Explorando la Confianza, la Humanidad y la Ley Divina: Perspectivas Cristianas

Confianza: El Fundamento de la Creencia

Todos creemos en conocimientos elementales sin haberlos verificado por nosotros mismos. En el colegio, todo lo que aprendimos fue por fiarnos de nuestros profesores. Más tarde, hemos podido verificar algunas de esas nociones por nosotros mismos, pero seguimos creyendo otras. Si de las ciencias pasamos a los principios esenciales que dan sentido a la vida, comprobamos que tampoco los sabemos, pero que los creemos. En realidad, es la **fe** la que hace posible que toda la vida humana sea digna de este nombre. Tener fe supone una confianza original en la vida sin la cual la duda nos invadiría como una obsesión enfermiza. Lo fundamental es saber en qué o en quién confiamos; no debemos creer cualquier cosa porque eso ya sería credulidad.

La Auténtica Altura de lo Humano: El Humanismo Cristiano

Según el credo, el hijo eterno de Dios se encarnó de la virgen y se hizo hombre. En los primeros siglos del cristianismo, los docetas cuestionaron la humanidad de Jesús y defendieron que su cuerpo humano era solo una especie de gabán que Dios puso para parecer un ser humano y pasearse de incógnito por la tierra. Como ser humano, Jesús asumió las dimensiones de la naturaleza humana y las ensanchó, y con ello nos mostró la estatura definitiva que puede alcanzar la humanidad. **Jesús de Nazaret es la raíz del humanismo cristiano**. Es difícil resumir su vida en pocas palabras; desde luego, siempre hizo el bien (devolvió la salud a los enfermos, la luz a los ciegos, el habla a los mudos, y así una lista interminable de bienes). Eran palabras que convocaban a nacer otra vez. Aquella vida tan extraordinaria conmocionó de tal modo a los biempensantes que lo consideraron loco y poseso, acabaron quitándole la vida en nombre del dios que ellos habían fabricado, pero al tercer día resucitó de los muertos y desde ahí el ser humano sabe que es posible vivir sin miedo a morir y morir sin perder la vida.

El Designio de Dios

El humano ha sido creado por Dios, amado y salvado por Jesucristo, y se realiza entretejiendo múltiples relaciones de amor, justicia y solidaridad con el resto mientras se desarrolla su multiforme actividad en el mundo. El actuar humano es conforme al **designio de Dios**, que no deja nunca de mostrar su amor para con sus hijos.

Desde Dentro del Ser Humano: La Acción Divina

Feuerbach pensaba que los creyentes, cuando se sienten impotentes, esperan con los brazos cruzados que Dios resuelva sus problemas. No es así el Dios de la Biblia, no es un padre superprotector y, por tanto, infantilizante. Un Dios que actúe desde fuera de los seres humanos puede sustituirlos y eso daría la razón a Feuerbach: cuanto menos sepan los seres humanos, más importante y necesario será Dios para ellos y al revés. Si Dios actúa desde dentro de los seres humanos, lo que hace es potenciarlos. Dios no es una fuerza al lado de la nuestra, sino la fuerza de nuestra fuerza. Al Dios que actúa desde dentro del ser humano se aplica una magnífica frase atribuida a San Ignacio de Loyola: en efecto, todo depende del ser humano y a la vez todo depende de Dios porque ambos actúan en niveles distintos y ninguno de los dos puede sustituir al otro.

La Ley en el Corazón: Autonomía y Heteronomía

Recordemos que el superhombre no conoce ningún precepto ni mandamiento al que deba ajustar su vida, rompe las tablas de valores y vive más allá del bien y del mal. Es fundamental saber que la Biblia no habla de diez mandamientos sino de diez palabras; son como el camino de vida que ha de seguir el cristiano. Es sabido que desde Kant la palabra clave de la ética es **autonomía**: el ser humano no se deja decir desde fuera hacia dónde debe encaminar sus pasos, porque eso sería **heteronomía**. Pero la autonomía y heteronomía solo resultan incompatibles cuando se enfrentan dos realidades del mismo orden, no cuando el ser humano entra en relación con Dios. Cuando el templo de Jerusalén fue destruido, el profeta Jeremías invitó al pueblo a no lamentarlo porque Dios escribiría su ley en los corazones.

La Síntesis Conciliar: Antropología Cristiana

Es la primera vez que, tratando las principales verdades sobre el ser humano, un Concilio recoge en forma sistemática una síntesis de la **antropología cristiana**:

  1. Cada ser humano es una persona insustituible, creado a imagen y semejanza de Dios y posee un alma inmortal.
  2. El fin del ser humano es participar en la vida divina.
  3. El mundo es bueno, puesto que ha salido de las manos de Dios; el ser humano es superior a todas las realidades materiales.
  4. El ser humano es un ser social y no puede vivir ni desplegar cualidades sin relacionarse con los demás.
  5. El ser humano tiene una tendencia al mal, producida por el **pecado original** que le impide alcanzar su propia plenitud.
  6. El ser humano es libre, capaz de alcanzar las más altas cotas o hundirse.
  7. El ser humano descubre en su conciencia una ley escrita por Dios en su corazón.
  8. La dignidad del ser humano estriba en la fidelidad a su conciencia que manifiesta el amor y la sabiduría de Dios, a la que debe cuidar para que no se deforme.
  9. La muerte es el máximo enigma de la vida humana, pero no es una destrucción de la persona, sino un paso a una perfección superior, ya que su alma es inmortal y alcanza su plenitud en la resurrección final.

En el transcurso de su historia, la Iglesia nunca ha renunciado a decir la palabra que corresponde acerca de las cuestiones de la vida social. La **doctrina social** es el compendio de ese diálogo entre la Iglesia y la realidad social, política y económica de la humanidad.