La Crisis de 1898: El Desastre Colonial y sus Consecuencias
En política exterior, los gobiernos de la Restauración aspiraban a permanecer al margen de las grandes alianzas internacionales y concentrarse en sus asuntos internos, manteniendo la soberanía española sobre los territorios de ultramar e interviniendo, solo si era necesario, en el Norte de África. A finales del siglo XIX, España vivió una profunda crisis por las guerras de independencia colonial en Cuba (1895-1898) y Filipinas (1896-1898). El motivo fue la nefasta política de los partidos dinásticos y los intereses expansionistas de Estados Unidos.
Cuba, principal exportadora mundial de azúcar, y productora de café y tabaco, era explotada por España, que monopolizaba el mercado. Esto favoreció un sentimiento independentista entre los hacendados cubanos, que vieron en la independencia política la vía para la independencia económica. Estados Unidos, que había invertido capital para modernizar la obtención de azúcar, ofreció su apoyo a los independentistas por sus intereses económicos. Hubo varias rebeliones a finales de los años 70, que fueron parcialmente solucionadas con la Paz de Zanjón, la cual puso fin a diez años de guerra en Cuba (1868-1878). Sin embargo, tras esta guerra y el acuerdo de paz, las promesas de autonomía y amnistía no se cumplieron. Además, la abolición de la esclavitud se retrasó y no se decretó hasta 1886.
En 1895 se inició la definitiva guerra de independencia, liderada por José Martí (con el famoso “grito de Baire”), que organizó guerrillas que causaban graves daños al ejército español. Martí contó con el apoyo de los criollos, así como de la población campesina negra y mulata, con su mayor fuerza concentrada en la zona oriental de la isla. Importantes contingentes militares fueron enviados desde España, dirigidos por Weyler y Martínez Campos. Las levas de soldados para Cuba afectaron a las clases más humildes, que no podían pagar para evitar el reclutamiento. En 1897, muerto Cánovas, Sagasta decretó la autonomía y una amnistía política, medidas que llegaron tarde, pues EE.UU había decidido intervenir.
En Filipinas, archipiélago olvidado por el gobierno español y con sus recursos mal aprovechados, estalló una sublevación casi al mismo tiempo. El levantamiento, liderado por José Rizal, fue duramente reprimido y se fusiló a su líder. Pero EE.UU intervino.
La intervención estadounidense se debió a su política expansionista y a sus intereses económicos. El presidente McKinley era partidario de la intervención, y la opinión pública norteamericana, influida por la prensa, presionaba a favor de la intervención en Cuba. El pretexto para declarar la guerra a España fue la voladura del crucero estadounidense Maine, atribuida a los españoles. Así, España se lanzó a una guerra para la que no estaba preparada.
La superioridad americana originó el desastre naval de Cavite (Filipinas) que aniquiló la flota del Pacífico, y el de Santiago de Cuba, que destruyó la del Atlántico, seguido por el desembarco americano en Puerto Rico. El conflicto concluyó, en diciembre de 1898, con el Tratado de París, por el cual:
- Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam fueron cedidas a Estados Unidos.
- Cuba, aunque independiente, quedó bajo control estadounidense.
En cuanto a las consecuencias del desastre, podemos citar las siguientes:
- España quedó reducida a un pequeño país sin relevancia internacional.
- Las pérdidas humanas superaron las 100.000 personas, la mayoría debido a enfermedades tropicales, y comenzaron a hacerse oír las protestas de las familias que habían perdido a sus hijos por no tener dinero para librarlos del servicio militar.
- La economía española se resintió al verse privada del mercado colonial.
- La imagen del ejército quedó seriamente dañada y desprestigiada por la derrota.
- Se tomó conciencia de los problemas del sistema de la Restauración, lo que dio lugar al surgimiento del Regeneracionismo, un movimiento ideológico que influyó en la política aunque sus medidas fracasaron, y dentro de este movimiento podemos incluir a la Generación del 98.
El Regeneracionismo
El desastre de 1898 agravó la crisis de la Restauración, lo que hacía necesario reformar o regenerar el sistema. La reflexión sobre el desastre se limitó al ámbito intelectual, mediante una corriente ideológica, el Regeneracionismo, con Joaquín Costa a la cabeza, quien culpaba a la Restauración de todos los males de España. Su lema fue “Escuela y despensa”, buscaba solucionar la miseria del hambre y el analfabetismo. En su obra Oligarquía y Caciquismo, propuso incentivar la:
- Educación.
- Europeización (modernización) de España y olvidar las glorias del pasado.
- Descentralización.
Para ello, había que movilizar a las clases medias y al movimiento obrero revolucionario, conducidas por un líder fuerte (“cirujano de hierro”).
El Regeneracionismo influyó en política y el gobierno intentó reformas:
- Los primeros intentos políticos del Regeneracionismo llegaron con Polavieja y Silvela, en el poder tras el desastre colonial. Polavieja expuso su programa contra los partidos corruptos. Silvela, el nuevo dirigente del Partido Conservador, consideró que era necesaria una reforma radical de la administración local como condición previa para unas elecciones limpias. Ambos programas fracasaron.
- El conservador Maura intentó también reformas (el Maurismo) con su “revolución desde arriba”. Decía “o hacemos la revolución desde arriba o nos la hacen desde abajo”.
- Con el liberal Canalejas, en el poder desde 1910, tuvo lugar el último intento regeneracionista con las siguientes reformas:
- Se promulgó la “Ley del candado”, para limitar la influencia de la Iglesia.
- Se propuso el Proyecto de Ley de Mancomunidades, destinada a descentralizar el poder.
- Se implementó el servicio militar obligatorio, eliminando la redención mediante pago.
- Se llevó a cabo una reducción de la jornada laboral, se prohibió el trabajo nocturno y se establecieron regulaciones específicas para proteger los derechos laborales de las mujeres.
La Monarquía de Alfonso XIII: Primeros Años del Siglo XX y el Revisionismo Político
En líneas generales, el régimen de la Restauración y el turno de partidos habían funcionado relativamente bien gracias a la habilidad de Cánovas. Pero en el reinado de Alfonso XIII este sistema se debilitó por varias razones:
- Los partidos dinásticos, Conservador y Liberal, no tuvieron un jefe indiscutible, tras morir Cánovas en 1897 y Sagasta en 1903, lo que llevó a ambos partidos a una época de inestabilidad interna.
- Los partidos excluidos del turno consiguieron mayor presencia parlamentaria y apoyo social, lo que aceleró la crisis de la Restauración.
- Las crisis ministeriales tenían su origen casi siempre en el intervencionismo de Alfonso XIII en los asuntos de gobierno.
- El caciquismo se debilitó progresivamente, especialmente en las ciudades.
- La conflictividad social aumentó debido al desarrollo de las organizaciones obreras y de los sindicatos socialistas y anarquistas, que protagonizaron numerosas huelgas para pedir mejoras laborales y criticar la corrupción de las elecciones.
- El problema religioso radicaba en el excesivo poder de la Iglesia, especialmente en la educación, lo que llevó a socialistas, anarquistas y republicanos a reclamar la reducción de ese poder.
- La guerra de Cuba generó fuertes críticas hacia el sistema y militares (Regeneracionismo). Sectores militares demandaban intervenir en la política.
- Tras perder las colonias americanas, se consiguió en la Conferencia de Algeciras (1906) un Protectorado en la zona de Marruecos, y el problema marroquí fue el que más afectó a la vida política.
Hubo intentos “regeneracionistas” con el objetivo de superar la crisis política y social:
- Los primeros intentos políticos regeneracionistas llegaron con Polavieja y Silvela, en el poder tras el desastre colonial del 98. Polavieja expuso su programa contra los partidos corruptos. Silvela (famoso por su artículo España sin pulso), el nuevo dirigente del Partido Conservador, consideró que era necesaria una reforma radical de la administración local como condición previa para unas elecciones limpias. Ambos programas fracasaron.
- Entre 1903 y 1913, las dos únicas figuras políticas capaces de liderar ambos partidos, Antonio Maura y José Canalejas, plantean dos sólidas propuestas regeneradoras del sistema político desde el principio.
El Gobierno de Antonio Maura (1907-1909)
Tras Silvela, el conservador Antonio Maura gobernó de 1907 a 1909, en un período conocido como el “gobierno largo”. Durante este tiempo, Maura intentó modernizar el país, acabar con el caciquismo y reformar la ley electoral. Su plan, conocido como el Maurismo o la “revolución desde arriba,” buscaba reforzar la autoridad frente a la creciente agitación social. Maura decía: “o hacemos la revolución desde arriba o nos la hacen desde abajo,” enfatizando la necesidad de una reforma política profunda y de mejorar las condiciones de vida de las clases populares para evitar levantamientos que pusieran en peligro el sistema.
La Ley Electoral de 1907, que trasladó al Tribunal Supremo la revisión de actas dudosas, no resolvió los problemas que pretendía solucionar. Su proyecto de Ley de Administración Local, de carácter descentralizador, reconocía la autonomía municipal. Además, Maura legalizó la huelga y reguló el descanso dominical y la jornada laboral de mujeres y niños. También realizó actuaciones para mejorar la situación de la agricultura.
Sin embargo, en 1909 se produce una crisis: una rebelión indígena en la región del Rif, cerca de Melilla, que protestaba por la construcción de una línea de ferrocarril minero. El Gobierno decidió llamar a los reservistas para sofocar la rebelión, una medida que fue mal recibida por las clases populares, ya que la ley de reclutamiento permitía quedar exento si se pagaba una cantidad de dinero. Además, muchos reservistas tenían familias que dependían de sus ingresos. El embarque de esos reservistas en Barcelona provocó una huelga general, generalizándose los disturbios por toda la ciudad. La indignación popular transformó la huelga general en una insurrección: se levantaron barricadas y se incendiaron unos 80 edificios religiosos debido al fuerte anticlericalismo arraigado en las clases populares, dando lugar a la Semana Trágica de Barcelona. El Gobierno respondió con una dura represión, deteniendo a miles de personas. Muchas de ellas fueron procesadas y recibieron penas de destierro, cadenas perpetuas y cinco condenas a muerte, entre los que se encontraba Ferrer i Guardia, pedagogo anarquista y fundador de la Escuela Moderna. Los fusilamientos provocaron una gran repulsa hacia Maura, tanto en España como en Europa. El rey, alarmado, cesó a Maura.
El Gobierno de José Canalejas (1910-1912)
Tras Maura, en 1910, el Rey entregó el poder al liberal José Canalejas, quien lideró el último intento regeneracionista. Canalejas combinaba un talante progresista en sus reformas con prudencia a la hora de introducir cambios profundos. Medidas importantes fueron:
- La “Ley del candado” para frenar la influencia de la Iglesia.
- El proyecto de Ley de Mancomunidades, que permitía un inicio de autogobierno y satisfacía a la Lliga.
- Se redujo el impopular impuesto de consumos.
- Impulsó la educación en todos los niveles.
- Estableció el servicio militar obligatorio eliminando la redención en metálico.
- Redujo la jornada laboral, prohibió el trabajo nocturno y reguló el trabajo de la mujer.
En 1912, Canalejas fue víctima de un atentado cometido por el anarquista Manuel Pardiñas. Santiago Alba, otra tentativa regeneradora desde el Partido Liberal, intentó como ministro de Hacienda poner en marcha una planificación de la economía española como vía para su desarrollo. Sin embargo, la reacción de la burguesía catalana y vasca abortó este intento.
A partir de 1914, los gobiernos se alejaron del regeneracionismo y se centraron principalmente en dos cuestiones: mantener a España neutral en la Primera Guerra Mundial y aprovechar el auge económico que supuso para España la Gran Guerra, al multiplicarse sus exportaciones, para estabilizar la situación económica y social. Finalmente, entre 1914 y 1917 los gobiernos siguieron una línea moderada, condicionados por las divisiones internas dentro de los partidos, las continuas tensiones parlamentarias y las protestas sociales debido al constante aumento del coste de los productos básicos.
La Dictadura de Miguel Primo de Rivera
Las causas que permitieron la implantación de la Dictadura de Primo de Rivera hay que buscarlos en los acontecimientos ocurridos entre 1917 y 1923, donde se produjo la quiebra definitiva del régimen de la Restauración. El Jefe de Gobierno, Eduardo Dato, fue asesinado. El fin de la Primera Guerra Mundial intensificó la crisis económica porque bajó la demanda, provocando cierre de empresas y paro. Además, aumentó la conflictividad social, manifestada en el trienio bolchevique en Andalucía y el pistolerismo en Barcelona. El Desastre de Annual en 1921 también agravó la situación, y se creó una comisión para pedir responsabilidades mediante el Expediente Picasso.
El 11 de septiembre de 1923, durante la Diada, un enfrentamiento entre separatistas catalanes y policías precipitó el golpe. El 13 de septiembre, Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, dio un golpe de Estado y entregó un Manifiesto a la prensa en el que culpaba de desgobierno a los políticos y declaraba poner fin a la corrupción y a la conflictividad. Astutamente, lo expuso “en nombre de España y del Rey”, sabiendo que la gran mayoría aún apoyaban la monarquía, especialmente en ambientes rurales. Alfonso XIII, que veraneaba en San Sebastián, viajó a Madrid, no se opuso al golpe y encargó a Primo de Rivera que formara Gobierno.
El Directorio Militar (1923-1925)
Primo de Rivera se convirtió en dictador militar con todos los poderes al frente de un Directorio Militar, él como presidente y rodeado de un consejo asesor de generales. Inició su trayectoria política estableciendo medidas represivas contundentes:
- Declaró el estado de guerra.
- Disolvió las Cortes y suspendió la Constitución de 1876.
- Prohibió los partidos políticos, sindicatos y huelgas, actuando con dureza contra PCE y CNT. Aunque mostró tolerancia hacia PSOE y UGT.
- Luchó contra el caciquismo: reemplazó a los Gobernadores Civiles por Gobernadores Militares y nombró Delegados para controlar los Ayuntamientos.
- Cortó de raíz las aspiraciones del nacionalismo catalán al suprimir la Mancomunidad catalana. Prohibió el uso del catalán en actos oficiales (sólo debía utilizarse en el hogar), izar banderas catalanas y el himno de Els segadors.
Respecto al problema de Marruecos, Abd el-Krim se había enfrentado constantemente a los españoles, dando lugar a desastres como el de Annual en 1921. En ese contexto, los militares se dividieron entre los partidarios de la retirada del ejército de Marruecos y aquellos que deseaban continuar la presencia militar en la región, especialmente los africanistas, motivados por la posibilidad de ascensos rápidos. Primo de Rivera era partidario del abandono, pero un hecho le hace cambiar: Abd el-Krim ocupó terreno francés. Esto impulsó la colaboración franco-española, que culminó en el Desembarco de Alhucemas (1925), donde un ejército mixto se enfrenta a las cabilas de Abd el-Krim y las derrotó. Finalizó, así, el problema de Marruecos.
En 1924, Primo de Rivera creó una especie de partido único para sus fines propagandísticos: la Unión Patriótica, similar al fascista de Mussolini. Influyó notablemente sobre Falange Española.
El Directorio Civil (1925-1930)
Con el país en una situación más estable y aprovechando la popularidad obtenida por finalizar la guerra de Marruecos, a finales de 1925 Primo de Rivera buscó colaboradores fuera del ámbito militar e incorporó civiles a su gobierno. Su clara intención era mantenerse en el poder, por lo que sustituyó el Directorio Militar por el Directorio Civil.
Se crearon Corporaciones de obreros y patronos en Comités Paritarios (de influencia fascista) para regular las condiciones laborales y evitar la conflictividad social. La legislación social fue de tipo paternalista: seguros de accidente; subsidios a las familias numerosas y seguro de maternidad. Destacó el avance social de la mujer en el ámbito laboral, particularmente en el sector textil y en servicios como mecanógrafas y maestras. La mujer también comenzó a incorporarse a la enseñanza media y superior.
En 1927, Primo de Rivera dio un paso adelante en la tarea de institucionalizar el régimen al crear la Asamblea Nacional Consultiva, donde los miembros eran designados por el régimen. No legislaba, siendo sus funciones asesorar al dictador.
En cuanto a la economía, estuvo caracterizada por el intervencionismo estatal. Se fomentó la industria nacional, iniciándose el desarrollo de sectores como el cemento, el corcho y el algodón. Se modernizó la red ferroviaria y se amplió la red de carreteras. Además, se crearon monopolios como Telefónica y CAMPSA, y se establecieron confederaciones hidrográficas. Sin embargo, estas medidas no resolvieron los problemas económicos, ya que fueron soluciones momentáneas: no hubo política agraria que erradicara el caciquismo y la miseria de los jornaleros continuó. Tampoco se estableció un sistema fiscal avanzado, pues el proyecto de Calvo Sotelo recibió críticas y se abandonó.
La Caída del Régimen de Primo de Rivera
La Dictadura fue inicialmente apoyada por considerarse como fase de transición hacia gobiernos democráticos. Sin embargo, Primo de Rivera se aferró al poder, lo que incrementó la oposición:
- La burguesía catalana por la falta de autonomía.
- Los republicanos pedían un sistema democrático.
- Ámbito obrero.
- Intelectuales como Unamuno y estudiantes exigían la vuelta a las libertades constitucionales a través de huelgas.
- El ejército conspiró con políticos para derrocar el régimen (Sanjuanada).
La oposición de los militares creció por los ascensos basados en méritos de guerra (africanistas). La Asamblea Nacional Consultiva fue convocada para elaborar un anteproyecto de Constitución muy criticado, sin separación de poderes ni soberanía nacional.
En 1929, la situación empeoró con la crisis económica mundial afectando a España, al retirarse capitales extranjeros, desequilibrarse la balanza comercial y déficit en la Hacienda. Estos eventos reavivaron los conflictos sociales. Primo de Rivera, con escaso apoyo y enfermo, dimitió el 28 de enero de 1930. Dos meses después fallecería en París.
El rey encargó a Berenguer formar gobierno para salvar la monarquía y volver a la Restauración (dictablanda), algo imposible, ya que, en agosto de 1930, republicanos y regionalistas firmaron el Pacto de San Sebastián con el fin de derrotar a la Monarquía y establecer la República. Cayó Berenguer y el rey encargó formar gobierno a Juan Bautista Aznar, quien convocó elecciones municipales el 12 de abril de 1931. Estas elecciones se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía y fueron ganadas por las candidaturas republicanas. El 14 de abril, Alfonso XIII abandonó España y se proclamó la Segunda República Española.