Evolución Literaria Española: Un Recorrido por los Siglos

Literatura: Arte y Comunicación Lingüística

La literatura es una manifestación de carácter artístico y un acto de comunicación lingüística, porque todas las obras literarias son mensajes del autor que las ha creado. El escritor toma las ideas, sentimientos, objetos y hechos, y los representa mediante el lenguaje específico de la obra. Crea la obra literaria que el lector llega a conocer mediante un manuscrito, libro o recitador. Crea su obra con la finalidad de expresar determinadas ideas y emociones. Aristóteles consideró que la literatura se basaba en la imitación de la realidad, y dividió las obras literarias en narrativa (donde aparece como testigo narrador de hechos protagonizados por personajes), lírica (donde expresa su propia intimidad sentimental) y dramática (donde se busca conmover a los espectadores mediante actores que den vida a unos personajes), según qué realidad imitaran, cómo y con qué medios lo hicieran. Un género literario es un conjunto de obras que comparten los mismos criterios para la elaboración de su forma y contenido. El escritor crea un discurso narrativo mediante un narrador, con la trama, que es la narración de los hechos sucedidos en un espacio y tiempo protagonizados por personajes. Pueden haber descripciones.

Literatura Medieval Española

La Edad Media y el Mester de Juglaría

La invasión y conquista de la Península Ibérica por los árabes en el año 711 señala el comienzo de la Edad Media. Los juglares difundían los cantares de gesta, que son el fruto más representativo de la tradición del mester de juglaría. Largas narraciones en verso, difundidas oralmente y basadas en hazañas, acontecimientos y personajes históricos. El Cantar del Mío Cid o el Poema (s. XII) es el único cantar de gesta que ha llegado hasta nosotros casi completo. Se divide en tres partes:

  1. Cantar del destierro.
  2. Cantar de las bodas de las hijas del Cid.
  3. Cantar de la afrenta de Corpes.

Su argumento desarrolla el progresivo ascenso social del Cid, tras haber perdido injustamente el favor del rey Alfonso VI de Castilla.

El Mester de Clerecía y la Prosa Medieval

A comienzos del siglo XIII, la corriente literaria del mester de clerecía produjo y divulgó, a través de juglares, poemas narrativos en lengua común, con temas religiosos y eruditos de la cultura eclesiástica de la época. Algunos ejemplos son las obras de Gonzalo de Berceo, como Milagros de Nuestra Señora, el Libro de Alexandre y el Poema de Fernán González; y la obra de Juan Ruiz, arcipreste de Hita, con el Libro de Buen Amor. En cuanto a la prosa medieval, destacan obras como Calila y Dimna, Sendebar y Barlaam y Josafat. En el siglo XIV, Don Juan Manuel fue el primer noble en cultivar las armas y las letras, y siguió la corriente didáctico-moral iniciada por Alfonso X. El Conde Lucanor, su mejor obra, se divide en cinco partes. La primera está compuesta por 51 apologos, y las cuatro restantes contienen proverbios y reflexiones sobre diversas materias. El conde plantea un problema a su consejero Patronio, quien le da un consejo ejemplificado con un cuento. El autor añade la moraleja en forma de pareado al final. Constituye un rico muestrario de cuentos medievales que ofrecen consejos prácticos para una gran variedad de problemas morales y conflictos en las relaciones humanas de personas de toda clase social. Destaca su estilo personal, con un lenguaje sencillo y natural, pero no espontáneo.

El Romancero

En los siglos XIV y XV, surge el romancero, un género genuino producto de la literatura popular, de contenido narrativo. Obra de anónimos poetas populares, transmitidos oralmente de padres a hijos. Poemas de ocho sílabas, arte menor, con rima asonante en versos pares. Se distinguen los romanceros viejos, basados en cantares de gesta, y los nuevos, con ejemplos en la obra de autores como Lope de Vega, Cervantes y Góngora (s. XVI), y Federico García Lorca y Rafael Alberti (s. XX).

Literatura Europea: Novela Arúrica y Narrativa Moderna

La Novela Arúrica

La novela artúrica, de los siglos XII y XIII en Francia, consiste en narraciones en verso cuyo protagonista es un caballero dotado de valor sobrehumano e ideales sublimes. Se idealiza al hombre de armas de las cortes medievales y se le atribuyen actuaciones maravillosas e inverosímiles. Leídas por un público cortesano, evaden a un mundo ideal, donde el bien siempre triunfa sobre el mal, y son el paradigma del tratamiento novelesco del amor cortés. Destacan las obras de Chrétien de Troyes, como El cuento del Grial y El Caballero de la Carreta.

Narrativa Moderna en Italia

En la narrativa moderna en Italia del siglo XVI, el público lector eran clérigos, doctos y estudiantes universitarios. Las mujeres, excluidas de los estudios y del conocimiento del latín, estaban alfabetizadas y podían convertirse en lectoras. Giovanni Boccaccio, con El Decamerón, presenta una colección de 100 relatos que siete doncellas y tres jóvenes intercambian a lo largo de los diez días que pasan en una finca, donde se han refugiado huyendo de la peste declarada en Florencia en 1348. Representa la vida humana con sus alegrías y sus tristezas, sus vicios y sus virtudes. Humanos de una extraordinaria variedad, tan profunda es su verdad psicológica. Situaciones de potente dramatismo o irresistible comicidad.