Explorando la Personalidad: Enfoques Psicológicos y Desarrollo

La Perspectiva Humanista

La persona humana es considerada en sí misma como un sujeto independiente plenamente responsable de sus actos. Comprender a una persona significa situarnos en su lugar para percibir el mundo desde ella misma. Se postula que cada persona posee de manera innata un potencial de crecimiento o desarrollo de sí mismo orientado hacia metas positivas como la armonía, el amor, la alegría, etc., que Carl Rogers llamó tendencia actualizante. Según Rogers, cuando la persona adquiere un concepto negativo o distorsionado de sí mismo, se produce una psicopatología. Es de destacar la importancia que tiene para el ser humano una aceptación de su persona y una buena autoestima. Desde el punto de vista ético, es una visión optimista sobre la personalidad del ser humano, poniendo de relieve su bondad y sus posibilidades creadoras y autoactualizadoras.

El Psicoanálisis

El fundador de esta corriente es Sigmund Freud. La vida mental de un individuo emana de un sujeto entendido no como una unidad coherente, compacta y cerrada sino, más bien, como una estructura, una organización, compuesta de varias partes diferentes: el yo, el ello y el superyó. El ello y el superyó pertenecen a la parte inconsciente del individuo: el primero representa los instintos e impulsos, y el segundo representa los ideales y valores. El yo es la parte consciente por la que el sujeto se relaciona y se enfrenta a la realidad. La relación que se da entre estas tres partes puede resultar conflictiva. Mientras nuestros instintos (ello) nos exigen una satisfacción inmediata, pueden ser inconvenientes y prohibidos según nuestro entorno (superyó). Como mediador entre ambas instancias, el yo debe desarrollar estrategias para mediar en ese conflicto entre los instintos y el mundo social y moral, de manera que satisfaga los deseos del ello a través de medios aceptables por el superyó. Es posible reducir las consecuencias de ese conflicto a través de los mecanismos de defensa.

Los conflictos en la actividad psíquica se producen por un desajuste entre el yo real y el yo ideal, y explican la personalidad de un sujeto y los desórdenes de su conducta. El proceso terapéutico consiste en el esclarecimiento de esos conflictos, en la conciencia de su experiencia por parte del sujeto. Freud utilizó varios métodos para llegar al inconsciente:

  • A) Interpretación de los sueños: a partir de ciertas reglas basadas en el conocimiento del funcionamiento del inconsciente.
  • B) Asociaciones verbales libres: discursos espontáneos en los que decimos lo que nos viene a la cabeza en un estado de relajación ante un estímulo dado.
  • C) Actos fallidos: como los lapsus linguae o los olvidos intencionados.

Todo ello en un estudio clínico. Otros aspectos relevantes de esta teoría se refieren al proceso de formación de la personalidad. El psicoanálisis postula unas etapas:

  1. Etapa oral (0 a 2 años): el placer se centra en la zona de la boca.
  2. Etapa anal (2 a 3 años): placer por la defecación y por el control voluntario del esfínter anal.
  3. Etapa fálica (3 a 5 años): el niño descubre las diferencias entre varón y mujer, y aparece el complejo de Edipo, en el que el niño siente atracción por la madre/mujer y ve al padre/varón como un rival.
  4. Etapa de latencia (5 a 12 años): el ello se retrae, el yo se refuerza y el superyó actúa con más severidad.
  5. Etapa genital, pubertad y adolescencia (a partir de 11-12 años): los cambios fisiológicos provocan pulsión hacia las relaciones sexuales con otras personas.

El Modelo Psicométrico

Concibe la personalidad como un conjunto de rasgos o estructuras, por lo que se centra en el análisis factorial. Un rasgo o atributo es un conjunto de respuestas que se relacionan entre sí, de modo que cuando se manifiesta una de ellas, tienden a emitirse otras. Hans Eysenck estableció dos grandes pares de factores generales: neuroticismo-estabilidad emocional e introversión-extroversión. Otros autores como Raymond B. Cattell establecen factores como la fuerza del ego, dominancia, etc. Joy Paul Guilford trata factores como ascendencia, depresión, etc.

Modelo de Eysenck

Eysenck propuso un modelo basado en tres dimensiones temperamentales:

  1. Neuroticismo, ansiedad o inestabilidad emocional: dimensión que oscila entre el control emocional, la tranquilidad o el sosiego, y el “nerviosismo”. Los indicadores de esta dimensión son el nerviosismo, el miedo, la culpa, etc. Es importante diferenciar entre rasgos y estados coyunturales. Se trata de una dimensión apoyada genética y fisiológicamente en el sistema nervioso autónomo, el cual se encarga de controlar nuestras respuestas emocionales ante situaciones de emergencia. Quizá el sistema neurótico más arquetípico es el ataque de pánico.
  2. Extraversión-Introversión: se trata de la capacidad de establecer relaciones sociales, de socialización. La introversión no tiene por qué ser patológica, pero en ocasiones, tiene un papel relevante en algunas enfermedades.