Los Novísimos
Se trata de un conjunto de poetas que manifestaron su rechazo por la poesía social y proclamaron la autonomía de la creación poética. Nos hallamos así ante una nueva vanguardia poética paralela a las inquietudes experimentales que se observaban en la novela o en el teatro.
Varias antologías recogieron pronto a los jóvenes poetas. Una de ellas alcanzó fuerte resonancia, Nueve novísimos poetas españoles (1970) del crítico José María Castellet, en la que aparecen recogidos nueve poetas del momento: Martínez Carrión, Pere Gimferrer, Vicente Molina Foix, Ana María Moix, Leopoldo María Panero, José María Álvarez, Félix de Azúa, Manuel Vázquez Montalbán y Guillermo Carnero.
Son poetas nacidos después de la Guerra Civil que tuvieron acceso a libros antes difíciles de encontrar y sus frecuentes viajes al extranjero les ponen en contacto con nuevas tendencias culturales. Por ello, su bagaje cultural y literario es amplio y sus referencias culturales son los poetas hispanoamericanos como Vallejo u Octavio Paz; algunos poetas del 27 como Cernuda o Aleixandre; otros poetas de la generación anterior como Gil de Biedma y poetas extranjeros (ingleses, franceses, griegos…). Además de estas influencias, es importante la inspiración que encuentran en los medios de comunicación de masas como el cine, la música, los cómics.
En cuanto a los temas, aparece “lo personal” (la infancia, el amor o el erotismo) junto a “lo público” (la guerra de Vietnam, la sociedad de consumo…). Al lado de tonos graves, aparece una provocadora e insolente frivolidad: Che Guevara junto a Marilyn Monroe o Carlos Marx con Groucho Marx. Vuelven a temas y asuntos de otras épocas, de origen cultural e histórico, como el arte y la música, por lo que también han recibido el nombre de “culturalistas”.
En el estilo, destaca la renovación del lenguaje poético. Junto a otros modelos ven en el surrealismo una lección vigente de ruptura con la lógica de un mundo absurdo. Se despreocupan de las normas y proclaman la libertad creativa absoluta. Eligen la escritura automática y evitan el discurso lógico. Creen en la autonomía del arte, no como transmisor de ideas o sentimientos.
Pere Gimferrer
Figura central de su generación, destaca por su precocidad. Arde el mar (1966) mostraba la influencia del surrealismo y la escritura automática. La muerte en Beverly Hills (1968) desarrolla una vaga historia amorosa encarnada en el mundo del cine americano. Los poemas son como secuencias de una película, son fotogramas que nos llevan a paisajes urbanos de Hollywood o Nueva York.
Otros Autores
Guillermo Carnero: Dibujo de la muerte; Antonio Colinas: Truenos y flautas en un templo; Luis Alberto de Cuenca: Elsinore; Manuel Vázquez Montalbán: A la sombra de las muchachas sin flor; Leopoldo María Panero: Dioscuros; Luis Antonio de Villena o Jaime Siles
El Teatro Innovador
Muchos autores pretenden alejarse del realismo dominante y ensayar nuevas fórmulas dramáticas. Los más importantes son Valle-Inclán y García Lorca.
Generación del 98
Se utiliza el teatro como vehículo de difusión y exposición de ideas, luego la acción es mínima.
Unamuno, en su teatro como en el resto de géneros que cultivó, plantea temas trascendentes como la lucha interior que sufren los personajes por el conflicto entre la razón y la fe, el tema de la inmortalidad y la muerte. Obras: La venda y Raquel encadenada.
Azorín también huye de los esquemas realistas y aborda los temas que le preocupan como son el paso del tiempo y el destino del hombre. Obra: Lo invisible.
Valle-Inclán: se le considera una de las cumbres del teatro europeo por su originalidad en los planteamientos dramáticos y en el lenguaje. En su trayectoria dramática parte del modernismo hasta llegar a la estética del esperpento.
- En su primera etapa se ve la influencia modernista. El yermo de las almas.
- En su etapa de transición escribió la trilogía Comedias bárbaras. Se ambienta en su Galicia mítica, espoleada por los instintos primitivos del hombre: lujuria, violencia, libertinaje, arbitrariedad…. Se llaman bárbaras por las violentas pasiones que perturban a sus sombríos y malditos personajes y por la visión apocalíptica de un mundo -el de la nobleza y heroísmo- que se desmorona. Divinas palabras: drama rural que trata la degradación extrema del género humano. Por esto se puede incluir ya en la estética del esperpento. Se sitúa también en la Galicia ancestral, habitada por peregrinos, degenerados, echadores de cartas, pordioseros, truhanes…. Saca a la luz, Valle, los bajos fondos de la condición humana: un niño minusválido se convierte en presa codiciada por sus tías, es muy rentable como cebo de limosna. Lo emborrachan, muere y se lo come un cerdo. La degradación total. Los diálogos violentos, obscenos y desgarrados contrastan con las estilizadas descripciones de las acotaciones.
- En su tercera fase destacan las farsas que son una sátira social que ridiculizan a personajes y situaciones. Suponen un peldaño más para llegar al esperpento por las situaciones caricaturescas y extravagantes que se dan. Obra: La marquesa Rosalinda.
- Cuarta etapa: el esperpento. Se llama esperpento a la deformación de la realidad presentándola como cosa extravagante o ridícula. Se hace una crítica ácida de la España de la época, de sus instituciones y se muestra un mundo absurdo. Se resalta lo grotesco por la fusión de formas humanas y de animales. Es el género elegido por Valle para expresar su visión dramática del mundo y especialmente la degradación política y cultural de España a principios del siglo XX. Con el dolor que produce el desengaño, hace decir a Max Estrella: “España es una deformación grotesca de la civilización europea”. Cuando ya no quedan héroes ni ideales, los personajes se convierten en fantoches, son tratados como animales y cosas. La presencia de la muerte como tema fundamental es otra característica de la estética del esperpento.
Obras: Luces de bohemia y la trilogía Martes de Carnaval.
En Luces de bohemia consigue transmitir una imagen monstruosa de la realidad española. Se propone exhibir y purificar los defectos inherentes a los españoles.
Esta obra muestra un abanico de niveles socioculturales: la burocracia, la bohemia literaria, la política, el mundo del comercio y la población marginal. De los muchos personajes, solo el anarquista catalán conserva la dignidad del héroe clásico. El mismo Max traiciona sus ideales al aceptar el dinero que le da el ministro. Detrás de los personajes de ficción se esconden personas reales: Max, inspirado en el poeta modernista Alejandro Sawa; Zaratustra, alusión a Nietzsche…. Por eso se dice que hay una literaturización de la vida.
En cuanto al estilo, destaca el lenguaje vivísimo, de gran imaginación e ingenio verbal. Hay una gran variedad de registros, desde el uso culto al coloquial e incluso vulgar. En general, cada personaje habla con arreglo a su condición sociocultural. A menudo, Valle ridiculiza a los personajes representativos de los estamentos más cultos haciéndoles hablar con un lenguaje grandilocuente y pedante. Por otra parte, los personajes populares utilizan una verborrea pretendidamente culta con intención paródica, para ridiculizar las instituciones.
En conclusión: parodia, caricaturización e irreverencia son tres características del esperpento.
Generación del 27: Pedro Salinas, Rafael Alberti y Federico García Lorca
Pedro Salinas escribe un teatro de corte poético y honda dimensión humana. Su tema principal es la búsqueda del amor y la denuncia de la alienación del hombre. Obra: Judit y el tirano, se presenta a un grupo de artistas revolucionarios que se propone dar muerte al tirano, pero cuando Judit, la encargada de ejecutarlo se encuentra frente a él, descubre que detrás del hombre público se esconde un ser humano al que no puede asesinar.
Rafael Alberti: retoma el tema del absurdo de la vida humana y de la soledad del individuo en su obra El hombre deshabitado. A veces escribe un teatro en verso como la obra, El adefesio, que es una denuncia contra el autoritarismo y la represión, tratada con tintes esperpénticos.
Federico García Lorca junto con Valle son los máximos exponentes de la renovación teatral del siglo XX.
En una “Charla sobre el teatro” publicada en el diario El Heraldo de Madrid el 2 de febrero de 1935, Lorca deja clara su concepción del teatro:
“El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país y un barómetro que marca su grandeza o su descenso. Un teatro sensible y bien orientado en todas sus ramas, desde la tragedia al vodevil, puede cambiar en pocos años la sensibilidad del pueblo; y un teatro destrozado, donde las pezuñas sustituyen a las alas, puede achabacanar y adormecer a una nación entera.
El teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre. Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no está muerto, está moribundo; como el teatro que no recoge el latido social, el latido histórico, el drama de sus gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juego o sitio para hacer esa horrible cosa que se llama “matar el tiempo”.
A su juicio, el teatro tiene que desempeñar una función pedagógica, elevando el tono cultural del pueblo, educando su sensibilidad y despertando su sentido crítico. Debe ser un tribunal de la moral y las costumbres y un testimonio inquietante de la vida real de los hombres y las mujeres. Si no es eso, el teatro adocena y embrutece al público, y si el pueblo se contenta con el espectáculo trivial que le ayuda a matar el tiempo es que el pueblo carece de pulso vital. Tuvo gran empeño en que su teatro llegara a todas las clases sociales.
En 1932 creó el teatro universitario “La Barraca”. El teatro de Lorca es esencialmente poético y, como tal, se expresa con un código de símbolos similar al de su poesía. Los temas de sus obras coinciden con su obra poética: la imposibilidad de la realización amorosa, la imposición de las convenciones sociales que actúan reprimiendo la libertad individual, el fatalismo de los personajes abocados a una muerte trágica. Todo ello desemboca siempre en la frustración: los personajes fracasan ante cualquier intento de rebeldía. Lo individual sucumbe ante los imperativos sociales. El protagonista trágico de su teatro es la mujer, los gitanos y los negros. A todos ellos los ve Lorca como seres indefensos a los que se les niega la realización de sus pasiones.
Obras de Lorca
- La zapatera prodigiosa. Pertenece al género de la farsa por satirizar aspectos de la conducta humana o la sociedad.
- Mariana Pineda, aparece la mujer como heroína trágica, basada en un hecho real, representa un canto a la libertad y al amor. Por amor, la joven Mariana colabora con una conspiración liberal y borda una bandera de este signo, hecho por el cual fue procesada y ajusticiada.
- Bodas de sangre, aparece la fuerza de la sangre, que impulsa a la novia a abandonar al novio el mismo día de su boda para huir con su amante, su auténtica pasión pero que está casado con otra mujer. Los enamorados son perseguidos durante la noche, en medio de los funestos presagios de la Luna, personaje que simboliza la fatalidad, y de la madre del novio, que, desde el principio de la obra insiste en el destino trágico de los hombres, mientras recuerda la muerte violenta de su marido y de otro hijo. El enfrentamiento entre el amante y el novio ocasiona la muerte de ambos, quedando las mujeres condenadas al silencio y soledad.
- Yerma: símbolo de la esterilidad, no se resigna a su condición y vive obsesionada por el deseo de maternidad. Cuando, tras cinco años de matrimonio sin fruto, comprende que su marido prefiere las tierras a los hijos, decidirá apropiarse de su destino matando a su marido y, con él, la única esperanza de ser madre.
- La casa de Bernarda Alba: Tras la muerte de su segundo marido, Bernarda, mujer despótica y cruel, ordena un rigurosísimo y largo período de luto, marcado por el silencio, en una atmósfera asfixiante, a sus cinco hijas, condenadas a la soltería al negarles la oportunidad de relacionarse con nadie. Solo la mayor, Angustias, que es la hija del primer marido, tiene la posibilidad de evadirse del autoritarismo materno mediante su boda con Pepe el Romano, el único hombre joven que puede acercarse a la casa. Las demás hijas tiemblan de envidia y deseo, reprimiendo sus impulsos con apagados suspiros y veladas alusiones que ponen sobre la pista al espectador de que durante la noche, Pepe el Romano hace clandestinas visitas a las otras hermanas. Cuando la madre lo descubre, dispara al joven con una escopeta, aunque este logra huir. La intensa acción que se entreteje concluye con el suicidio de Adela, la más joven y vulnerable de las hijas, al creer muerto al hombre que la cortejaba escondidamente cada noche.
Según el estudioso teatral Ruiz Ramón en esta obra se produce el enfrentamiento entre autoridad y libertad. Toda la obra está cargada de símbolos, el bastón (autoridad), las cinco hijas y sus nombres, que simbolizan diferentes actitudes; Pepe representa la masculinidad; el color blanco y negro, el calor sofocante, la escasez de agua, el color verde del vestido, o el abanico….
Como conclusión afirmamos que el teatro de Lorca supone una extraordinaria renovación porque incluye elementos líricos y simbólicos y eleva algunos temas típicos de la Andalucía de su tiempo, aparentemente locales y folclóricos, a la categoría de conflictos universales del ser humano.
El Teatro Tradicional o de Éxito Comercial
La Alta Comedia de Jacinto Benavente
La característica fundamental de este teatro fue la de entretener al público y defender los valores morales tradicionales.
Es un teatro realista continuador del teatro de la segunda mitad del siglo XIX, que pretende reflejar con su atrezo los ambientes y conflictos cotidianos.
Es un teatro burgués ya que sus temas predominantes son las costumbres sociales, se desarrolla en un marco urbano y se dirige a la media y alta burguesía.
El autor más importante: Jacinto Benavente.
Comenzó su carrera denunciando los defectos de la clase media y alta, atacando su hipocresía, corrupción, lo cual le granjeó, le atrajo la confianza y admiración de jóvenes escritores. Su primera obra Nido ajeno, denuncia la situación opresiva de la mujer casada en la sociedad burguesa, donde los celos, la rivalidad entre hermanos y el honor conyugal estaban presentes. Tuvo mala acogida por parte del público porque criticó dura y directamente a la burguesía. Entonces tuvo que plegarse a los gustos de los espectadores y buscar el aplauso fácil, prescindiendo de la crítica frontal a esta clase social.
Por eso, en un segundo momento se convirtió en cronista de la buena sociedad, donde aparecía con tono condescendiente y crítica suave las actitudes de la burguesía. Dos obras: La malquerida (relata la pasión amorosa del padrastro por la hija de su mujer) y Señora ama (mujer supuestamente estéril que sufre las infidelidades de su esposo, aunque también siente orgullo por lo seductor que es, hasta que se queda embarazada y no le permite ninguna calaverada más). Son dos dramas psicológicos que suceden en una atmósfera rural.
La obra más reconocida es Los intereses creados. El personaje Crispín, reflejo del materialismo social, va tejiendo una maraña de intereses hasta conseguir el plan previsto: casar a Leandro, su amo, con la hija del hombre más rico del entorno.
Técnica y Estilo
Su mayor acierto es la fluidez del diálogo, lleno de ritmo y vivacidad, con predominio del uso coloquial.
Pero este teatro ha sustituido a la trama, sabemos lo que pasa por lo que dicen los personajes no porque en el teatro se representen los sucesos: es la “técnica del escamoteo”.
Además, según Azorín, sus diálogos son de tanta hondura conceptual que parecía que la sociedad española era muy culta.
Teatro en Verso
Es un teatro romántico por sus temas y modernista por su lenguaje y la presentación de ambientes y personajes.
Su temática principal es el drama histórico. Son obras que exaltan personajes y situaciones de la España medieval e imperial, idealizando y mitificando la grandeza del Imperio español, luego se oponen a la ideología de la Generación del 98.
Dos autores: Eduardo Marquina: Las hijas del Cid; Francisco Villaespesa: El alcázar de las perlas. Evoca la España árabe y se ambienta en lujosos salones habitados por princesas.
El Teatro Cómico
El teatro cómico de los Hermanos Álvarez Quintero es un teatro amable y risueño que satisfacía los gustos del público.
Hacen apología de la risa y el buen humor por ser defensa contra los malos tratos de la vida. Creían que el teatro debe ser alivio, recreo y descanso del espíritu.
Carecía de preocupaciones intelectuales y estéticas. Sus obras no adoptan una actitud regeneracionista ni tampoco una actitud crítica.
Sienten predilección por los tipos populares que son vistos con ternura y simpatía.
Logran la comicidad con situaciones disparatadas, juegos de palabras y un lenguaje gracioso y ocurrente.
Las obras están pobladas de tipos andaluces simpáticos, bondadosos. Representan una Andalucía edulcorada, superficial y sin asomo de problemática.
Obras. La reja y Abanicos y panderetas.
Carlos Arniches es, sin embargo, un escritor crítico con la sociedad de su tiempo; es consciente de los males y abusos. Pero está más atento a la reforma de los sentimientos que al cambio de la estructura.
Sus obras se centran en las pasiones humanas más elementales: el amor, los celos, la pereza, el miedo, la envidia…
Siente profunda simpatía por los seres desvalidos, por los antihéroes.
El valor de su teatro estriba en el lenguaje disparatado y expresividad, la aguda observación de los individuos.
Lo más interesante de su producción son las tragedias grotescas, con ideología regeneracionista y crítica moral a la burguesía. Dos obras de este género: Los caciques: aparece una caricaturización de la vida política donde el alcalde hace y deshace a su antojo; La señorita de Trevélez: un grupo de jóvenes, para combatir el aburrimiento, decide gastar una broma a Florita, la solterona del lugar, haciéndole creer que uno de ellos la requiere amorosamente. Bajo la máscara de la comicidad, muestra el lado decepcionante y trágico de la existencia, sus problemas y frustraciones. Un claroscuro que mezcla de humor y pesimismo.
Características de la Novela Existencial y Autores de los Años 40
Ciertas obras acentúan la ambientación sórdida, las acciones violentas y la expresión abrupta para relatar las historias más o menos truculentas; es el llamado tremendismo. También se la conoce como novela existencial.
Los temas habituales son la incertidumbre del destino humano y la dificultad de comunicación personal.
La acción presenta situaciones de gran dureza. El destino trágico del protagonista se resuelve en una violencia extrema y sin sentido.
Los personajes son seres marginados, violentos u oprimidos que en ocasiones presentan taras físicas o psíquicas.
Frecuentemente se mueven en un espacio limitado, estrecho o cerrado: la celda de una cárcel, la habitación de una casa…
En la narración de los hechos predomina la primera persona: el personaje cuenta su vida evocando el pasado.
Se utiliza un lenguaje duro por el contexto degradado en que viven los personajes.
Camilo José Cela
Nació en Iria Flavia, una aldea del municipio de Padrón (La Coruña).
Su figura ha sido frecuentemente muy controvertida, y, junto a muchos defensores, ha contado también con numerosos detractores. A todo ello no ha sido ajeno su temperamento desenfadado y altisonante, siempre a gusto en los bordes de lo escandaloso y provocador, aficionado a tacos, groserías y procacidades.
Su producción literaria es vastísima y aunque conocido literariamente por sus novelas, es reseñable la trascendencia de su libro Viaje a la Alcarria, por ser pionero en la literatura de posguerra de los libros de viajes.
La novela La familia de Pascual Duarte le dio el reconocimiento público como escritor. Se advierte en ella claras influencias de la novela picaresca, de las novelas naturalistas y de las obras de ambiente rural de Valle-Inclán. Aparecen aspectos duros y desagradables de la realidad, violencia… propios de la novela existencial.
Esta orientación literaria no deja de ser significativa tanto por la época de publicación de la obra (1942), en los años más dramáticos de la posguerra, como por la ubicación histórica de los hechos internos de la novela, pues los crímenes tienen lugar durante las décadas anteriores en un pueblo extremeño y a ellos se pone término con el patíbulo en plena guerra civil en la zona nacional, Badajoz, donde la represión había sido feroz. Y sin embargo, en la novela se eluden sin más los sucesos políticos del momento y la guerra. Por ello, ha podido decirse que esta obra supone “por paradójico que parezca, una evasión de la realidad” José Luis Aranguren.
No obstante, esta obra tuvo el mérito de abrir un nuevo camino en la alicaída narrativa de posguerra, al encabezar y servir de modelo a un conjunto de novelas tremendistas de otros autores, aunque los resultados fueron de escaso valor.
Miguel Delibes
Hombre discreto, no dado a polémicas, vive en su ciudad natal, Valladolid.
Ideológicamente, del catolicismo conservador de su juventud fue pasando a un liberalismo que, con el paso del tiempo dio cabida a una preocupación social de raíces cristianas.
Defiende una vuelta a la Naturaleza rechazando la vida cada vez más mecanizada y artificial. “….el verdadero progreso no estriba en un desarrollo ilimitado y competitivo, ni en fabricar cada día más cosas, ni en inventar necesidades al hombre, ni en destruir la Naturaleza, ni en sostener a un tercio de la Humanidad en el delirio del despilfarro mientras los otros dos tercios se mueren de hambre, sino en racionalizar la utilización de la técnica, facilitar el acceso de toda la comunidad a lo necesario, revitalizar los valores humanos, hoy en crisis, y establecer las relaciones Hombre-Naturaleza en un plano de concordia. He aquí mi credo” en Un mundo que agoniza.
De esta ideología se derivan los temas principales.
- La separación entre el hombre contemporáneo y la naturaleza. La civilización urbana, consumista, que masifica al hombre frente al ensalzamiento de la vida de los pueblos españoles, lugar adecuado para que el hombre se desarrolle plenamente.
- La hipocresía y la falta de solidaridad de la clase media simbolizada en las clases de provincia que margina a los que están fuera del sistema.
- La justicia social que obliga al autor a denunciar situaciones de abuso. Defiende a los humildes y desposeídos.
- La muerte que le obsesiona, con un miedo excesivo, después lo sustituye por aceptación cristiana.
- El mundo de la infancia entendido como paraíso de inocencia.
Obras: La sombra del ciprés es alargada. El camino
Carmen Laforet
Escribió Nada (1945). Su argumento, con trasfondo autobiográfico, se centra en la vida de una joven que llega a Barcelona con ánimo de iniciar sus estudios universitarios y es acogida por unos familiares que provocan decepción y desencanto por su mundo sórdido y mezquino. Ese medio familiar asfixiante, en un piso que huele “a porquería de gato” revela una realidad social exterior degradada y miserable, tanto en el aspecto material como en el moral. El tono que impregna la novela es pesimista y desencantado.
Novela de los Años 50: El Realismo Social
En 1951, Camilo José Cela publica La Colmena en Buenos Aires a causa de la censura. Sin embargo, a pesar de que aún pasarían unos años hasta su publicación en España, esta novela circuló muy pronto entre los escritores de la época, y la crítica enseguida se hizo eco de esta publicación al otro lado del Atlántico. La Colmena marcó el camino por el que discurriría la novela de los años 50. Cela modifica en estas páginas sus modos narrativos para construir una mirada compleja y pesimista dirigida a la mísera y triste España de la inmediata posguerra. Algunas de las notas que la caracterizan son la sucesión de breves secuencias narrativas; el protagonista colectivo; la multiplicación de los personajes (más de 300) con vidas a menudo entrecruzadas; el desorden cronológico; la brillantez del lenguaje; la ironía; la crueldad. Presenta un mosaico de personajes atrapados por el hambre, la miseria, la degradación moral, la prostitución, la tristeza, la mediocridad, las ilusiones o el miedo.
A partir de esta novela, las obras se encaminan hacia un realismo más objetivo, ideológico y comprometido. Los autores no buscan crear una literatura de evasión, sino que creen que la novela ha de tener una función social. Por ello quieren plasmar en sus obras la penosa realidad de nuestro país y denunciar la situación social del ser humano. La débil apertura del régimen al exterior supone un cierto respiro para los escritores de este momento que crearán una literatura comprometida, si bien siempre con la sombra de la censura revoloteando por encima de la cultura.
En lo concerniente a la orientación estética, dentro del realismo social dominante hay dos tendencias:
- Objetivismo: se da un narrador objetivista que refleja con la mayor veracidad posible, el comportamiento externo y las palabras de los personajes, renunciando a cualquier comentario personal o valoración sobre ellos. Los personajes hablan por sí mismos.
- Realismo crítico. Se da un narrador crítico y proyecta su ideología sobre los personajes y hace más explícita la denuncia. La disconformidad o la rebeldía son sus rasgos básicos. No se trata simplemente de “reproducir la realidad” sino de “explicarla”, poniendo al descubierto sus mecanismos profundos y denunciándolos.
A pesar de la existencia de estas dos corrientes, en la práctica, es difícil establecer la frontera entre el objetivismo y el realismo crítico.
Temas, Técnica y Estilo
La temática se desplaza el interés de lo individual a lo colectivo, de los problemas personales a los sociales. La sociedad deja de ser un puro “marco” para convertirse en el tema mismo del relato. Aparecen temas como la dura vida del campo, el mundo del trabajo (las relaciones laborales), novelas de tema urbano donde predomina el mundo de los suburbios y la miseria, novelas de burguesía, preferentemente de la juventud desocupada, abúlica…
En cuanto a la técnica y el estilo, se prefiere la narración lineal, sencilla. Muchas novelas concentran la acción en un corto espacio de tiempo. Personaje colectivo (por ejemplo un grupo de trabajadores) y a veces un personaje representativo de una clase o un grupo. Técnicas derivadas del objetivismo: la mirada del novelista suele asemejarse a la de una cámara cinematográfica, y los diálogos parecen recogidos con un magnetófono. El diálogo ocupa un lugar preeminente en las novelas sociales ya que pretenden recoger el habla viva de sus personajes.
Muchos son los autores que escriben en esta época y crean este tipo de novelas. A algunos se les reconoce más dentro del realismo crítico: Armando López Salinas en La mina trata el tema de los mineros; Jesús López Pacheco que describe la vida de los obreros en su obra Central eléctrica; Juan Goytisolo nos presenta de una manera crítica a la burguesía en su obra Juegos de Manos. Otros, sin embargo tienen quizás una tendencia más objetivista como El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio o El fulgor y la sangre de Ignacio Aldecoa.
El Jarama es una obra eminente entre las de su momento y que lleva a sus últimas consecuencias la técnica “objetivista”. El autor adopta un enfoque objetivo, como si estuviera observando y reproduciendo, sin más, lo que ve y oye. Se limita casi a transcribir los diálogos de unos jóvenes que salen de excursión un domingo cualquiera. Apenas ocurre nada en esta novela, salvo un triste incidente al final cuando una chica muere ahogada en el río. Hay pocas descripciones, poca narración, la mínima necesaria para seguir los hechos. Casi todo lo llenan los diálogos de los personajes más o menos banales.
Novela de los Años 60: La Novela Estructural o Experimental
A principios de los años 60, el realismo social estaba agotado. Se produce entonces un importante giro en la narrativa que supone una drástica renovación de fondo y forma, a la que contribuyeron la aparición de Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos, el descubrimiento de la novela hispanoamericana y extranjera, y la voluntad de renovar el lenguaje narrativo.
Características
La novela estructural se organiza en secuencias separadas por espacios en blanco, no por capítulos.
El argumento, cuando no se disuelve en pequeñas historias que se entrecruzan, se relega a un segundo plano y en él se da cabida al lado de lo real, a lo fantástico y lo onírico.
Las historias se suceden de manera alternativa, según la técnica del contrapunto. No solo aparece el mundo narrado a través de un narrador omnisciente, sino que aparece la perspectiva de un personaje (punto de vista único) o desde múltiples perspectivas, para ofrecer distintas versiones o interpretaciones de una misma historia. Además de la 1ª y 3ª persona, se utiliza la 2ª persona narrativa a la manera de un tú reflexivo que se identifica con el personaje que habla.
Pierde peso el diálogo a favor del estilo indirecto libre y del monólogo interior, que permite al lector abismarse en la conciencia íntima del personaje.
Los personajes reciben un tratamiento individualizado, tienen una personalidad problemática y buscan su identidad. En el pulso que mantienen con la sociedad, fracasan, salen perdedores.
Su vida no se narra cronológica o linealmente. Son constantes los saltos temporales del presente al pasado, flash back, justificados por la necesidad de recuperar la memoria.
El relato de la novela estructural comienza de manera abrupta (in media res) y tiene un final abierto.
Riqueza lingüística. Los narradores de los sesenta atendieron especialmente a la elaboración del lenguaje. Incorporan todos los registros del habla y parodian textos de diversa procedencia (ensayísticos, administrativos, periodísticos, publicitarios..)
Autores.
Luis Martín Santos publica su novela Tiempo de silencio que se considera la obra inaugural de la nueva etapa de nuestra narrativa. Narra la historia de Pedro, un joven médico investigador del cáncer en un centro de Madrid, que se deja arrastrar a un noviazgo que no le apetece. Aspira a entrar en los círculos burgueses, frecuenta la noche madrileña y entra en contacto con el mundo marginal con el fin de conseguir ratones para llevar a cabo sus investigaciones. Se ve envuelto en la muerte de una muchacha a causa de un aborto y es detenido por la policía…
Miguel Delibes publica otra novela importante en esta época de renovación, Cinco horas con Mario (1966). En ella, Carmen recuerda su vida anterior en una especie de diálogo/monólogo con su marido, Mario, que acaba de morir y al que está velando. El tiempo se reduce a unas 12 horas, pero mediante el monólogo, Carmen realiza saltos temporales y es capaz de recorrer, subjetivamente unos veinte años de su vida.
También en 1966 se publica Señas de identidad de Juan Goytisolo. La historia narrada es la de Álvaro Mendiola, un exiliado español que vuelve a España en un intento de recuperar (sus “señas de identidad”). Necesita restablecer las relaciones con su país, con su historia personal, con su pasado. Para ello, indaga en su historia familiar, y esta búsqueda le hace sentir que ya no forma parte de este mundo, que es un ser totalmente desarraigado, un extraño en su propia tierra. Significa el rechazo de una interpretación parcial de la historia y la cultura españolas.
Juan Benet inició el camino de un tipo de novela basada en la elaboración del lenguaje y en la reflexión. Volverás a Región se compone de diversas anécdotas, contadas fragmentariamente, pasando de unas a otras con saltos inesperados, sin orden cronológico, sin facilitar la identificación del personaje o las reflexiones existentes entre ellos. Son obras extrañas, enigmáticas que buscan una participación muy activa del lector que debe mantener la máxima concentración para no perder el hilo de la historia.
Otras novelas españolas que forman parte de esta época y que siguen estas novedades narrativas son: La saga fuga de J.B. de Torrente Ballester y Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé.