La Narrativa Española de la Segunda Mitad del Siglo XX
El desenlace de la Guerra Civil española supuso el exilio para muchos narradores que apoyaban la legalidad republicana. Estos escritores, en su mayoría profesores universitarios, encontraron refugio en Hispanoamérica y Estados Unidos, regresando a España tras la muerte de Franco. Entre los más representativos se encuentran:
Ramón J. Sender: Su obra Réquiem por un campesino español (1953) es una profunda reflexión sobre la Guerra Civil. En Crónica del alba (1942-1966) expresa la nostalgia por su tierra desde el exilio.
Francisco Ayala: Abordó temas como la dictadura y la guerra en obras como La cabeza del cordero, Muertes de perro y El fondo del vaso.
Rosa Chacel: Se centró en la recuperación de la memoria histórica con Memorias de Leticia Valle (1945) y Barrio de Maravillas (1976).
La Narrativa Interior en la Posguerra
La censura franquista limitó la producción literaria, obligando a los escritores a partir de cero. El realismo existencial se convirtió en el medio para retratar la posguerra y la guerra, con un tono moralista y conservador. Destacan:
Carmen Laforet: Su novela Nada marcó un hito en la época.
José M. Gironella: Autor de Los cipreses creen en Dios, Un millón de muertos y Ha estallado la paz.
Tres autores se consolidaron como maestros indiscutibles:
Camilo José Cela (1916-2001): Desde La familia de Pascual Duarte (1942) hasta la obtención del Nobel en 1989, su obra fue un referente. La Colmena (1951), prohibida por la censura, retrata la vida en el Madrid de posguerra.
Miguel Delibes: Su obra abarca desde La sombra del ciprés es alargada (1948) hasta El Hereje (1999), explorando temas como la vida en provincias, el mundo rural y la historia.
Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999): Destacan Los gozos y las sombras (años 50) y La Saga/fuga de J.B. (1972), donde experimenta con nuevas técnicas narrativas.
La Novela Social de los Años 50
Esta tendencia, cultivada por la generación de los 50, se caracteriza por:
1. Testimonialismo: Refleja la realidad social, las consecuencias de la guerra y la hipocresía.
2. Lenguaje directo: Estilo claro y conciso al servicio de la ideología.
3. Estructura lineal: Acción única y tiempo real.
4. Argumentos cotidianos: Rutina y monotonía de la vida burguesa.
5. Personajes colectivos: Representantes de una clase social.
Autores destacados: Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama), Carmen Martín Gaite (Entre visillos), Jesús Fernández Santos (Los bravos), José Manuel Caballero Bonald (Dos días de Septiembre), Alfonso Grosso (La zanja), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa, Si te dicen que caí) y Juan Goytisolo (Juegos de manos, Señas de identidad).
Renovación y Experimentación (Años 60-70)
La influencia de autores como Joyce, Proust, Faulkner y Kafka impulsó la renovación de la narrativa española. Tiempo de Silencio (1962) de Luis Martín Santos marcó un punto de inflexión.
Características:
1. Preocupación por la estructura y las técnicas narrativas.
2. Experimentación lingüística: Lenguaje complejo y minoritario.
3. Compresión del tiempo y el espacio: Ruptura de la linealidad.
4. Personajes difusos: Perspectivismo narrativo.
5. Monólogo interior: Expresión del subconsciente.
6. Formalismo y estructuralismo.
Representantes: Luis Martín Santos (Tiempo de Silencio), Juan Goytisolo (Reivindicación del conde Don Julián), Carmen Martín Gaite (El cuarto de atrás), Luis Goytisolo (Antagonía), Juan Benet (Volverás a Región), José María Guelbenzu (El río de la luna) y Francisco Umbral (Trilogía de Madrid).
La Narrativa tras la Transición
Con la llegada de la democracia, el experimentalismo se modera y se recupera el gusto por la narración subjetiva. Destacan:
Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta), Manuel Vázquez Montalbán (serie Pepe Carvalho), Luis Mateo Díez (La fuente de la edad), Javier Marías (Mañana en la batalla piensa en mí), Juan José Millás (Visión del ahogado), Rosa Montero (Te trataré como a una reina), Antonio Muñoz Molina (Plenilunio), Almudena Grandes (Las edades de Lulú), Elvira Lindo y Maruja Torres.