Estabilización de la Dictadura y Modernización Económica y Social (1959-1973)

5.1. La Evolución del Régimen

El Ascenso del Catolicismo Tecnócrata

El personal político de Acción Católica aprovecha el declive falangista para iniciar una ofensiva ideológica contra éstos. No obstante, no será hasta mediados de los años cincuenta cuando tengan éxito, porque para Franco los falangistas seguirán siendo importantes. Esta importancia reside en el apoyo que brindaron los sectores más radicales del régimen, entre éstos, además del apoyo ya sabido del Ejército, la Iglesia y el Partido. El hecho de que Franco continuara colaborando con estas familias políticas tiene su razón en que eran el aliado perfecto frente a la presión exterior de las democracias y los regímenes de izquierda.

Durante la segunda mitad de los 50, se sucederán cambios importantes de nivel político y económico. Los falangistas dejaron de ser ministros, y los ministros de Acción Católica fueron sustituidos por los del Opus Dei. Así, el Gobierno que reformó Franco en 1957, creado éste justo el año anterior, quedó con pocos falangistas y miembros de Acción Católica, un sólo carlista, siete militares (el grupo mayoritario y que albergaba el mayor poder) y dos representantes de la derecha, miembros del Opus Dei. También otro miembro del Opus ostentó un cargo de nueva creación, el secretario general técnico de la Presidencia del Gobierno. Este se encargaría de impulsar la reforma de la Administración, Laureano López Rodó. En este sentido, el fin de esta reforma era que Franco y Carrero se rodearan de expertos capaces de reorganizar la administración y aplicar una política económica más eficaz.

Además de reducir las dimensiones de la FET y de las JONS, en 1958 Franco promulgó la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento, que sintetizaba los principios inspiradores del régimen. Esta Ley Fundamental otorgaba la nulidad de las leyes que entrasen en contradicción con su articulado. Estos principios sustituyeron además a los 26 puntos de las FET y de las JONS, y finalmente las FET y las JONS fue sustituida por la palabra Movimiento. En este sentido, lo falangista quedaba reducido a ser uno de los componentes de ese Movimiento, junto al resto de familias.

Durante el año 1959 se aprueba el Plan de Estabilización, que tenía como fin el ahorro presupuestario, control de la inflación y liberalización parcial de la economía. Se inaugura también el Valle de los Caídos y a finales de 1959 llega a España el presidente de EEUU entonces, Eisenhower, que fue recibido por Franco con un efusivo abrazo.

Los años 60 fueron años de crecimiento económico y de estabilidad política. En estos años hará una remodelación parcial del Gobierno: asignó a un veterano, al general Muñoz Grandes, Jefe de la División Española de Voluntarios y ministro del Ejército, como vicepresidente del Gobierno, presencia de miembros del Opus en el ejecutivo, y el nombramiento de Manuel Fraga Iribarne como ministro de Información y Turismo.

La Renovación del Discurso Oficial y el Proceso de Institucionalización del Régimen

Durante esta etapa encontramos un conflicto producido en la esfera gubernamental, que encara al equipo ligado al Movimiento y a los tecnócratas en un conflicto de intereses. Los primeros, encabezados por Muñoz Grandes, vicepresidente del Gobierno, querían reforzar la posición del Movimiento y eran poco propensos a la monarquía. En este grupo se encontraban Solís y el ministro de Marina, que era Pedro Nieto Antúnez. Además de estos, los ministros Fraga y Castiella proponían un desarrollo político paralelo al desarrollo económico. Los tecnócratas estaban liderados por Carrero. Eran conocidos así por su gestión al frente de los ministerios económicos y el énfasis puesto en los conceptos de modernización y eficacia. Ofrecían una imagen de unidad por el programa puesto en común. Estos opinaban que el Estado debía ser un organismo que garantizara la continuidad del ordenamiento político existente y gestionara los económicos y administrativos.

Así, su programa consistía en una reforma de la administración para modernizar el Estado, la apertura en política exterior, el desarrollo económico y la instauración de un régimen monárquico. En este sentido, la sucesión quedaría garantizada por Juan Carlos, el hijo mayor de Juan de Borbón.

El nuevo discurso de los sesenta: más abierto, menos totalitario. Este discurso nuevo o cambio de discurso se ve ejemplificado en la campaña propagandística que elabora Fraga para conmemorar los <<Veinticinco años de Paz>> al cumplirse 25 años desde el final de la Guerra Civil. Así, la campaña presentaba a Franco como el hombre que puso fin a las querellas internas y que unió el país, dejando de nombrar el golpe de Estado y la Guerra Civil.

En la remodelación parcial del gobierno que hizo Franco destaca el ascenso de López Rodó a encargado del Comisariado del Plan de Desarrollo. Fraga, aprobó una nueva Ley de Prensa que estipulaba que ya no era necesario que los medios de comunicación enviasen las publicaciones al Ministerio de Información antes de que se publicaran. Además, las empresas de comunicación tenían libertad para nombrar a sus directores. Por otra parte, había una gran variedad de multas, suspensiones y confiscaciones si lo publicado era considerado atentatorio contra la seguridad del Estado o la religión católica.

La Ley Orgánica del Estado: la LOE (1966), fue la última de las leyes fundamentales franquistas. Fue redactada por Carrero y López Rodó.

Características:

• Separó las funciones del presidente del Gobierno de las del jefe del Estado (no será una realidad hasta 1973)
• El sucesor de Franco no tendría tantos poderes como el Generalísimo.
• Volvió a definir el Estado como monarquía católica, social y representativa.
• Reforzó el papel de las instituciones
• Autorizó cierta participación política de los ciudadanos a través de asociaciones relativas a los principios del Movimiento.

Además de la aprobación de esta Ley, se aprobó a su vez la Ley de Libertad Religiosa y la Ley Electoral de Representación Familiar.

En 1967 Franco revela a Muñoz Grandes como vicepresidente del Gobierno. En ese momento, Franco tiene ya 75 años, y está de acuerdo con Carrero en la figura de su sucesor.