La Guerra Civil Española (1936-1939)
La Guerra en el Norte
A partir de finales de marzo de 1937, los nacionalistas concentraron sus esfuerzos en acabar con la zona republicana comprendida entre Vizcaya y la parte oriental de Asturias. La campaña en Vizcaya comenzó el 31 de marzo, con la Legión Cóndor bombardeando ciudades cercanas a Bilbao, como Guernica, durante varias semanas. El 19 de abril, las tropas navarras e italianas lograron entrar en Bilbao. En agosto, se inició la ofensiva sobre Santander, y el 26 del mismo mes la ciudad cayó, a pesar de tener una población mayoritariamente favorable al bando derechista.
Para distraer a las fuerzas franquistas, el Estado Mayor republicano lanzó la ofensiva de Belchite en el frente aragonés el 24 de agosto. Sin embargo, esta maniobra no tuvo éxito.
En septiembre, comenzó la ofensiva en Asturias, y el 21 de septiembre Gijón cayó ante las fuerzas franquistas. Con esta victoria, la zona republicana del Norte dejó de existir, y las importantes cuencas mineras de carbón y hierro, así como gran parte de la industria pesada, pasaron bajo control franquista.
Teruel y la Ofensiva Final
Después de la ocupación de Teruel por las fuerzas franquistas en febrero de 1938, estas lanzaron una ofensiva en Aragón, llegando al Mediterráneo en Vinaroz el 15 de marzo, dividiendo la zona republicana. En diciembre, comenzaron una última ofensiva sobre Cataluña, tomando Barcelona en enero de 1939. A pesar de la resistencia republicana, las fuerzas franquistas avanzaron y el 30 de marzo, Franco firmó su último parte de guerra, marcando el fin de la Guerra Civil Española.
El Desarrollo del Conflicto
El Desplome del Estado
La necesidad de enfrentar el levantamiento militar condujo a la formación de un sistema de poder popular basado en organizaciones políticas y sindicales de izquierda. Para contrarrestar la amenaza de los rebeldes, el gobierno republicano disolvió el ejército tradicional y alentó la formación de milicias populares, integrando a civiles en la defensa del país.
Como resultado, el poder del Estado central se debilitó significativamente y fue reemplazado en gran medida por consejos locales, comités y juntas revolucionarias, que asumieron funciones de gobierno en diferentes áreas.
El Gobierno de Largo Caballero
En septiembre de 1936, se formó un gobierno de concentración liderado por Francisco Largo Caballero, líder de la Unión General de Trabajadores (UGT).
El gobierno buscaba unificar los esfuerzos de los diferentes grupos políticos y sociales para resistir el avance de los sublevados. Sin embargo, las tensiones internas, especialmente con los comunistas y los anarquistas, debilitaron la capacidad del gobierno para tomar decisiones efectivas y unificar la resistencia republicana.
El Gobierno de Negrín
Tras la dimisión de Largo Caballero, Juan Negrín asumió el liderazgo del gobierno republicano. Negrín defendió una política de resistencia total hasta el final de la guerra, buscando mantener viva la esperanza de un eventual apoyo internacional que pudiera cambiar el curso del conflicto.
A medida que la situación republicana se volvía más desesperada, con la pérdida de Cataluña y el avance de las fuerzas franquistas, Negrín luchó por mantener la cohesión y la moral de las fuerzas republicanas.
La Zona Sublevada: La Creación de un Estado Totalitario
En la “zona nacional”, el levantamiento militar llevó a la instauración de un régimen fuertemente militarizado, con la Junta de Defensa Nacional asumiendo el control en nombre de los sublevados.
Bajo el liderazgo de Francisco Franco, se estableció un mando único con el objetivo de coordinar las operaciones militares y consolidar el control sobre el territorio sublevado.
La Creación del Partido Único
Franco promulgó el Decreto de Unificación, fusionando diferentes fuerzas políticas bajo el partido único Falange Española Tradicionalista y las JONS. Se prohibieron otros partidos políticos y se suprimieron las libertades civiles y políticas en favor de una ideología nacionalista, conservadora y católica.
El Gobierno de Burgos
En enero de 1938, se estableció el primer gobierno franquista en Burgos, con Franco asumiendo la jefatura del Estado y del gobierno. Se implementaron medidas represivas para eliminar cualquier forma de oposición y se estableció un régimen totalitario que controlaba todos los aspectos de la vida pública y privada.
Consecuencias y Desarrollo Regional
Las Consecuencias de la Guerra
La guerra civil causó un inmenso sufrimiento humano y material, con cifras estimadas de víctimas que oscilan entre 300,000 y 500,000 personas. Las pérdidas económicas fueron significativas, con daños en la infraestructura y la producción agrícola e industrial.
Las secuelas morales de la guerra, incluida la represión y el sufrimiento de la población civil, dejaron heridas profundas en la sociedad española que tardarían años en cicatrizar.
La Guerra Civil en Andalucía
La División de Andalucía
El golpe militar triunfó en ciudades con guarniciones militares, permitiendo a los sublevados tomar el control rápidamente. Sevilla se convirtió en el centro de operaciones franquistas en Andalucía, desde donde se coordinaron las acciones para expandir el control sobre la región.
La Dinámica de la Represión
Tanto en la zona republicana como en la sublevada, se emplearon tácticas brutales para consolidar el control y eliminar la oposición.
En la zona sublevada, la represión se llevó a cabo mediante ejecuciones sumarias y violencia indiscriminada, mientras que en la republicana, se promovieron colectivizaciones agrícolas y se persiguió a la Iglesia Católica y otras instituciones religiosas.
ituciones religiosas.