Evolución Política de España: De la Transición a la Consolidación Democrática (1979-2004)

Los Gobiernos de la UCD (1979-1982)

Aprobada la Constitución en 1978, Adolfo Suárez convocó elecciones para marzo de 1979. La UCD obtuvo mayoría suficiente y tenía como objetivo desarrollar el texto constitucional. En abril de ese mismo año se celebraron las primeras elecciones municipales desde la Segunda República. Aunque la UCD ganó en la mitad de las capitales de provincia, los socialistas y comunistas lo hicieron en las grandes ciudades y los nacionalistas en Cataluña y País Vasco.

Los Estatutos de Autonomía

Se reconoció el derecho a la autonomía en los territorios considerados “históricos” de Cataluña, País Vasco y Galicia. El gobierno de Adolfo Suárez llevó a cabo varias negociaciones para concluir con la aprobación de los Estatutos. En Andalucía hubo un movimiento generalizado donde se reivindicaba un trato similar a las comunidades históricas. Se dio la concesión de un estatuto por la vía del artículo 151 de la Constitución, incorporándose a las comunidades de primer orden. El resto de los territorios fueron constituyéndose por el artículo 143, que reduce las competencias autonómicas.

Problemas Durante el Periodo

  • El paro y la crisis económica: La crisis generalizada en sectores importantes de la economía nacional fue un lastre en el desarrollo de la política dirigida a construir un estado democrático.
  • El terrorismo: El terrorismo protagonizado por ETA se fue incrementando a medida que se consolidaban las estructuras del sistema democrático. Habría que añadir el terrorismo del GRAPO y la extrema derecha.
  • Divisiones internas en la UCD: Las divisiones en el seno de la UCD minaron al propio partido, que, formado por tendencias muy heterogéneas, impedían la unidad para tomar las decisiones que necesitaba el país.
  • Amenaza de golpe de Estado: La desconfianza del ejército y las amenazas de un golpe de estado estaban en la mente de todos en estos años.
  • Auge del PSOE: El principal partido de la oposición, el PSOE, endureció su oposición al gobierno tanto en las Cortes como en los medios de comunicación, desacreditándolo como incapaz de llevar a cabo las reformas que necesitaba el país.

Problemas Internos en la UCD

El último gobierno de Suárez se caracterizó por la inestabilidad, que tenía su origen en los problemas internos del partido. La aprobación de la ley del divorcio agudizó las críticas internas de los sectores democristianos y la Iglesia. A finales de enero de 1981, el presidente renunció a su cargo con la siguiente frase: “Mi marcha es más beneficiosa para España que mi permanencia… y no quiero que el sistema democrático de convivencia sea una vez más un paréntesis en la historia de España”. El sistema estaba en peligro. Para salir de esta situación, la UCD eligió a Leopoldo Calvo Sotelo candidato a la presidencia del gobierno. La aprobación de su mandato se celebraría el 23 de febrero de 1981.

El 23-F

Ya en 1978 se detectó un primer intento de golpe de estado en la conocida “Operación Galaxia”. Los militares golpistas fueron detenidos y encarcelados durante poco tiempo. El 23 de febrero de 1981, aprovechando la sesión del Congreso donde se iba a votar a Calvo Sotelo como presidente del gobierno, el teniente coronel Tejero, de la Guardia Civil, entró al mando de un grupo de sublevados. Quedaron retenidos todos los diputados y los miembros del gobierno. En paralelo, el capitán general de la III Región Militar con sede en Valencia, Miláns del Bosch, sacó los carros de combate a la calle y decretó el estado de excepción. Durante la noche del 23 al 24, España vivió unas horas de máxima tensión. La crisis comenzó a resolverse cuando el rey Juan Carlos I se dirigió por televisión a todos los españoles, dejando muy claro que el golpe estaba fuera de la ley y que la Constitución legitimaba al sistema democrático. Los autores del golpe se rindieron y fueron detenidos.

Este suceso destapó dos realidades: la existencia de sectores sociales y militares que no aceptaban el estado democrático y, por otro lado, la apuesta de la inmensa mayoría de la sociedad española y las instituciones por un régimen de libertades. Como consecuencia más importante, surgió la demanda social de llevar a cabo los cambios necesarios para garantizar el régimen democrático y eliminar cualquier peligro de involución.

El Final de la UCD

Tras el 23-F, la UCD entró en una clara crisis definitiva. Los problemas internos y las ansias de cambio que demandaba la sociedad aceleraron el proceso de renovación. El PSOE aceleró su transformación para presentarse como la única alternativa para modernizar España, presentándose como un partido socialdemócrata. Cambió el lenguaje y mensaje político para atraer a las amplias clases medias deseosas de llevar a cabo un cambio moderado. Con el lema electoral “Por el cambio”, el PSOE se preparó para las elecciones anticipadas convocadas por Calvo Sotelo, dada la desintegración definitiva de la UCD. Las elecciones se convocaron para octubre de 1982.

Lo más destacado en esta breve etapa de gobierno de Calvo Sotelo fue la entrada de España en la OTAN, hecho que generó muchas protestas sociales y de los partidos de izquierda. El propio PSOE se comprometió a que, si ganaba las elecciones, celebraría un referéndum sobre la permanencia o no en dicha organización militar.

Los Gobiernos del PSOE (1982-1996)

En 1982, el PSOE ganó las elecciones con mayoría absoluta, iniciando importantes reformas que supusieron una renovación y modernización del país. La necesidad de reajustar la economía, llevar la educación a todos los sectores sociales, afrontar temas como el divorcio, el aborto, la democratización del ejército, la reforma fiscal, las relaciones exteriores y la OTAN, hacen de la década de los 80 el periodo donde comienza la profunda transformación de España, permitiendo el aumento del nivel de vida hasta llegar al “estado del bienestar”.

Con el triunfo del PSOE en 1982, podemos considerar concluida la Transición democrática, por el hecho de aceptarse con normalidad el acceso al poder de un partido de izquierda. La modernización supuso la aplicación de reformas que tenían por objetivo resolver la crisis económica, favorecer el crecimiento, hacer más competitiva la economía española, democratizar el estado del bienestar y desarrollar una política exterior que permitiera la integración de España en la comunidad internacional, fundamentalmente en Europa. Esta adaptación de las instituciones y la sociedad a la normalidad de los países occidentales culminó con nuestra participación en la construcción de la Unión Europea.

En estos años se producen importantes cambios en la política nacional: la UCD prácticamente desaparece; el PCE se hunde electoralmente; de Alianza Popular surge el futuro PP, y los nacionalistas (PNV y CIU) se afianzan en sus respectivos territorios.

La grave crisis económica heredada se concretaba en una profunda crisis industrial que obligó a los gobiernos de Felipe González a llevar a cabo una dura política de “reconversión industrial” de las grandes empresas públicas de los sectores siderometalúrgicos y naval. El PSOE liberalizó la economía y el sistema financiero, necesarios para cumplir el objetivo de integrar al país en la comunidad internacional.

Hacia 1990, el PSOE llega a su máximo apogeo con los acontecimientos de 1992 (Olimpiadas de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla). Sin embargo, en apenas tres años, todo el poder socialista se derrumbó, debido al desgaste natural y, sobre todo, a los numerosos escándalos de corrupción, que dieron lugar al descenso electoral socialista y el ascenso del PP.

En marzo de 1996, José María Aznar ganó las elecciones generales y sustituyó a Felipe González en la presidencia del gobierno, iniciándose una nueva etapa con los conservadores en el poder.

Uno de los rasgos más significativos de los cambios producidos es el creciente proceso de secularización de la sociedad española, reflejado en los cambios en las actitudes y valores dominantes de amplios sectores sociales (esencialmente en los jóvenes), asumiendo los mismos patrones que el resto de las sociedades desarrolladas. Se reducen las distancias económico-sociales con el resto de Europa y la sociedad española se transforma en una comunidad más tolerante y desarrollada.

El Proceso de Integración en Europa

Desde el punto de vista de la política exterior, el objetivo fundamental marcado en el inicio del sistema democrático fue normalizar las relaciones diplomáticas con todos los países del mundo. Esta normalización se llevó a cabo en dos momentos clave: la solicitud de ingreso en la CEE (Comunidad Económica Europea) y el ingreso en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).

El largo proceso de integración en la CEE culmina en 1985 con la firma del Tratado de Adhesión. España tuvo que aceptar duras condiciones económicas que afectaron a importantes sectores. Globalmente, la pertenencia de España a la Unión ha sido muy favorable, beneficiándose de los Fondos de Cohesión y los Fondos Estructurales para acercarse a los países más ricos de Europa, aunque algunos sectores se han perjudicado.

Siguiendo en la política de acercamiento de España a Occidente, el presidente Felipe González anunció medidas referidas a la defensa del territorio en el contexto de integración a la comunidad internacional y la posible participación en los mecanismos defensivos occidentales. Este proceso se plasmó en el referéndum del 12 de marzo de 1986, donde se preguntaba a los españoles sobre la conveniencia o no de entrar en la OTAN, pero sin pertenecer a la estructura militar y prohibiendo la instalación de armas nucleares en el territorio español. El resultado permitió la incorporación a dicho organismo.

Otros Ámbitos de Relaciones Internacionales

  • Iberoamérica: España participa activamente en el proceso de democratización de estos países, donde realiza importantes inversiones económicas. Nuestro país desempeña el papel de puente entre Europa y la América Hispana. Desde 1991 se celebran cumbres iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno.
  • Mundo árabe: España juega un papel mediador entre Occidente y el mundo árabe por las buenas relaciones que ha mantenido con estos países.

El Desgaste del PSOE (1993-1996)

En 1993 se celebran elecciones y el PSOE ya no alcanza la mayoría absoluta. Felipe González es investido presidente del gobierno gracias a la alianza con CIU (nacionalistas catalanes). A partir de este año, el clima político español se caracteriza por el conocimiento de los casos de corrupción en las estructuras del estado, la Guardia Civil, etc. Tras el descubrimiento de los GAL (organización paraestatal para hacer el juego sucio contra el terrorismo), son inculpados altos mandos del Ministerio del Interior y el clima de crispación comienza a deteriorar la imagen del PSOE. En las elecciones municipales de 1995, el Partido Popular, dirigido por José María Aznar, consigue vencer en la mayoría de las capitales de provincia.

Los Gobiernos del PP (1996-2004)

En las elecciones generales de 1996 triunfa el Partido Popular y es elegido presidente del gobierno José María Aznar. Este hecho debe entenderse como la consolidación definitiva del sistema político de la Transición, con la alternancia pacífica y democrática en el poder por el partido de la oposición (el PP). Al no tener mayoría absoluta, el PP se vio obligado a pactar con los nacionalistas vascos y catalanes (PNV y CIU) y Coalición Canaria. Se inicia un conjunto de reformas que coinciden con una favorable coyuntura económica. En las elecciones de 2000, el PP consigue la mayoría absoluta, reforzando el programa político conservador.

La política de Aznar se centró en desarrollar las reformas necesarias para que España pudiera participar, desde el inicio, en la Europa de la moneda única: el euro. Reduciendo la inflación, la deuda pública y el déficit, España se convirtió en uno de los países fundadores de la zona euro. El 1 de enero de 2002, la peseta dejó de ser moneda nacional.

Uno de los problemas más importantes que tuvieron que afrontar los gobiernos de Aznar fue el terrorismo de ETA, donde gran parte de los atentados iban dirigidos a miembros del PP. A finales del año 2000, se logra un acuerdo entre el PP y el PSOE para actuar conjuntamente en la lucha antiterrorista.

La política internacional se vio marcada por la participación de España en la coalición internacional promovida por el presidente norteamericano, George Bush, en su lucha contra Irak y su líder Sadam Husein. La implicación española en este conflicto no fue apoyada por la inmensa mayoría de la sociedad española (casi el 90%). EEUU invadió Irak en 2003 y España sólo mandó, posteriormente, tropas para desarrollar labores humanitarias. En 2004 se produjo un atentado en Atocha protagonizado por un grupo islamista. Estos dramáticos sucesos se produjeron tres días antes de las elecciones generales previstas para el 14 de marzo. De forma no prevista, las elecciones las gana el PSOE de Rodríguez Zapatero, y el partido socialista vuelve al poder.