El Teatro Español del Primer Tercio del Siglo XX

Contexto y Características Generales

Al género teatral lo rodean circunstancias particulares. Como espectáculo pesan sobre él unos condicionamientos comerciales muy fuertes. Los gustos del público burgués son poco exigentes. Ello tiene consecuencias en dos terrenos:

  • En lo ideológico, son escasas las posibilidades de un teatro que vaya más allá de donde puede llegar la capacidad de autocrítica del público.
  • En lo estético, habrá fuertes resistencias ante las experiencias que se salgan de las formas tradicionales.

Así se explica que el teatro español del primer tercio de siglo se reparta en dos frentes:

Dos Frentes Teatrales

1. El Teatro que Triunfa

Continuador del que imperaba a finales del siglo XIX. En él se encuentran:

  • Benavente y sus seguidores. Comedia burguesa en la que hay, a veces, atisbos de crítica social.

  • Teatro en verso, neorromántico y con aportaciones formales del Modernismo, de orientación tradicionalista.

  • Teatro cómico, con predominio de un costumbrismo tradicional.

2. El Teatro que Pretende Innovar

Aportando nuevas técnicas o adoptando nuevos enfoques ideológicos.

  • Experiencias teatrales de algunos autores de la Generación del 98 y especialmente el teatro de Valle-Inclán.

  • Impulsos renovadores debidos a las vanguardias y a la Generación del 27 y, especialmente la obra dramática de García Lorca.

Jacinto Benavente

Más por coincidencia cronológica que por su talante, algunos lo adscriben a la Generación del 98, pero profesó más decididamente, en parte de su teatro, la estética modernista.

Su primera comedia ”El nido ajeno” (1894) no tuvo buena acogida y eso le llevó a escribir otras más acordes con el tipo de público al que había que halagar (”comedias de salón”) como ”La noche de sábado” y ”Rosas de Otoño”. Sus mejores obras: ”Los intereses creados” (1907), ”La Malquerida” (1913).

En los años 20, la fama de Benavente ya se ha consolidado. En 1922 se le concede el premio Nobel. Seguidores: Gregorio Martínez Sierra y Manuel Linares Rivas.

El Teatro en Verso

En un principio influido por los hallazgos modernistas, se caracteriza por tratar asuntos históricos y por su conservadurismo ideológico. En él se evocan con nostalgia episodios del pasado llenos de valores tradicionales.

Cultivaron este teatro Eduardo Marquina con obras como ”Las hijas del Cid” y ”En Flandes se ha puesto el sol”; Francisco Villaespesa autor de ”El alcázar de las perlas” y ”Abén Humeya”; los hermanos Manuel y Antonio Machado escribieron conjuntamente ”La Lola se va a los puertos”.

El Teatro Cómico

Engloba dos géneros que alcanzaron éxito de público: la comedia costumbrista y el sainete, que se caracterizan, en sus aspectos formales, por hacer hincapié en el ambiente pintoresco de determinadas regiones españolas, por la creación de personajes típicos, por su lenguaje avulgarado y humorístico y por su conservadurismo. En esta línea se encuentran:

  • Los hermanos Álvarez Quintero. Llevan a escena una Andalucía tópica y sin más problemas que los sentimentales. ”El genio alegre” (1906), ”Las de Caín” (1908).

  • Carlos Arniches. Es el más conocido autor de sainetes de ambiente madrileño: ”El santo de la Isidra” y ”La flor del barrio”. Desde 1916 intentó un nuevo género al que llamó tragedia grotesca, en el que se funden lo gracioso y lo conmovedor a la vez que se advierte una cierta crítica social. El título más conocido es ”La señorita de Trevélez” (1916).

  • Pedro Muñoz Seca se especializó en el astracán en el que se busca la comicidad a toda costa. ”La venganza de don Mendo” es una parodia versificada de los dramas históricos.

El Teatro en Torno a la Generación del 98

Miguel de Unamuno

Considera el drama como el instrumento más adecuado para presentar los problemas humanos que le obsesionaban. Ello hace que sus creaciones teatrales, como ”Fedra” (1911) y ”El otro” (1927) tengan como rasgos distintivos ser dramas de ideas, con un diálogo denso y sin concesiones a las exigencias escénicas, y primacía del tema sobre los personajes.

Azorín

Hizo tardíamente unos experimentos teatrales que iban en la línea de lo irreal y lo simbólico. Sus obras se basan en el diálogo, carecen de conflicto y sufren de estatismo. Algunas de sus obras son: ”Brandy, mucho Brandy” (1927), ”Angelita” (1930), ”Lo invisible” (su obra más importante, 1928).

Jacinto Grau

Se dedicó exclusivamente al teatro, un teatro distinto, denso y culto. Su obra, poco extensa, se interesa especialmente por grandes mitos o temas literarios, históricos, bíblicos. Obras: ”El hijo pródigo” (1918), ”El conde Alarcos” (1917), ”El burlador que no se burla” (1930). La más elogiada es ”El señor de Pigmalión” (1921), que trata sobre la rebelión de unos muñecos que a semejanza de los seres humanos acaban matando a su creador.

Ramón Gómez de la Serna

Ensayó la escritura de obras teatrales distintas de las comerciales, con resultados poco relevantes. Era, como él mismo dijo ”un teatro escrito para el que no quiere ir al teatro”. Entre 1909 y 1912 escribió 17 piezas breves como ”La utopía”, ”El laberinto”. En 1929 estrena ”Los medios seres” cuyos personajes aparecen con la mitad de cuerpo totalmente negra como símbolo de la personalidad incompleta.

El Teatro en la Generación del 27

Tres factores se pueden destacar en la dramática de la generación:

a) Una depuración del teatro poético.

b) La incorporación de las formas de vanguardia.

c) El propósito de acercar el teatro al pueblo.

Autores Destacados

Pedro Salinas. Escribió casi todo su teatro en el exilio. Obras: ”Judith y el tirano” y ”El dictador” (sus dos obras más largas. Algunas de un acto son: ”La cabeza de Medusa” y ”La estratosfera”.

Rafael Alberti había estrenado antes de la guerra dos obras muy distintas: ”El hombre deshabitado” (1930) de tipo surrealista y ”Fermín Galán” (1931) sobre un héroe republicano fusilado, representa su giro hacia la literatura comprometida.

Miguel Hernández se estrena con un auto sacramental ”Quien te ha visto y quien te ve” (1934), al que siguen melodramas sociales como ”Hijos de la piedra” (1935) y ”El labrador de más aire” (1937).

Alejandro Casona es un dramaturgo puro. Comienza su producción en 1934 con ”La sirena varada”, ”Otra vez diablo” y ”Nuestra Natacha” con la que tuvo un gran éxito más por su faceta política que por sus méritos. Continuó su producción en el exilio, con títulos como ”La barca sin pescador”, ”Los árboles mueren de pie” y ”La dama del alba” (sin duda la mejor de todas). Destacan en Casona la habilidad constructiva y la equilibrada combinación de realidad y fantasía.

Max Aub es autor de una valiosa producción teatral que comienza antes de la guerra con una serie de obras vanguardistas como ”Crimen”. Comienza en el exilio una etapa de madurez, centrada en los horrores de las guerras. ”San Juan” (1943) es su mejor drama, en el que refleja de la deriva de un barco cargado de emigrantes judíos huidos del nazismo.

Valle-Inclán

Algunos críticos lo han incluido en la Generación del 98, sin embargo, su evolución ideológica y estética no tiene apenas puntos en común. Fue mucho más radical que ellos en su crítica de la sociedad, de la cultura y de la política. Su teatro suele dividirse en 5 periodos:

  1. Ciclo modernista. A él pertenecen obras como ”El marqués de Bradomín” (1906).

  2. Ciclo mítico. Partiendo de su Galicia natal, crea un mundo mítico cuyos personajes se mueven por las fuerzas del mal (la violencia, la lujuria, la avaricia, la muerte… rigen los destinos de los protagonistas). Pertenecen a este periodo la trilogía ”Comedias bárbaras” (formada por ”Águila de blasón” (1907), ”Romance de lobos” (1908) y ”Cara de Plata” (1922) y ”Divinas palabras”.

  3. Ciclo de la farsa. Se trata de un grupo de comedias recogidas en un volumen titulado ”Tablado de marionetas para educación de príncipes”. Estas obras presentan un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco, y sus personajes, marionetas de feria, anuncian la llegada del esperpento.

  4. Ciclo esperpéntico. Está formado por ”Luces de Bohemia” y el volumen ”Martes de Carnaval”, que contiene ”Los cuernos de don Friolera”, ”Las galas del difunto” y ”La hija del capitán”.

El Esperpento

El esperpento, creado en 1920, da nombre a un género literario basado en la deformación sistemática de personajes y valores. Algunos de sus rasgos formales son:

  • El uso de contrastes entre lo doloroso y lo grotesco, lo trágico y lo cómico.

  • La riqueza del lenguaje, cuidadosamente elaborado, en el que hay una registros diferentes.

  • Las acotaciones teatrales, muy literarias, adquieren valor en sí mismas.

  • Los numerosos personajes y los continuos cambios de espacio y tiempo entre las escenas.

”Luces de Bohemia” (1920 y 1924) es su obra maestra. Basada en la vida del escritor bohemio Alejandro Sawa, narra la última noche del poeta Max Estrella.

  1. Ciclo final. En esta última etapa Valle-Inclán lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes deshumanizados y la técnica distorsionante del esperpento. Sus obras quedan recogidas en ”Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte”.

La Obra Teatral de Federico García Lorca

El tema dominante en casi todo su teatro es el enfrentamiento entre el individuo, cuyas armas son el deseo, el amor y la libertad, y la autoridad, es decir, el orden, el sometimiento a la tradición, a las convenciones sociales. Hay una mayoría de protagonistas femeninas ya que sobre ellas se cierne, en mayor medida que en los hombres, la amenaza de la frustración.

Se inicia en el mundo dramático con ”El maleficio de la mariposa” (1920), que no tuvo éxito. La siguiente obra ”Tragicomedia de Don Cristóbal y la señá Rosita” (1923) es una farsa de guiñol, al igual que el ”Retablillo de Don Cristóbal” (1931). Otras farsas pero pensadas para su representación por actores son ”La zapatera prodigiosa” y ”Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín”.

”Mariana Pineda” (1923) supone la primera tentativa de acercamiento al drama lírico. ”El público” (1929) y ”Así que pasen cinco años” (1931) anuncian el giro hacia el Surrealismo, que, tras su viaje a Nueva York, estará presente también en su poesía.

La trilogía rural formada por ”Bodas de sangre” (1932), ”Yerma” (1934) y ”La casa de Bernarda Alba”, incluye sus obras más celebres. Las tres presentan rasgos comunes: la índole sexual de los problemas tratados, la mujer como protagonista, la ambientación en el campo andaluz y el final trágico.