El Franquismo: Origen y Características
Tras la Guerra Civil (1936-1939), el franquismo se estableció como una dictadura que consolidó los poderes absolutos de Franco, confirmó el carácter antidemocrático de las instituciones y continuó la represión de los opositores.
Características del Franquismo
- Totalitarismo: Inspirado en el fascismo italiano y alemán, suprimió la Constitución de 1931, las garantías individuales y colectivas, los partidos y los sindicatos. Se formó un partido único: FET y de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista) o Movimiento Nacional. Destacaron el Frente de Juventudes, dedicado al adoctrinamiento de los jóvenes, y la Sección Femenina (1934, Pilar Primo de Rivera), para formar a la mujer con sentido cristiano y nacionalsindicalista. Se suprimieron los sindicatos de clase y se estableció la Organización Sindical (formada por 28 sindicatos: actividad industrial, agraria, de servicios, etc.), con afiliación obligatoria.
- Caudillismo: Franco acumuló todos los poderes: jefe del Estado, del gobierno, Generalísimo del ejército y jefe del partido único.
- Estado unitarista y centralista: Abolió los estatutos de autonomía y fomentó la españolización en territorios nacionalistas (País Vasco, Cataluña y Galicia).
- Confesionalidad del Estado: La religión católica era la oficial, con la jerarquía eclesiástica integrada en las instituciones, dando lugar a la unidad Iglesia-Estado, llamada nacionalcatolicismo.
- Control de los medios de comunicación: Sujetos a una fuerte censura y utilizados para la propaganda.
- Anticomunismo y antiliberalismo: Oposición al comunismo por sus valores contrarios a los cristianos, y al liberalismo por ser una doctrina individualista y ajena a la tradición del país.
- Represión de la oposición: Fuerte represión sobre los simpatizantes republicanos y los vencidos.
Familias Políticas del Franquismo
- Ejército: Participó activamente en el poder, como columna vertebral de la Dictadura, garantizando el orden. Muchos militares dirigían ministerios y ocupaban puestos de responsabilidad.
- Movimiento Nacional (Falange Española Tradicionalista y de las JONS): Base ideológica del régimen, controlaba los medios de comunicación y suministró gran parte de los cargos de la administración y del sindicato único. Su protagonismo disminuyó a partir de 1943.
- Iglesia Católica: Logró financiación y tuvo un gran peso en la vida social y el sistema educativo.
- Católicos: Participaron en los gobiernos franquistas, algunos pertenecientes a la Asociación Católica Nacional de Propagandistas en los años 50 y, ya en los 60, los tecnócratas, algunos vinculados al Opus Dei.
Apoyos Sociales del Régimen
El régimen fue respaldado por las élites económicas y sociales, que recuperaron el poder económico, social y político perdido en la II República, y por propietarios agrícolas pequeños y medianos del norte. Tras la Guerra Civil, las clases medias y populares configuraron una mayoría silenciosa. A día de hoy, pervive el llamado Franquismo sociológico, caracterizado por actitudes de conservación, transmitidas con frases como “Esto con Franco no pasaba“.
La Represión Franquista
La Represión Durante la Guerra
El régimen nunca buscó la reconciliación con los vencidos, sino la eliminación de la oposición. Durante la Guerra Civil, en el bando nacional, hubo violencia indiscriminada contra los represaliados (militantes de izquierdas: republicanos, socialistas, nacionalistas), detenciones, palizas, humillaciones públicas y fusilamientos. Los que se oponían eran considerados enemigos de España. Los agentes de la represión eran el ejército, la Falange, requetés o autoridades políticas.
Hubo 100.000 muertos por motivos políticos; solo en Navarra hubo 3.275 fusilados durante la guerra. El periodo álgido, el Terror caliente, fue de julio de 1936 hasta 1945. La violencia fue planificada; Mola señaló la necesidad de que esta se llevara a cabo con especial dureza para aniquilar cualquier oposición posterior. Se trataba de castigar y de infundir terror. En zonas del Valle del Ebro, del Guadalquivir y del Guadiana, la represión estuvo vinculada con la conflictividad agraria anterior a la guerra.
En esta época, dirigentes del Frente Popular, intelectuales, maestros, etc., fueron asesinados por sacas y paseos. Los asesinos sacaban a los del otro bando del pueblo y se los llevaban de paseo. Otra forma eran las sacas: sacar de la cárcel al prisionero para traslado y, en este, ser ejecutados. Su destino, las cunetas. En 1937 se practicó la justicia militar con juicios sumarísimos presididos por tribunales militares, sin juicio previo ni garantías legales.
La Represión Después de la Guerra
En la posguerra hubo entre 50.000 y 100.000 fusilados. En 1940, 280.000 personas (23.000 mujeres) fueron encarceladas por motivos políticos. Se abrieron campos de concentración, donde hubo más de 300.000 personas; el hacinamiento, más las deficiencias higiénicas y alimenticias, provocaron una elevada mortandad. 90.000 condenados fueron enviados a Batallones de Trabajadores, un sistema de trabajo forzado. Además, se crearon Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores para soldados poco identificados con el régimen, que trabajaron en obras de reconstrucción o en canteras, minas y edificios públicos.
En 1938, Franco creó el Patronato para la Redención de Penas por el Trabajo en colonias penitenciarias militarizadas o batallones de trabajadores, que suponían una mano de obra barata en grandes obras públicas o privadas, como en la fortificación militar del Estrecho de Gibraltar. Un día trabajado descontaba dos o tres días de cárcel.
Hubo represión de género. En ocasiones, se detenía a mujeres republicanas, se les cortaba el pelo al rape, se les obligaba a beber aceite de ricino, que provocaba diarrea, y se las paseaba con la banda de música del pueblo. Hubo también abusos en comisarías y cárceles. Con el final de la guerra, se promulgaron la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939, que perseguía a colaboradores de la República, y la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería en 1940, contra los opositores de la religión, la patria y sus instituciones.
La justicia sobre actividad política era aplicada por consejos de guerra, donde la indefensión de los procesados era casi total. En torno a 40.000 o 50.000 personas fueron juzgadas mediante juicios sumarísimos. En 1963 se creó el Tribunal de Orden Público (TOP), tribunal civil con jurisdicción especial para los delitos políticos.
Los vencidos sufrieron además multas económicas, confiscación y expoliación del patrimonio. Se llevó a cabo una depuración generalizada de los funcionarios y trabajadores de las administraciones públicas, como los maestros, y se presionó al sector privado para que actuara igual.
El nacionalismo se reprimió duramente, al considerarlo peligroso para la unidad de España. El catalán, el vasco y el gallego fueron tratados como simples dialectos y eliminados de la vida pública. La represión hizo que muchos nacionalistas se exiliaran.
Continuó la acción represiva contra iniciativas políticas y sindicales, que estaban prohibidas, dado que solo estaba autorizada la actividad del sindicato único. Hubo represión contra los homosexuales, caracterizada por la voluntad de ejemplaridad y castigo.
Otro episodio fue el de los niños robados, en torno a 30.000 niños arrebatados de sus madres, pues solo podían estar en la cárcel hasta los tres años, y luego pasaban a una institución del Estado, el Auxilio Social.
La incapacidad del franquismo de adaptarse a las demandas sociales y al contexto internacional precipitó la crisis del régimen.