En noviembre de 1843, Isabel II es proclamada reina a los 13 años. Durante esta etapa, los moderados se hacen con el poder con el apoyo total de la corona y gobernarán el país hasta 1868. El régimen isabelino se sostiene en tres grandes fuerzas: ejército, corona y partidos dinásticos (sobre todo el moderado). Se divide en tres periodos:
1ª Década Moderada (1844-1854)
En mayo de 1844 se celebraron elecciones que dieron la victoria a los moderados. El general Narváez fue nombrado presidente del gobierno y fue quien sentó las bases del nuevo estado moderado y organizó sus principales instituciones. Las bases sociales la formaban terratenientes, altos funcionarios, hombres de negocios, profesionales liberales y oficiales del ejército; estas bases deseaban consolidar un sistema que estuviera en contra tanto del reacionalismo carlista como de las reivindicaciones más progresistas.
Principales medidas:
- Constitución de 1845: Es el resultado de la reforma de la de 1837, que resultaba incompatible con los intereses moderados. Se promulgó en mayo de 1845. Es el mejor ejemplo de constitución moderada porque recoge los siguientes aspectos:
- Soberanía compartida (entre rey y Cortes).
- Más poder de la corona: nombra los senadores, convoca y disuelve las Cortes, nombra y destituye a los ministros, derecho de veto de las leyes.
- División de poderes poco clara:
- – Ejecutivo: reside en el rey y los ministros, que son nombrados por el rey.
- – Legislativo: reside en las Cortes, que tienen poco poder al ser convocadas y disueltas por el rey. Son bicamerales:
- Congreso: los diputados son elegidos cada 5 años mediante sufragio censitario muy restringido (1,1%).
- Senado: elegido por el rey entre las clases media altas, nobleza, ejército y jerarquía eclesiástica.
- – Judicial: reside en los jueces, que son nombrados por el gobierno.
- Declaración de derechos: amplia y semejante a la del 37, pero en la práctica sometida a leyes posteriores que restringen estos derechos y libertades.
- Confesionalidad del estado: exclusividad de la religión católica. Compromiso del estado de mantener el culto y los ministros de la religión católica.
- Ayuntamientos: Sometidos y controlados por la administración central que los elige.
- Milicia nacional: suprimida.
- Concordato de 1851: Los moderados intentaron mejorar las relaciones con la Santa Sede, muy deterioradas después de la desamortización de Mendizabal y de la abolición del diezmo (gobierno de Calatrava). Por ello, en 1851 se firmó un concordato con la Santa Sede:
- – La religión católica es la única de la nación española.
- – La Iglesia aceptaba las ventas consumadas pero se suspendían las ventas aún no realizadas y se les devolvía los bienes no vendidos.
- – El estado financiaría el culto y los ministros de la Iglesia católica (sueldo).
- – Se reconoce a la Iglesia el derecho a poseer bienes.
- – Se reconoce a la Iglesia el derecho a intervenir en la educación de los españoles.
- – Se renueva el derecho de presentación de obispos (concordato de 1753), según el cual el gobierno puede proponer tres nombres a Roma para que elija entre ellos al futuro obispo.
- Medidas centralizadoras:
- Disolución de la Milicia Nacional y creación de la Guardia Civil (1844), cuyo objetivo era mantener el orden público y vigilar las zonas rurales sobre todo.
- Reforma de la Hacienda (1845), obra de Alejandro Mon. La idea era crear un sistema fiscal común a todo el estado, acabando con los particularismos regionales y refundir en unos pocos los impuestos existentes. Se trataba de potenciar los impuestos directos: se crearon dos nuevos impuestos directos: Contribución de Inmuebles, Cultivo y Ganadería y Contribución Industrial. También se creó un nuevo impuesto indirecto: la Contribución de Consumo, que resultaría muy conflictivo porque terminaba haciendo recaer el sistema impositivo sobre las clases populares.
- Ley de Instrucción Pública (1845): ponía en manos del estado la organización de la enseñanza por niveles y la elaboración de los planes de estudio; esto se consolida con la Ley Moyano (1857).
- Se mantiene la división provincial de Javier de Burgos (1833, gobierno de Cea Bermúdez), pero se reformó la estructura centralista al concentrar todo el poder en la figura del gobernador civil, del que dependían todos los alcaldes. Excepciones: País Vasco-Navarra.
- Ley de Administración Local (1845), según la cual la corona elegía a los alcaldes de las capitales de provincia y de los municipios de más de 2000 habitantes. En definitiva, se crea una estructura piramidal: se llega, así, al centralismo total (- en País Vasco y Navarra, donde se conservan antiguos derechos forales por temor a un rebrote carlista).
- Unificación de monedas, pesos y medidas (sistema métrico decimal).
- Nuevo Código Penal (1851): intento de unificación de leyes.
- Proyecto de Código Civil (1851): no se elaboró definitivamente hasta 1889.
- Creación del Banco de España, que se creará más tarde en 1856, tras la vuelta de los moderados.
- Competencias educativas bajo control del gobierno central: creación de los primeros institutos (1 por provincia, en Sevilla se creó el I.B. San Isidoro).
Durante todo este periodo la situación era bastante problemática:
- – Inestabilidad ministerial provocada por el enfrentamiento entre los propios moderados.
- – Corrupción generalizada. Escándalos financieros y la vida política giraba en torno a la corte.
- – Sufragio restringidísimo y manipulación electoral, que provocó la aparición de una oposición parlamentaria inexistente.
- – Fuerte represión: censura, fusilamientos y deportaciones.
En este ambiente se fue gestando una oposición cada vez más fuerte que estaba representada por:
- Carlistas: Protagonizaron levantamientos armados entre 1848-49 dirigidos por el Conde de Montemolín, primogénito de Don Carlos (2ª Guerra Carlista).
- Republicanos: también protagonizaron levantamientos armados en Cataluña, aunque sin éxito.
- Progresistas: a veces recurrían también a los pronunciamientos (Galicia: 1846 y Sevilla y Madrid: 1848).
- Moderados: un sector de ellos estaba disconforme con la actuación de los gobiernos.
- Demócratas: el Partido Demócrata se creó en 1849 de una escisión del Partido Progresista.
En 1854, el gobierno decidió reformar la Constitución para quitar poder a las Cortes y dárselos al ejecutivo. Este hecho provocó el levantamiento de los progresistas y de una parte de los moderados contra el gobierno: es el Pronunciamiento de Vicálvaro en junio de 1854, dirigido por un general moderado: O’Donnell. Además, progresistas y moderados elaboraron el Manifiesto de Manzanares (julio de 1854) en el que se reclamaba:
- – Cumplimiento de la Constitución.
- – Reforma de la ley electoral.
- – Libertad de imprenta.
- – Descentralización de la administración.
- – Restauración de la Milicia Nacional.
- – Disminución de los impuestos.
Todo ello provocó levantamientos en diversas ciudades durante todo el mes de julio. La reina, asustada, llamó al general progresista Espartero para formar gobierno, nombrando a O’Donnell ministro de la Guerra. O’Donnell creaba por entonces un nuevo partido: la Unión Liberal. Este partido obtuvo una amplia mayoría en las elecciones a Cortes Constituyentes en 1854.
2º Bienio Progresista (1854-56)
La revolución de 1854 permitió la vuelta al poder de los progresistas, que gobernaron durante un corto periodo de tiempo en el que desarrollaron una importante labor legislativa. Entre las principales medidas que adoptaron conviene destacar:
- Restauración de la Milicia Nacional.
- Restauración de la Ley Municipal progresista.
- Elaboración de una nueva Constitución: la de 1856, que no llegó a ser promulgada (non nata). Es interesante porque es una constitución progresista ya que contempla:
- – Soberanía nacional plena.
- – Limitación del poder de la corona.
- – Más poder a las Cortes y Senado elegido por votación.
- – Alcaldes elegidos por los vecinos.
- – Libertad de conciencia en los religiosos.
- Plan de reformas económicas en defensa de los intereses de la burguesía urbana y de las clases medias. Las más importantes fueron:
- A) Ley General de Ferrocarriles (1855), que regulaba su construcción y ofrecía grandes ventajas fiscales a las empresas que se encargaron de ello. Hubo que traer del extranjero capitales, técnicos y tecnología, sobre todo de Francia.
- B) Nueva ley desamortizadora: Desamortización de Madoz (1855) o Ley de Desamortización General, elaborada por el ministro de Hacienda Madoz (amigo de Mendizábal) en mayo de 1855. Esta desamortización afectó a los bienes del estado, de los municipios, de las órdenes militares, de las cofradías, de las instituciones benéficas, de la Iglesia y de la nobleza. Los objetivos principales eran sanear la hacienda e industrializar el país, atendiendo a la construcción del ferrocarril. También se pretendía consolidar una clase media favorable al régimen liberal. Se consiguió más dinero que con la de Mendizábal. El proceso de venta y las condiciones de compra fueron similares a la desamortización de Mendizábal.
Las consecuencias:
- – Positivas: aumento el volumen general del producto agrícola porque los nuevos propietarios trabajaron tierras que no habían sido cultivadas.
- – Negativas:
- – No se consiguió un reparto equitativo de las tierras. Se perdió una oportunidad para hacer una verdadera reforma agraria.
- – La venta de los bienes de los ayuntamientos fue un desastre social porque arrebató a la población marginal la posibilidad de obtener gratis leña o pasto para el ganado, extendió la desforestación y perjudicó a los pequeños municipios que perdieron unos ingresos con los que podían pagar al médico o al maestro.
- – Graves problemas con la Santa Sede (la reina no quiso firmar la ley) porque la desamortización infringía lo establecido con el Concordato de 1851.
Pese a las reformas llevadas a cabo por los progresistas, las clases populares seguían viviendo en condiciones precarias, lo cual provocó un clima de gran conflictividad social. La subida de los precios, las malas cosechas, la falta de alimentos, etc. (crisis económica) produjo levantamientos obreros en Barcelona en 1855; esto provocó que el gobierno elaborase una ley de trabajo que introducía algunas mejoras laborales. Levantamientos en el campo castellano en 1856 (incendios de fincas). Levantamientos en media docena de ciudades españolas (1856): incendios de fábricas.
Esta situación provocó una grave crisis en el gobierno: Espartero dimitió y la reina nombró jefe de gobierno a O’Donnell, que aplastó en la calle la resistencia de la Milicia Nacional y de los grupos demócratas, reprimiendo duramente el levantamiento y dando por terminada una revolución que él mismo había encabezado dos años antes. Reconducida la revolución y derrotados los progresistas, los moderados vuelven al gobierno liderados de nuevo por Ramón María Narváez.
3º Nuevo Periodo Moderado (1856-68)
En este periodo se alternaron moderados (Narváez) y unionistas (O’Donnell) en el poder de este modo:
- A) Moderados: 1856-58: Narváez.
En 1856 vuelven al poder los moderados liderados por Narváez. En general, se puso en práctica un programa de gobierno conservador que restablecía el régimen de 1845:
- – Se restablece la Constitución de 1845.
- – Se interrumpió la Desamortización de Madoz.
- – Se suprime la libertad de prensa (censura).
- – Se implantan de nuevo los impuestos de consumo, etc.
Las disputas entre los moderados favorecieron en 1858 la vuelta al poder de O’Donnell (Unión Liberal).
- B) Unionista: 1858-63: O’Donnell.
Fue el periodo más largo de un mismo gobierno de todo el reinado de Isabel II, que fue una etapa de cierta estabilidad política.
- – Política interior: el gobierno de O’Donnell se caracterizó por un cierto reformismo, buscando encontrar el término medio entre el inmovilismo y la revolución:
- – Se mantiene la Constitución de 1845 pero modificándola en algunos aspectos.
- – Se amplió el sufragio (Ley Electoral de 1858).
- – Se puso en marcha una tímida descentralización administrativa.
- – Se continuó con la desamortización, excluyendo los bienes de la Iglesia.
- – Se siguió la construcción del ferrocarril con la llegada de capitales extranjeros.
- – Política exterior: El gobierno de O’Donnell llevará a cabo una política exterior activa y agresiva, cuyo objetivo era desviar la atención de los problemas internos, fomentar una consciencia nacionalista y patriótica y contentar al ejército. Las acciones más importantes fueron:
- – Expedición a Indochina (1858-63): España intervino pero no le sirvió de nada (Francia se hizo con el control de la región).
- – Intervención en México (1862): para que pagase la deuda que tenía con España, Inglaterra y Francia.
- – Guerra con Marruecos (1859): España poseía entonces en el norte de África una serie de pequeños territorios. Las relaciones de vecindad con Marruecos suponían frecuentes choques. Precisamente, a consecuencia de unos incidentes fronterizos cerca de Ceuta, los españoles enviaron un ejército de 40.000 hombres que avanzó hacia Tetuán y Tánger, derrotando a los marroquíes en la batalla de Wad-Ras (1860). En abril de 1860 se firmó la Paz de Tetuán con la que Marruecos pagaría 400 millones de reales y reconocía el derecho de España de asentarse en Ifni (primer territorio saharaui) y la ampliación de Ceuta.
- – Guerra del Pacífico con Chile y Perú.
Pero en 1863 empiezan los problemas para el gobierno de los unionistas, que se muestra incapaz de afrontar la oposición política de progresistas, demócratas y republicanos, y la crisis económica que empezaba a notarse en la agricultura, la industria y las finanzas. Todo esto, unido a un escándalo de corrupción dentro de su propia familia, llevó a O’Donnell a dimitir. La reina, entonces, le confió de nuevo el poder a los moderados.
- – Política interior: el gobierno de O’Donnell se caracterizó por un cierto reformismo, buscando encontrar el término medio entre el inmovilismo y la revolución:
- C) Moderados: 1863-68: Narváez.
Durante este periodo los moderados gobernaron de forma muy autoritaria, al margen de las Cortes y de todos los grupos políticos.
- – Ejercieron, además, una fuerte represión (censura, cárcel, fusilamientos, deportaciones forzosas): conviene señalar algunos hechos como la expulsión de sus cátedras de algunos profesores (por ejemplo, la Noche de San Daniel, el 10 de abril de 1865) y el cierre del Ateneo de Madrid.
Al autoritarismo y la represión hay que añadir la crisis económica (agricultura, industria y finanzas) y el consiguiente malestar social, el descrédito de Isabel II y el descontento de progresistas y demócratas, que recurrieron al pronunciamiento, siempre duramente reprimido (O’Donnell, de nuevo jefe de gobierno).
Tras los sucesos de San Gil se tomaron medidas cada vez más autoritarias: O’Donnell fue apartado del gobierno y los nuevos gabinetes, presididos por Narváez y González Bravo, fueron aún más duros.
Ese régimen se sentía acorralado y falto de apoyos populares, con parte del ejército en contra, con los industriales y los hombres de negocios irritados. Era necesario un cambio absoluto.
Por todo ello, la oposición se pone de acuerdo en la ciudad belga de Ostende: los demócratas y progresistas (dirigidos por el general Prim) firman un pacto, el Pacto de Ostende, en agosto de 1866, en el que deciden derribar la dinastía borbónica y convocar Cortes Constituyentes por sufragio universal para decidir el futuro de España. A este pacto antiisabelino se suman los unionistas en 1867 tras la muerte de O’Donnell y con el general Serrano como nuevo líder. También lo apoyarán los republicanos federales (1867).
El resultado será la Revolución de septiembre de 1868, la Gloriosa, que pone fin al régimen isabelino.