En la novela ‘Nada’ de Carmen Laforet, los personajes se enfrentan a dilemas existenciales que reflejan las ideas clave del existencialismo. A continuación, se exploran algunos de los personajes principales y cómo encarnan estos temas:
Angustias
Angustias representa la “mala fe” sartreana al aferrarse a una moral rígida para evitar enfrentar la angustia de su propia existencia. Su deseo de control y su estricta visión de la vida son intentos de ocultar su vacío interior. En lugar de asumir su libertad, prefiere refugiarse en la religión y la disciplina, negándose a cuestionar la arbitrariedad de las normas que impone. Su ingreso al convento es un escape, una renuncia a la responsabilidad de definir su propia existencia fuera de los dogmas que la limitan.
Existencialismo
En ‘Nada’, el existencialismo se refleja en dos rasgos clave: la angustia existencial y la falta de sentido en la vida. Andrea enfrenta una profunda incertidumbre al llegar a Barcelona, descubriendo un mundo hostil y decadente donde su identidad y propósito se desdibujan. La angustia de los personajes, atrapados en sus propios conflictos y contradicciones, resalta la ausencia de valores absolutos. Además, la vida en la casa de la calle Aribau simboliza la falta de sentido: no hay redención ni esperanza, solo una rutina absurda. Andrea, al final, debe asumir su libertad y forjar su propio camino.
Juan
Juan vive en una constante frustración porque no logra darle sentido a su existencia. En su desesperanza, se aferra a la violencia y el dominio sobre Gloria para sentir algún tipo de control. Es un ejemplo de cómo la falta de propósito puede llevar a la autodestrucción y el sufrimiento ajeno. Su ira refleja la angustia de quien se siente atrapado en un mundo que no entiende ni acepta. Incapaz de trascender su miseria, solo reacciona con impulsos destructivos, sin cuestionar su capacidad para cambiar su destino.
Gloria
Gloria es consciente del sinsentido de su vida, pero en lugar de rebelarse, elige adaptarse. Su resignación no es ingenua, sino un acto de supervivencia en un mundo dominado por la violencia y la desesperanza. Como en el existencialismo de Camus, su resistencia silenciosa ante la opresión de Juan la convierte en una especie de “héroe absurdo”: no espera salvación ni justicia, simplemente sigue adelante. Su astucia le permite encontrar pequeños escapes, pero nunca logra una libertad real, pues sigue atrapada en una estructura que no puede cambiar.
Trinidad
Trini representa la idea camusiana del “trabajador absurdo”, aquel que, a pesar de la falta de sentido en su entorno, sigue adelante con dignidad. A diferencia de los demás personajes, no se enreda en los conflictos existenciales de la familia, sino que se limita a hacer su trabajo con integridad. Su resistencia silenciosa la convierte en un símbolo de aceptación estoica ante la vida sin sentido. No se rebela ni se resigna completamente; simplemente sigue adelante, consciente de la futilidad de la existencia, pero sin perder su esencia.
Ena
Ena es el personaje que más encarna la autenticidad existencialista. No se deja atrapar por las normas impuestas ni por la atracción del caos representado por Román. A diferencia de Andrea, que duda constantemente, Ena actúa con seguridad, construyendo su propia vida sin miedo a la incertidumbre. Experimenta, se arriesga y aprende de sus errores, pero nunca deja que otros definan su camino. Su rebeldía no es solo contra la sociedad, sino contra cualquier intento de limitar su libertad. Su amistad con Andrea muestra el contraste entre la duda existencial y la acción auténtica.
Jaime
Jaime representa una opción de estabilidad en un mundo caótico. En términos existencialistas, podría verse como un personaje que ha aceptado su libertad sin angustia, encontrando sentido en el amor y la tranquilidad. No necesita el dramatismo de Román ni la rebeldía de Ena para afirmar su existencia. Para Andrea, Jaime simboliza una posible salida de la desesperanza, aunque ella no logra conectar completamente con su visión de la vida. Su presencia es un recordatorio de que, aunque el mundo carezca de sentido absoluto, es posible encontrar paz en las relaciones humanas genuinas.
Pons
Pons encarna la idea de que el arte y la cultura pueden ofrecer un refugio frente a la angustia existencial. En su círculo intelectual, Andrea encuentra una alternativa al ambiente opresivo de su hogar. Sin embargo, al igual que en el pensamiento existencialista, el conocimiento no es suficiente para escapar de la incertidumbre. Pons intenta acercarse a Andrea, pero ella está demasiado atrapada en su crisis interna para entregarse a una vida basada en la razón y la belleza. Su relación con Andrea muestra que la cultura puede dar significado, pero no siempre es suficiente para llenar el vacío existencial.