Exploración del Pensamiento Cartesiano: Duda Metódica, Sustancias y Método

Antropología

Para ello, se necesita de una duda universal, que rechace como falso todo aquello de lo que no se posea evidencia o no se esté seguro de su validez. Descartes propone para ello unas reglas que se conocen como la “duda metódica“.

  1. En primer lugar, rechaza toda la información que nos proporcionan los sentidos, porque estos pueden darnos lugar a engaño, como ya ha sucedido en varias ocasiones a lo largo de la historia.
  2. En segundo lugar, también acepta que el ser humano puede ser propenso a errores de razonamiento y, por tanto, duda de todos los razonamientos y demostraciones.
  3. Por otro lado, también reconoce la dificultad para diferenciar entre sueños y pensamientos, y que no hay nada que nos indique exactamente si estamos soñando o despiertos.
  4. Y, por último, también se plantea la existencia de un “genio maligno”, que nos hace ver como evidentes cosas que no lo son.

Esta duda, aunque es universal y rechaza, por tanto, todo conocimiento y verdad, no es una duda escéptica, sino todo lo contrario: un paso más de un método para alcanzar el verdadero conocimiento. Es más, mediante ella, el autor deduce la primera verdad, absoluta e incuestionable, y que establece como la base firme de su nueva filosofía: “pienso, luego existo“.

A partir de esta primera afirmación, se deduce que, aunque su cuerpo y todo lo que le rodea no fuesen más que ilusiones y pudiese fingir que no existen, nunca podrá fingir que no piensa. Por ello, afirma que hay una parte de nosotros, que él identifica con el alma, distinta e independiente del cuerpo, y cuya misión es pensar. Es lo que él denomina como sustancia pensante.

Además, también llega a la conclusión de que solo puede justificar y demostrar esa primera verdad porque le es clara y evidente y, por tanto, afirma que solo lo que se presenta de forma clara, evidente y distinta puede ser considerado como verdadero conocimiento. Este es el criterio de verdad que utilizan los racionalistas para decidir si un conocimiento es verdadero o no: la evidencia.

Método cartesiano

El primer problema que se planteaba es encontrar un principio garantizado ante toda duda, una primera verdad de la que resultara imposible dudar por la claridad y distinción, por la evidencia con que se imponía a la mente. Esta sería la primera capacidad humana de alcanzar la verdad y el punto de partida del método del saber.

Existen cuatro reglas:

  • Evidencia: no admite como verdadero nada que no aparezca en la mente de manera evidente, esto es, con claridad y distinción.
  • Análisis: solo se puede tener evidencia de las naturalezas simples, cuando estemos ante un problema complejo.
  • Síntesis: una vez que se ha descompuesto el problema y obtenemos naturalezas simples, hay que volver a recomponerlo por medio de la síntesis.
  • Enumeración: consiste en revisar todo el proceso hasta estar seguro de no omitir nada.

Sustancia pensante (res cogitans)

El yo pensante es la primera sustancia que representa la primera verdad o certeza. La duda universal y metódica lleva al sujeto que conoce a la existencia de esta realidad. El atributo fundamental de esta sustancia es el pensamiento o consciencia.


Sustancia infinita (res infinita)

La segunda de las sustancias es la infinita o divina: Dios. Para Descartes, el yo pensante no es perfecto, pero posee la idea de la perfección (Dios). Es una sustancia increada, que piensa y que es causa de todos los seres creados. Dios es una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente. Dios es la garantía de la veracidad. Todo cuanto hay en nosotros viene de Dios.

Pruebas de la existencia de la sustancia Dios:

a) La idea de perfecto e infinito. Parte de la idea de perfección e infinitud que el sujeto puede tener, a pesar de no ser el sujeto ni perfecto ni infinito. La finitud que reconozco en mí es lo contrario de la infinitud que conozco en Dios. Él es la causa necesaria de la idea de Él que hay en mí. El atributo de Descartes es la infinitud.

b) La contingencia del yo. Este argumento constituye una explicación de la primera prueba, pero introduce el principio de causalidad y mezcla las ideas de contingencia y de conservación de los seres creados. Aquí Descartes llega a Dios como causa de su ser imperfecto y finito. Afirma que, así como yo no soy infinito y no tengo la totalidad de las perfecciones, el ser que tiene todas las perfecciones es, por este hecho, causa de sí mismo y, por tanto, existe.

Sustancia extensa (res extensa)

La tercera de las sustancias está representada por las cosas materiales (res extensa). Esta sustancia tiene como atributo fundamental el de la extensión, y por una triple dimensión: figura, posición y movimiento.

La metafísica conduce a Descartes sin tropiezo a la física. El alma se define por el pensamiento. El cuerpo se define por la extensión. Hay que considerar dos partes de la física cartesiana: mecánica y teoría de la materia.

La física de Descartes es mecanicista. El mecanicismo es la doctrina filosófica que explica la realidad a partir de la causalidad eficiente, es decir, sin referencia a ninguna finalidad. Descartes no quiere más elementos para explicar los fenómenos y sus relaciones que la materia y el movimiento.

La física de Descartes es una mecánica de la cantidad pura. El movimiento queda despojado de cuanto atenta a la claridad y pureza de la noción: es una variación de posición, que Descartes rechaza.

La causa del movimiento es doble. Una causa primera que es Dios. Una vez introducido el movimiento en la materia, Dios no interviene más, si no es para continuar manteniendo la materia en su ser.

La segunda parte de la física estudia la teoría de la materia. La materia no es otra cosa que el espacio, la extensión pura, el objeto mismo de la geometría. Las cualidades secundarias que percibimos en los objetos sensibles son intelectualmente inconcebibles y, por tanto, no pertenecen a la realidad. La materia se reduce a la extensión en longitud, latitud y profundidad, con sus modos, que son los límites de una extensión por otra.