Etapa de inestabilidad política en España: El Sexenio Democrático (1868-1874)

El Sexenio Democrático en España (1868-1874): Revolución, República y Restauración

Introducción

El Sexenio Democrático (1868-1874) fue un periodo crucial en la historia de España, marcado por una profunda inestabilidad política y social. En el contexto internacional, se desarrollaban nuevas teorías y prácticas sociales como la democracia, el socialismo y el anarquismo, que conllevaban la formación de organizaciones internacionales obreras y nuevos partidos políticos. Además, la apertura de nuevas rutas comerciales, como el Canal de Suez, y los avances tecnológicos en el marco de la Segunda Revolución Industrial, junto con la creación de nuevos movimientos culturales como el Realismo y el Naturalismo, conformaban una nueva visión de los problemas sociales.

Durante el Sexenio, la casa de los Borbones no dirigió el destino de España, lo que produjo una etapa de inestabilidad política, con varias crisis: dos regencias, una monarquía y cuatro presidencias en los once meses que duró la Primera República Española.

Ante este panorama, los mismos sectores sociales y políticos que impulsaron la Revolución de la Gloriosa en 1868, que provocó el destronamiento de Isabel II, optaron en 1874 por corregir su rumbo y preparar la Restauración Borbónica. Esto conllevó a que, tras un nuevo pronunciamiento, Alfonso XII se proclamara rey de España.

Durante el Sexenio se demostraron con claridad los enfrentamientos entre las diferentes fuerzas sociales, políticas y económicas del momento. Hay que destacar el funcionamiento de los partidos y su relación con la masa de electores, ya que la prensa y los mítines fueron los medios más usados para buscar apoyo en las urnas, en un momento en el que se planteó el sufragio universal masculino y una gran parte de la población era analfabeta.

Antecedentes

Durante los años del moderantismo (1863-1868) se produjeron varias crisis en España:

  • Crisis económica: Se produjo una crisis financiera puesto que no era rentable invertir en el ferrocarril. En 1866 quebraron bancos y empresas. Se produjo una crisis de subsistencia en 1867 y 1868 puesto que hubo malas cosechas, subidas de precios, hambre y revueltas. También se produjo una crisis industrial textil catalana.
  • Crisis social: Malestar general por la subida de impuestos, el paro y el hambre.
  • Crisis política: La vida privada de Isabel II, tanto en el terreno sentimental como en el económico, provocó numerosos escándalos. Inestabilidad política, muerte de personajes importantes (Narváez y O’Donnell), corrupción en el gobierno moderado (autoritarismo) y movilización de partidos de la oposición (Noche de San Daniel y levantamiento en el cuartel de San Gil).

Por todo ello, los demócratas y progresistas (ante la imposibilidad de conseguir llegar al poder a través de unas elecciones) firmaron el Pacto de Ostende en agosto de 1866, ratificado un año después en Bruselas.

En 1867, se sumó la Unión Liberal, así el movimiento revolucionario ya contaba con el apoyo militar que necesitaba.

El 18 de septiembre de 1868, el almirante Topete se sublevó en Cádiz. Dos días después regresaron del exilio los generales de la Unión Liberal, que reunieron al ejército y marcharon hacia Córdoba.

Así comenzó la Revolución de la Gloriosa o Septembrina.

Desarrollo

El origen del Sexenio Democrático fue la Revolución de Septiembre de 1868, conocida por sus partidarios como La Gloriosa. Se inició en Cádiz con un pronunciamiento militar dirigido por los generales Prim y Serrano, líderes respectivos de progresistas y unionistas.

A finales de septiembre tuvo lugar la batalla de Alcolea (Córdoba), en la que los sublevados, con Serrano al frente, vencieron a las tropas isabelinas. La revolución se extendió y se formaron las Juntas Revolucionarias en las que pedían el sufragio universal, la supresión de impuestos, las elecciones a Cortes y la elaboración de una nueva Constitución.

La revolución triunfó, e Isabel II huyó a Francia por segunda vez tras el episodio de 1808-1814.

Durante los meses siguientes el poder político fue ejercido por las Juntas, sobre todo por la de Madrid.

En octubre, la Junta de Madrid le encargó al general Serrano que formara un gobierno provisional, hasta la convocatoria de Cortes Constituyentes.

Al mismo tiempo, comenzó la guerra de Cuba (Grito de Yara), lo que complicó la situación. En octubre del 68, se inició la sublevación en Cuba. El independentista Céspedes se pronunció a favor de una república cubana independiente en Yara, se quejaban del abuso que llevaba a cabo la metrópolis (España) en contra de sus intereses económicos. En EE.UU. se actuó de forma activa a favor de la independencia cubana. El conflicto se prolongó hasta 1878, año en el que se firmó la Paz de Zanjón.

Por lo que el gobierno provisional tomó las siguientes medidas: una política anticlerical (disolución y expulsión de los jesuitas, libertad de culto…), sí al derecho de expresión, reunión y al de asociación (la A.I.T. se introdujo en España); el establecimiento del sufragio universal masculino, la disolución de las Juntas Revolucionarias y la convocatoria de elecciones constituyentes para el 15 de enero de 1869.

Se presentaron varios partidos (carlistas, moderados, republicanos…). Venció una coalición: Unión Liberal, demócratas y progresistas.

Tras las elecciones, la mayoría optó por una monarquía democrática como forma de gobierno, por lo que las Cortes comenzaron a elaborar una Constitución y el gobierno empezó a buscar un rey.

Constitución de 1869

  • Se proclamaba la soberanía nacional a la que debía someterse el régimen monárquico.
  • Se incluía una declaración de derechos individuales, naturales e inalienables (derecho de reunión y asociación… por ejemplo, el habeas corpus).
  • Poder judicial: juicios por jurado para delitos políticos.
  • El Estado se obligaba a mantener el culto y a los ministros de la Iglesia, aunque se reconocía la libertad de cultos.
  • Se reconocía el principio de autogobierno de los municipios.
  • Poder ejecutivo: rey y ministros.
  • Poder legislativo: dos cámaras. Se establecía un sistema parlamentario, el gobierno debía contar con el apoyo de las Cortes, cuyos miembros eran elegidos por sufragio general masculino: los del Congreso eran votados directamente por los ciudadanos, y los del Senado, por sufragio indirecto, es decir, a través de compromisarios o representantes. Para ser senador era necesario cumplir ciertos requisitos.

Tras la aprobación de la Constitución de 1869, el general Serrano se hizo cargo de la regencia, por lo que tuvo que adaptar las leyes al nuevo marco democrático. Para conseguirlo, nombró al general Prim como jefe de gobierno, y tuvo que buscar un monarca liberal que fuera aceptado por las Cortes, por lo que estaban la oposición de republicanos y había varios candidatos (Espartero, Leopoldo de Hohenzollern, Duque de Montpensier, Fernando de Coburgo y Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia).

Ante las presiones de Francia e Inglaterra, Amadeo de Saboya fue elegido rey por las Cortes el 16 de noviembre de 1870. Desembarcó en España el 10 de diciembre de 1870, y días antes de su llegada fue asesinado en Madrid su principal valedor, Prim.

La monarquía de Amadeo de Saboya

Durante su reinado (finales de 1870 – 11 de febrero de 1873) hubo seis jefes de gobierno (Serrano, Ruiz Zorrilla, Sagasta…), por lo que hubo diversos problemas:

  • Los carlistas que apoyaban a su candidato (Carlos VII) y se levantaron en armas (Tercera Guerra Carlista entre 1872 y 1876).
  • Parte de la burguesía se opuso a varias leyes que perjudicaban sus intereses.
  • Rebelión cubana (Grito de Yara).
  • Moderados, que se oponían al rey y se mantenían fieles a Isabel II.
  • Republicanos federales que llevaron a cabo varios levantamientos.
  • Los partidos que habían apoyado al rey al principio, ahora ya no lo hacían (falta de confianza en él).
  • Parte del ejército no reconocía a Amadeo como su rey. Hubo un grupo de oficiales, al mando del cuerpo de artillería, que se opuso a unas medidas del gobierno de Ruiz Zorrilla. Este presidente disolvió el arma de artillería. Los artilleros propusieron al rey un golpe de Estado contra el gobierno, por lo que Amadeo tenía que decidir entre apoyar a los militares o al gobierno. Finalmente, abdicó.

Por todo ello Amadeo abdicó el 11 de febrero de 1873 (“Los españoles son un pueblo ingobernable”).

Este mismo día, el Congreso y el Senado reunidos en sesión conjunta (a pesar de estar prohibido por la Constitución de 1869) proclamaron la Primera República. Francia y Reino Unido no la reconocieron.

La burguesía liberal, algunos intelectuales krausistas (que propugnaban una regeneración ética de España por medio de la educación), y sectores obreros, apoyaban a la República.

La Primera República fue efímera y agitada.

En 11 meses se sucedieron cuatro presidentes de gobierno (Figueras, Pi i Margall, Salmerón y Castelar), que ensayaron diferentes fórmulas desde la federal a la centralista.

La población española, en su mayoría campesina, era más partidaria de una monarquía, ya que entendía que la República era sinónimo de revolución y descontrol. A esto hay que sumar las pocas clases medias de carácter urbano que había en España. Además, la República fue una solución de emergencia ante el vacío de poder ocasionado. Hay que recordar que entre los pocos republicanos que había, también había diferentes planteamientos (unitarios, federalistas…).

La Primera República

Estanislao Figueras (febrero 1873 – junio 1873). República unitaria

Se produjo un intento fallido de golpe de Estado. En mayo se convocaron elecciones en las que ganaron las candidaturas republicano-federales. Figueras tomó decisiones populares como la supresión de los impuestos sobre el consumo, pero la revuelta popular (ocupación de tierras) y las Juntas Revolucionarias condujeron a una situación muy difícil.

Francisco Pi y Margall (junio 1873 – julio 1873)

Su programa recogía mejoras para la Hacienda pública, la independencia entre Iglesia y Estado, la abolición de la esclavitud en Cuba, la creación de jurados mixtos y la reforma de la venta de los bienes nacionales para dar tierras a los jornaleros. Se elaboró un proyecto de Constitución (que no se aprobó) para crear un Estado federal formado por 17 Estados federados, entre ellos Cuba. Defendía la organización del Estado español como una confederación de Estados libres.

Durante el gobierno de Pi y Margall se produjo una insurrección cantonalista a la que él debió hacer frente. El cantonalismo es un movimiento político español del siglo XIX partidario de sustituir el poder del Estado central por una confederación de cantones casi independientes. Mantiene posiciones sociales radicales. Se inició en junio de 1873 en Cartagena, donde se constituyó la Junta Revolucionaria que actuó como gobierno autónomo. Se extendió por otras ciudades (Sevilla, Málaga…) llegando incluso a tener su propia Constitución y a acuñar sus propias monedas. El cantón de Cartagena llegó a declarar la guerra al Estado español.

Pi y Margall, contrario a acabar con el levantamiento cantonalista por la fuerza, dimitió el 18 de julio de 1873.

Nicolás Salmerón (18 de julio de 1873 – septiembre de 1873)

Reprimió la revuelta cantonalista, el movimiento obrero y a los carlistas. Dimitió el 5 de septiembre de 1873 tras negarse a firmar unas penas de muerte. Nicolás se apoyó en el ejército para restablecer el orden constitucional.

Emilio Castelar (6 de septiembre de 1873 – enero de 1874)

Llevó a cabo un giro conservador en la República: su objetivo era restablecer el orden y suprimir el principio federal, por lo que volvió a la República unitaria. Se apoyó en los militares para acabar con los cantonalistas y carlistas. Suspendió las garantías constitucionales y clausuró las Cortes. (Hablar más de Castelar, convencía por su habla).

El 3 de enero de 1874, el general Manuel Pavía disolvió el Congreso de los Diputados. Tras el golpe de Estado, Serrano asumió el poder ejecutivo (presidente vitalicio) con una cierta indefinición en cuanto al modelo de régimen. Se intentó restablecer el orden social y se declaró ilegal a los republicanos federales.

El 1 de diciembre de 1874, el príncipe Alfonso, hizo público el Manifiesto de Sandhurst, que planteaba el restablecimiento de la monarquía, en principio sin pronunciamientos militares.

Al mismo tiempo que se producía el golpe de Estado, Cánovas del Castillo, gran afinador del sistema constitucional británico en el que los partidos se alternaban en el poder, difundió la idea de entronizar (colocar como rey) al hijo de Isabel II y establecer en España un sistema similar al que funcionaba en Gran Bretaña. Pero el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto el 29 de diciembre de 1874 y proclamó rey a Alfonso XII.

Mientras llegaba el rey, se formó un gobierno de regencia con Cánovas.