Diversidad de Normas y Valores Culturales
Una ligera inspección de distintas culturas revela conjuntos de normas claramente diferentes en el fondo y en la forma. Estas normas se fundamentan en una serie de valores que dan lugar a nuestras actitudes. Los valores son, en el fondo, juicios sobre la deseabilidad, la aceptabilidad o el rechazo.
Moral, Derecho y Costumbres: Pilares de la Convivencia
Derecho
Aparte de la moral, nos encontramos con normas que regulan de modo explícito la convivencia entre los individuos de una sociedad, o las relaciones entre individuos de distintas sociedades. Estas relaciones son muy amplias, desde relaciones de propiedad hasta relaciones de poder. Es claro que los distintos sistemas jurídicos dan forma a las sociedades en las que se desarrollan, al tiempo que vienen condicionados por las mismas sociedades que los crean.
Costumbres
En este apartado tenemos que incluir las maneras habituales de comportarse y de actuar en los días de diario o en los días festivos, de las distintas colectividades humanas. Consideramos, por tanto, todas aquellas cosas a las que nos referimos diciendo aquello de “en mi casa es costumbre…”, o “en mi pueblo acostumbramos…”, o “en Andalucía no se acostumbra…”. Se trata, sin duda, de una de las características más sobresalientes a la hora de definir las culturas. Por supuesto que incluimos las formas de vestir, las fiestas populares, las cosas que se comen o no se comen, las formas de comer, y un largo etcétera que tú misma te puedes ir imaginando.
Etnocentrismo: Una Visión Sesgada de la Cultura
Esta ha sido, cronológicamente, la primera forma de enjuiciar a las culturas diferentes de las nuestras; además, es la más normal. Es, además, algo propio de las culturas occidentales y de las culturas diferentes a las occidentales. El etnocentrismo consiste, dicho brevemente, en considerar como la buena nuestra propia cultura; por eso, serán buenas todas las cosas que hagan las demás culturas y que sean similares a la nuestra; y serán malas todas aquellas cosas que difieran de las nuestras, y serán tanto peores cuanto más difieran de nuestra manera de hacer las cosas. Los defensores del etnocentrismo tienen una cierta tendencia a adoptar actitudes cuando son paternalistas, pretendiendo modificar esas erróneas maneras de actuar de las otras personas.
Esta postura tiene otras consecuencias, como la incapacidad para comprender formas de vida distintas a la propia y la radicalización del sentimiento de cohesión con el grupo.
En no pocas ocasiones el etnocentrismo va unido al racismo, la xenofobia y el chovinismo.
Relativismo Cultural: Una Tolerancia Extrema
Esta posición es algo más reciente, y suele darse fundamentalmente entre algunos estudiosos occidentales de la cultura. Esta posición es diametralmente opuesta a la anterior. Piensan que todas las culturas son básicamente iguales, por lo que no hay una mejor que otra, y por tanto todas las decisiones de todas las culturas están completamente justificadas. En el fondo, si una cultura ha tomado una determinada decisión, habrá razones que lo justifiquen y por tanto es un error condenar ninguna de tales decisiones. Lo más que podemos hacer es intentar conocer las razones que las han impulsado a decidir como lo han hecho, y procurar comprenderlos. Sean cuales sean sus decisiones, no tenemos derecho a interferir en su manera de vivir.
Pero esta postura, curiosamente, puede dar lugar a actitudes xenófobas igual que la anterior y, por supuesto, a la separación entre culturas, que se toleran pero no tienen interés las unas por las otras y, en consecuencia, falta de diálogo y cerrazón respecto a las posiciones propias.
En otros casos se exageran los aspectos positivos de otras culturas, se pierde el sentido crítico y esto puede dar lugar a que ni siquiera se consideren aspectos como las violaciones de los derechos humanos.
Interculturalismo: Un Enfoque Equilibrado y Crítico
De alguna manera, el interculturalismo es una cierta síntesis de las dos posiciones anteriores. Considera que esas dos maneras de evaluar están equivocadas, por extremistas. Esta manera de valorar afirma que es absurdo pensar que todas las decisiones de todas las culturas tengan que considerarse correctas o aceptables por el mero hecho de haber sido asumidas por una cultura (es decir, rechaza el relativismo cultural); pero piensa también que es algo ridículo considerar rechazable algunas manifestaciones de algunas culturas tomando como criterio nuestra propia cultura: es decir, pensar que podemos rechazar lo que hacen los miembros de otras culturas simplemente porque no coincide con nuestra manera de hacer las cosas. El interculturalismo asume que en todas las culturas hay cosas buenas y hay cosas malas; por ese motivo bien harían todas las culturas en practicar, en primer lugar, la autocrítica. Esa autocrítica implica la eliminación de algunos aspectos que no estén de acuerdo con algún criterio superior al que deberían ajustarse algunos comportamientos humanos. Pero, ¿cuál podría ser ese criterio? Un criterio posible es la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Se trata de un documento, en principio convencional, suscrito por casi todos los países del mundo, en el que se detallan a qué cosas tienen derecho los seres humanos (derechos que son inalienables). Lo que propone el interculturalismo es considerar rechazable toda práctica cultural que vaya en contra de alguno de los derechos humanos.