Estructura del Estado Franquista, Autarquía y Oposición

La Estructura del Nuevo Estado Franquista

Las Leyes Fundamentales

Las Leyes Fundamentales fueron el conjunto de leyes políticas básicas que organizaron jurídicamente el Estado franquista. Este proceso se inició durante la Guerra Civil y culminó con la promulgación de la Ley Orgánica del Estado. La concentración de poderes fue una característica inicial del régimen, con Franco como jefe del Estado, del partido, Generalísimo de los tres ejércitos y jefe de gobierno. En 1938, se estableció el Fuero del Trabajo, una primera Ley Fundamental de inspiración fascista. En 1945, se promulgaron el Fuero de los Españoles y la Ley de Referéndum Nacional. En 1947, la Ley de Sucesión permitió a Franco designar a su sucesor a título de Rey. En 1958, la Ley de Principios del Movimiento Nacional reafirmó al Movimiento Nacional como partido único.

La Democracia Orgánica

El franquismo rechazó el sistema democrático, inspirándose en el Estado corporativista. La participación popular se organizó a través de la familia, el municipio y el sindicato, denominándose este sistema democracia orgánica. La representación popular se reguló mediante la Ley Constitutiva de las Cortes, cuyos procuradores eran designados por el poder. Estos incluían ministros, miembros del Consejo Nacional del Movimiento y de la Organización Sindical, así como alcaldes de grandes ciudades, rectores de universidades y representantes de la jerarquía eclesiástica. Las Cortes franquistas no eran elegidas democráticamente, y el gobierno decidía qué proyectos de ley podían ser tratados. El poder del gobierno se transmitía a través de los gobernadores civiles, jefes provinciales del Movimiento. Los alcaldes eran elegidos por el gobernador civil. Los Sindicatos Verticales integraban a empresarios y trabajadores en un mismo sindicato por ramas de producción, con el Estado ejerciendo un control férreo sobre la clase obrera.

Autarquía y Racionamiento

La Autarquía y sus Efectos

La autarquía, o autosuficiencia económica, fue un objetivo principal de la primera etapa del franquismo. La política autárquica se centró en la reglamentación del comercio exterior, el fomento de la industria y el intervencionismo en el sector agrario. El control estatal del comercio exterior limitó las importaciones, encareciendo los productos y generando escasez. Se fomentó la creación de empresas públicas y se nacionalizaron los ferrocarriles y la Compañía Telefónica. El Instituto Nacional de Industria promovió la nueva política industrial. En el sector agrario, el Estado reguló la producción, comercialización, precios y consumo, lo que provocó un descenso de la producción y la productividad. La política autárquica resultó en un estancamiento económico y un freno a la modernización.

Racionamiento y Mercado Negro

La rígida reglamentación de la economía autárquica llevó al control del mercado por parte del Estado. Los productores agrícolas debían entregar su producción a precios tasados, y la Administración vendía los productos a precios regulados. Esto generó desabastecimiento y racionamiento de productos de primera necesidad, distribuidos mediante cartillas de racionamiento. La tasación de precios por debajo de su valor incentivó el mercado negro, afectando a alimentos, materias primas y productos industriales.

Unas Duras Condiciones de Vida

Durante esta etapa, el coste de vida aumentó más del 500% respecto a los precios anteriores a la guerra. El nivel de vida de la población disminuyó debido a la inflación y los bajos salarios. La renta per cápita real descendió, y el hambre afectó a una parte significativa de la población. Se extendió el chabolismo y enfermedades como la tuberculosis. La esperanza de vida en 1945 era de 47 años para los hombres y 53 para las mujeres.

La Oposición: Exilio y Resistencia

La Trayectoria del Exilio

Al final de la Guerra Civil, más de cuatrocientas mil personas abandonaron España, refugiándose en Francia o el norte de África. Muchos fueron internados en campos de refugiados. Aunque algunos regresaron tras promesas de no represalias, alrededor de doscientas mil personas permanecieron en el exilio. El exilio supuso la pérdida de personalidades intelectuales, científicas y artísticas. En Francia, la situación de los exiliados se complicó durante la ocupación alemana, llevando a muchos a emigrar a Gran Bretaña y América. En el exilio, se desarrolló una importante oposición política al franquismo, con las instituciones de la República funcionando en el exilio.

La Evolución de la Oposición

Tras la guerra, los partidos y sindicatos opositores fueron desmantelados. Su reconstrucción fue lenta y dificultosa, llevándose a cabo en la clandestinidad. La oposición se puede dividir en tres etapas: la primera, con la resistencia interior y la actividad guerrillera (maquis); la segunda, condicionada por la victoria de los aliados, que llevó a la creación de plataformas unitarias y a intentos de sublevación armada; y la tercera, con la recomposición del movimiento opositor debido a la consolidación de la dictadura. A finales de 1948, ninguna potencia estaba dispuesta a colaborar en una estrategia para derribar a Franco.

El Resurgimiento de la Conflictividad Social

A finales de 1940, resurgió un tímido movimiento de protesta popular contra las precarias condiciones de vida y trabajo. El PCE abandonó la lucha armada y se centró en la acción política clandestina, mientras que sectores obreros católicos como la HOAC también participaron. Hubo conflictos laborales en varios sectores y huelgas generales en Manresa y el País Vasco. La huelga de tranvías fue una acción reivindicativa de gran trascendencia popular. También destacaron las primeras revueltas estudiantiles.