Evolución Literaria en España: Del Modernismo al Esperpento

El Modernismo

El Modernismo es un movimiento que afecta especialmente a las artes plásticas y a la literatura. Como corriente literaria, se desarrolla sobre todo en poesía, pero también en la narrativa y en el teatro. Por primera vez en la literatura española, el impulso inicial viene de Hispanoamérica, gracias a autores como el cubano José Martí, el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera y, ante todo, el nicaragüense Rubén Darío. En España, son poetas modernistas: Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Eduardo Marquina, Manuel Machado o el primer Juan Ramón Jiménez.

Características de la Poesía Modernista

  • Influencias: Del Romanticismo, del Parnasianismo y del Simbolismo francés.
  • Léxico:
    • Renovación y riqueza del vocabulario.
    • Gran número de cultismos y neologismos.
    • Palabras con gran sonoridad y poder de evocación.
    • Abundante adjetivación.
  • Recursos literarios:
    • Presencia de reiteraciones, antítesis, aliteraciones y sinestesias.
    • Abundancia de imágenes y de símbolos.
  • Métrica:
    • Recuperación de versos, como el dodecasílabo y el alejandrino.
    • Uso del verso libre.
    • Variación o invención de estrofas.
    • Empleo de la rima interna y de las palabras esdrújulas.
    • Composiciones de un fuerte ritmo y una gran musicalidad.
  • Temas:
    • La fantasía y la imaginación llevan a los poetas modernistas a evadirse de la realidad mediante la referencia a lo exótico, a lo oriental, a lo legendario, a lo aristocrático, a lo mítico…
    • Hay también miradas al mundo interior, a la intimidad, resueltas, a veces, en pesimismo, angustia o tristeza.

La Generación del 98

Junto a los modernistas, surgen otros jóvenes escritores que participan, asimismo, de la disconformidad con la literatura y el arte anteriores. Al igual que aquellos, buscan nuevas concepciones estéticas y formales. La denominación de Generación del 98 hace referencia al año del desastre por la pérdida de las últimas colonias, así como a la nueva mentalidad que la situación del país generó en estos escritores e intelectuales. Se han venido incluyendo dentro de esta generación a escritores como Miguel de Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Antonio Machado y Valle-Inclán. En su conjunto, estos autores cultivan todos los géneros. Pese a su diversidad y peculiaridad, todos ellos pretenden una renovación estética e intelectual. Se pueden apreciar en sus obras ciertas constantes en el estilo (sobriedad, sencillez expresiva, cuidado en el lenguaje, gusto por términos de sabor tradicional, subjetivismo…) y en los temas (preocupación por España; sensibilidad y emoción ante el paisaje, especialmente el castellano; reflexiones que giran en torno a lo religioso y a lo existencial…).

Valle-Inclán

Además de un excelente dramaturgo, Valle-Inclán es también un gran novelista. La evolución de su teatro y de su narrativa va desde una literatura cercana al Modernismo hasta una actitud y una forma de expresión cada vez más crítica y original que desemboca en el esperpento.

El Esperpento

Valle-Inclán denomina esperpento a unas obras creadas con una estética personal renovadora. La utiliza con el deseo de llegar a una “superación del dolor y de la risa” y mostrar lo absurdo, el “sentido trágico” y su disconformidad con la vida española de su tiempo.

Características del Esperpento

  • Deformación de las situaciones y de la realidad.
  • Distorsión del lenguaje, a veces vulgar y de argot, pero siempre rico y elaborado.
  • Degradación de los personajes, vistos no como héroes épicos y míticos, sino animalizados, “cosificados” como muñecos grotescos y peleles.
  • Presencia simultánea de aspectos trágicos y paródicos.
  • Situaciones absurdas.
  • Intensificación e hipérbole de los elementos que conforman esta situación.

El Teatro de Valle-Inclán

Entre la veintena de obras dramáticas que escribió Valle-Inclán, destacan: las Comedias bárbaras, Divinas palabras, las farsas y los esperpentos.

  • Las comedias bárbaras y Divinas palabras. Se desarrollan en el ambiente rural gallego. En las tres obras que componen las Comedias bárbaras, Valle presenta un mundo de pasiones y violencia, un mundo feudal y primitivo, dominado por un aristócrata mujeriego y despótico. Divinas palabras es la historia de unas familias que se pelean por explotar, en ferias y mercados, la deformidad de un sobrino disminuido; a ello se une la liviandad de unos y la maledicencia de otros.
  • Las farsas muestran ya la deformación caricaturesca propia del esperpento. En La farsa y licencia de la reina castiza, Valle-Inclán mueve a sus personajes como muñecos grotescos y distorsiona su palabra para degradar y ridiculizar la corte de Isabel II.
  • Los esperpentos: En Luces de bohemia, la mejor obra teatral de Valle-Inclán, el autor multiplica los personajes y los espacios dramáticos. A través de las últimas horas y del último peregrinaje nocturno de un poeta ciego (Max Estrella) y de su acompañante, nos muestra una visión caleidoscópica y esperpéntica de la vida madrileña y española de la época. También la satiriza en las tres obras de Martes de carnaval.

La Novela de Valle-Inclán

  • Las Sonatas: Valle-Inclán narra en primera persona las andanzas y los episodios amorosos del marqués de Bradomín, un personaje cínico y decadente, “feo, católico y sentimental”. Utiliza un lenguaje elegante, cuidado y preciosista, rítmico, musical y lleno de imágenes, que busca crear sensaciones. Las páginas de las cuatro novelas están cargadas de sensualidad y de ambientes refinados, y nos llevan a Italia, México, Galicia y Navarra.
  • La guerra carlista. Está formada por novelas históricas, con diversas estampas sobre la guerra. En estas obras se puede apreciar la simpatía del narrador por los ideales carlistas, como causa perdida; aunque tal simpatía posiblemente fuera más poética que real. Valle-Inclán emplea ahora un lenguaje más sobrio, pero no por ello menos cuidado, y todavía con algunos tintes modernistas.
  • Tirano Banderas está escrita mediante la técnica del esperpento. Entre un abigarrado número de personajes, destaca la figura de un despótico dictadorzuelo, al tiempo que se ofrece una visión deformada y grotesca de la sociedad hispanoamericana.
  • La visión esperpéntica de la vida y de la política se traslada también a España en El ruedo ibérico, cuya última novela, Baza de espadas, quedó sin terminar. El autor, con una mirada crítica y burlesca, parodia la época y la corte de Isabel II.

Juan Ramón Jiménez

Estuvo dedicado plenamente a la poesía a lo largo de su vida; por eso, su producción poética es amplísima. Su extremada sensibilidad influyó en su creación lírica, pero le llevó también a profundas depresiones. Su obra estuvo inmersa siempre en un proceso continuo y permanente de búsqueda y creación de la belleza plena mediante la palabra poética. Aunque él entiende su “obra” como una unidad, como un todo, se suelen distinguir tres etapas dentro de ese proceso o evolución.

Etapa Sensitiva

Esta primera etapa es de poesía variada. En ella se perciben, entre otras, influencias del Romanticismo de Bécquer y de la estética modernista. A esta época pertenecen obras como Arias tristes, Jardines lejanos, Elejías, La soledad sonora y su libro de prosa poética Platero y yo. Juan Ramón oscila entre unos primeros libros de versos más sencillos y una poesía más musical, sensorial y colorista.

Etapa Intelectual

Entre 1916 y 1936, el poeta va depurando sus versos. Persigue ahora una poesía más pura e intelectual que pueda llegar a ser simplemente la palabra justa, el nombre exacto de las cosas, como reza un verso de Eternidades. De esta etapa son también obras como Diario de un poeta recién casado, Piedra y cielo, Poesía, Belleza

Última Etapa

En los últimos años, ya en el exilio, el anhelo de perfección, de belleza, de eternidad, le lleva a una poesía inefable, de cierto misticismo. El poeta, en su propio universo de eternidad y de belleza, llega incluso a identificarse poéticamente con dios, “el nombre conseguido de los nombres” como expresa en el último verso de un poema de Dios deseado y deseante. Además de este último, escribió En el otro costado, La estación total, Animal de fondo… Juan Ramón Jiménez sabe que la poesía es un arte minoritario. Así lo entiende cuando dedica su obra, cada vez más compleja y difícil, a “la inmensa minoría”. Va a influir decisivamente en los poetas de la generación del 27.