El Reinado de Isabel II
La Regencia y la Primera Guerra Carlista
A la muerte de Fernando VII en 1833, su esposa, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, asumió la regencia con el apoyo de los liberales y en nombre de su hija, la futura reina Isabel II. El conflicto con su cuñado, Carlos María Isidro de Borbón, que aspiraba al trono en virtud de la pretendida vigencia de la Ley Sálica, llevó al país a la Primera Guerra Carlista.
La Mayoría de Edad y el Intento Modernizador
En 1843, Isabel II alcanzó la mayoría de edad y se sucedieron varios periodos caracterizados por un intento modernizador de España. Sin embargo, este se vio contenido por las tensiones internas de los liberales, la presión de los partidarios del absolutismo y la influencia del estamento militar.
La Personalidad de Isabel II y el Antiguo Régimen
La personalidad de Isabel II, con un carácter aniñado y sin dotes para el gobierno, impidió que el debido tránsito del Antiguo Régimen a un modelo liberal culminara. España llegó al último tercio del siglo XIX en condiciones desfavorables respecto a otras potencias europeas.
La Década Moderada (1844-1854)
El liderazgo del Partido Moderado recayó en el general Narváez, quien asumió la presidencia del gobierno en 1844. Durante este periodo de relativa estabilidad, los moderados trataron de dar un vuelco a los avances en las libertades de la regencia de Espartero. Impusieron una nueva Ley Municipal con sufragio directo censitario y reforzaron el centralismo. También dictaron la Constitución de 1845, que regresaba al modelo de soberanía compartida entre el rey y las Cortes y reforzaba los poderes de la corona.
El Bienio Progresista
Tras el cese de Narváez en 1846, se inició el Bienio Progresista con Espartero como Presidente del Consejo. Este periodo se caracterizó por las prácticas liberales de Espartero en cuanto a la Iglesia y la desamortización. Sin embargo, la comunión entre Espartero y O’Donnell, Ministro de la Guerra, no estuvo exenta de problemas.
O’Donnell pergeñó la Unión Liberal y las elecciones a Cortes Constituyentes de 1854 dieron un mayor número de escaños a sus partidarios. Los intentos de convivencia naufragaron con la desamortización de Madoz y la cuestión religiosa. Espartero movilizó a la Milicia Nacional y a la prensa contra los ministros moderados, pero la Reina prefirió conceder la jefatura del Gobierno a O’Donnell. Ambos bandos se enfrentaron en acciones militares en las calles en 1856, donde Espartero prefirió retirarse.