Evolución Política en la Zona Sublevada
La Organización Provisional de la Sublevación
Al comienzo de la guerra, la sublevación fue similar a un pronunciamiento militar clásico que tenía por objeto derrocar al Gobierno. En las primeras semanas no existió ningún tipo de proyecto político común entre los militares sublevados, salvo el de crear un poder militar que anulara la legislación (agraria, laica y laboral) del Frente Popular y liderara la represión sistemática de quienes apoyaron al Gobierno republicano. Esta represión fue organizada por los propios militares, que la usaron como un medio de aterrorizar a la población y vencer su resistencia. La encargada de administrar esta doble política fue la Junta de Defensa Nacional de Burgos, controlada por Mola. Franco no formó parte de la Junta hasta agosto. Junto con el Ejército se encontraban las fuerzas políticas: los milicianos carlistas encuadrados en el requeté navarro y las milicias fascistas de Falange.
El Mando Único de Franco
Franco fue elegido para desplegar el mando militar y político con los títulos de Generalísimo y jefe del Gobierno del Estado español. El 1 de octubre de 1936, el general Franco tomó posesión de sus cargos en Burgos. La primera ley que decretó fue la Junta Técnica del Estado. La Junta tuvo lugar en Burgos, mientras que el cuartel general de Franco se estableció en Salamanca. La sublevación no tardó en ser calificada de cruzada; este término no fue una creación de los militares, sino que procedió de la jerarquía católica. La Iglesia católica apoyó la sublevación, lo que no impidió a Franco mandar a fusilar a varios sacerdotes afines al PNV. Al liderazgo militar y político se unió el carismático y religioso, lo que convirtió a Franco en caudillo.
Hacia la Unificación
A medida que se percibía que la guerra iba a ser larga y que Madrid no se rendía, Franco reconoció la necesidad de articular un Estado más coherente, de corte fascista, ideado en buena parte por Ramón Serrano Súñer. Para ello, utilizó a los carlistas, agrupados en la Comunión Tradicionalista, dirigida por Manuel Fal Conde, y a Falange Española de las JONS. Descabezados los dos grupos, Franco procedió a la militarización de los voluntarios armados de ambos partidos; más tarde, aprovechando rencillas internas entre los falangistas, decretó la unificación de falangistas y carlistas en un movimiento que estaba por encima de los tradicionales partidos políticos: Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET de las JONS), siguiendo el modelo fascista de partido único.
La Configuración del Nuevo Estado: El Primer Gobierno
El poder absoluto de Franco se vio reforzado con su primer Gobierno. El presidente era, a la vez, el jefe del Estado, es decir, el propio Franco, que asumía, desde Burgos, todo el poder sobre el Ejército, el partido, el Gobierno y la Administración. La tarea principal del nuevo Gobierno fue la elaboración de una legislación profundamente reaccionaria que incluía aquellas medidas que todos compartían: control estatal de la prensa, legalización de la pena de muerte, restablecimiento del catolicismo como religión oficial, etc. En materia social, se aprobó el Fuero del Trabajo, que recogía unos principios laborales generales. Se crearon también las magistraturas de trabajo para resolver los conflictos laborales y se establecieron los sindicatos verticales, los únicos autorizados.
Consecuencias de la Guerra
Los Muertos y Desaparecidos
En los campos de batalla murieron muchas personas, y si añadimos los fusilados, asesinados, los presos muertos por malas condiciones de reclusión, las enfermedades y la desnutrición derivadas de la contienda, la cifra de un millón de personas se superaría con facilidad.
Los Exiliados
Muchas personas huyeron de España, temporal o definitivamente, debido en gran parte al temor a la cruel represión franquista. Los exiliados se encaminaron fundamentalmente a Francia y México y, en menor grado, a África del Norte y a la Unión Soviética. La pérdida fue también demoledora para la vida cultural española, pues numerosos intelectuales abandonaron el país.
La Represión
Además de los fusilados, hay que contar con los presos e internados en campos de concentración franquistas, los condenados a trabajos forzados, y las personas que permanecieron escondidas en desvanes, sótanos, buhardillas y hasta baúles, conocidos como topos. Algunos antifranquistas, para evitar la represión, constituyeron una guerrilla conocida como maquis.
Las Pérdidas Económicas
Al descenso de la natalidad y de la población activa hay que sumar el envío a la Unión Soviética de oro procedente del Banco de España, los gastos ocasionados por la guerra y la destrucción de edificios públicos y privados y de las redes ferroviaria y viaria. En nuestro país, el nivel de producción y bienestar anterior a la Guerra Civil no se alcanzaría hasta dos décadas después de su finalización.