El Carlismo y la Primera Guerra Carlista
El carlismo se convirtió no solo en un movimiento militar sino también en un movimiento político. Era contrario a la ideología liberal y a los derechos que esta ideología ponía en marcha. Defendía el tradicionalismo y la monarquía absoluta, además en poco tiempo también defendían el federalismo. En el mundo rural el liberalismo no era bien visto.
Grupos que apoyaban al carlismo:
- Campesinos
- Baja nobleza del Norte de España
- Sectores conservadores de la Iglesia
- Artesanos
- Oficiales del ejército
- Habitantes de áreas rurales (País Vasco, Navarra, Norte de Cataluña y comarcas del Maestrazgo y Castilla la Vieja)
La primera guerra carlista se centró en intentar un levantamiento general de los partidarios del carlismo en toda España. Al no lograrlo, la guerra se centró en el Norte del País Vasco y Navarra. Los carlistas no pudieron ocupar ninguna capital de provincia y en el asedio a Bilbao murió Tomás de Zumalacárregui. Se intentó volver a tomar Bilbao, pero fueron derrotados en la batalla del puente de Luchana, que le dio al general Espartero mucha fama por el triunfo. A partir de aquí, y con la ofensiva liberal, una parte del carlismo fue partidaria de negociar la paz y en agosto de 1839 se produjo el abrazo o convenio de Vergara que puso fin a la guerra en el País Vasco y Navarra. Don Carlos y otros partidarios se exiliaron. En la zona del Maestrazgo quedó una resistencia carlista encabezada por el general Cabrera, pero pasaron al exilio cuando Espartero tomó la ciudad de Morella.
La Regencia de María Cristina (1833-1840)
Al morir Fernando VII, su hija Isabel II solo tenía tres años. Por tanto, su viuda María Cristina sería quien asumiría la regencia tal y como estipulaba el rey. Se iniciaron parte de los cambios hacia el modelo liberal y se desarrolló la primera guerra carlista entre los partidarios del absolutismo y los liberales. Encargó a Martínez de la Rosa que formara un gobierno e inició el camino al constitucionalismo promulgando una carta otorgada, el Estatuto Real (1834), un texto de carácter conservador que no se había votado en las Cortes y que pretendía ser un sucedáneo de Constitución. Según el Estatuto, la monarquía continuaba teniendo una serie de atribuciones que se le negaban a las Cortes, con lo cual los liberales progresistas se opusieron a la vez que reivindicaban la soberanía nacional y la vuelta de la Constitución de 1812. Se crearon juntas revolucionarias. Los desórdenes públicos culminaron con la quema de conventos como la fábrica Bonaplata, la primera que tenía la máquina de vapor. Para frenar el movimiento revolucionario, la reina regente recurrió a los liberales progresistas para formar gobierno y Juan Álvarez Mendizábal ocupó la presidencia. Mendizábal perdió pronto el apoyo de la regente y tuvo que presentar la dimisión. Su sucesor se enfrentó al pronunciamiento de los sargentos de la guarnición del palacio de La Granja que obligaron a María Cristina a proclamar la Constitución de 1812, que fue reformada y dio lugar a la Constitución de 1837. Mendizábal fue nombrado nuevamente ministro y puso en práctica la desamortización de los bienes de las comunidades religiosas, que habrían de solucionar parte del problema financiero que motivaban las guerras carlistas. Muchos burgueses que tenían deuda pública que el Estado no había podido amortizar a causa de su grave situación económica, adquirieron tierras pagándolas con estos títulos, de manera que el Estado no recibía el dinero que había previsto.
El Reinado de Carlos III
Ha sido el rey ilustrado por excelencia en España. Emprendió un ambicioso programa de reformas. Enmarcado dentro de la corriente del despotismo ilustrado, algunas de las realizaciones fueron las siguientes:
- Las ideas de la fisiocracia hicieron que la superficie de cultivo se extendiera con nuevas roturaciones.
- Se introdujeron nuevos cultivos como el maíz, o la extensión por amplias zonas de cultivo como el viñedo y el olivar.
- Se propugnaron talleres artesanales para aprovechar temporalmente la mano de obra ociosa de los campesinos en épocas de descanso.
- El proyecto, en el que desempeñaron un papel básico las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País, encontró eco suficiente para enraizarse de forma permanente.
- Avanzó la industria de tejidos estampados de algodón, que tuvo en Cataluña su principal emplazamiento.
- Por Real Cédula del 12 de octubre de 1778, se concedía la libertad de comercio con América.
- Existió una gran preocupación por la modernización de la enseñanza, especialmente por la enseñanza técnica, y se impulsó la creación de las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País.
El Estallido de la Guerra de la Independencia
Es probable que el detonante fuera la presión de las tropas francesas de ocupación sobre la población civil española, la obligación de mantener a un ejército depredador de alimentos y bienes de consumo básicos, máxime cuando el país había atravesado recientemente por malas cosechas. Ya en abril hubo revueltas en León y Burgos, si bien, tras el levantamiento de Madrid el 2 de mayo de 1808, las acciones contra los ocupantes se propagaron por toda España. Un sector mayoritario de la Iglesia, que consideraba en peligro la religión y la tradición ante los sucesos de la Revolución Francesa, vivió el levantamiento como una cruzada. El bajo clero jugó un papel muy importante. La guerra de la Independencia de 1808-1814 es el acontecimiento universalmente aceptado que abre las puertas de la contemporaneidad en España, el primer referente de una historia nacional. Será un conflicto internacional porque se enmarca en las llamadas guerras napoleónicas. Será una guerra civil, porque la monarquía de José I tuvo sus partidarios. Será una crisis política porque todo el Antiguo Régimen se pone en entredicho en las Cortes de Cádiz con la Constitución de 1812.
Las instrucciones de Fernando VII al marchar hacia Bayona fueron terminantes: mientras estuviera fuera del país, las instituciones españolas debían cooperar con los generales franceses. Pero conforme avanzó el levantamiento del pueblo español, las instituciones, entre los rebeldes y un ejército francés resuelto a combatir con dureza la sublevación, perdieron el control de la situación. El resultado fue un vacío de poder. Al extenderse la insurrección, en las ciudades y en los pueblos alzados se fueron formando Juntas Locales. Integraban dichas Juntas propietarios, comerciantes, clérigos, abogados, nobles, es decir, las élites locales, gente de orden, pero existía en ellas un cariz revolucionario, pues las Juntas Locales eran poder constituido desde abajo, por tanto su legitimidad no venía de la designación de un monarca, sino del pueblo español. Las Juntas Locales fueron coordinándose y formaron 18 Juntas provinciales. En el mes de septiembre de 1808, las juntas provinciales se unieron en una Junta Suprema Central.
Fases de la Guerra de la Independencia
En una primera fase, las Juntas contuvieron al ejército francés. El 19 de julio de 1808 el ejército organizado por las Juntas de Sevilla y Granada, al mando del general Castaños, venció al francés en la batalla de Bailén. Tras la derrota, José I dejó Madrid y las tropas francesas se replegaron en el norte del río Ebro.
La segunda fase de la guerra se extendió entre el otoño de 1808 y el inicio de 1812, fue de dominio francés. Napoleón asumió personalmente las operaciones bélicas en España, y penetró con 300.000 soldados. Ocupó Aragón y Cataluña, a pesar de la resistencia de las ciudades de Zaragoza y Gerona. En diciembre de 1808, las tropas francesas volvían a entrar en Madrid, y un año después los ejércitos franceses dominaban toda España, salvo la ciudad de Cádiz.
La tercera y última fase comenzó en 1812. La posición francesa se debilitó por el envío de tropas a Rusia y el ejército de Wellington contraatacó desde Portugal empujando hacia el norte a los ejércitos de Napoleón. Finalmente, el 11 de diciembre de 1813, Napoleón liberó a Fernando VII, y le restableció en el trono. Fue una guerra desordenada y caótica, librada en muchos frentes y con estrategias militares diversas. Tras la batalla de Bailén, las tropas españolas actuaron subordinadas al ejército británico. La principal fuerza de choque de los españoles fue la GUERRILLA.