El Sexenio Revolucionario (1868-1874): Intentos Democratizadores y Ensayo Republicano
Introducción: Contexto Español y Europeo Previo a la Revolución
El reinado de Isabel II marcó la consolidación del Nuevo Régimen y la creación de un estado liberal, aunque bajo un modelo doctrinario, censitario y conservador, favoreciendo los intereses de la oligarquía. El Sexenio Revolucionario representa un intento de instaurar un liberalismo democrático, ampliando la participación política a las clases medias y populares, con el protagonismo de los partidos progresista, demócrata y republicano.
Entre 1860 y 1870, se vivió un período de revoluciones y guerras a nivel global: la Guerra de Secesión en Estados Unidos, las unificaciones de Italia y Alemania, y la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores. Este contexto reflejaba la transición de una economía agraria a una industrial, del liberalismo a la democracia, y del protagonismo de las minorías al de las masas, así como el cambio cultural del Romanticismo al Realismo.
En España, desde 1868, se agudizó una crisis económica y social, con insurrecciones campesinas y obreras, y el deseo de la burguesía baja y los obreros de participar en la política. La oposición (progresistas, demócratas y republicanos) acordó en el Pacto de Ostende convocar una Asamblea Constituyente y actuar contra la monarquía de Isabel II, buscando cambios políticos para afrontar los nuevos problemas.
La Revolución de 1868 buscaba implantar el liberalismo democrático en España, pero fracasó tras seis años de inestabilidad, regresando al dominio de la oligarquía con la Restauración.
Objetivos Políticos del Sexenio Democrático
Este breve pero intenso período (seis años) incluyó: un gobierno provisional, una monarquía, una república unitaria, un intento de república federal, dos constituciones (1869 y 1873), una guerra colonial y dos guerras civiles (carlista y cantonal). Sus objetivos fueron:
- Vertiente política: Sustituir el liberalismo doctrinario por el liberalismo democrático.
- Vertiente social: Avanzar en la justicia social, coincidiendo con la organización del movimiento obrero.
- Vertiente religiosa: Separar Iglesia y Estado, relegando la religión al ámbito personal.
Las fuerzas sociales que impulsaron este cambio fueron: las clases populares urbanas, la burguesía catalana (que promovía un movimiento democrático federalista desde Barcelona), los intelectuales de la generación de 1869 (seguidores del Krausismo y fundadores de la Institución Libre de Enseñanza), y partidos políticos como la Unión Liberal, el Partido Progresista (defensor de la soberanía nacional) y el Partido Demócrata (inspirador del nuevo Estado).
El Estallido de la Revolución: Septiembre de 1868 (“La Gloriosa”)
Durante el reinado de Isabel II, los pronunciamientos militares eran frecuentes. Sin embargo, el de 1868 fue diferente, invocando a la Nación para un cambio de régimen, basado en el Pacto de Ostende y con participación civil y militar.
La acción militar, conocida como “La Gloriosa“, tuvo dos escenarios principales: el 18 de septiembre, las fuerzas navales en Cádiz, lideradas por el almirante Topete, anunciaron el destronamiento de Isabel II; simultáneamente, el general Serrano, en el puente de Alcolea, logró la retirada de las tropas gubernamentales. La revolución, apoyada por militares y civiles, se extendió desde Andalucía, Levante y Cataluña a toda España, con manifestaciones populares. La reina, que estaba en San Sebastián, huyó a Francia.
Primera Etapa: El Gobierno Provisional (1868-1871)
Los Políticos
Tras el pronunciamiento de Topete, Sagasta, Prim y Serrano, y la huida de la reina, se formó un gobierno provisional el 4 de octubre de 1868, presidido por el general Serrano. Este gobierno, compuesto por unionistas y progresistas (destacando Prim y Sagasta), enfrentó tensiones con las Juntas, que eran partidarias de una república.
Medidas Legislativas
Se proclamaron las libertades de prensa, reunión, asociación, enseñanza y culto; se disolvieron las órdenes religiosas; se estableció el sufragio universal masculino; y se convocaron elecciones para Cortes Constituyentes. Estas Cortes, reunidas el 11 de febrero de 1869, dieron mayoría a los partidarios de una monarquía (distinta a la de Isabel II). Serrano fue confirmado como jefe del poder ejecutivo (Regente) y Prim como jefe de gobierno.
Se elaboró la Constitución de 1869, la más democrática del siglo XIX. Destacaba su amplia declaración de derechos (libertad de cultos, inviolabilidad del correo, libertad de enseñanza). Se estableció una monarquía parlamentaria, limitando el poder del rey. La independencia judicial se garantizó con oposiciones a juez. El Senado volvió a ser electivo y se confirmó el sufragio universal, junto con el jurado popular.
Problemas del Gobierno Provisional
El gobierno provisional enfrentó sublevaciones campesinas, revueltas obreras, insurrecciones en Cuba y Puerto Rico, y dificultades para encontrar un rey. Prim optó por Amadeo de Saboya, ya que la Casa de Saboya, artífice de la unificación italiana, gozaba de prestigio entre los liberales.
Segunda Etapa: El Reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873)
Amadeo de Saboya inició su reinado con el asesinato de su principal valedor, Prim. Los problemas se agudizaron.
Problemas de Amadeo de Saboya
Amadeo enfrentó un amplio rechazo:
- La alianza de unionistas, progresistas y demócratas, que lo había llevado al trono, se resquebrajó. Su reinado se caracterizó por la inestabilidad política y las disensiones entre los partidos.
- Los republicanos, procedentes del Partido Demócrata, reclamaban reformas radicales y eran fuertemente anticlericales.
- El partido alfonsino, liderado por Cánovas del Castillo, representaba el conservadurismo y buscaba la vuelta de los Borbones (Alfonso, hijo de Isabel II).
- El naciente movimiento obrero, tras la I Internacional Obrera (Londres, 1864).
- Conflictos internos: la Tercera Guerra Carlista (País Vasco, Navarra, Maestrazgo) y los problemas coloniales en Cuba y Puerto Rico. Un intento de abolir la esclavitud en estas colonias fue boicoteado por los hacendados y la nobleza, con el apoyo de Cánovas y la Iglesia.
Tercera Etapa: La Primera República (1873-1874)
La marcha de Amadeo de Saboya creó un vacío de poder que se intentó cubrir con la proclamación de la I República, el mismo día. Sin embargo, fracasó en menos de un año.
Problemas Externos e Internos
- Continuaron las sublevaciones obreras y campesinas, las guerras carlistas y los conflictos coloniales.
- La oposición conservadora, dirigida por Cánovas, conspiraba para restaurar la monarquía borbónica.
- Se sucedieron desórdenes callejeros, manifestaciones, escándalos políticos, altercados anticlericales y pronunciamientos militares.
- Dentro de los republicanos había gran división: federalistas “benevolentes” (control del orden público, liderados por Pi y Margall), federalistas “intransigentes” (radicalizados, liderados por José María de Orense) y unitarios (conservadores, centralistas, dirigidos por Castelar).
- Hubo cuatro presidentes de la República en menos de un año: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar.
- Se elaboró un proyecto de Constitución en 1873 (similar a la de 1869, pero declarando una república federal), que no llegó a promulgarse.
El Cantonalismo y el Fin de la República
El cantonalismo fue la expresión de la radicalización del federalismo y del movimiento obrero. Consistió en la declaración de estados independientes en diversas ciudades españolas, buscando organizar la República “desde abajo”, para luego unirse en una federación. Los cantones más importantes fueron Cádiz, Algeciras, Tarifa, Sevilla, Loja, Salamanca, Granada y, sobre todo, Cartagena. Fueron reprimidos por el ejército, excepto Cartagena, que resistió hasta el final de la República.
El golpe del general Pavía acabó con el sistema republicano. Algunos historiadores consideran que la Primera República no finalizó ese día, sino que hubo una segunda etapa republicana, más conservadora. Cánovas del Castillo, aprovechando la situación, logró restaurar la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII (hijo de Isabel II). El fin definitivo llegó con el golpe de estado de Martínez Campos en Sagunto, el 30 de diciembre de 1874.
El primer intento de liberalismo democrático puro fracasó. La Restauración significó la vuelta de los Borbones, el dominio del liberalismo dogmático y la preponderancia de la oligarquía.
Valoración del Primer Republicanismo Español
Según J. Fontana, las fuerzas victoriosas de la Revolución de 1868 no buscaban una revolución social, sino un golpe de estado con matices revolucionarios aportados por los sectores más progresistas. Para él, el golpe de 1874 fue una vuelta a la política de 1868, más que una restauración, y “Cánovas completaba y perfeccionaba la obra iniciada por los Prim, Sagasta y compañía”.
Para Tuñón de Lara, la República no llegó por una acción multitudinaria, sino “porque el Estado no tenía en aquel momento ninguna otra salida”.
La República fue dirigida por políticos demócratas, intelectualmente preparados y con un alto sentido de la ética, pero que no supieron articular una “revolución desde arriba”, como haría Maura más tarde.