El teatro español anterior a 1939: entre la tradición y la vanguardia

TEATRO ESPAÑOL ANTERIOR A 1939: TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS PRINCIPALES

El teatro, por su condición de espectáculo, está sometido a la servidumbre de la taquilla; por tanto, hay que tener en cuenta no solo su aspecto literario, sino también el comercial. En el aspecto ideológico, este teatro no puede ir más lejos de la capacidad crítica del público y, en el terreno estético, el público pone fuertes resistencias a la innovación. Hay cuatro tipos de teatro:

LA COMEDIA BENAVENTINA

Es un teatro de obras bien hechas, bien escritas, con diálogos amenos e ingeniosos y situaciones típicas de la comedia de salón. En ella se reflejan las clases burguesas con sus gustos y sus valores. Para atraer al público, plantea situaciones que rozan la moralidad, como la infidelidad o el amor extramatrimonial. Jacinto Benavente es el representante de esta comedia convencional. Aunque comenzó con una obra audaz, el público no le permitió seguir esa senda y tuvo que escribir teatro burgués y convencional. Su obra maestra, Los intereses creados, adopta la tradición de la farsa, con los personajes de la comedia dell’arte italiana. Es una visión cínica de los ideales burgueses. También escribió un drama rural, La malquerida, sobre una pasión incestuosa; pero no acertó con el lenguaje rural, que no parece verosímil. Recibió el premio Nobel de Literatura en 1926.

EL TEATRO EN VERSO

También llamado teatro poético, es un teatro de estilo modernista e ideología tradicionalista que imita al teatro del Siglo de Oro. Sus principales cultivadores fueron Francisco Villaespesa, que escribe Doña María de Padilla con un estilo modernista superficial, y Eduardo Marquina, autor de dramas históricos como Las hijas del Cid o Teresa de Jesús. Los hermanos Machado también destacaron con Lola se va a los puertos, donde una cantaora, símbolo del pueblo andaluz, otorga su amor a un guitarrista, símbolo del pueblo.

EL TEATRO CÓMICO

Este teatro sigue la tradición de la comedia costumbrista y el sainete, con influjo de don Ramón de la Cruz y el género chico (zarzuela). Destacan los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, que triunfan con obras como El genio alegre o Las de Caín, en las que muestran la gracia andaluza. Carlos Arniches escribe sainetes de ambiente madrileño como El Santo de la isidra. Escribió asimismo una tragedia grotesca, La señorita de Trevélez, donde unos señoritos provincianos gastan una terrible burla a una solterona.

EL TEATRO INNOVADOR

Los autores del 98 intentan innovar en el teatro, aunque no llegaron al gran público. Unamuno pretende crear un teatro para transmitir sus ideas, con diálogos densos y personajes simbólicos que expresan conflictos existenciales, como en Fedra. Azorín no tuvo éxito. Jacinto Grau retoma los mitos literarios y escribe El señor de Pigmalión, en la que un artista crea unos muñecos que se rebelarán contra su creador. Pero el genio dramático es Valle-Inclán, que es el creador del esperpento, que une lo trágico con lo grotesco en un intento de superar el dolor y la risa deformando la realidad. Destaca Luces de bohemia, de 1920, que hace una crítica no solo a la bohemia literaria, sino a toda la vida cultural, política y social de la España de principios de siglo a través del recorrido por la noche madrileña de un poeta ciego, Max Estrella, y su lazarillo, Don Latino de Hispalis. Presenta a los personajes como seres grotescos y utiliza con gran talento diversos registros y voces que van desde el lenguaje literario hasta el argot. Otros esperpentos fueron recogidos con el título de Martes de carnaval (Los cuernos de Don Friolera, Las galas del difunto o La hija del capitán). Ramón Gómez de la Serna, en una línea surrealista, escribe Los medios seres, que no fue entendida.

La Generación del 27 también quiso renovar el teatro. Alberti escribió una obra de corte surrealista, El hombre deshabitado. Miguel Hernández escribe El labrador de más aire, una obra en verso. Alejandro Casona y Max Aub comienzan a escribir en esta época, pero sus mejores obras las escriben después del 39. El autor de mayor prestigio es Federico García Lorca. Comenzó como director de La Barraca, una compañía itinerante que divulgaba el teatro por los pueblos de España. Lorca cree en la función educadora del teatro. Su teatro se basa en el drama rural, en los títeres y en los clásicos españoles. Mezcla verso y prosa. Su primer éxito trata de amor y política: Mariana Pineda. Sus grandes obras son tres tragedias: Bodas de sangre, sobre una novia que escapa con su amante el día de la boda; Yerma, que es el drama de una mujer estéril; y La casa de Bernarda Alba, que es el drama que enfrenta la autoridad y la libertad. Bernarda somete a sus cinco hijas a un enclaustramiento total para guardar el luto de su marido. Aparecen temas como la locura, el suicidio o el drama rural de las mujeres de los pueblos de España.