El Teatro Español: Entre la Tradición y la Innovación
El teatro español de principios del siglo XX se encuentra fuertemente condicionado por intereses comerciales que priorizan las ganancias sobre la complejidad artística. Esto se traduce en obras poco elaboradas destinadas a un público burgués conservador, limitando la libertad temática y formal. Podemos distinguir dos grandes corrientes:
1. El Teatro que Triunfa (Continuidad de Fines del Siglo XIX)
Este teatro se caracteriza por su apego a las formas tradicionales, incluyendo la comedia burguesa, el teatro en verso y el teatro cómico.
1.a. La Comedia Burguesa
Representada magistralmente por Jacinto Benavente, Premio Nobel en 1922, este tipo de teatro se dirige a un público mayoritariamente burgués. La obra de Benavente explora diversos ambientes:
- Dramas rurales: Se desarrollan en aldeas con personajes campesinos. Ejemplos notables son Señora Ama y La malquerida, que abordan la lucha entre la pasión y su prohibición debido a relaciones de parentesco, así como intrigas policíacas.
- Comedias de ambiente cosmopolita: Retratan a la alta burguesía con temas frívolos y folletinescos, como en La noche del sábado y La mariposa que voló sobre el mar.
- Comedia burguesa: Los personajes son fieles representantes de la burguesía de la época, reflejando sus modos de vida con una crítica suave e irónica, nunca provocadora. Destacan El nido ajeno, Gente conocida y Rosas de otoño.
- Farsas: Con personajes de la “Commedia dell’Arte” como Polichinela, Pantaleón, Colombina y Arlequín. Los intereses creados es una obra clave que desarrolla el tema del poder del dinero para encubrir situaciones deshonrosas, logrando una sátira de carácter universal con un diálogo fluido.
1.b. El Teatro Cómico
Carlos Arniches consolida este género con dos modalidades: el sainete y la comedia grotesca. El sainete se caracteriza por su ambiente madrileño y lengua castiza, como en El santo de la Isidra. La comedia grotesca denuncia lacras sociales como la inmoralidad, la injusticia y la mentalidad provinciana, como se aprecia en La señorita de Trévelez.
Dentro del género cómico también encontramos a los hermanos Álvarez Quintero (Cinco lobitos) y el llamado “astracán”, con obras paródicas que buscan arrancar la carcajada, como La venganza de don Mendo de Pedro Muñoz Seca.
1.c. El Teatro Poético
Escrito en su mayoría en verso, este teatro aborda temas históricos o legendarios con un tono posromántico y estilo modernista. Destacan Eduardo Marquina (Las hijas del Cid) y los hermanos Machado (La Lola se va a los puertos).
2. El Teatro de Innovación
2.a. La Generación del 98
Los primeros intentos de renovación teatral provienen de la Generación del 98. Unamuno aporta un teatro intelectual y filosófico, Azorín un teatro simbólico e irreal, pero es Valle-Inclán quien representa una verdadera revolución en la historia del teatro español, sentando las bases del teatro actual. Su obra se agrupa en tres ciclos:
- El mito: La acción transcurre en una Galicia mítica e intemporal, representando una sociedad arcaica regida por instintos. Ejemplos: Comedias bárbaras y Divinas palabras.
- La farsa: Obras situadas en un espacio más ridículo, propio del siglo XVIII, con jardines, cisnes y flores. Introduce personajes de la farándula, disfraces y el teatro dentro del teatro, buscando romper el efecto de realidad. Destacan La marquesa Rosalinda y Farsa y licencia de la reina castiza.
- El esperpento: Luces de bohemia (1920) y la trilogía Martes de carnaval (Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán) son ejemplos clave. El esperpento aborda asuntos graves desde una perspectiva burlesca, combinando la seriedad con la risa para crear lo grotesco. Presenta la realidad española deformándola: cosifica y animaliza personajes, personifica animales y objetos, mezcla el lenguaje lírico con la expresión soez, y expone los hechos de manera exagerada y burlesca para realizar una crítica profunda. Luces de bohemia inicia la estética del esperpento, narrando la última noche del escritor bohemio, ciego y arruinado, Max Estrella, quien, acompañado por don Latino de Hispalis, recorre los lados más sórdidos y marginales del Madrid de su época, ilustrando una España deforme, injusta, opresiva y absurda. La crítica es total y colectiva.
(Valle escribió otras obras esperpénticas que no son teatro, como las novelas Tirano Banderas y El ruedo ibérico).
2.b. El Grupo del 27
El Grupo del 27 significó una importante renovación teatral con tres propósitos: romper con el teatro comercial, acercar el teatro al pueblo e incorporar tendencias vanguardistas. Federico García Lorca destaca especialmente en este grupo.
La obra de Lorca se divide en tres grandes bloques:
- Primeras piezas teatrales: En 1920 estrena El maleficio de la mariposa, con influencia modernista, que inaugura el tema de la insatisfacción amorosa. También escribe Mariana Pineda, un drama histórico, y las farsas trágicas La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. Además, compone piezas breves de teatro de marionetas que desarrollan el conflicto entre autoridad y libertad.
- Teatro vanguardista: Las “comedias imposibles” creadas bajo el influjo surrealista. La técnica surrealista le permite explorar los instintos ocultos del hombre. En Así que pasen cinco años plantea que la única forma de prolongar el deseo es aplazando el amor, y en El público (incompleta) aborda el amor como un instinto ajeno a la voluntad, incluyendo la homosexualidad, y critica a una sociedad que condena a los diferentes.
- La etapa de plenitud: En los años 30, Lorca alcanza el éxito comercial con obras que otorgan protagonismo a las mujeres. Bodas de sangre y Yerma son tragedias clásicas que mezclan prosa y verso, con coros y elementos simbólicos. Bodas de sangre trata temas como el amor, la violencia, la muerte y las normas sociales. Yerma aborda la esterilidad, la opresión de la mujer y el anhelo de realización frente a la moral tradicional. Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores habla sobre la espera inútil del amor. La casa de Bernarda Alba es la cumbre de su teatro, representando la lucha entre el principio de autoridad, encarnado por Bernarda, y el principio de libertad, representado por Adela, quien mantiene relaciones con Pepe el Romano. La obra culmina en tragedia con el suicidio de Adela.