el campeonato haciendo trampa».

Términos sesgados:Algunas palabras están cargadas de connotaciones positivas o negativas. Si decimos de alguien que es «estadounidense», estamos indicando su procedencia; pero si decimos que es «un yanqui», estamos utilizando una palabra que, normalmente, está cargada con un sentido peyorativo. Nuestros prejuicios y estereotipos de carácter racista, o político, o religioso, o sexista se manifiestan en muchas de las palabras y expresiones que usamos. Las connotaciones de una palabra varían en función de la persona que la dice y de la persona a quien se habla. Por ejemplo, el término «feminista» puede tener una connotación positiva para algunas personas, y negativa para otras. Por eso hemos de ser muy cautos en la utilización de este tipo de términos, para evitar que resten objetividad a la argumentación. Definiciones persuasivas. Son definiciones que se elaboran especialmente para un término al que se quiere conferir cierto prestigio o cierto desprestigio. Si lo queremos justificar,lo asociamos con algo que los participantes en el diálogo consideran -positivo; si queremos criticarlo, lo relacionamos con algo que se considera negativo. Por ejemplo, un hablante está argumentando a favor del uso de los ordenadores, y dice: «Los ordenadores son fieles amigos al servicio de sus dueños»; en cambio, otro participante en el diálogo, que está en contrade estos aparatos, replica: «Los ordenadores son tiranos que envían al paro a miles de personas». En realidad, ninguno de los dos ha expuesto una verdadera definición, sino una valoración disfrazada de definición, y de ese modo se confunde el plano de los hechos con el de las aloraciones personales y así se provocacierto desorden en la argumentación.



Los errores en la argumentación o falacias:La palabra «falacia» se utiliza para designar aquellas argumentaciones que son incorrectas, pero que parecen correctas. Algunos autores llaman sofismas a las falacias que se expresan intencionadamente, y paralogismos a las que se expresan sin intención. Pero esta distinción apenas puede aplicarse, puesto que a enudo es muy difícil averiguar las intenciones de los hablantes. Es preferible hablar de uso falaz de argumentos, porque estos pueden ser falacias en unos casos y argumentos correctos en otros. Las falacias son maneras de razonar que violan las reglas del diálogo argLmentativo. Para detectarlas se precisa una especial atención a los contextos en que se desarrollan los diálogos y a las actitudes comunicativas de los, hablantes. A continuación exponemos brevemente algunas de las falacias más frecuentes.

Preguntas complejas: Hay preguntas que conllevan presuposiciones. Por ejemplo, si alguien pregunta(1), está dando por supuesta la verdad(2): (1)¿Has dejado ya de molestar a mi primo? (2)Tú has estado molestando a mi primo. Tanto si se contesta a (1) afirmativa como negativamente, se está admitiendo (2). En ocasiones puede ser adecuado hacer este tipo de preguntas, pero a menudo tales preguntas se hacen para tender una trampa y ofuscar al interlocutor, y así conseguir que admita afirmaciones que pueden ser usadas e.. su contra. En este segundo caso se trata de un uso falaz.

Argumento ad ignorantiam: En este tipo de argumentos se pretende que un enunciado es falso solamente porque nadie ha conseguido probar su verdad, o bien que un

enunciado es verdadero porque nadie ha probado que es falso. El esquema de estos argumentos sería (3) o (4): (3) No se ha podido establecer que p sea verdadero; por tanto, p es falso. (4) No se ha podido establecer que p sea falso; por tanto, p es verdadero.

En algunas ocasiones, un argumento de esta clase puede ser aceptable. Po: ejemplo, cuando unjuez concluye su sentencia diciendo que «al no haberse encontrado prueba alguna que apoye la culpabilidad del acusado, el tribunallo declara inocente».Pero hay otras muchas situaciones en las que los argumentos de este tipc violan las reglas de la argumentación, puesto que se pretende que el interlocutor que recibe el argumento sea el que aporte la correspondiente prueba, que lleve el peso de la prueba, cuando en realidad no corresponde esta obligación al que escucha, sino a quien usa el argumento. En general, cuando la conclusión se introduce con términos como «necesariamente », «definitivamente» o similares, entonces es muy posible que el argumento sea falaz. Pero cuando en la conclusión se emplean términos protectores, del tipo «probablemente», «quizá», etc., el argumento podra ser bueno o defectuoso, pero no falaz.

Argumento circular: Estos argumentos consisten en hacer una declaración y defenderla presentando «razones» que significan lo mismo que la primera aserción. Por

ejemplo, si alguien dice que la razón de que la porcelana se rompa fácilmente es que la porcelana es frágil, está utilizando una palabra, «frágil», para designar el mismo fenómeno que quiere explicar; pero nombrar un fenómeno no es dar razón de su causa. Los argumentos de esta clase son defectuosos porque no ayudan a conseguir el objetivo del diálogo, que es

probar una tesis partiendo de premisas aceptadas por todos los interlocutores,

puesto que con tales argumentos no se prueba nada.



Argumento ad hominem: Con este tipo de argumento se pretende refutar la opinión ajena atacando a la persona que la mantiene, sin entrar en el tema de la discusión, alegando únicamente supuestos defectos o vicios de la persona que habla o de la comunidad a la que pertenece. Este modo de argumentar a menudo es falaz: «Roberto ha dicho que mañana hay clase, pero seguro que no hay, porque Roberto es un despistado».En cambio, existe una multitud de contextos diferentes en los que tal recurso no es válido en absoluto. Por ejemplo, un gobernante partidario de las armas nucleares replica a los manifestantes que se oponen a ese tipo de armas que «ellos también se defienden si les ataca alguien». Dicha réplica-es totalmente falaz, porque está presuponiendo que quien acepta algún tipo de arma defensiva está aceptando cualquier tipo de arma.

Argumento de autoridad: Se trata de intentar defender una opinión sin presentar las pruebas pertinentes, apelando únicamente a una autoridad que la defiende o la ha defendido. En general, cuando presentamos un razonamiento muy extenso, no siempre se nos puede pedir que justifiquemos todas las premisa o Por tanto, no siempre será incorrecto que citemos autoridades en la materia sobre la que estemos hablando para apoyar nuestros razonamientos Cosa muy distinta es que se intente justificar una opinión que pertenece .• cierto campo del saber apelando a la autoridad de alguien que es una eminencia en un campo distinto: en este caso la argumentación es claramente falaz. También podemos hablar de falacia cuando la persona que usa UL argumento de este tipo insiste excesivamente en la referencia a la autoridad y trata de suprimir las respuestas críticas que se le puedan presentar.

Argumento ad baculum: Los argumentos ad baculum (al bastón) son los que presentan algún tip. de amenazas como si fueran buenas razones para apoyar una deterrninada opinión, o consejo, o prescripción. Cuando la amenaza no deja libertad a los demás para decidir libremente si aceptan o no la conclusión, argumento ad baculum será claramente una falacia. Cuando esto no ocurra, el argumento podrá ser criticado como defectuoso o poco convincente, pero no como falaz. Por ejemplo, en losdiscursos políticos es frecuente recurrir a asustar a los ciudadanos, anunciándoles calamidades si no votan al que les está hablando. Pero no prueban que una cosa se siga de la otra. En otros casos sí es razonable intentar convencer al interlocutor utilizando cierto tipo de amenazas o apelando a las probables consecuencias indeseables. Este sería el caso de las autoridades de tráfico que, para persuadir a los conductores de que no sobrepasen los límites de velocidad establecidos, y después de haber agotado los demás recursos persuasivos, les recuerdan las multas que tendrán que pagar por esta infracción o los accidentes que pueden sufrir.

Argumento ad populum: En estos argumentos se recurre a provocar el entusiasmo u otros sentimientos de las personas con el fin de que otorguen su asentimiento a lo que sostiene el hablante sin aportar prueba alguna. Los anuncios publicitarios pretenden convencemos de la bondad de sus productos poniéndolos en relación con sentimientos que todos apreciamos. Lo mismo ocurre con los discursos de las campañas electorales: no intentan dar argumentos para ayudarnos a pensar nuestro voto, sino que van dirigidos a despertar sentimientos de adhesión a unos y repulsa a otros. Algo parecido sucede cuando los padres, las madres o los hijos utilizan los sentimientos de piedad para «convencer» de que llevan razón: «¡Con lo que yo te quiero! ¿Cómo me vas a hacer eso a mí? ¡Me vas a matar! ». Este tipo de argumentos de «chantaje afectivo» son falaces, puesto que impiden que se avance en la consecución del fin del diálogo razonado: dar buenas razones para apoyar las opiniones y creencias.



Argumento ex populo: Este argumento consiste en defender un determinado punto de vista alegando que todo el mundo está de acuerdo con él. Su esquema es:(7) Todo el mundo admite p como verdadero o correcto. Luego p es verdadero o correcto.(8) Todo el mundo admite que p es falso o incorrecto. Luego p es falso o incorrecto. Aunque estos esquemas de argumentos no son deductivamente válidos, no debemos despreciar su fuerza persuasiva. Porque, si se da el caso de que «todo el mundo» dice que p es verdadero y alguien dice, sin embargo, que es falso, es a ese alguien a quien le corresponde llevar el peso de la prueba.

Argumento post hoc, ergo propter hoc: Esta expresión latina significa: «después de, luego a causa de». A estos argumentos también se les llama «de la falsa causa». En ellos se dice que A es la causa de B porque A precede temporalmente a B. Su esquema es: El evento B sucede a continuación del evento A.Luego A es causa de B. Pero observemos que la sucesión temporal entre dos fenómenos A y B es una condición necesaria, pero no suficiente, para poder establecer un nexo causal entre ellos. Así lo explicó en el siglo XVIIl el filósofo escocés David Hume. Este tipo 4f argumentación falaz está muy relacionado con el surgimiento de las supersticiones. Por ejemplo, un deportista ha tomado cierto refresco antes de la competición y luego ha ganado; puede pensar que dicho refresco funciona como una pocion magica. el error del argumento post hoc, ergo propter hoc consiste en establecer una conclusion causa-efecto sin base empirica suficiente.