España en el Siglo XVII: Decadencia del Imperio y Crisis Interna

Los Austrias del Siglo XVII

Los monarcas del siglo XVII mantuvieron el modelo de estado de los Austrias Mayores, aunque introdujeron algunos cambios, como la figura del valido, una especie de primer ministro en quien el rey delegaba sus tareas de gobierno. Los validos, casi todos miembros de la alta nobleza, reducían el poder de los Consejos Reales y creaban nuevos organismos, las juntas, formadas por personas de su confianza.

La monarquía se vio afectada por conflictos que pusieron en peligro la unión territorial. Felipe III decretó la expulsión de los moriscos en 1609, una medida cruel y perjudicial para la economía española. El conflicto más importante se produjo con Felipe IV. El Conde Duque de Olivares subió los impuestos en Castilla y obligó al resto de los reinos a pagar impuestos y a dar soldados a los Tercios (la Unión de Armas) para afrontar las guerras de los 30 años. Con esta medida se acabaron los fueros.

Hubo un gran descontento social que estalló en 1640 con la rebelión de los segadores. Portugal se independizó y Cataluña, aunque no se independizó, consiguió salvaguardar sus fueros. Con Carlos II continuaron los problemas de hacienda por las guerras con Francia, pero al final de su reinado hubo una recuperación económica. Al morir Carlos II sin herederos, surge un nuevo conflicto entre los defensores de los modelos de estado: la Guerra de Sucesión (1700).

La Crisis de 1640

En 1640 estalló en España una gran crisis política provocada por las medidas adoptadas por el Conde Duque de Olivares. Había un descontento por la situación de decadencia económica, el aumento de la pobreza y la gran mortalidad. La Guerra de los 30 años agravó esta situación y llevó a Olivares a adoptar otras medidas:

  • Subida de la presión fiscal.
  • Imposición de unas reformas que pretendían la unificación legislativa e institucional.
  • Reparto equitativo de las cargas fiscales del mantenimiento del imperio.

La Unión de Armas pretendía tener un ejército permanente, pero esto significaba la supresión de los fueros de Aragón. Esto provocó rebeliones en Portugal, Nápoles, Andalucía, Navarra, Aragón, territorios vascos y la más importante en Cataluña. Aquí se produjo la más grave, siendo el frente de guerra y con la población irritada por la conducta de las tropas. Los catalanes veían que las medidas de Olivares amenazaban su régimen político.

En el motín de los segadores en la fiesta del Corpus de 1640 arrancó un conflicto de 12 años. Su final fue que Cataluña salvaguardó sus fueros y Portugal, al ser atacada por los holandeses y no ser defendida por Castilla, se independizó y el trono fue ocupado por los Braganza. Olivares fue apartado del poder y Felipe IV tomó las riendas del gobierno.

El Ocaso del Imperio Español en Europa

El siglo XVII supone la pérdida de la hegemonía política de la monarquía hispana en el ámbito europeo. Durante el reinado de Felipe III se orientó la política exterior para ser más pacífica gracias al estado precario de la hacienda real. Se estableció un doble acuerdo matrimonial con Francia: Isabel de Borbón con Felipe IV y Luis XIII con Ana de Austria. Se firmó la paz con Inglaterra y la tregua con Holanda.

Felipe IV y Olivares decidieron la participación en la Guerra de los 30 años, el último episodio de las guerras de religión. España defendía la causa católica y la hegemonía de los Habsburgo en Europa. La intervención francesa propició la derrota de los Tercios en Rocroi. El Tratado de Westfalia (1648) puso fin a la guerra y reconoció la independencia de Holanda y la sustitución de la hegemonía europea por la de los Borbones franceses. La guerra continuó con Francia hasta la Paz de los Pirineos (1659). Se acordó el matrimonio de la infanta María Teresa con el rey de Francia Luis XIV.

En el reinado de Carlos II, Francia recuperó el Franco Condado y parte de Flandes. Al no tener descendientes, designó a Felipe de Anjou con el objetivo de mantener el imperio. Esto abrió un nuevo conflicto: la Guerra de Sucesión.

Evolución Económica y Social

En el siglo XVII hubo una profunda crisis en toda Europa, pero en la península inició a finales del siglo XVI. Surgió por el agotamiento de las tierras y los malos climas que llevaron al hambre y las epidemias, lo que produjo mucha mortalidad. Esto, junto con la expulsión de los moriscos, la emigración a América y las guerras, redujo mucho la población.

Estas crisis produjeron una ruralización de la economía y la pérdida de carácter económico y político de los grupos medios. La nobleza se recuperó y aumentó la presión señorial sobre los campesinos. Se plantearon varias soluciones y los arbitristas recomendaron medidas de protección de la economía nacional y la restricción de las exportaciones para evitar la salida de la moneda.

Aumentó el número de pobres y mendigos, también la delincuencia y el bandidaje. Este descontento solo estalló en 1640. La sociedad seguía siendo estamental y los valores religiosos impregnaban la vida cotidiana. La mentalidad social estaba marcada por el desprecio al trabajo manual y el abandono de las inversiones productivas. Esta crisis remitió a finales del siglo XVII.