Poesía
Fue el gran género del momento, por ser el más adecuado para expresar el sentimiento y la personalidad del autor. Incluso el lirismo aparece en otros géneros y colabora con la idea romántica de poner en cuestión la distinción entre géneros. Un buen ejemplo de esto último sería el caso de Hölderlin, quien escribió una novela, Hiperión, y una tragedia, La muerte de Empédocles, de intenso lirismo en las que la emoción poética del fragmento domina sobre la típica narración de una historia. La poesía romántica evita atenerse a las reglas al reclamar la libertad de expresión, una expresión que surge del interior, del sentimiento, no de las normas. Los poetas optarán a veces por un tono contenido e intimista (Novalis, Keats), otras por uno más grandioso y épico con la rebeldía como tema recurrente (Lord Byron, Victor Hugo, Espronceda).
Lírica Alemana
Alemania fue el gran país del Romanticismo tanto en el pensamiento como en las obras de diversos géneros. En poesía vamos a destacar a dos autores:
Hölderlin (1770-1843)
En su poesía trata el tema romántico de la búsqueda de la plenitud, en la naturaleza o, lejos del medievalismo de ciertos románticos, en la Grecia clásica. Hölderlin, en su idea de la plenitud de la belleza, sitúa el arte y al poeta en un lugar privilegiado; el poeta es un ser capaz de llegar a un límite por el que conoce o crea lo bello y puede transmitir la verdad a los hombres. Por último, ve en la Grecia soñada una relación de los hombres con una naturaleza llena de energía y con los dioses que añora.
Novalis (1772-1801)
Escribió una sola obra poética: Los himnos a la noche. Obra escrita tras la muerte de su amada y que trata de su ausencia y del deseo de reencontrarse con ella. Pero a partir de ahí la obra se carga de sentido y presenta un viaje al centro de la intimidad, es una realidad misteriosa y oculta que el poeta descubre. Busca de este modo un espacio y un tiempo en los que los opuestos dejan de serlo.
Lírica Inglesa
Comienza el Romanticismo con William Blake. Algo más tarde están unos poetas en los que domina la rebeldía contra toda norma social, moral o política (Lord Byron y Shelley).
Keats
Insiste en la capacidad creativa de la imaginación poética; con ella el Yo busca la belleza, da mucha importancia a lo sensual, a los sentidos, presiente que la belleza se sitúa en la distancia, en la enérgica Grecia de la antigüedad, como sucedía en Hölderlin, o en un ideal lejano.
Otros Países: Leopardi
Plantea una salida: la imaginación, que es necesariamente algo impreciso. De este modo, con la ilusión, con la poesía, se crea belleza indefinida que es una respuesta a la vida. La belleza del pasado, de la naturaleza embellecida por la ilusión y el recuerdo, del amor, siempre asociadas a lo ausente, tienen algo de engaño por esconder la realidad, la nada, el vacío. A partir de un momento Leopardi rechaza toda consolación. De ahí su crítica al cristianismo; pero no solo le parece mal el espiritualismo sobrenatural, el consuelo de un más allá, también el que predique la resignación y haga inactivo al hombre. Esto nos lleva a una segunda cuestión en el poeta: cómo encarar la adversidad ante una naturaleza enemiga. La vida es cruel con el hombre y culpa a la naturaleza de la desdicha pues la infelicidad es natural, es el destino que deja nacer a los hombres para ser desgraciados. Ante la desgracia hay que tomar una actitud digna. Emoción y dolor, infelicidad y dignidad van unidos en Leopardi. El amor está cerca de la muerte (amore et morte) porque es una mezcla de placer y dolor. La mayor consolación sería la muerte.
Prosa
En la novela de esos años más acorde al espíritu romántico es la novela sentimental. Así, es una buena parte de la novela inglesa que continúa la tradición iniciada por Richardson con obras protagonizadas por mujeres. Más propiamente románticas son las novelas intimistas narradas en primera persona con un estilo en el que domina la pasión; en ellas se analizan los estados de ánimo a partir de una historia amorosa; por ello hay poca acción al primar la profundización en los sentimientos. Cabe destacar también la novela histórica, que no busca la reconstrucción fiel de una época sino más bien cierta idealización, aunque utilizan ciertos datos reales. Los protagonistas suelen ser héroes llenos de virtudes, pero son personajes planos. También se desarrolla, con el gusto por el misterio, la novela gótica: novelas de terror en las que son frecuentes paisajes sombríos, escenas nocturnas. Seguramente la más característica es Frankenstein de Mary Shelley, que es una alegoría sobre los peligros a los que nos lleva la razón. Por último, en estos años, con el desarrollo del periodismo, se inician las novelas por entregas en prensa, novelas de estilo sencillo, pues van dirigidos a una amplia gama de lectores, que utilizan el suspense para asegurarse la fidelidad de su público y que suelen tener numerosas peripecias. Hubo ciertas obras importantes como Los Tres Mosqueteros o El Conde de Montecristo (Alejandro Dumas).
Cuentos
El relato breve fue un género muy frecuente en el Romanticismo, especialmente en Alemania. A menudo son de carácter fantástico y misterioso como en los alemanes Hoffman o Tieck; en ocasiones, dado el interés nacionalista por las tradiciones locales del Romanticismo, miran a lo popular, a las leyendas.