El Régimen de la Restauración
1. Introducción
Tras la agitación de la Revolución, España entró en un periodo de estabilidad política sin igual en el siglo XIX, conocido como la Restauración. Antonio Cánovas del Castillo fue clave en el regreso de la dinastía Borbón. Logró que Isabel II abdicara en su hijo Alfonso y elaboró un comunicado en el que el príncipe, desde la academia militar de Sandhurst, prometía un gobierno constitucional sin represalias. Sin embargo, este plan se vio alterado por el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto a finales de 1874, lo que aceleró el regreso de los Borbones al poder.
2. Características del Sistema Canovista
En la época de la Restauración en España, después de la Revolución, se buscaba más estabilidad. Cánovas del Castillo fue clave en este periodo, liderando el partido conservador. La Constitución de 1876 estableció una monarquía parlamentaria, pero con aspectos conservadores, como la oficialidad del catolicismo. Se alternaban en el poder dos partidos, conservador y liberal, en un sistema llamado turnismo, aunque las elecciones eran manipuladas. Con el sufragio universal masculino en 1890, el fraude electoral se hizo más común.
El caciquismo, donde personas poderosas garantizaban la elección de diputados, se fortaleció. Andalucía experimentó fuertemente este fenómeno, con terratenientes influyentes. La falta de educación y recursos en el campo llevó a movimientos campesinos radicales y al desarrollo del bandolerismo. La Guardia Civil respondió con dureza a las protestas campesinas para mantener el orden.
3. Funcionamiento del Sistema Canovista
En el periodo de Alfonso XII, España experimentó cierta estabilidad bajo su reinado. Destacó por pacificar el país al poner fin a la última guerra carlista y a la primera guerra de Cuba. Surgieron nuevas corrientes regionales, como el vasquismo de Sabino Arana, y otros regionalismos en Galicia y Cataluña. El andalucismo también tuvo sus inicios en esta época. Los republicanos estaban debilitados y divididos, algunos apoyaron el turnismo.
Durante la regencia de María Cristina, se comprometieron a mantener el turno y una monarquía neutral en El Pardo. La Ley de Asociaciones de 1887 permitió el desarrollo de otros partidos, y en 1890 se aprobó el sufragio universal masculino. La clase oligárquica tenía poder en el sur peninsular, pero en las ciudades, la burguesía y la clase trabajadora comenzaron a tomar conciencia de su situación.
En el ámbito político, surgieron dos tendencias en el movimiento obrero: socialistas y anarquistas. El socialismo tuvo influencia en Asturias, País Vasco y Madrid, dando lugar al nacimiento del PSOE y la UGT. El anarquismo tuvo aceptación en Andalucía y Cataluña, organizándose en sindicatos como la CNT. En política exterior, España adoptó una postura pragmática debido a su aislamiento internacional en el siglo XIX. La resolución negativa del problema de Cuba en 1898 marcó un hito importante.
4. Conclusión y Consecuencias
El reinado de Alfonso XIII (1902-1931) fue complicado, heredando el sistema político de la Restauración. A pesar de la dictadura militar de Primo de Rivera (1923-1930), se mantuvo el turnismo con líderes como Maura y Canalejas. Un gran problema fue un ejército reactivo y la guerra en Marruecos para recuperar prestigio tras la derrota de 1898. En el interior, hubo conflictos con republicanos, burgueses catalanes y obreros anarquistas, destacando la Semana Trágica de Barcelona en 1909. La neutralidad en la Primera Guerra Mundial trajo una crisis por la subida de precios. En 1917, una triple crisis reveló la fragilidad del sistema, con rebeliones militares, demandas democráticas y huelgas. La guerra de Marruecos fue crucial para la caída del sistema en 1923, con el desastre de Annual y un golpe de Estado que instauró la dictadura de Primo de Rivera, terminando la Restauración pero manteniendo la monarquía.
5. Política Exterior en la Época de la Restauración
En la época de la Restauración en España, el país estaba aislado internacionalmente y adoptó una política exterior pragmática. Esto significa que España no tenía muchas alianzas ni participaba en la distribución de territorios en África, según lo expresado por Cánovas del Castillo. Después de perder la mayoría de sus colonias en el proceso de independencia del siglo XIX, España conservaba sólo Cuba, Puerto Rico, Filipinas y algunas islas del Pacífico. Cuba era vital para España, siendo la principal exportadora mundial de azúcar La política económica proteccionista de España en Cuba generó conflictos con los locales y con Estados Unidos. Filipinas tenía importancia como base comercial en Asia, con presencia militar limitada y presencia católica. Las otras colonias eran estratégicas pero de menor relevancia.
6. Primeras Guerras Coloniales
Durante el sexenio revolucionario en España, las colonias como Cuba, Puerto Rico y Filipinas buscaron independizarse. En Cuba, hacendados liderados por Céspedes proclamaron la independencia en 1868, enfrentándose a distintos líderes españoles y a intentos de compra por parte de Estados Unidos. Alfonso XII envió fuerzas que lograron negociar la paz en 1878, aunque pequeños conflictos persistieron. En Puerto Rico, un levantamiento en 1868, conocido como el grito de Lares, fue rápidamente sofocado por las tropas españolas. En Filipinas, las tensiones aumentaron en 1871 debido a impuestos, resultando en una represión severa por parte de España y fomentando la resistencia local contra el dominio colonial.
7. Las Guerras Independentistas
La guerra de la Independencia de Cuba inició en 1895 debido a la falta de reformas prometidas por España tras la Paz de Zanjón. Estados Unidos, con ambiciones en el Caribe, respaldó la insurrección cubana liderada por José Martí. Aunque comenzaron con dificultades, los cubanos se recuperaron con ayuda de Estados Unidos. En 1896, Valeriano Weyler asumió un enfoque represivo. Tras la autonomía declarada por Sagasta en 1897, la lucha continuó a favor de los insurgentes, aprovechando las dificultades de las tropas españolas. Simultáneamente, Filipinas también se levantó en 1896 bajo José Rizal y Catipunan, enfrentando la represión de Polavieja.
8. La Guerra con Estados Unidos
A finales del siglo XIX, el conflicto entre España y Cuba atrajo la atención de Estados Unidos por razones económicas y humanitarias. La prensa estadounidense, influyente en la opinión pública, denunció la situación en Cuba, generando presión para intervenir. Tras la explosión del acorazado Maine en 1898, Estados Unidos declaró la guerra alegando sabotaje español. La guerra resultó desequilibrada, con victorias estadounidenses en Filipinas y Cuba. En el Tratado de París de 1898, España reconoció la independencia de Cuba y cedió Puerto Rico, Guam y Filipinas a Estados Unidos. Este conflicto marcó el surgimiento de Estados Unidos como potencia global y sumió a España en una crisis.
9. Consecuencias de las Crisis de 1898
En el año 1898, la guerra y la posterior derrota en las colonias generaron un gran impacto en España. La pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas marcó el fin de las pretensiones imperiales y sumió al país en una crisis. Las consecuencias económicas incluyeron la pérdida de mercados y problemas financieros, aunque también hubo retornos de capitales que impulsaron la industrialización. Sin embargo, las pérdidas humanas, especialmente entre las clases menos favorecidas, fueron significativas. La dimisión de políticos como Sagasta no pudo resolver problemas arraigados como el caciquismo. El agotamiento del sistema político de la Restauración era evidente, con críticas desde diversos sectores, incluyendo partidos regionales, republicanos, socialistas y anarquistas. A nivel internacional, España pasó a ser considerada como un país de segundo orden, perdiendo sus últimos vestigios imperiales. Para apaciguar tensiones internas, el gobierno se embarcó en una aventura en África, pero con consecuencias negativas para los intereses nacionales.
10. Regeneracionismo
La pérdida del imperio español en 1898 causó una crisis cultural importante, destacada por la generación del 98, compuesta por escritores como Unamuno, Machado
, Azorín, Baroja y Maeztu. Estos autores, con raíces regionales y preocupación por la decadencia de Castilla y el sufrimiento de España, expresaron una conciencia crítica que pedía una renovación profunda en la política, economía, sociedad e ideología del país. Este movimiento de cambio se conoció como regeneracionismo. Los regeneracionistas abogaban por sanear España, buscando soluciones en el europeísmo y proponiendo un “cirujano de hierro” para revitalizar a una “España sin pulso”. En esta visión, Castilla sufría un declive mientras que los nacionalismos regionales ganaban importancia. Además, se rechazaba el sistema político y social de la Restauración al considerarlo un obstáculo para el progreso. El líder destacado del movimiento regeneracionista fue Joaquín Costa, quien abogaba por modernizar España, distribuir la tierra, construir grandes obras hidráulicas para combatir las sequías y, sobre todo, implementar un extenso programa educativo para sacar a las masas de su tradicional ignorancia.
7. CONCLUSION: El desastre colonial, que ocurrió cuando España perdió sus colonias, afectó gravemente al sistema político llamado Restauración. Después de este golpe, vinieron otros problemas como la Semana Trágica en Barcelona en 1909 y la crisis de 1917. La llegada de Alfonso XIII al trono en 1902 tampoco ayudó a mejorar la situación del país. La historiografía más reciente en España ha cambiado la idea de desastre colonial por la de una crisis a finales del siglo, que tenía aspectos morales y políticos. Fue un período de cambios y confusión en las ideas y la política del país.