Explorando la Arquitectura Barroca: Bernini, Borromini y Versalles

La Arquitectura Barroca: Un Panorama General

La arquitectura barroca se divide en tres periodos. El primero, anterior a Bernini (1580-1624), destaca por la obra de Carlo Maderno y sus edificios barrocos. Maderno concluye la Basílica de San Pedro del Vaticano, añadiendo un cuerpo a los pies que devuelve a la planta su forma longitudinal, adecuada a la Contrarreforma, con un nártex y un frontón decorado con estatuas, de orden gigante y con un sentido de horizontalidad.

El Barroco Pleno: Bernini y Borromini

El segundo estilo corresponde al Barroco Pleno, donde se encuentran sus verdaderos creadores: Bernini y Borromini. Bernini, nacido en Nápoles pero trasladado a Roma, fue arquitecto, escultor y pintor. En 1624, crea el Baldaquino de la Basílica de San Pedro, sobre el altar mayor bajo la cúpula de Miguel Ángel, para cubrir la tumba de San Pedro. Esta estructura se erige sobre cuatro columnas salomónicas con cortinajes (efecto teatral), fuste con anillos horizontales (los inferiores con estrías en espiral y otros dos con tallos y hojas) que, junto con la base, hacen surgir hojas de acanto. El capitel es de orden compuesto. Este tipo de columna será característico del retablo cristiano, sobre todo español. Realizado en bronce, las cuatro columnas crean un juego de perspectiva enmarcando la cátedra del fondo.

Entre 1657 y 1677, Bernini construye la Plaza de San Pedro del Vaticano, logrando efectos de perspectiva y utilizando elementos clásicos con simbología religiosa. Consta de una parte más próxima a la basílica (planta trapezoidal paralela a la fachada que la hace parecer más ancha) y otra con dos brazos formando un escenario elíptico (enmarcado por una columnata de orden gigantesco, teatral y sorprendente con contrastes de luces y sombras). Los brazos simbolizan la iglesia que abraza a los católicos, a los herejes para reunirlos con la misma, y a los ateos para iluminarlos con la fe.

La Cátedra de San Pedro en el Vaticano fue concebida como propaganda del poder papal, atacado por la Reforma Católica. Bernini recurre a distintos efectos teatrales, como una vidriera con el Espíritu Santo, o ángeles con la corona papal, inspirado por Dios. Además, se apoya sobre cuatro doctores de la Iglesia, es decir, el papado también se apoya en estos doctores, por lo que su legitimidad está justificada en su origen divino: es sucesor de San Pedro y representante de Cristo inspirado por el Espíritu Santo. Su situación, detrás del baldaquino y del altar mayor, le otorga un nuevo foco de atención acentuado con el carácter longitudinal de la nave.

San Andrea Quirinale, 1670, presenta características típicas de la arquitectura barroca, como su planta elíptica con cúpula. La fachada crea un fuerte claroscuro por el uso de un frontón sobre un pórtico curvo con columnas que repiten la curva en una serie de arcos que se ensanchan. El interior crea movimiento y sorprendentes efectos de luz y profundidad. El altar está partido con una figura de mármol de San Andrés ascendiendo a los cielos.

En la arquitectura civil, el Palacio de Chigi-Odescalchi fija el prototipo de fachada barroca: piso bajo a modo de basamento y superiores con orden gigante rematados con una balaustrada de estatuas.

Borromini: Innovación y Contraste

Borromini nació en Milán y trabajó en Roma desde 1620. Actuó en el Vaticano bajo las órdenes de Bernini, a partir de lo cual tuvieron una confrontación personal y estética que le impidió recibir más encargos del Vaticano, por lo que se dedicó a órdenes religiosas y no se pudo permitir el presupuesto de materiales de primera calidad y grandes edificios. En la estética, Borromini juega con la arquitectura, modela los muros con curvas, inventa y busca cambios lumínicos y efectos sorpresa.

En 1634, demuestra su talento al construir para la orden de los Trinitarios Descalzos la iglesia de San Carlo de las Cuatro Fuentes de Roma (San Carlino), convirtiendo la fachada en una superficie alabeada y ondulada y convexa, mientras los laterales se retraen en contracurvas. En su interior se crea una mixtilínea donde los entablamentos se curvan y el espacio se cubre con una cúpula elíptica. Diseña muros ondulados de piedra que dan la sensación de flexibilidad, llevándose el entablamento, las cornisas y los frontones. La gran novedad aparece cuando se la compara con los edificios de espacios sin movimientos y muros estables renacentistas, como la capilla Pazzi de Brunelleschi.

En San Ivo della Sapienza, crea otra iglesia en el interior de un patio renacentista donde se encuentra la Universidad de Roma. La planta es mixtilínea, alternando superficies cóncavas y convexas y rectas, continuado en el interior. Resulta una planta centralizada, pero con forma de estrella de seis puntas, tres convexas y otras tres cóncavas. Exteriormente solo describe una curva cóncava debajo del tambor de la cúpula.

El Colegio de la Propaganda Fide, para la Compañía de Jesús, fue concebido como un palacio con fachada de movimiento, enmarcando los vanos moviendo el encuadramiento y empleando pilastras apuntadas hacia abajo.

Todo esto tuvo un gran impacto en la arquitectura. Su arquitectura era ligera, luminosa y abierta, que contrastaba con los edificios pasados, como los romanos contemporáneos, basados más en la naturaleza monumental de las estructuras de la Antigua Roma.

La Arquitectura Barroca Francesa: El Palacio de Versalles

La arquitectura barroca francesa es palaciega y de composición general clásica. Se desarrolla durante la monarquía absolutista de Luis XIII (cardenales Richelieu y Mazarino) y, sobre todo, Luis XIV.

El principal exponente es el Palacio de Versalles, imitado en toda Europa. Originalmente, era el refugio de caza de Luis XIII, y Luis XIV lo amplió en tres etapas: en la primera (1661-1668), Luis Le Vau alarga las alas laterales para convertirlo en un palacete; en la segunda (1668-1678), el mismo envuelve el edificio con otra construcción con fachada y jardín barrocos italianos; en la tercera (1678-1700), Mansart transforma Versalles añadiendo dos alas transversales. En la planta principal se disponen salones de mármol con frescos en los techos exaltando al monarca. El interior es una serie de salones ricamente decorados, alternando tapices de los Gobelinos con cuadros, espejos y mármoles de colores. Todo esto orquestado por Carlos Lebrun, cuyo Salón de los Espejos da al jardín entre los salones de la Paz y de la Guerra.

Destaca el amplio jardín francés: en el siglo XVII se convirtieron en una obra de arte. Están geométricamente trazados y delineados, con disposiciones simétricas y ordenadas. Se trata de un jardín controlado, riguroso e intelectual, pero también pertenece al espíritu teatral del barroco, pues servía como escenario al aire libre donde se representan los dramas de la vida cortesana y se daban fiestas, además de para la representación de teatro. Eran de un espíritu calmo y tranquilo, vistas sin límite y contrastes dramáticos de luces y sombras, los colores enlazan bien esas características del barroco. El de Versalles fue diseñado por André Le Nôtre con caminos, además de numerosas fuentes y estatuas que aludían al poder de Luis XIV.