España: De los Reyes Católicos a las Reformas Borbónicas (Siglos XV-XVIII)

Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno. La guerra de Granada.

Tras la muerte de su hermanastro Enrique IV (1474), Isabel se autoproclama reina de Castilla. Juana, apodada la Beltraneja por sus enemigos políticos, se enfrentará a ella por el trono. Se iniciaba así la Guerra de Sucesión castellana (1474-1479) que finaliza con la firma del Tratado de Alcaçovas-Trujillo, por el cual se reconocía a Isabel como legítima heredera. Ese mismo año en que termina la guerra, muere Juan II y Fernando II hereda el reino de Aragón. Cabe destacar que la unión matrimonial no implica una fusión de reinos. No tuvo como consecuencia la creación de un nuevo y único Estado. Ambos conservaron sus propias instituciones, idiomas, leyes, monedas y tradiciones, aunque mantuvieron una política exterior conjunta. La Corona de Castilla destacó, al inicio del reino de los Reyes Católicos, por la conquista del Reino nazarí de Granada. Tras hacerse con las primeras ciudades andalusíes, en 1490 solo quedaba Granada. Después de un sitio de dos años, su rey Boabdil pactó la rendición y entregó la ciudad. La tolerancia religiosa prometida en las Capitulaciones de Granada se desvaneció en 1502, cuando el cardenal Cisneros los persuadió para que forzara a los mudéjares a convertirse o exiliarse. Los judíos ya habían sido forzados a convertirse o exiliarse en 1492.


Exploración y conquista de América. Incorporación del Nuevo Mundo a la Monarquía hispánica (desde 1492 y durante el siglo XVI).

Castilla financió el proyecto de Cristóbal Colón, según el cual, podría llegar a las Indias Orientales navegando por el océano Atlántico. Colón llegó a América el 12 de octubre de 1492, concretamente a una isla caribeña que denominó San Salvador. Las primeras conquistas tuvieron lugar en el Caribe, concretamente en Santo Domingo, Puerto Rico, Jamaica y Cuba. Más tarde, la costa mejicana fue explorada por Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalba entre 1513 y 1518. La costa de Florida por Ponce de León (1513), mientras que Juan Díaz de Solís penetró en la costa uruguaya y Río de la Plata en 1515 y Núñez de Balboa hacía lo propio con Panamá y el océano Pacífico. Finalmente, Magallanes y Sebastián Elcano conseguirían dar la primera vuelta al mundo. Las conquistas continuaron de la mano de Hernán Cortés cuando en 1521 se hizo con el Imperio azteca. Por otra parte, el Imperio inca fue sometido por Francisco Pizarro entre 1531 y 1533. La conquista de América no fue llevada a cabo solo por Castilla y pronto surgieron tensiones con Portugal. De este modo, se firmó el Tratado de Tordesillas (1494) para repartirse sus áreas de conquista. Una de las instituciones americanas más importantes fueron los virreinatos. El virrey era el representante del monarca en un espacio territorial delimitado. La Casa de Contratación, con sede en Sevilla, y el Consejo de Indias fueron dos organismos esenciales.


Los Austrias del siglo XVI. Política interior y exterior.

La herencia de Carlos I no solo incluyó los territorios de sus abuelos, los Reyes Católicos. Por vía paterna también adquirió Países Bajos, el Franco Condado, Austria, Tirol y parte del sur de los territorios alemanes junto con los derechos de emperador. Algunas de las principales dificultades que Carlos tuvo que enfrentar tras su coronación fueron la guerra de las Comunidades (1520 – 1522) y la revuelta de las Germanías en Valencia (1519 – 1522) y Mallorca (1520 – 1523). Sin embargo, fueron reprimidas rápidamente y se produjo su coronación imperial. Su política exterior estuvo marcada por sus conflictos con Francia, a quien arrebataría Milán, el Imperio otomano y las guerras de religión de Alemania. Uno de los desafíos con los que tuvo que lidiar su heredero, Felipe II, fue la revuelta de las Alpujarras (1568 – 1570). En Países Bajos entabló una lucha constante desde 1566 contra los independentistas. En cuanto a su política exterior, consiguió detener el avance turco por el Mediterráneo tras vencer en la batalla de Lepanto (1571) y se anexionó Portugal (1581). También hubo conflictos con Inglaterra desde 1584 por una contraposición de intereses políticos y económicos en el plano geopolítico.


Los Austrias del siglo XVII. Política interior y exterior.

Los Austrias menores protagonizaron una época de crisis y decadencia del Imperio Hispánico. Felipe III (1598 – 1621) cedió sus poderes al duque de Lerma a modo de primer ministro bajo la denominación de valido. En política interior decretó la expulsión de los moriscos en 1609 y en política exterior se aseguró de firmar la paz de Londres (1604) con Inglaterra y la Tregua de Amberes (1609) con Provincias Unidas. No obstante, la entrada en la Guerra de los Treinta Años coincidió con el final de su reinado. Felipe IV (1621 – 1665) eligió al conde-duque de Olivares como valido, quien inició una reforma militar y económica encaminada a recuperar la hegemonía hispánica. Muestra de ello es el Gran Memorial (1624) y la Unión de Armas de 1626. Su política, no obstante, resultó un fracaso. Surgieron conspiraciones en Andalucía y movimientos secesionistas en Cataluña y Portugal, el cual acabó independizándose. En política exterior se puso fin a la Guerra de los Treinta Años (1618 – 1648) con la Paz de Westfalia (1648), poniendo en evidencia la crisis de España y la pérdida de hegemonía europea de los Habsburgo. Provincias Unidas, además, se independizaron. Carlos II (1665 – 1700) estaba incapacitado para gobernar y no pudo conseguir descendencia. Su muerte, atravesada por la crisis del Imperio Hispánico, desembocó en la Guerra de Sucesión española. En ella no solo estuvo en disputa el trono de España, también lo estuvo la hegemonía europea entre el bando austriaco y el francés.


Sociedad, economía y cultura de los siglos XVI y XVII.

La sociedad española de estos siglos sigue siendo estamental. Existe un estamento privilegiado conformado por la nobleza, encargada de gobernar, y el clero, de orar y estudiar. El estamento no privilegiado, con menos derechos y libertades, estaba conformado por el pueblo llano que se dedicaba a trabajar. Sin embargo, en esta época ya encontramos a burgueses enriquecidos que destacan y buscan ennoblecerse. Las mujeres estaban subordinadas al hombre en todos los grupos sociales. La economía española del siglo XVI experimentó un crecimiento temporal debido al aumento de población y a la pujanza comercial que se estaba viendo beneficiada por las colonias conquistadas. El siglo XVII, no obstante, fue un siglo de crisis en España. El siglo XVI español estuvo marcado por las corrientes humanistas y renacentistas. Su objetivo era revalorizar el papel del ser humano en el mundo (antropocentrismo) a través de la recuperación del arte y los ideales del mundo clásico. Dos de los humanistas más destacados fueron Antonio de Nebrija y Francisco de Vitoria. En el siglo XVII se inicia el Barroco y será considerado el Siglo de Oro español por su enorme calidad, a pesar de ser una etapa de crisis económica. Algunas de las figuras más importantes son Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo, Luis de Góngora, Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Lope de Vega y, en pintura, Velázquez.


La Guerra de Sucesión. La Paz de Utrecht. Los pactos de familia.

La sucesión de Carlos II, sin descendencia directa, se disputó entre dos candidatos: Felipe de Anjou, nieto del rey Luis XIV de Francia, y el archiduque Carlos de Habsburgo. El testamento de Carlos II sentenciaba que el heredero sería el francés y, de este modo, fue coronado como Felipe V en 1700. Esta guerra fue, por una parte, una guerra civil española. Castilla se había decidido por los franceses, mientras que Aragón y Cataluña temían que la llegada de este centralismo acabara con sus instituciones y gobierno autónomo. Por otra parte, se transformó en un conflicto geopolítico europeo en el que se disputaba la hegemonía entre la dinastía francesa y la dinastía de Habsburgo. La guerra concluyó con los tratados de Utrecht-Rastatt (1713 – 1714) y se inició un nuevo sistema de relaciones internacionales que buscaba el equilibrio de potencias. A nivel territorial, España perdió los múltiples territorios como Gibraltar y Menorca, que pasaron a Reino Unido. La política exterior de Felipe V estuvo marcada por su alianza con Francia por motivos dinásticos y tomo forma con los Pactos de Familia. De este modo, quedaba consolidado un bloque borbónico enfrentado a Reino Unido y el Archiducado de Austria.


La nueva Monarquía borbónica. Los decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y alcance de las reformas.

La llegada de los Borbones a España supuso la aplicación del modelo absolutista francés. Este modelo que otorgaba al rey poderes totales de manera divina se entremezcló con la Ilustración. Fue el caso de Fernando VI llegó al trono en 1746 y llevó a cabo reformas de carácter ilustrado de la mano del marqués de la Ensenada. Carlos III fue uno de los máximos exponentes del despotismo ilustrado. Al inicio de su reinado hizo frente al Motín de Esquilache (1766) y se rodeó de filósofos ilustrados como Floridablanca. En general, Carlos III llevó a cabo varias reformas: la expulsión de los jesuitas (1766) la liberalización del comercio con América, la creación de academias y el desarrollo de obras públicas, especialmente en Madrid. En nuevo modelo de Estado implantado por los Borbones supuso una compleja transformación de índole centralista tanto a nivel político y económico como administrativo. A través de los Decretos de Nueva Planta (1707 y 1716), Felipe V abolió los fueros y las instituciones de la Corona de Aragón, haciendo que se integraran por completo en el sistema castellano. Navarra y las provincias vascas, sin embargo, fueron premiadas con el mantenimiento de sus fueros por haber apoyado al bando borbónico en la guerra. Su objetivo era crear un Estado centralizado cuya unión incrementara su potencia económica y militar. Así, Felipe V aunó todos estos reinos bajo un único organismo llamado Cortes Generales del Reino.


Las reformas borbónicas en los virreinatos americanos.

A lo largo del siglo XVIII, y especialmente con Carlos III, se desarrolló el denominado reformismo borbónico que también afectó a América. El objetivo era recuperar el control de las colonias. En este período se crearon dos nuevos virreinatos que procedían del denominado de Perú: el de Nueva Granada (actuales Colombia, Panamá y Venezuela) y el de Río de la Plata (Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia). A nivel político y administrativo, la Casa de Contratación se trasladó a Cádiz en 1718, aunque en 1790 se eliminó debido a la publicación del Decreto de Libre Comercio. Por otra parte, el Consejo de las Indias fue perdiendo atribuciones en virtud de las secretarías creadas por la monarquía borbónica. A nivel provincial se crearon Intendencias. En cuanto a las reformas económicas, su objetivo esencial era aumentar los ingresos de la Corona. Para ello trataron de incrementar la productividad y se implementó una reforma fiscal para que la recaudación de impuestos fuera más eficiente. No obstante, el Decreto de Neutrales de 1797 acabó por abrir el comercio americano a otros países europeos.


Sociedad, economía y cultura del siglo XVIII.

La sociedad española del siglo XVIII sigue siendo estamental, pero ahora comienza a disolverse en clases más fluidas y móviles ante la pujanza de la burguesía y, en buena medida, el empobrecimiento de la nobleza. De este modo, mientras se rompía con las cadenas feudales, se forjaban las cadenas del trabajo asalariado que subordinará ahora a la clase trabajadora, industrial y agraria, a la clase burguesa. Es decir, de un modo de producción feudal a un modo de producción capitalista en el que aún subsisten elementos del modo anterior. A nivel demográfico, España creció a lo largo de este siglo gracias a una mejora de la economía y la dieta. Los Borbones establecieron un sistema mercantilista en el que el Estado fomentaba el comercio y la adquisición de metales preciosos. Para desarrollar el comercio, el Estado suprimió buena parte de las aduanas para liberalizarlo y, en consecuencia, el tráfico aumentó. En agricultura la producción se incrementó gracias a la ampliación de la superficie cultivada. Pero el sector siguió siendo poco eficiente por sus características arcaicas y la falta de inversión de capital. En industria la monarquía, por le contrario, instaló una política proteccionista y fundaron empresas estatales llamadas Reales Fábricas. La Ilustración fue el movimiento cultural de esta época. Puso en valor el uso de la razón y la educación se consideró esencial para el progreso y la felicidad. El siglo XVIII fue esencialmente una revisión crítica de la historia anterior. Se pusieron en cuestión verdades admitidas previamente y, al mismo tiempo, pusieron los cimientos del mundo contemporáneo. Este examen crítico redujo el peso de la religión al tiempo que impulsaba la ciencia y la teoría política. El arte neoclásico trataba de emular la Antigüedad clásica de Grecia y Roma.