La Reconquista y Repoblación: Formación de los Reinos Cristianos (Siglos VIII-XIII)
La Reconquista, término empleado por los cristianos para legitimar su derecho a conquistar el territorio ocupado por los musulmanes, se basa en la idea de ser descendientes de los reyes visigodos. Entre los siglos VIII y X, los cristianos de las montañas cantábricas y pirenaicas resistieron y avanzaron por territorios no sometidos a un poder político centralizado. Paralelamente, se desarrolló un proceso colonizador, conocido como repoblación, a medida que los cristianos se asentaban en tierras previamente musulmanas.
Los Primeros Núcleos Cristianos (Siglos VIII-X)
El territorio desde Asturias hasta los Pirineos orientales mantuvo su independencia frente a al-Ándalus. El núcleo asturiano se inicia con la batalla de Covadonga en 722, donde los nativos, liderados por Pelayo, derrotaron a un ejército musulmán. Alfonso I realizó incursiones en la cuenca del Duero, creando una “tierra de nadie”. Alfonso II conectó el reino con la herencia visigoda. Hacia el año 900, con Alfonso III, el reino astur se extendió hasta la línea del río Duero, colonizando la Meseta Norte mediante la presura (ocupación y cultivo de la tierra).
En la zona occidental de los Pirineos, los vascones derrotaron a un ejército carolingio en Roncesvalles (778). Surgió el reino de Pamplona, bajo la dinastía Jimena, que se extendió hasta el Ebro. El condado de Aragón se unió a Pamplona. Navarra alcanzó su apogeo en el primer tercio del siglo XI con Sancho III el Mayor, quien ocupó varias comarcas leonesas, incluida la ciudad de León. Sancho III se casó con la condesa de Castilla. A su muerte, dividió su reino entre sus hijos Fernando y Ramiro, quienes se convirtieron en reyes de Castilla y Aragón, respectivamente.
En los Pirineos centrales, se formó el condado de Aragón, influenciado por los carolingios. La Marca Hispánica surgió como resultado de la confluencia de intereses carolingios para proteger su frontera meridional. La conquista de Barcelona en 801 marcó el inicio del condado homónimo. El conde Vilfredo colonizó la plana de Vic. Un sucesor suyo se liberó de la dependencia de los reyes francos, aprovechando el fin de la dinastía carolingia.
Avance de la Reconquista (Siglos XI-XIII)
La Reconquista se intensificó en la segunda mitad del siglo XI. Alfonso VI de Castilla y León entró en Toledo en 1085, gracias a un pacto con el rey taifa local. Toledo se convirtió en la antigua capital visigoda. El territorio entre el Duero y el Sistema Central fue colonizado por cristianos. Tras la batalla de Sagrajas (1086), Alfonso VI fue derrotado por los almorávides. Años después, Alfonso VIII conquistó Cuenca en 1177.
Los reyes de Aragón comenzaron a expandirse hacia el sur a finales del siglo XI. Entraron en Huesca en 1096, y Alfonso I conquistó Zaragoza en 1118, ocupando el valle del Ebro. Tanto en el Duero como en el Ebro, permanecieron antiguos habitantes musulmanes, denominados mudéjares.
La presencia almorávide frenó temporalmente el avance cristiano, pero su desintegración permitió reanudar la Reconquista. Petronila, heredera del reino de Aragón, y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, contrajeron matrimonio, uniendo ambos territorios. Ramón Berenguer IV ocupó el bajo Ebro, conquistando Tortosa (1148) y Lérida (1149).
El fin del dominio almohade llegó tras la batalla de Las Navas de Tolosa (1212). Castilla y León se unificaron definitivamente en 1230 con Fernando III el Santo. Aunque Portugal se independizó en 1249, Fernando III conquistó Córdoba, Jaén y Sevilla a mediados de siglo. La conquista de Cádiz y Murcia tuvo lugar bajo Alfonso X en 1265, cerrando el paso a la expansión aragonesa. La colonización implicó repartimientos de tierras, cuyos beneficiarios variaban según su condición social.
Jaime I de Aragón conquistó Palma de Mallorca (1229) y Valencia (1238). En Valencia, se realizaron numerosos repartimientos de tierras, beneficiando a catalanes y aragoneses. La escasa población del reino aragonés explica la permanencia de musulmanes, debido al interés del rey en limitar la influencia de la aristocracia.
Organización Política y Estructura Institucional
La España medieval era un mosaico de núcleos políticos diversos e independientes: el reino astur-leonés (incluyendo los condados de Castilla y Portugal), y la Marca Hispánica (reino de Pamplona con Íñigo Arista, el condado de Aragón y la futura Cataluña, liderada por el conde de Barcelona).
Reino de Castilla y León
Los reinos de Castilla y León se unificaron definitivamente con Fernando III en 1230, junto con otros reinos como Galicia, Vizcaya, Guipúzcoa, Toledo, Córdoba, etc. A finales del siglo XIII, los tratados de Cazorla (1179) y Almizra (1244) definieron el reparto del territorio entre Castilla y Aragón. El rey fortaleció su autoridad con el texto de las Partidas. Las instituciones centrales de gobierno eran el Consejo Real, la Audiencia y la Hacienda. Los letrados, formados en derecho en las universidades, desempeñaban tareas de gobierno. Existía un ejército permanente. Las Cortes estamentales, en funcionamiento desde 1188, votaban impuestos extraordinarios, recogían quejas y tomaban juramento al heredero. Los concejos estaban controlados por oligarquías locales.
Corona de Aragón
La formación de la Corona de Aragón comenzó con la unión de Petronila y Ramón Berenguer IV en 1137, a la que se sumaron Valencia y las Islas Baleares. Cada núcleo mantenía sus propias instituciones: Cataluña tenía la Generalitat (creada en 1359), Aragón y Valencia tenían Diputaciones del Reino, y Aragón contaba además con el Justicia de Aragón.
Reino de Navarra
El reino de Navarra estuvo unido a Aragón hasta la muerte de Alfonso I en 1134. Sancho VI fue su sucesor. Navarra sufrió presiones anexionistas de Castilla y Aragón, y no pudo expandirse territorialmente. En tiempos de Sancho VII, perdió su salida al mar (Guipúzcoa y Álava) al incorporarse a Castilla.