Introducción
Felipe II heredó de su padre, Carlos I, la mayor parte de sus dominios. Fue un hombre muy religioso, trabajador incansable y de carácter desconfiado e introvertido. Su personalidad condicionó la tarea de gobierno. Durante su reinado, fue el hombre más poderoso del mundo, especialmente al convertirse también en rey de Portugal y de su imperio. Sin embargo, esto no impidió la aparición de problemas y contratiempos que tuvo que afrontar. La gran obsesión de Felipe II fue la unificación interior, tanto desde el punto de vista político como religioso.
Desarrollo
Política Interior
Uno de los mayores problemas internos del reinado de Felipe II comenzó con la sublevación de los moriscos del reino de Granada. Las causas fueron las constantes vejaciones a que fueron sometidos: prohibición del uso de la lengua árabe, de sus costumbres y, finalmente, la obligación de educar a los niños en la fe cristiana. Además, las condiciones de vida de los musulmanes granadinos habían ido empeorando con el tiempo. El líder de los rebeldes fue Aben Humeya. La rebelión generó una guerra abierta que duró tres años. Al finalizar, con la victoria de las tropas del rey, los moriscos supervivientes fueron dispersados por todo el reino de Castilla.
Otro problema fue el planteado por el príncipe don Carlos, que se rebeló contra su padre debido a sus diferentes puntos de vista, lo que provocaría el encarcelamiento y la extraña muerte en prisión del príncipe.
No menos problemático fue el caso del secretario del rey, Antonio Pérez, y su amante. Ambos fueron acusados de estar envueltos en un asesinato, por lo que Pérez acabó siendo procesado y encarcelado, mientras que su amante sería recluida en un convento. El asunto de Antonio Pérez se enredó dos años después al escapar de la prisión, refugiarse en Aragón y acogerse a su fuero. Sin embargo, sería de nuevo encarcelado por la Inquisición, aunque liberado a raíz de una rebelión popular. El rey, incumpliendo lo establecido, invadió Aragón con un ejército castellano, provocando el descontento de la población, y mandó a ejecutar a quienes habían protegido a su antiguo secretario. El rey aprovechó su victoria para recortar los fueros de Aragón. El resultado sería el nacimiento de un fuerte sentimiento anticastellano.
Fue en tiempos de Felipe II cuando la Inquisición actuó con mayor rigor contra los falsos conversos (judíos o musulmanes). Además, el rey y los más intransigentes de su gobierno utilizaron este tribunal con fines políticos. Todo ello supuso un cierre del país a las influencias extranjeras. Las consecuencias de esta política se dejarían notar durante mucho tiempo, constituyendo una de las causas del futuro retraso español respecto a los países más avanzados de Europa.
Otra cuestión que condicionó el reinado de Felipe II fue el problema económico, consecuencia de la costosa política obsesionada por mantener a España en el rango de primera potencia, lo que costó innumerables guerras. Los gastos relativos al mantenimiento de la administración del Estado crecieron de forma desmesurada, puesto que el rey aumentó considerablemente el número de funcionarios. El alza de los precios y de los impuestos arruinó muchos negocios. Ambas circunstancias explican que los recursos del reino castellano no bastaran. Las exportaciones de lana también se resintieron debido a sus altos precios. No quedó más remedio que hipotecar algunos de los bienes más valiosos del reino. Podemos valorar el reinado de Felipe II, desde el punto de vista económico, como una época de depresión.
Política Exterior
Felipe II mantuvo la obsesión de su padre por luchar por la defensa del catolicismo y conservar la hegemonia española en Europa, lo que trajo consigo un casi permanente estado de guerra. En este contexto se sitúa la batalla de Lepanto, en la que España, aliada de Roma y de la República de Venecia, derrotó a los turcos, frenando así la expansión otomana por el Mediterráneo. También hay que anotar como gran victoria la que las tropas españolas consiguieron frente a las francesas en San Quintín, a raíz de la cual los franceses fueron expulsados del territorio italiano.
Sin embargo, esas victorias quedaron empañadas por la gran derrota que significó el fracaso de la llamada Armada Invencible frente a Inglaterra. La derrota de la Armada Invencible tendrá gravísimas consecuencias en el siglo siguiente, pues España no podrá defender su imperio americano, ni tampoco los barcos mercantes que venían desde las colonias americanas.
No obstante, el principal problema internacional que tuvo que afrontar Felipe II fue la rebelión permanente de sus súbditos de Flandes. Los motivos de esta sublevación eran, por un lado, religiosos y, por otro, políticos. La rebelión fue encabezada por Guillermo de Orange y el conde de Egmont, y contó también con el apoyo de muchos católicos holandeses. La respuesta sería una durísima represión protagonizada por el duque de Alba, que no logró doblegar a los sublevados. Estas guerras de Flandes generaron enormes gastos que recayeron principalmente sobre Castilla, lo que provocó el descontento popular de ese reino.
También debemos destacar que con Felipe II culmina la política matrimonial de los Reyes Católicos, al convertirse legítimamente en rey de Portugal.
Conclusión
Felipe II gobernó sobre un enorme territorio que hizo que los dominios hispanos se extendieran por todo el orbe. Este gran poder de la monarquía hispánica le granjeó poderosos enemigos en Europa, sumándose ahora Inglaterra. La política exterior de Felipe II se orientó hacia el Atlántico. La guerra en los Países Bajos es muestra de la intransigencia de Felipe II. La unidad de los estados requería unidad religiosa, pero las divergencias tendrán un alcance mayor, de signo económico. En una época en la que se produce un enorme desarrollo del comercio y la extensión de la economía monetaria en Europa, se va desarrollando una economía precapitalista en el norte de Europa.