España en el Siglo XIX: De la Guerra de Independencia a Isabel II

Crisis de 1808 y Guerra de la Independencia

La España de inicios del siglo XIX experimentó cambios lentos, a pesar de la apariencia de poder que otorgaba el Imperio Americano. Tras la Guerra de Sucesión, que ganó Fernando V en el siglo XVIII, le sucedieron Fernando VI, Carlos III y Carlos IV. Este último, casado con Mò Luisa de Parma, tuvo como hijo al futuro Fernando VII. Mò Luisa tenía un amigo, Godoy, quien llegó a ser primer ministro. Fernando VII logró apartarlo del poder. Carlos IV cerró las fronteras para evitar la entrada de ideas ilustradas en España.

Francia fue invadida por monarcas de Austria, Rusia, Gran Bretaña y España. Los Sans-Culottes y Jacobinos dieron un golpe de Estado a los Girondinos, en lo que se conoció como el Terror. Todo esto culminó con el Tratado de Paz de Basilea y el Tratado de San Ildefonso, donde España resultó derrotada y se convirtió en país satélite de Francia. En 1805, la armada franco-española se enfrentó a la armada británica en la Batalla de Trafalgar, con victoria británica, lo que llevó a la separación de Francia y España.

Fernando VII planeó un golpe de Estado contra Godoy y su padre. Napoleón atacó a la armada británica porque esta apoyaba económicamente a Rusia, Austria y Prusia para vencer a Napoleón. Napoleón impuso un bloqueo continental, amenazando a Europa para que no comprara productos británicos, todos obedecieron excepto Portugal. Napoleón castigó a Portugal dividiéndolo en tres. En 1807 se firmó el Tratado de Fontainebleau, que trataba sobre la división de Portugal, permitiendo la entrada de tropas francesas en territorio español.

Fernando VII aprovechó para dar un golpe de Estado, instigando el Motín de Aranjuez contra Godoy y su padre. Carlos IV, sintiendo que perdía el poder, cedió la corona a Fernando VII. Napoleón convocó a Fernando VII en Bayona, le quitó la corona y se la entregó a su hermano, José Bonaparte. Napoleón ordenó a Murat sacar a todos los miembros de la familia real de España para evitar que le quitaran la corona a su hermano, lo que provocó la protesta de los madrileños el 2 de mayo de 1808. Los militares españoles Daoíz y Velarde se unieron a la resistencia, pero murieron. La represión continuó el 3 de mayo con los fusilamientos.

España declaró la guerra a Francia, comenzando en Móstoles con la creación de juntas provinciales. El ejército español logró su primera victoria contra Napoleón en la Batalla de Bailén. Gran Bretaña ayudó a España, pero Napoleón reforzó sus tropas con La Grande Armée y derrotó a Castaños. La Junta Suprema huyó de Napoleón. En 1810, Napoleón controlaba todo el país excepto Cádiz, sometiendo a la ciudad a un asedio. La resistencia española y la ruptura del bloqueo continental por parte del Zar llevaron a Napoleón a invadir Rusia. Tras su derrota, Napoleón firmó el Tratado de Valençay con España. José Bonaparte renunció a la corona y Fernando VII regresó al trono.

Reinado de Fernando VII

Se esperaba que Fernando VII fuera un monarca constitucional parlamentario, pero gobernó como monarca absoluto con el apoyo de la nobleza. Eliminó la Constitución y restauró la Inquisición.

Sexenio Absolutista (1814-1820)

Fernando VII intentó recuperar las colonias americanas, que se habían independizado durante la Guerra de la Independencia. Para financiar la reconquista, impuso impuestos indirectos a la nobleza y al clero, afectando a las clases bajas. La camarilla del rey influía en sus decisiones, llevando al país a la ruina.

Trienio Liberal (1820-1823)

En 1820, el levantamiento de Rafael Riego en Cabezas de San Juan obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de Cádiz. Surgieron dos grupos liberales: los doceañistas, conservadores, y los veinteañistas, más radicales. Los veinteañistas controlaban la Milicia Nacional. Los doceañistas limitaron el poder de Fernando VII, vendieron las propiedades de la Inquisición y suprimieron los mayorazgos. Fernando VII intentó recuperar el poder mediante rebeliones en Cataluña y Madrid, pero fracasaron.

El Congreso de Viena, formado por Austria, Rusia, Prusia y Gran Bretaña, planeó la derrota de Napoleón y la restauración de las fronteras. Francia intervino en España con los Cien Mil Hijos de San Luis, liderados por el Duque de Angulema, para restaurar el absolutismo. Los liberales huyeron con Fernando VII a Sevilla, pero finalmente lo liberaron. Fernando VII recuperó su poder absoluto e inició la Década Ominosa, suprimiendo las medidas del Trienio Liberal y creando juntas de fe y voluntarios realistas que perseguían a los liberales.

En 1830, Fernando VII derogó la Ley Sálica para que su hija Isabel pudiera reinar. Antes de morir, se ganó el apoyo de los liberales para asegurar el trono de su hija.

Regencia de Mò Cristina y el Problema Carlista

Tras la muerte de Fernando VII en 1833, su hija Isabel II, aún menor de edad, heredó el trono, con su madre Mò Cristina como regente. Los absolutistas, partidarios de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, iniciaron la Primera Guerra Carlista.

Primera Guerra Carlista (1833-1840)

Los carlistas, defensores del Antiguo Régimen y la monarquía absoluta, se concentraban en el País Vasco, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo. La guerra fue sangrienta, con episodios de crueldad por ambos bandos. El Tratado de Elliot (1835) intentó sin éxito un acuerdo de paz. La guerra culminó con el Abrazo de Vergara entre el general liberal Espartero y el general carlista Maroto, poniendo fin al conflicto.

Década Moderada

Durante la regencia de Mò Cristina, se intentó establecer un régimen liberal moderado. Se promulgó la Constitución de 1837, que establecía la soberanía nacional y la división de poderes. Se llevó a cabo la desamortización de los bienes de la Iglesia, con el objetivo de obtener recursos para el Estado y crear una clase de propietarios rurales afines al liberalismo.

Mò Cristina intentó aumentar su poder, lo que provocó la oposición de los liberales y su exilio, dejando a Espartero como regente.