La Novela del Siglo XX: Un Viaje a Través de la Experimentación y la Renovación
Se pueden distinguir dos grandes periodos en la novela del s. XX. Hasta la II Guerra Mundial destaca la influencia del espíritu vanguardista y la preocupación existencial; a partir de la posguerra la denuncia social en la novela cobra protagonismo y, hacia el último tercio del siglo se multiplican las tendencias y subgéneros narrativos, que conviven y se entremezclan.
Primer periodo
La experimentación en la novela comienza a principios de siglo con Kafka y Proust; alcanza su máxima expresión en James Joyce y se mantiene, durante la segunda mitad del siglo, en algunos movimientos como la nueva novela francesa. Pero no se agota ahí: muchas innovaciones ensayadas por estos escritores serán adoptadas, en mayor o menor medida, por casi todos los novelistas del s. XX.
La novela En busca del tiempo perdido de MARCEL PROUST (Francia) destaca por la sutileza de los análisis psicológicos, las descripciones líricas y, sobre todo, el manejo de la dimensión temporal, sometido a los vaivenes del recuerdo, las rupturas temporales, que crean un cambio de perspectiva continuo. Crea una nueva forma de narrar.
JAMES JOYCE, irlandés, (1882-1941) es autor de la novela Ulises, la obra más novedosa e influyente del s. XX. Narra un día cualquiera en la vida de un hombre cualquiera de la ciudad de Dublín, recreando los episodios de la Odisea como una “antiepopeya”, destacando la mediocridad de la vida del hombre contemporáneo. Joyce rompe deliberadamente las técnicas narrativas clásicas, de manera que el lector se encuentra frente a un confuso y fascinante rompecabezas.
VIRGINIA WOOLF, británica, (1882-1941) sigue su estela. Esta escritora sufría frecuentes crisis psicológicas, hasta que terminó suicidándose. Sus cinco novelas (Al faro, Las olas, etc.) tienen como tema fundamental el paso del tiempo. Destacan también por su lirismo.
THOMAS MANN (1875-1955), alemán, destaca por sus novelas Muerte en Venecia (un famoso escritor se enamora de un joven) y La montaña mágica, que relata los días pasados por Castorp, el protagonista, en un sanatorio, que funciona como un microcosmos.
FRANZ KAFKA (1883-1924) nace en Praga, en una familia de comerciantes judíos. Se doctoró en Derecho pero trabajó en una compañía de seguros hasta que enfermó de tuberculosis. Escribió La metamorfosis, novela breve, y las más extensas El proceso, El castillo y América. Todas ellas tienen un significado existencial, ya que tratan el sentido de la vida humana, y subrayan la soledad ante un mundo incomprensible, la alienación en un modelo social que lo devora, el sentimiento de culpabilidad que invade a los protagonistas, la frustración que envuelve sus vidas. De todo ello se desprende la conclusión de que la vida humana es absurda. A menudo los personajes se enfrentan con situaciones que contradicen la lógica racional, pero que terminan aceptando como algo normal hasta que llega un desenlace trágico. Desde el punto de vista técnico, los textos de Kafka no son un ejemplo de experimentación vanguardista, si bien se alejan de la tradición realista en lo siguiente:
- la acción de las obras es muy escasa; lo que se enfoca es la interioridad del personaje.
- Los personajes adquieren un sentido simbólico, ya que representan a todos los seres humanos.
- Sus obras tienen como punto de partida la realidad, pero no interesa su descripción; lo que le interesa a Kafka es subrayar lo extraño, anormal y siniestro que existe en la vida cotidiana burguesa.
- En sus relatos es relevante la presencia del humor negro.
El norteamericano WILLIAM FAULKNER también fue un gran renovador de la novela del XX (se estudiará con más detalle en el apartado de la novela norteamericana).
Segundo periodo
Ya en la segunda mitad del s. XX, recogen el testigo, por un lado, los novelistas hispanoamericanos del boom, y por otro los novelistas franceses de la corriente llamada NOUVEAU ROMAN. Se trata de una corriente que se desarrolló entre los jóvenes narradores franceses en la segunda mitad del siglo. Los unía el rechazo de la novela tradicional: Alain Robbe- Grillet (La celosía), Michel Butor (La modificación), Natalie Sarraute (Retrato de un desconocido). Otros ejemplos serían Vladimir Nabokov, nacido en Rusia aunque nacionalizado estadounidense (Lolita) o más recientemente José Saramago (Ensayo sobre la ceguera) introducen en sus obras innovaciones técnicas.
A pesar del interés de estas experiencias, en las últimas décadas del s. XX la novela ha recuperado el gusto por contar, sin muchas complicaciones técnicas, historias que despierten el interés del lector.