España en el Siglo XIX: Guerra de Independencia, Reinados de Isabel II y Fernando VII, y Revolución Liberal

La Guerra de la Independencia fue un conflicto crucial que marcó el inicio de la transformación política y social de España hacia el liberalismo. Se desarrolló en el contexto de la expansión napoleónica en Europa y la crisis interna de la monarquía borbónica. Este enfrentamiento, que tuvo un carácter de lucha nacional y social, también impulsó cambios políticos significativos con la proclamación de la Constitución de 1812.

Causas de la guerra

Crisis interna

A principios del siglo XIX, España enfrentaba una grave crisis. La Hacienda estaba en bancarrota, el comercio con América se había reducido y el ejército era incapaz de resistir una invasión. Además, la figura de Carlos IV y su valido Manuel Godoy estaban profundamente desprestigiadas, lo que generó descontento entre la población y las élites.

Factores externos

El Tratado de Fontainebleau (1807) permitió a las tropas francesas atravesar España con el pretexto de invadir Portugal, que no respetaba el bloqueo continental contra Inglaterra. Sin embargo, el objetivo de Napoleón era convertir a España en un reino bajo el control de su familia, algo que quedó claro con la ocupación francesa y la instalación de José Bonaparte como rey.

Motín de Aranjuez (1808)

Este levantamiento popular forzó la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo Fernando VII y la destitución de Godoy. Sin embargo, Napoleón convocó a ambos a Bayona y, tras las Abdicaciones de Bayona, nombró a su hermano José como rey de España.

Desarrollo de la guerra

Primera fase (1808): Resistencia inicial y victoria en Bailén

  • El levantamiento popular comenzó el 2 de mayo de 1808 en Madrid, tras la salida de la familia real. Este hecho provocó un estallido de resistencia por toda España.

  • La victoria española en la Batalla de Bailén (19 de julio) fue un momento clave, ya que obligó a José Bonaparte a retirarse al norte del Ebro y marcó la primera derrota importante de Napoleón en Europa.

Segunda fase (1808-1811): Predominio francés y guerra de guerrillas

  • Napoleón dirigió personalmente la invasión con su Grand Armée, reconquistando casi toda España, excepto Cádiz.

  • Durante esta fase, las guerrillas se convirtieron en una forma de resistencia eficaz. Estos grupos, formados por campesinos y soldados, utilizaron tácticas de emboscada y desgaste, dificultando el control francés sobre el territorio.

  • Las ciudades de Zaragoza y Gerona ofrecieron una resistencia heroica que inspiró al resto del país.


Tercera fase (1812-1814): Declive francés

  • La retirada de tropas francesas para la campaña de Rusia debilitó el control napoleónico en España.

  • Los ejércitos anglo-españoles, liderados por el duque de Wellington, obtuvieron victorias decisivas como la Batalla de los Arapiles (1812), que abrió el camino hacia Madrid.

  • En 1813, Napoleón firmó el Tratado de Valençay, devolviendo la corona a Fernando VII, lo que marcó el final del conflicto.

Consecuencias de la guerra

Demográficas, Económicas, Sociales y Políticas

La organización de la resistencia: Las Juntas

Ante la abdicación de los Borbones y la sumisión de las instituciones tradicionales, los españoles formaron Juntas locales y provinciales, que asumieron la soberanía en nombre de Fernando VII. En 1808, estas se coordinaron en la Junta Suprema Central, que se encargó de dirigir la resistencia y marcó el primer paso hacia la soberanía nacional.


Reinado de Isabel II

El reinado efectivo de Isabel II comenzó en 1843, cuando fue proclamada reina a los 13 años tras adelantar su mayoría de edad. Este periodo, que se extendió hasta 1868, fue crucial para la consolidación del liberalismo en España, aunque estuvo marcado por constantes inestabilidades: más de 50 gobiernos, escándalos políticos y sociales, y frecuentes pronunciamientos militares. A continuación, se detallan las etapas principales de este periodo.

1. La Década Moderada (1844-1854)

Durante este período predominó el control de los moderados, liderados por el general Narváez. Se buscó fortalecer la autoridad de la Corona, centralizar el poder y consolidar la hegemonía de la oligarquía agraria y financiera.

  • Constitución de 1845:
    Reflejó los principios del liberalismo moderado, estableciendo una soberanía compartida entre el Rey y las Cortes. Se limitaron derechos como la libertad de prensa y se eliminó la elección municipal.

    • Congreso elegido por sufragio censitario muy restringido.

    • Senado designado por la Corona.

    • Religión católica como única oficial.

  • Reformas destacadas:

    • Creación de la Guardia Civil (1844) para mantener el orden público.

    • Nueva división administrativa del Estado en 48 provincias.

  • Conflictos y crisis:
    La Segunda Guerra Carlista (1846-1849) y los intentos de Bravo Murillo de reformar la Constitución para eliminar la vida parlamentaria llevaron al desgaste del régimen moderado. En 1854, un pronunciamiento militar puso fin a esta etapa.

2. El Bienio Progresista (1854-1856)

Tras el pronunciamiento militar de Vicálvaro y la publicación del “Manifiesto del Manzanares”, liderado por O’Donnell y redactado por Cánovas del Castillo, los progresistas tomaron el poder.

  • Gobierno de Espartero y O’Donnell:
    Aunque con diferencias internas, impulsaron reformas importantes para modernizar la economía y el sistema político:

    • Proyecto de Constitución de 1856 (no promulgada), que ampliaba los derechos ciudadanos y reforzaba la soberanía nacional.

    • Ley de Desamortización General de Madoz (1855), que afectó a propiedades estatales, eclesiásticas y municipales.

Crisis social
Las promesas incumplidas, una epidemia de cólera, malas cosechas y tensiones laborales derivaron en disturbios, motines campesinos y quemas de fábricas, reprimidas violentamente. Esta conflictividad causó la caída del gobierno progresista.


3. Gobierno de la Unión Liberal (1856-1863)

O’Donnell formó la Unión Liberal, un partido de centro que gobernó con relativa estabilidad.

  • Acciones destacadas:

    • Restauración de la Constitución de 1845 con ajustes que daban mayor protagonismo al Parlamento.

    • Impulso económico mediante inversiones, expansión del ferrocarril y desarrollo industrial en Cataluña y el País Vasco.

    • Política exterior activa, incluyendo la guerra contra Marruecos (1859-1860) y expediciones militares en México y Cochinchina (Vietnam).

  • Crisis interna:
    Los levantamientos campesinos, las denuncias de corrupción y problemas en el partido llevaron a la dimisión de O’Donnell.

4. El final del reinado de Isabel II (1863-1868)

Tras 1863, los gobiernos moderados endurecieron la represión frente a las protestas sociales. El evento más significativo fue la sublevación del Cuartel de San Gil (1866), que fracasó y fue brutalmente reprimida, con 66 fusilamientos.

  • Pacto de Ostende (1866):
    Progresistas y demócratas, junto con unionistas tras la muerte de O’Donnell, se unieron en el exilio con el objetivo de derrocar a Isabel II y convocar Cortes constituyentes bajo sufragio universal.

  • La Revolución de 1868 (“La Gloriosa”):
    En septiembre de 1868, un levantamiento militar liderado por el general Serrano y Juan Prim derrotó a las tropas gubernamentales en la Batalla de Alcolea. Este hecho obligó a Isabel II a abdicar y exiliarse en Francia, abriendo una nueva etapa política en España.

Conclusión

El reinado de Isabel II consolidó el liberalismo en España, aunque de forma inestable y con una evidente debilidad democrática. La alternancia entre moderados y progresistas, los constantes pronunciamientos militares y la corrupción en el sistema político sentaron las bases del caciquismo que se desarrollaría en etapas posteriores. Finalmente, el desgaste del régimen isabelino dio paso a una nueva etapa política más democrática tras la Revolución de 1868.


La Revolución Liberal en España

La Revolución Liberal en España se desarrolló en el contexto de la crisis del Antiguo Régimen y los profundos cambios sociales y políticos que surgieron tras la Guerra de la Independencia. Este proceso implicó la ruptura con la monarquía absoluta y la introducción de principios liberales, como la soberanía nacional y la división de poderes, que culminaron en la aprobación de la Constitución de 1812. Sin embargo, esta transformación fue un camino largo y conflictivo, con períodos de avances y retrocesos, marcados por la resistencia de sectores absolutistas.

1. Antecedentes: la crisis del Antiguo Régimen

  • La Revolución Liberal fue impulsada por las tensiones internas del Antiguo Régimen, agravadas por la Guerra de la Independencia (1808-1814).

  • El desprestigio de Carlos IV, la influencia de Manuel Godoy y el colapso económico y social durante el conflicto generaron un vacío de poder.

  • El levantamiento contra Napoleón estuvo acompañado por un movimiento político revolucionario, liderado por las Juntas, que asumieron la soberanía y establecieron una nueva forma de organización política.

2. Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

Durante la ocupación francesa, Cádiz, única ciudad no controlada por Napoleón, se convirtió en el centro de la resistencia y la revolución política.

Convocatoria de las Cortes (1810):

Se estableció un sistema unicameral representativo, en el que participaron burgueses, clérigos y militares. Las Cortes asumieron la soberanía nacional, declararon ilegítima la abdicación de Bayona y emprendieron una labor legislativa que culminó con la Constitución.

Constitución de 1812 (“La Pepa”):

Fue el primer texto constitucional español, un símbolo del liberalismo. Sus características principales fueron:

    • Soberanía nacional: El poder reside en la nación, no en el monarca.

    • División de poderes: Legislativo (Cortes), Ejecutivo (Rey) y Judicial.

    • Sufragio universal masculino censitario.

    • Derechos individuales: Libertad de imprenta, igualdad ante la ley, abolición de los privilegios estamentales.

    • Abolición de la Inquisición y limitación del poder eclesiástico.


3. Retorno absolutista con Fernando VII (1814-1833)

Tras la derrota de Napoleón y su regreso al trono, Fernando VII derogó la Constitución y reinstauró el absolutismo.

  • El Sexenio Absolutista (1814-1820):
    La persecución de liberales y la censura marcaron este periodo. Los sectores burgueses y militares descontentos organizaron conspiraciones y pronunciamientos.

  • El Trienio Liberal (1820-1823):
    Un pronunciamiento militar liderado por Riego restauró la Constitución de 1812, marcando un breve período de gobierno liberal. Se intentaron reformas como la abolición de los mayorazgos y desamortizaciones. Sin embargo, la oposición de los absolutistas y la intervención de la Santa Alianza provocaron su caída.

  • La Década Ominosa (1823-1833):
    Fernando VII volvió al absolutismo con el apoyo de la Santa Alianza. Este periodo estuvo marcado por una represión feroz hacia los liberales y una crisis económica severa.

4. El fin del absolutismo y la consolidación del liberalismo (1833-1843)

  • Regencia de María Cristina (1833-1840):
    Tras la muerte de Fernando VII, el conflicto entre liberales y absolutistas (primera guerra carlista) definió esta etapa. La regente buscó apoyo liberal para consolidar el reinado de su hija Isabel II, promulgando el Estatuto Real (1834), que limitaba los derechos políticos.

  • Regencia de Espartero (1840-1843):
    La influencia de los progresistas marcó una mayor apertura hacia el liberalismo, pero las tensiones internas continuaron.

5. La revolución liberal y su impacto

  1. Transformaciones políticas:

    • Consolidación de las instituciones liberales: soberanía nacional, división de poderes y parlamentos.

    • Desaparición de los privilegios estamentales y de la estructura feudal.

  2. Cambios sociales:

    • Aumento del protagonismo de la burguesía como nueva clase dominante.

    • Abolición de los mayorazgos y la desamortización, que afectaron a la nobleza y la Iglesia.

  3. Economía:

    • La desamortización permitió la privatización de tierras, favoreciendo a la burguesía, pero agudizó las desigualdades sociales.


Reinado de Fernando VII

El reinado de Fernando VII estuvo marcado por un continuo enfrentamiento entre absolutismo y liberalismo, tres fases políticas bien diferenciadas y el comienzo de la desintegración del imperio español en América. Su retorno al trono tras la Guerra de Independencia marcó una etapa de restauración absolutista que enfrentó resistencia interna y externa. A continuación, se detalla el desarrollo de su reinado.

1. El Sexenio Absolutista (1814-1820)

Tras el Tratado de Valençay (1814), Fernando VII regresó a España, donde fue recibido como “El Deseado”. Sin embargo, reinstauró rápidamente el absolutismo, apoyado por la nobleza, el clero, parte del ejército y amplios sectores populares.

  • Anulación de la Constitución de 1812 y legislación liberal:
    En abril de 1814, el “Manifiesto de los Persas”, redactado por diputados absolutistas, pidió el retorno al Antiguo Régimen. Fernando VII respondió declarando nula toda la obra de las Cortes de Cádiz, restaurando la monarquía absoluta, la Inquisición y los privilegios estamentales.

  • Problemas internos y resistencia:

    • España enfrentaba una grave crisis económica y social tras la guerra. Las colonias americanas iniciaron movimientos independentistas que privarían al país de recursos económicos esenciales.

    • Los liberales fueron perseguidos, muchos huyeron al exilio y otros conspiraron desde sociedades secretas. Fracasaron varios pronunciamientos militares contra el absolutismo, destacando el de Espoz y Mina.

2. El Trienio Liberal (1820-1823)

El pronunciamiento del coronel Riego en las Cabezas de San Juan (1820) obligó a Fernando VII a aceptar la Constitución de 1812, dando inicio a un breve periodo de gobierno liberal enmarcado en una ola revolucionaria europea.

  • División entre liberales:

    • Moderados: Defendían un gobierno fuerte, Cortes bicamerales, sufragio censitario y libertades limitadas. Representaban a la alta burguesía.

    • Exaltados (radicales): Proponían sufragio universal, libertad absoluta de prensa, anticlericalismo y reformas profundas. Contaban con el apoyo de las clases populares urbanas.


  • Reformas destacadas:

    • Supresión de mayorazgos y desamortización de bienes comunales y eclesiásticos, aunque favoreció solo a los grandes propietarios.

    • Reforma educativa y secularización de la enseñanza.

    • Creación de la Milicia Nacional como fuerza armada ciudadana.

  • Intervención de la Santa Alianza:
    En 1823, las potencias absolutistas reunidas en el Congreso de Verona enviaron a los Cien Mil Hijos de San Luis (ejército francés) para restaurar el absolutismo. Fernando VII fue liberado y recuperó el poder absoluto.

3. La Década Ominosa (1823-1833)

Este periodo marcó el retorno al absolutismo más represivo.

  • Represión y crisis interna:

    • Se ejecutaron líderes liberales como Riego, El Empecinado y Mariana Pineda.

    • Se creó el Voluntariado Realista, que intensificó la persecución de liberales.

    • Surgió una crisis interna dentro del absolutismo entre partidarios de Fernando VII y seguidores de su hermano Carlos María Isidro, futuro líder del carlismo.

  • Problema sucesorio:
    Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción en 1830, eliminando la Ley Sálica para garantizar que su hija Isabel heredara el trono. Esto provocó el descontento de los carlistas, que defendían los derechos de Carlos María Isidro.

  • Apertura parcial al liberalismo:
    En sus últimos años, Fernando permitió la vuelta de liberales exiliados y realizó concesiones para asegurar la estabilidad del reino

El reinado de Fernando VII fue un periodo de fuertes tensiones entre absolutismo y liberalismo. Aunque intentó restaurar el Antiguo Régimen, su muerte en 1833 marcó el fin del absolutismo pleno en España. La primera guerra carlista estalló poco después, reflejando la persistencia de las divisiones políticas y sociales en el país. Además, la pérdida del imperio colonial transformó a España en una potencia de segundo orden. Este periodo dejó un legado de conflicto e inestabilidad que marcaría el desarrollo político del siglo XIX.