Explorando la Vegetación de España: Climas, Paisajes y Adaptaciones

Paisajes Vegetales de España: Un Recorrido por la Diversidad Climática

2.1. El Paisaje Vegetal de Clima Oceánico

Corresponde a la región floral eurosiberiana. Sus formaciones vegetales características son el bosque caducifolio, la landa y el prado.

a) El Bosque Caducifolio

Es un bosque denso, constituido por árboles altos, con tronco recto y liso, y hoja grande y caduca. En el sotobosque crecen helechos y musgos, en un ambiente sombrío causado por las copas de los árboles, que se sitúan próximas entre sí, impidiendo que llegue mucha luz al suelo. Las especies más características son el roble y el haya.

  • El haya exige gran humedad, tolera mal el calor y muy bien el frío, por lo que es un árbol de montaña, que prefiere los suelos calizos, aunque tolera los silíceos. Su madera, dura y de buena calidad, se emplea para elaborar muebles y utensilios. Su área principal está en la cordillera Cantábrica y el Pirineo navarro.
  • El roble exige menos humedad que el haya, y tolera mal el calor y el excesivo frío, por lo que se sitúa a alturas más bajas. Prefiere suelos silíceos. Su madera, dura se emplea para la construcción y para fabricar muebles. Las áreas más extensas de robledales se encuentran en Galicia y en la cordillera Cantábrica.
  • El bosque marcescente de rebollo y quejigo (dos tipos de robles) es propio del clima oceánico de transición. Es menos denso y de árboles menos altos.

La acción humana ha supuesto cambios en la vegetación natural:

  • La reducción de la extensión del bosque por la pérdida de sus usos tradicionales (la leña, el carbón vegetal y la madera para la fabricación de aperos); las quemas incontroladas para obtener pastos; y los incendios forestales.
  • La introducción de especies secundarias como el castaño, que ha ganado terreno a costa del roble por el uso de su fruto y de su madera.
  • Las repoblaciones con árboles de crecimiento rápido y buen aprovechamiento económico, como el pino (madera y resina) y el eucalipto (celulosa y pasta de papel). Estas repoblaciones han sido muy criticadas porque las hojas de ambos árboles colaboran a la acidificación y al empobrecimiento del suelo.

b) La Landa y los Prados

La landa es una vegetación densa de matorral, cuya altura puede ser baja o alcanzar los cuatro metros. Sus especies más abundantes son el brezo, el tojo y la retama o genista. La landa aparece como degradación del bosque caducifolio o como vegetación supraforestal. Los prados son una vegetación herbácea que ocupa grandes extensiones de terreno en los paisajes oceánicos. Se usan como alimento para el ganado.

2.2. El Paisaje Vegetal de Clima Mediterráneo

Corresponde a la región floral mediterránea. Sus formaciones vegetales características son el bosque perennifolio y el matorral: la maquia, la garriga y la estepa. Estas formaciones xerófilas se han adaptado a la sequía estival. Así, desarrollan raíces muy extendidas en superficie o en profundidad para captar el agua. Poseen hojas perennes y esclerófilas (duras y coriáceas), con diversos sistemas para disminuir la transpiración: pequeño tamaño; pilosidades; revestimientos de resina, cera o goma; formación de espinas.

a) El Bosque Perennifolio

Es un bosque poco denso. Lo forman árboles de mediana altura, con tronco sinuoso, grueso y rugoso, y hoja perenne. Posee un rico sotobosque, con especies como el piorno o la retama, ya que los árboles se sitúan algo apartados unos de otros y la luz penetra con facilidad. Las especies más características son:

  • La encina es resistente a la sequía y se adapta a todo tipo de suelos, por lo que es el árbol más típico y extendido del clima mediterráneo. Su madera, muy dura y resistente, se empleaba tradicionalmente para elaborar ruedas, carpintería exterior y carbón; y su fruto, la bellota, para alimentar al ganado.
  • El alcornoque necesita cierta precipitación (más de 500 mm al año), inviernos suaves, y suelos silíceos. Su madera se utiliza para la realización de toneles y barcos, y su corteza, para la obtención de corcho. Se concentra sobre todo en el suroeste peninsular.

La acción humana ha supuesto cambios en la vegetación natural:

  • La reducción de la extensión del bosque
  • La modificación para uso agropecuario mediante el sistema de la dehesa.
  • Las repoblaciones con pino.

b) El Matorral

El matorral mediterráneo no es una formación clímax, sino el resultado de la degradación del bosque por el ser humano. Presenta tres tipos característicos:

  • La maquia es una formación arbustiva de más de dos metros de altura, muy densa y casi impenetrable. Sus especies principales son la jara, el brezo, el lentisco y la retama.
  • La garriga está formada por arbustos y matorrales de poca altura, que dejan algunas zonas sin cubrir. Entre sus especies destacan algunas plantas aromáticas como el tomillo, el romero, la lavanda o el espliego.
  • La estepa está formada por hierbas bajas, entremezcladas con arbustos espinosos, bajos y discontinuos, que dejan al descubierto suelos pobres. Sus especies principales son el palmito, el tomillo, el esparto y la esparraguera. La estepa es propia de las zonas semiáridas del sureste peninsular y del valle del Ebro.

2.3. El Paisaje Vegetal de Ribera

En las riberas de los ríos, el suelo se impregna de humedad, por lo que su vegetación tiene rasgos diferentes a la de su entorno, especialmente en las zonas de clima seco. La presencia constante de agua hace que solo puedan vivir allí ciertas especies, que se disponen en franjas paralelas al río. Los bosques de ribera están formados por especies como el aliso y el sauce (cuyas raíces necesitan estar en el agua); el chopo, el álamo, el fresno y el olmo, éste último menos exigente en humedad. Junto a los bosques crecen juncos y matorrales (aligustre, madreselva, zarzamoras, rosales silvestres).

La acción humana ha reducido la extensión de los bosques de ribera, al alterar los márgenes y los cauces fluviales para implantar cultivos, urbanizaciones o canalizaciones. Este hecho ha supuesto una grave pérdida, sobre todo en la España seca, debido a su importancia paisajística y a sus beneficios ecológicos: mitiga la erosión, el riesgo de inundación y suaviza la temperatura.

2.4. El Paisaje Vegetal de Montaña

En la montaña, la vegetación se dispone en pisos con formaciones vegetales distintas según la latitud, la altitud y la orientación (barlovento/sotavento; solana/umbría) En general se suceden el bosque; los matorrales a partir de la altura donde el frío impide el crecimiento de los árboles; los prados y pastizales de hierbas y matas enanas en las zonas cubiertas por la nieve muchos meses; y las plantas rupícolas adaptadas a vivir sobre las rocas o en el interior de sus grietas y fisuras (líquenes y musgos).

a) La Montaña Alpina o Pirenaica

Está representada por los Pirineos. Tiene cuatro pisos vegetales:

  • El piso basal, que incluye sucesivamente encinas, robles y hayas.
  • El piso subalpino reúne coníferas como pinos y abetos. (Las coníferas, como el pino y el abeto, son árboles o arbustos resinosos, de hojas aciculares –como agujas- y frutos agrupados en conos –piñas-).
  • El piso alpino es el dominio del prado y el pastizal. También abundan los sectores de roca desnuda y los canchales, donde crecen pequeñas plantas rupícolas.
  • El piso nival. La nieve se mantiene todo el año y no existe vegetación.

b) La Montaña Atlántica

Está representada por la vertiente norte de la cordillera Cantábrica. En ella se suceden un piso basal forestal de bosque caducifolio; un piso supraforestal de landa; y una cima con prados.

c) La Montaña Mediterránea

Incluye las montañas del resto de la Península y de las islas Baleares. En ella se suceden un piso basal forestal de bosque perennifolio y de bosque caducifolio y/o pinares a mayor altitud; y un piso supraforestal de maquia o garriga. Los prados solo aparecen en las cimas más elevadas o en las umbrías.

La acción humana ha reducido los bosques de montaña a favor de usos agropecuarios (pastos en la montaña atlántica, o cultivos en la mediterránea) y de la extensión de los bosques de repoblación con buen rendimiento económico. En otros casos, la degradación o desaparición del bosque ha provocado su sustitución por el matorral.

2.5. El Paisaje Vegetal de Canarias

Corresponde a la región floral macaronésica. Por su situación insular, desempeñan un gran papel los endemismos (formaciones vegetales propias y exclusivas) y las reliquias (formaciones vegetales propias de épocas geológicas pasadas con un clima distinto, que han sobrevivido en enclaves muy reducidos). El resultado es una riqueza vegetal extraordinaria, especialmente en las islas con relieve montañoso, en las que se suceden los siguientes pisos vegetales:

  • Piso basal. En las zonas más bajas (desde el nivel del mar hasta los 300-500 metros) podemos encontrar especies que soportan la sal (halófilas), la arena (psamófilas) y una elevada aridez, caso de los matorrales ralos y ásperos, como el cardón y la tabaiba.
  • Piso intermedio. A mayor altitud (entre 200 y 800 m) aumento de la humedad y el descenso térmico permiten el crecimiento de palmeras, dragos y sabinas.
  • Piso termocanario. Entre los 800-1200 m la vegetación se adapta al mar de nubes o niebla causada por el alisio que aporta gran humedad, mayor refrescamiento y menor insolación. Incluye dos originales formaciones de bosque: la laurisilva, muy denso y con más de 20 especies, y el fayal-brezal, resultante de la degradación de la laurisiva por la acción humana.
  • Piso canario (1200-2200 m). Al quedar por encima del mar de nubes, la vegetación debe adaptarse a la aridez y el frío. Está dominada por el bosque de coníferas, cuya especie principal es el pino canario.
  • Piso supracanario (por encima de los 2200 m). Sólo está presente en Tenerife y La Palma. Está ocupado por matorrales dispersos y plantas rupícolas.

La acción humana se ha manifestado en el retroceso de la vegetación en las zonas bajas y en las medianías por la implantación de urbanizaciones turísticas y cultivos; y en las áreas de bosque dada la escasez de madera del archipiélago.