El Sistema Político de la Restauración: Oligarquía y Caciquismo
Los Partidos Políticos
1. Partido Liberal Conservador
Recibió el nombre de Partido Conservador desde 1884. Asumía la herencia de moderados y unionistas. Se integraban en él la alta burguesía, aristocracia, alto funcionariado y clases dirigentes. Entre sus figuras destacaron: Cánovas del Castillo, Romero Robledo, Silvela, Antonio Maura.
2. Partido Liberal Fusionista
Partido Liberal desde 1885. Asumía la herencia ideológica de progresistas y parte de demócratas con la defensa de derechos individuales y del sufragio universal. Destacaron figuras como Sagasta, Montero Ríos, Moret y Canalejas.
“Mi deber es procurar, en cuanto esté a mi alcance, la formación de grandes partidos políticos, en los cuales pueda apoyarse el trono …” – Cánovas del Castillo
El Turnismo Bipartidista
La práctica del turnismo bipartidista fue rasgo esencial del sistema político de la Restauración. El turno era una fórmula política que, gracias a la manipulación electoral, daba a ambos partidos la posibilidad de alternarse en el gobierno de forma pacífica. Ambos partidos llegaron a un acuerdo para repartirse el poder y alternarse en el gobierno cada dos o tres años evitando que ninguno de los dos partidos quedara excluido del poder y tuviera la tentación de recurrir a los pronunciamientos militares para acceder al gobierno. Las bases para conseguirlo estaban en la manipulación, la corrupción y el caciquismo.
El Caciquismo
Aunque el caciquismo era un fenómeno que ya existía anteriormente, se convertirá en el rasgo más característico del nuevo régimen político y el funcionamiento del sistema político se basará en esta práctica política. Con el nombre de cacique se denominaba a los individuos más poderosos e influyentes de cada localidad que ejercían su influencia para obtener el apoyo político de la población y controlaban los resultados electorales. Destacaban en el ámbito rural y regulaban el movimiento político de la zona controlando los votos. Los electores sólo elegían libremente en los grandes núcleos de población. La alternancia en el poder estaba pactada entre Cánovas y Sagasta y suponía que antes de celebrarse las elecciones ya se conocían los resultados.
Procedimientos del Caciquismo
Entre los procedimientos empleados destacan dos:
a. El Encasillado
Era un método para “fabricar los resultados electorales”. Consistía en la elaboración de listas electorales por parte del ministro de Gobernación en las que figuraban los candidatos que el gobierno quería que fueran elegidos y donde cada casilla correspondía un distrito electoral. Estas listas electorales “encasilladas” las transmitía el Gobierno al gobernador civil de la provincia y éste negociaba con los caciques su consecución, de este modo tenían ganada la elección antes de producirse.
El cambio de gobierno no se realizaba tras el triunfo en unas elecciones, sino por decisión del Rey de entregar el poder a uno de los partidos turnantes que entonces convocaba elecciones y se garantizaba su mayoría.
b. El “Pucherazo”
Era un fraude electoral. Para lograr sus objetivos los caciques se valían de múltiples medios: añadir votos no emitidos si eran necesarios. Usaban además otros medios como amenaza de despido a obreros y campesinos si no votaban a los candidatos oficiales, fraude en la confección de las listas electorales, votos atribuidos a personas que ya habían fallecido, cierre de colegios electorales antes o después de la hora oficial, amenazas e incluso la destrucción de urnas con resultados desfavorables. El partido encargado de formar gobierno y convocar elecciones resultaba siempre ganador de las mismas.
El Sistema Canovista: La Constitución de 1876
Antonio Cánovas fue el creador del sistema político de la Restauración borbónica. Alfonso XII publicó el 1 de diciembre de 1874 el “Manifiesto de Sandhurst”, (redactado para Alfonso XII por el propio Cánovas y en teoría era la respuesta a las felicitaciones recibidas en su cumpleaños), en el que afirmaba que la única solución para los problemas de España, residía en el restablecimiento de la monarquía tradicional de los Borbones. Exponía los principios de la futura proclamación de la monarquía: dialogante, constitucional y democrática.
Pilares de la Teoría Política de Cánovas
La teoría política de Cánovas se apoyaba en cuatro pilares:
- Rey: según Cánovas la soberanía nacional tenía su identificación en la Historia de España e históricamente la soberanía había estado representada tanto por el Rey como por las Cortes. Deseaba una monarquía renovada, por encima de los partidos políticos, que se convirtiera en símbolo del progreso moderno y de la reconciliación entre todos los españoles.
- Cortes: junto al rey formaban la “constitución interna” del país y eran depositarias, conjuntamente, de la soberanía nacional.
- Constitución: consideraba necesario un código escrito que articulara la vida de una nación. Debía ser flexible en su interpretación para perdurar en el tiempo y para permitir gobernar a partidos distintos y acabar con el pronunciamiento como forma de acceder al poder.
- Turno de Partidos: se apoyaba en el parlamentarismo inglés. Cánovas actuaba de forma pragmática, buscando siempre el acuerdo con los partidos de la oposición. Era necesario que hubiera dos partidos, uno en el poder y otro en la oposición que se turnaran de forma pacífica en el ejecutivo. Incluso tomó sus nombres: Conservador y Liberal.
Cánovas del Castillo creía que el ejército debería volver a los cuarteles y que la inestabilidad política anterior había sido consecuencia de su exceso de intervencionismo. Cánovas puso en marcha el proyecto político que desembocaría en la Constitución de 1876 a través de la elección, en esta ocasión por sufragio universal según establecía la Constitución de 1869, de unas nuevas Cortes constituyentes en diciembre de 1875.
La Constitución de 1876
La Constitución de 1876 buscaba incluir a la mayoría de los grupos políticos para terminar con la sucesión de constituciones que provocaban las alternancias en el poder. Se proponía establecer un sistema político que permitiera el ejercicio de gobierno a todos los partidos que aceptaran el sistema liberal y la monarquía. Este fin se consiguió siendo la Constitución de más larga duración de toda la historia española, hasta 1923. (Volvió a estar en vigor entre 1930 y 1931).
Era una síntesis de la Constitución de 1845 y 1869 y descansaba en un modelo unitario y centralista del Estado. Las características más importantes son las siguientes:
- Afirmación del principio de soberanía compartida.
- Existe declaración de derechos: imprenta, reunión, asociación y petición.
- Declaración de la religión católica oficial del Estado pero con tolerancia hacia otras religiones.
- Sistema bicameral, Congreso y Senado, elegidas por sufragio que no se especifica pero que será, en principio, censitario.
- El rey tiene amplias atribuciones: iniciativa legislativa, sanciona las leyes, tiene derecho de veto, designa al jefe de gobierno, nombra los senadores, disuelve las Cortes, etc.
- Modelo centralista del Estado.
La Crisis de 1898: Cuba, Filipinas y Puerto Rico
La presencia española en Cuba era muy importante para ciertos sectores nacionales con intereses económicos en la isla: la burguesía catalana exportaba una parte importante de la producción textil y de ella venía a la península azúcar y tabaco que aportaban un flujo continuo de beneficios.
Causas del Proceso Independentista Cubano
Entre las causas del proceso independentista destacan tres:
- La intransigencia de España que llevó a muchos cubanos al exilio como en el caso de José Martí.
- El sentimiento patriótico de la población autóctona que pedía libertad de comercio entre Cuba y los demás países americanos.
- Los intereses de EE.UU. en la zona y su cercanía geográfica.
La Insurrección Armada en Cuba (1895)
En Cuba estalla en 1895 una nueva insurrección armada que supone el definitivo proceso de independencia cubano con el denominado “Grito de Baire“, (¡Viva Cuba libre!). Se produce tras un doble fracaso:
- El acuerdo establecido por Martínez Campos en el Convenio de Zanjón, 1878, no aportó soluciones políticas.
- No se consigue la aprobación por parte de las Cortes de un plan de reformas que les otorgaba una cierta autonomía, propuesto por Antonio Maura.
Destacan las personalidades de Antonio Maceo y Máximo Gómez, como jefes militares, y José Martí, como jefe político.
En Cuba el ejército español está dirigido primero por Martínez Campos, hasta 1896, que intenta utilizar la diplomacia antes que la fuerza, controlando las vías de comunicación y los centros productores de la isla y, después, por Weyler, hasta 1897, que utiliza procedimientos extremos con continuas represiones y fusilamientos. Estas medidas originaron una gran impopularidad de España en el mundo. Tras la muerte, en un atentado, de Cánovas en 1897 le sustituye un gobierno liberal con Sagasta que realiza concesiones de autonomía a Cuba y sustituye a Weyler por Blanco, pero no disminuye la presión que ejerce EE.UU. que intenta una compra secreta de la isla de Cuba. EE.UU. se sitúa dentro de los principios de la “Doctrina Monroe” de 1823, (“América para los americanos”).
La Explosión del Maine y la Guerra con EE.UU.
El 15 de febrero de 1898 tiene lugar la explosión del crucero norteamericano “Maine“, con 254 muertos, en La Habana. La opinión norteamericana culpa a los españoles y sirve de pretexto para un ultimátum a España y, después, en abril para la declaración de guerra. En España los políticos, la prensa y las masas eran partidarias, en su mayoría, de defender a toda costa la unión de Cuba a la metrópoli y se creaba un ambiente hostil a EE.UU. cuya potencia económica y militar se desconocía y minimizaba. Existía la creencia firme en conseguir la victoria en caso de guerra. Un sector de los intelectuales como Unamuno, Pi y Margall y Joaquín Costa, sin embargo se pronunciaron en contra de la guerra al grito de “¡Paz, paz, paz!”.
España fue a la guerra con un enorme desequilibrio de fuerzas en relación con su adversario. España acudió al conflicto bélico sin ninguna alianza internacional y sin una preparación adecuada, de ese modo quedó demostrada su inferioridad naval frente a la moderna flota estadounidense. El 3 de julio de 1898 la mayor parte de la escuadra española, mandada por Cervera “Con la conciencia tranquila voy al sacrificio”, es hundida en la bahía de Santiago de Cuba.
La Insurrección en Filipinas
En 1896, surge también el movimiento independentista en Filipinas, dirigido por José Rizal, ejecutado en 1896 en un acto muy controvertido por no existir demostración de delito. Destaca Aguinaldo como jefe militar. El 1 de mayo de 1898, España sufría la derrota de Cavite en Filipinas.
El Tratado de París (1898)
El desenlace en ambos escenarios fue rápido en contra de España que tiene que aceptar el Tratado de París, (10-XII-1898), por el cual EE.UU. impone la independencia de Cuba, y la renuncia a Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam. Todo ello provoca la caída de Sagasta y su sustitución por el conservador Silvela.
En 1899 España vende a Alemania las islas del Pacífico: Marianas, Carolinas y Palaos; era el fin definitivo del imperio colonial español y la redistribución de sus posesiones entre las diversas potencias dominantes en el mundo.
La I República y el Cantonalismo (1873-1874)
Fue proclamada el 11 de febrero de 1873 y supuso una ocasión republicana perdida. En pocos meses se sucedieron cuatro presidentes de la República:
- Estanislao Figueras fue su primer presidente, (febrero/junio). El gobierno aprobó una serie de proyectos como la abolición de la esclavitud en las colonias y convocó elecciones para Cortes Constituyentes en mayo que fueron ganadas por los republicanos federales, aunque con abstención muy alta (60%).
- En junio de 1873 las nuevas Cortes Constituyentes otorgan el poder a Pi y Margall, (junio/julio) y proceden a elaborar la Constitución “non nata” de 1873 que definieron el nuevo régimen como una República Federal con el objetivo de acabar con el centralismo existente. El gobierno tiene que hacer frente a diversos problemas:
- Nulo apoyo internacional. Sólo reconocida por EE.UU. y Suiza.
- División interna entre los republicanos con unitarios y federalistas, triunfa ahora la República Federal.
- Fragmentación administrativa del Estado con el movimiento cantonalista que origina la aparición de autoproclamaciones de poblaciones en repúblicas o cantones: Cartagena, Málaga, Alcoy, Badajoz, Sevilla, Cádiz, Salamanca, etc. manifestando la sensación de una incapacidad gubernamental para imponer el poder central. Se convirtió en una de las principales causas del declive de la República.
- Desarrollo de la guerra en Cuba y del conflicto carlista.
- Pi y Margall no consigue controlar la situación y dimite en julio de este año, siendo sustituido por Nicolás Salmerón que tiene unos planteamientos unitarios más conservadores, (julio/septiembre). Recurre al ejército para sofocar el movimiento cantonalista y se presenta como restaurador del orden público. Además reprimió los movimientos obreros internacionalistas. En septiembre de 1873 dimite del cargo alegando imposibilidad moral para firmar unas penas de muerte contra unos revolucionarios.
- Es sustituido por Castelar que impone una “dictadura republicana”, (septiembre/enero), reforzando el ejército y suspendiendo garantías constitucionales, para hacer frente a los problemas y restablecer el orden. Su programa se basaba en tres palabras: “Orden, Autoridad, Gobierno”. Suspende las Cortes durante tres meses y cuando vuelven a reunirse, 2 de enero de 1874, las Cortes le retiran su confianza. Cuando proceden a nombrar nuevo presidente de la República se produce la irrupción del general Pavía, en la noche del 2 al 3 de enero, que disuelve las Cortes por medio de la Guardia Civil que entra en el Palacio de la Carrera de S. Jerónimo y desaloja el hemiciclo. Terminaba así, en la práctica, una República que en once meses había tenido cuatro presidentes de República.
El Nacimiento de los Regionalismos Periféricos
El liberalismo intentó generar una conciencia de identidad nacional. Para ello los planes de estudio incluían como materia fundamental la historia de nuestro país. Reforzamiento del centralismo político y la primera muestra fue la abolición de los fueros de las provincias vascas en 1876, tras el final de la tercera guerra carlista.
A lo largo del siglo XIX aparecieron en España núcleos de intelectuales y grupos políticos que resaltaron públicamente las particularidades de algunas zonas de la periferia del país frente al modelo de estado centralista y unitario que implanta el liberalismo. Estos movimientos regionalistas o nacionalistas reivindicaban su derecho a gobernarse con sus propias leyes e instituciones basándose en una identidad propia, que incluía un idioma, unas leyes y unas costumbres comunes. Se inicia primero en los aspectos culturales con reivindicación del idioma propio, Cataluña se desarrolla la Renaixença catalana con Verdaguer o el Rexurdimento con Rosalía de Castro en Galicia, que eran movimientos románticos de recuperación de la lengua, de la historia y del derecho civil.
Cataluña
Cataluña había contado con sus propias instituciones políticas, leyes e idioma hasta la llegada de los Borbones, tras la Guerra de Sucesión, a principios del siglo XVIII. Su planteamiento era autonomista y no independentista, de modo que la unidad de los pueblos dentro del Estado no debía ser impuesta a la fuerza desde el centro, sino que debía ser consecuencia del desarrollo industrial y comercial. Destaca Prat de la Riba participa en la fundación, en 1891, de la organización autonomista “Unió Catalanista” de ideas conservadoras. Su programa, “Bases de Manresa” en 1892, reclamaba un amplio régimen de autogobierno para Cataluña y proponía un reparto de funciones entre el poder estatal central y el poder regional autónomo: gobierno y parlamento catalán, uso del idioma propio como lengua oficial y que los cargos públicos fueran ocupados por catalanes. Era la región más desarrollada e industrial de España.
Las pérdidas coloniales de 1898 suponen la interrupción de suministros de algodón desde EE.UU., originando la crisis del sector textil e impulsando reacciones políticas por parte de la burguesía catalana movidas con el deseo de conseguir la implantación de una autonomía administrativa y la adopción de medidas proteccionistas para su industria, en contra del librecambismo de los liberales. En 1901 Prat crea la Lliga Regionalista de Catalunya. Era un partido burgués y regionalista con una evidente dimensión española que sirvió de elemento de cohesión de la sociedad catalana que interpreta que el atraso económico es resultado del centralismo político. Fue la fuerza dominante en el primer tercio del siglo XX destacando la figura de Cambó.
País Vasco
En el País Vasco el nacionalismo tuvo características distintas al catalán. La supresión de los Fueros en 1876 fue considerada como un ataque contra los vascos por parte del gobierno central, y no como una medida contra los carlistas. Se asiste a una radicalización exaltando la “pureza racial”, el idioma y las tradiciones de los vascos, según planteamientos del propulsor del nacionalismo vasco, Sabino Arana, que adopta una postura antiespañola y funda el P.N.V. en 1895 con la pretensión de crear un Estado teocrático: Euzkadi.). Las ideas más importantes eran las siguientes:
- Afirmación de la raza y la lengua vasca
- Defensa de la tradición local y el mundo rural ante el avance del proceso industrializador.
- Catolicismo con un importante integrismo religioso.
- Anti españolismo: creación de un estado vasco independiente y consideración de los españoles como “enemigos”.
- Independencia de Euskadi, (neologismo creado por Arana en 1897), mediante la recuperación de los fueros. En la Euskadi independiente sólo se incluirían los vascos católicos confesionales, quedando excluidos no sólo los inmigrantes, sino también los vascos de ideología liberal, republicana o socialista.
- Antiliberalismo y anti socialismo. Los enemigos eran el gobierno liberal español y la inmigración.
Galicia
En Galicia el movimiento regionalista fue más cultural y lingüístico que político, buscando un modelo jurídico-político de descentralización designado con el término de autonomía. El regionalismo gallego y el nacionalismo posteriormente surgen como una respuesta al atraso económico. Nace en un ámbito rural y fue apoyado por los intelectuales que escriben en la lengua gallega. Destacan como ideólogos Alfredo Brañas, de ideología conservadora y Manuel Martínez Murguía, de ideología progresista.
Extremadura
En Extremadura durante la Restauración surgieron algunos intentos, entre sectores minoritarios, por crear una conciencia regional entre las dos provincias. Se realizaba una defensa de las clases populares con ataques al caciquismo, y se pedía una regionalización de la representación política. Entendían que el latifundismo y el absentismo de los grandes propietarios eran los principales causantes de los males de Extremadura. Destaca Antonio Elvira Berdeguer, (1892-1936), con el Manifiesto “Extremadura para los extremeños” (1920), en el que vierte su pensamiento acerca de la reflexión y la práctica regionalista. Con esta obra, que supone una de las mayores aportaciones a la Historia de nuestra Comunidad, expone sus ideas acerca de los problemas y soluciones a la situación por la que atravesaba Extremadura en dicha época.
A fines del siglo XIX las autoridades extremeñas mostraron preocupación por las mejora de la vida en las ciudades. Así además de construcciones industriales como mercados, hubo un considerable auge de las obras públicas que hicieron posible el abastecimiento de agua, las redes de alcantarillado, la pavimentación de calles y plazas y, sobre todo, la aparición de los primeros tendidos de luz eléctrica. Así la ciudad de Badajoz es dotada de luz eléctrica al comenzar la década de 1890. En Cáceres la primera instalación de luz eléctrica se produce en la feria de 1897 y en Plasencia, también en esta esta década se colocan focos eléctricos en la plaza y en algunos espacios junto a las puertas principales.