El Siglo XVIII en la Literatura Española: Transición y Renovación

Literatura Española del Siglo XVIII

La Literatura como Medio de Comunicación

La literatura del siglo XVIII se usó para difundir nuevas ideas, empleando modelos clásicos para conectar con el público.

Prosa Didáctica y Narrativa

En el siglo XVIII, conocido como “el siglo sin novela”, predominó la prosa didáctica. Aunque algunos autores usaron moldes narrativos, sus fines eran principalmente satíricos. Destacan:

  • Diego Torres Villarroel con Vida
  • El Padre Isla con Fray Gerundio de Campazas

El ensayo, ideal para difundir ideas ilustradas, ganó protagonismo. Entre los ensayistas clave se encuentran:

  • Benito Jerónimo Feijoo: con obras como Teatro Crítico Universal y Cartas Eruditas, buscaba combatir errores, supersticiones y prejuicios con un tono coloquial.
  • Gaspar Melchor de Jovellanos: autor de Pelayo, El Delincuente Honrado, y textos sobre problemas del país y propuestas de reformas (Memorias sobre Espectáculos y Diversiones Públicas, Informe sobre la Ley Agraria, Memoria sobre la Educación Pública).
  • José Cadalso: cultivó todos los géneros. En prosa destacan Cartas Marruecas (90 epístolas sobre historia, sociedad y moral) y Noches Lúgubres (diálogo en tres noches sobre la historia de Téliato).
  • Ignacio de Luzán: autor de La Poética, texto clave del neoclasicismo que aborda la imitación, la claridad, el orden y la proporción en el lenguaje.

Poesía: Diversas Modalidades

A mediados del siglo XVIII, surgió una poesía que eclipsó el estilo barroco, presentando diversas modalidades:

  • Poesía Rococó: Léxico refinado, metros cortos, ritmo marcado y estrofas breves. Temas: amor, belleza femenina. Se vincula a la poesía bucólica y anacreóntica. Destaca Nicolás Fernández de Moratín.
  • Poesía Ilustrada: Fusiona temas ilustrados con la influencia clásica. Destaca Manuel José Quintana.
  • Poesía Didáctica: Transmite nuevas ideas en verso. Destacan las fábulas de Félix María Samaniego y Tomás de Iriarte.
  • Poesía Neoclásica: Gusto refinado y severo. Autores: Leandro Fernández de Moratín, Quintana y Alberto Lista.
  • Poesía Satírica: Diversidad de metros. Destacan Nicolás Fernández de Moratín, Samaniego y Jovellanos.

Teatro: Tradición y Renovación

El siglo XVIII experimentó una gran afición al teatro, con enfrentamientos entre defensores del teatro posbarroco y los partidarios del neoclasicismo.

Teatro Posbarroco (Primera Mitad del Siglo)

Continuó las fórmulas de Calderón, complicando la intriga y el montaje. Algunos dramaturgos introdujeron innovaciones como la concentración del espacio, tiempo y número de personajes. Autores: Antonio Zamora (El Convidado de Piedra) y José de Cañizares (El Domine Lucas).

Teatro Neoclásico (Segunda Mitad del Siglo)

Los ilustrados se opusieron al teatro del Siglo de Oro por razones estéticas y políticas, buscando un teatro verosímil. Propusieron el respeto a las unidades clásicas (acción, tiempo y lugar). Fue un teatro minoritario, con la excepción de El Sí de las Niñas de Leandro Fernández de Moratín. Se distinguen dos corrientes:

  • Teatro Popular: Comedias de magia, militares, sentimentales o lacrimosas (El Delincuente Honrado de Jovellanos). El sainete, pieza humorística, reflejó la vida cotidiana. Ramón de la Cruz destacó con sainetes costumbristas (Las Castañeras Picadas), satíricos (El Petimetre) y parodias (El Manolo).
  • Teatro Ilustrado: Los ilustrados vieron el teatro como herramienta educativa y política. Se impulsó una reforma teatral en contenido y forma. Géneros cultivados:
    • Tragedia Neoclásica: Imitaba modelos franceses e italianos, respetando las tres unidades. Tema principal: la lucha por la libertad. Obra destacada: Raquel de García de la Huerta.
    • Comedia Neoclásica: Mostraba una realidad idealizada, con personajes comunes. Criticaba vicios sociales, promoviendo la razón. Inicialmente en verso, Leandro Fernández de Moratín introdujo la prosa.

Leandro Fernández de Moratín

Hijo de Nicolás Fernández de Moratín, fue el dramaturgo más exitoso del siglo XVIII, llevando a escena los ideales ilustrados. Conocedor de las técnicas dramáticas, escribió obras en prosa (Viaje a Italia, Orígenes del Teatro Español) y cinco comedias que reflejaban la vida social y las preocupaciones de la burguesía: El Barón, La Mojigata, El Viejo y la Niña, El Sí de las Niñas y La Comedia Nueva o el Café.