La Crisis del Antiguo Régimen en España
Se entiende por Antiguo Régimen el sistema político y social en el cual una minoría privilegiada (nobleza y clero) ostenta el poder político, mientras que otra minoría dentro del Tercer Estado (la burguesía) soporta las cargas fiscales y posee el poder económico. Esta burguesía reclamará una participación en el poder político, lo que eventualmente conducirá al fin del poder absolutista del rey. La burguesía tomará el poder a través de una serie de revoluciones, comenzando con la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa, triunfando definitivamente a mediados del siglo XIX con la instauración de una monarquía parlamentaria en lugar de la absolutista.
El Reinado de Carlos IV (1788-1808)
Carlos IV sucedió a su padre, Carlos III. Fue un rey con poco carácter, que no estuvo a la altura de las difíciles circunstancias que se avecinaban. Tras el estallido de la Revolución Francesa en 1789, las monarquías europeas temieron la propagación de estas ideas. El marqués de Floridablanca (primer ministro) llegó a cerrar las fronteras con Francia. Posteriormente, Aranda, previendo los desastres de una guerra con Francia, optó por la neutralidad. Sin embargo, Aranda fue derrocado y Manuel Godoy, amante de la reina, ascendió al poder, convirtiéndose en valido del rey y en un auténtico dictador. Manuel Godoy, hombre inteligente y ambicioso, intentó acabar con los ilustrados. En política internacional, Godoy inicialmente se alió con Gran Bretaña. Varias naciones europeas, incluida España, declararon la guerra a la República Francesa, pero fueron derrotadas. La paz con España se firmó mediante la Paz de Basilea, por la cual España perdió la actual República Dominicana. Ante este fracaso, Godoy se alió con Francia, que en ese momento estaba bajo el poder unipersonal de Napoleón. Para Napoleón, España era de gran interés, ya que buscaba que toda Europa bloqueara comercialmente a Inglaterra para arruinarla. Mientras tanto, un grupo de nobles, encabezado por el príncipe de Asturias (el futuro Fernando VII), instigó al pueblo a la revuelta. Napoleón reunió a Carlos IV y a su hijo, obligándolos a abdicar, y proclamó rey de España a su hermano José I Bonaparte.
La Guerra de la Independencia (1808-1814)
La Guerra de la Independencia se inició con el levantamiento popular del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808. Se divide en tres etapas:
- Primera etapa: Se caracteriza por una cierta reorganización del ejército español, que, al mando del general Castaños, obtuvo la victoria de Bailén sobre los franceses en el verano de 1808. Esto provocó que el propio Napoleón se hiciera cargo personalmente de la guerra.
- Segunda etapa: Marcada por el predominio francés, con casi todo el país controlado por los franceses, excepto algunos focos de resistencia en Andalucía. La situación cambió drásticamente cuando los ingleses decidieron apoyar decisivamente a los españoles, con la llegada de Wellington a la Península.
- Tercera etapa: Se incrementó la presión hispano-inglesa sobre los franceses. Mientras tanto, Napoleón sufría una estrepitosa derrota en Rusia. Se sucedieron las victorias españolas: Arapiles, Vitoria y San Marcial, siendo estas últimas golpes definitivos a un ejército en retirada.
Además de la lucha entre ejércitos, hay que destacar el papel de las guerrillas, partidas de hombres que conocían el terreno y atacaban al ejército francés mediante emboscadas. Guerrilleros famosos fueron el Cura Merino y El Empecinado. En cuanto a la situación política, existían dos poderes: el oficial, representado por la monarquía de José Bonaparte (apodado “Pepe Botella”), y el popular, en manos de las Juntas Supremas, una especie de gobierno provincial clandestino.
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
En 1810, el Consejo de Regencia se reunió en Cádiz y convocó una reunión de Cortes, a la que asistieron intelectuales, abogados, curas ilustrados, etc., que adoptarían el nombre de liberales. Estas personas redactaron la primera de las constituciones españolas, la de 1812, conocida como “La Pepa” por aprobarse el día de San José.
Características de la Constitución de 1812
Una constitución implica un cambio en la forma de gobierno; el rey ya no es absoluto, sino que gobierna con un Parlamento elegido por el pueblo, dando lugar a una monarquía parlamentaria con separación de poderes. Las ideas básicas de una constitución liberal surgieron con la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa, recogiendo las ideas de los ilustrados del siglo XVIII (división de poderes, poder del parlamento, etc.). La constitución supuso el ascenso al poder de la burguesía, que, teniendo el poder económico, reclamaba también el político, hasta entonces en manos del rey.
- Reunión en una sola cámara (actualmente, en la Constitución española hay dos: Congreso y Senado) y votaciones individuales.
- Soberanía nacional: la soberanía del país reside en la nación, no en el rey.
- Derogación de la monarquía absolutista y tradicional.
- Libertad de imprenta sin censura.
- Abolición de los privilegios señoriales.
- Abolición de la Inquisición.
- Leyes uniformes para todo el país (planteamiento centralista).
- Responsabilidad de los ministros del rey ante las Cortes.
- Pago de tributos por todos los españoles sin distinción.
- Extensión de la enseñanza por todo el reino como factor de progreso.
- Religión católica como la oficial y perpetua del Estado (la libertad de cultos no se reconocería hasta la Constitución de 1869).
El Panorama Ideológico
Mientras que Europa experimentaba un crecimiento económico y demográfico a finales del siglo XVIII, España no sentía ese crecimiento, y la Guerra de la Independencia dejó al país exhausto. Además, la independencia de las colonias americanas agravó la situación financiera.
Desde el punto de vista ideológico, las tendencias políticas del país se dividían en dos grandes grupos:
Fuerzas Progresistas
- Liberales: Partidarios de la monarquía parlamentaria. Eran una minoría, pero se impusieron en las Cortes de Cádiz.
- Viejos ilustrados: Partidarios del reformismo borbónico y del despotismo ilustrado.
Fuerzas Tradicionalistas
Se oponían a todas las innovaciones y eran partidarios del absolutismo. Entre ellos se encontraban gran parte de la nobleza y el clero, que no querían perder sus privilegios.
El Ejército: Se convirtió en un elemento clave del sistema político, con un protagonismo marcado por pronunciamientos (golpes de Estado) a lo largo del siglo XIX.