El Teatro de Valle-Inclán: Vanguardia y Renovación Escénica

Según Ruiz Ramón, el teatro de Valle-Inclán es una de las más extraordinarias aventuras del teatro europeo contemporáneo y el de mayor originalidad. En la trayectoria dramática de Valle-Inclán se observa una constante voluntad de renovación formal y temática, y una pretensión de romper con el teatro de su época.

Inicios Dramáticos

Con estas obras aplicó el modernismo al drama. Sin embargo, Valle-Inclán se alejó del teatro simbolista con la incorporación de personajes con lenguaje y actitudes realistas, tratados de forma irónica y caricaturesca. En sus primeras obras, El Marqués de Bradomín y El yermo de las almas, Valle-Inclán dramatiza el tema decimonónico del adulterio, libre de la carga ética de la alta comedia. La dama enferma presenta los rasgos de la heroína decadente finisecular. En El Marqués de Bradomín destacan el empleo de procedimientos ridiculizadores.

Dramas de Ambiente Galaico

Todas las obras del ciclo mítico (Comedias bárbaras, Divinas palabras y El embrujado) están relacionadas por sus temas, personajes, atmósferas y significado, y se localizan en una Galicia mítica e intemporal. En ellas se representa una sociedad arcaica, elegida para ofrecer la visión de un mundo en el que la existencia humana se rige por fuerzas primarias. Los conflictos se centran en la lujuria, la soberbia, la crueldad, el despotismo, el pecado, el sacrilegio, la superstición y la magia.

Comedias bárbaras

Esta trilogía está compuesta por Águila de blasón, Romance de lobos y Cara de plata. Dramatiza la tragedia de los Montenegro. Sus personajes encarnan los impulsos elementales del ser humano y actúan movidos por oscuras razones. El personaje principal es don Juan Manuel Montenegro, despótico, cruel y violento, pero también justo y caritativo. Representante de la decadente aristocracia rural, simboliza al último de los héroes de un mundo en destrucción.

Divinas palabras

En este drama confluyen, en violento contraste, el mundo distorsionado de los esperpentos y la estilización decadentista. Destaca el personaje de Mari-Gaila, que oscila entre ambos. La acción se construye en torno a Laureaniño, el idiota, un enano hidrocéfalo cuyos familiares lo exponen en las ferias para ganar dinero. Cuando Mari-Gaila deja a Laureaniño para encontrarse con su amante, Séptimo Miau, un grupo de gente emborracha al enano hasta la muerte.

Farsas

Valle-Inclán es autor de cuatro farsas: La Marquesa Rosalinda, La cabeza del dragón, La enamorada del rey y La reina castiza. En sus farsas introduce personajes de la farándula, el uso de disfraces y el teatro dentro del teatro, buscando la ruptura del efecto de realidad escénica.

La Marquesa Rosalinda

Considerada la obra más modernista de Valle-Inclán, constituye una crítica abierta de España, de la que se ofrece una visión provinciana y en la que se burla de instituciones y costumbres.

La cabeza del dragón

Presenta un ambiente de cuento de hadas, pero alude a la mala situación económica española y critica especialmente a la monarquía, los cortesanos y los militares. En ella se parodia la literatura modernista de carácter evasivo, el exotismo y el medievalismo superficial.

La reina castiza

Esta obra posee implicaciones históricas y políticas más concretas que las otras. Constituye una sátira demoledora del reinado de Isabel II y se centra en la vida cotidiana de palacio. Cuando se estrenó, se convirtió en pieza emblemática de la causa republicana, a la que se había adherido Valle-Inclán. Lo grotesco desplaza totalmente a lo sentimental en La reina castiza, que, junto con Divinas palabras, prepara el camino para el esperpento.

El Esperpento

Es la forma dramática que instaura Valle-Inclán en la última etapa de su carrera teatral. El propio Valle-Inclán define el esperpento en la escena XII de Luces de bohemia, en donde Max le dice a don Latino que las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas: «Mi estética actual es transformar con matemáticas de espejo cóncavo las normas clásicas». Valle-Inclán, en unas declaraciones, decía que había tres formas de ver el mundo: de rodillas (los personajes se ven como héroes, ej.: Homero), de pie (si se miran al mismo nivel, ej.: Shakespeare) y si las miramos desde arriba (resultan como muñecos o peleles). El esperpento de Valle-Inclán presenta unos personajes como peleles, sin voluntad. Valle-Inclán transforma la realidad degradada a través de la sátira y lo grotesco, deforma la realidad exagerando los rasgos más destacados de una sociedad que se contradice por su comportamiento. El propósito de Valle-Inclán es mostrar la desoladora realidad de España, un mundo de injusticia y miseria que conduce a la muerte. Influyen algunos movimientos: Goya, Quevedo, Cervantes, el Guernica de Picasso, Rubén Darío y Buñuel.