El Reinado de Alfonso XIII: España a principios del siglo XX
A principios del siglo XX, España se vio sacudida por el desastre del 98, lo que obligó a los partidos dinásticos (conservadores y liberales) a iniciar una política reformista. La sociedad española experimentaba un progresivo desarrollo económico y modernización social, impulsado por la urbanización, el auge de las clases medias, la prensa de masas y la emergencia de los intelectuales. Sin embargo, el impacto de la Primera Guerra Mundial agravó los problemas políticos y sociales, culminando en la dictadura militar de 1923.
Desarrollo
En 1902, Alfonso XIII ascendió al trono, dando inicio a la segunda etapa de la Restauración. Se intentó modernizar el sistema político, pero el temor a una verdadera participación democrática perpetuó el turno dinástico, impidiendo una reforma profunda y conduciendo al sistema a su colapso.
El Regeneracionismo
Tras la pérdida de las colonias en 1898, el Regeneracionismo, impulsado por figuras como Joaquín Costa, buscó reformar el sistema desde dentro. Costa abogaba por la educación y la europeización como claves para la regeneración. Gobiernos de la Regencia de María Cristina y del reinado de Alfonso XIII intentaron seguir este camino. El nuevo siglo, sin embargo, coincidió con una crisis de liderazgo en los partidos dinásticos. Antonio Maura (conservador) y José Canalejas (liberal) fueron figuras clave del Revisionismo.
La “revolución desde arriba” del gobierno de Maura (1907-1909) fue una de las primeras manifestaciones del Revisionismo. En 1908, se creó el Instituto Nacional de Previsión, germen de la seguridad social. La Ley de Reforma Electoral de 1907, aunque no eliminó la corrupción ni democratizó el sistema, dificultó el fraude electoral.
El Partido Liberal de Canalejas (1910-1912) impulsó un regeneracionismo más ambicioso. Destacan la Ley del Candado (limitando la construcción de edificios religiosos) y la Ley de Reclutamiento (1912), que eliminó el “soldado de cuota”. Estas reformas se truncaron con el asesinato de Canalejas en 1912.
La Guerra de Marruecos y la Semana Trágica de Barcelona
Tras el desastre del 98, España orientó su política exterior hacia el norte de África. La Conferencia de Algeciras (1906) estableció un protectorado franco-español en Marruecos. España recibió el Rif y un enclave en la costa atlántica. La presencia española en el Rif provocó constantes ataques rifeños, culminando en la derrota del Barranco del Lobo en 1909. La movilización de reservistas, incluyendo jóvenes catalanes, desencadenó la Semana Trágica en Barcelona. El fusilamiento del anarquista Francisco Ferrer i Guardia, sin pruebas, como instigador de los hechos, provocó protestas internacionales y la dimisión de Maura.
La Semana Trágica y el asesinato de Canalejas (1912) marcaron un período (1912-1923) de crisis en los partidos dinásticos y el sistema de la Restauración. La oposición política se fortaleció, con partidos republicanos (Lerroux, Melquíades Álvarez), obreros (PSOE, anarquistas con la CNT desde 1910) y nacionalistas (Lliga Regionalista de Cambó en Cataluña, nacionalismo vasco moderado).
La Primera Guerra Mundial y la Crisis de 1917
En 1913, Alfonso XIII nombró presidente al conservador Eduardo Dato, quien enfrentó las consecuencias de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). España se convirtió en proveedora de materias primas y alimentos, aumentando las exportaciones y mejorando la balanza comercial. Sin embargo, el aumento de la demanda exterior elevó los precios sin un aumento paralelo de los salarios, generando descontento y conflictividad social.
La Primera Guerra Mundial acentuó las diferencias sociales y creó un clima de tensión que estalló en 1917 con protestas antigubernamentales. Esta crisis tuvo tres vertientes:
- Crisis militar: El excesivo número de oficiales, los ascensos por méritos de guerra (favoreciendo a los africanistas), y las diferencias salariales provocaron descontento, formándose las Juntas de Defensa que reclamaban ascensos por antigüedad y mejoras económicas. Alfonso XIII apoyó a las Juntas.
- Crisis política: El gobierno de Dato clausuró las Cortes e impuso la censura de prensa. En respuesta, se organizó la Asamblea de Parlamentarios en Barcelona, un “parlamento alternativo” impulsado por Cambó y la Lliga. La Asamblea fracasó por las diferencias entre sus miembros, la oposición del rey y el ejército, y el temor de la burguesía a la huelga general.
- Crisis social: El descenso de los salarios y el aumento de los beneficios empresariales llevaron a la CNT y la UGT a convocar una huelga general en 1917. La respuesta del gobierno fue la represión militar.
Los sucesos de 1917 no acabaron con la Restauración, pero la debilitaron gravemente.
La descomposición del sistema (1918-1923)
Entre 1918 y 1923, la inestabilidad política se agudizó con frecuentes cambios de gobierno. El sistema de la Restauración estaba en crisis. El fin de la Primera Guerra Mundial puso fin a la coyuntura económica favorable, aumentando las tensiones sociales, las afiliaciones sindicales, las revueltas campesinas en Andalucía y las huelgas en zonas industriales.
Entre 1919 y 1922, España vivió bajo estado de excepción. La guerra de Marruecos agravó la situación. En 1921, el desastre de Annual, con 13.000 bajas españolas, conmocionó al país.
Conclusiones
El desastre de Annual generó protestas y peticiones para abandonar Marruecos. El Expediente Picasso, resultado de una investigación militar, reveló irregularidades, corrupción e ineficacia en el ejército en África. Antes de que se depuraran responsabilidades, Primo de Rivera dio un golpe de Estado en 1923, instaurando una dictadura militar.