La Crisis del 98
Hacia Cuba, pero fue derrotada en la batalla de Santiago. EEUU derrotó igualmente otra escuadra española en Filipinas en la batalla de Cavite. En diciembre de 1898 se firmó la Paz de París, por la cual España se comprometió a abandonar Cuba, Filipinas y Puerto Rico, que pasaron a ser un protectorado norteamericano.
Consecuencias del Desastre del 98
La guerra conllevó notables pérdidas materiales en la colonia. La necesidad de hacer frente a las deudas de la guerra cubana promovió una reforma de la Hacienda, con la finalidad de incrementar la recaudación a partir de un aumento de la presión fiscal. La crisis política se había predicho y el sistema de la Restauración sobrevivió, asegurando la continuidad del turno dinástico. Algunos de los nuevos gobernantes intentaron aplicar a la política ideas del regeneracionismo. La crisis política estimuló también el crecimiento de los movimientos nacionalistas, sobre todo en el País Vasco y Cataluña, donde se denunció la incapacidad de los partidos dinásticos para desarrollar una política renovadora y descentralizadora. La crisis del 98 fue fundamentalmente una crisis moral e ideológica, que causó un importante impacto psicológico entre la población. Significó la destrucción del mito del Imperio español y la relegación de España a un papel de potencia secundaria internacional. La prensa extranjera presentó a España como una nación con un ejército ineficaz, un sistema político corrupto y unos políticos incompetentes. El fracaso de la revolución de 1868 había dejado una huella en los intelectuales progresistas, que consideraban que se había perdido una gran ocasión para modernizar el país. La crisis de 1898 agudizó la crítica regeneracionista, que denunciaba los defectos de la psicología colectiva española, sostenía que existía una especie de degeneración de lo español y que era precisa la regeneración del país enterrando las glorias pasadas. Los regeneracionistas defendían la necesidad de mejorar la situación del campo español y de elevar el nivel educativo y cultural del país. El desastre de 1898 significó el fin del sistema de la Restauración y la aparición de políticos, intelectuales, científicos, activistas sociales y empresarios que empezaron a actuar en el nuevo reinado de Alfonso XIII.
El Reformismo Dinástico
En 1899 la reina regente María Cristina dio su confianza para formar un gobierno a Silvela, quien convocó elecciones y mostró voluntad de renovación. Se inició una política reformista con proyectos de descentralización administrativa, pero también se impulsó una política presupuestaria que aumentó los tributos sobre los productos de primera necesidad y creó nuevos impuestos para hacer frente a las deudas de la guerra de Cuba. En 1902 subió al trono el monarca Alfonso XIII. En 1903 murió Sagasta y fue sustituido por Maura, mientras en el Partido Liberal gobernaba Canalejas. Esta nueva generación de políticos, influida por el regeneracionismo, impulsó los más importantes proyectos de reforma. En 1904 Maura se convirtió en jefe de gobierno. Tenía un espíritu renovador y reformista. Intentó la regeneración del sistema a partir de la formación de una nueva base social con cuya ayuda pretendía configurar un Estado fuerte, capaz de gobernar de forma eficaz e impedir que las clases populares adquiriesen excesivo protagonismo. Se llevó a cabo una reforma electoral (Ley Electoral) que no consiguió ni acabar con la corrupción ni democratizar el sistema político, pero hizo más difícil el fraude electoral. Maura procuró atraer hacia el régimen el nacionalismo moderado no republicano. Adoptó medidas económicas para reactivar la industria y promulgó la Ley de Colonización Interior para estimular la agricultura. Aprobó algunas leyes y creó el Instituto Nacional de Previsión dedicado a los seguros obreros. En 1910, Canalejas formó un nuevo gobierno liberal. Su programa proponía la modernización de la política e intentaba atraer a ciertos sectores populares a partir de un mayor reformismo social y de limitar el poder de la iglesia. Abordó la reforma del procedimiento de financiación de la Iglesia y profundizó en la separación de la Iglesia y el Estado. La negativa de la Santa Sede a las reformas creó la Ley del Candado que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas.
Las Fuerzas de Oposición
El Republicanismo
Fue la principal fuerza de oposición y constituyó la minoría parlamentaria más numerosa en los inicios del siglo XX. Con la finalidad de dar homogeneidad al republicanismo, en 1903 nació la Unión Republicana liderada por Salmerón y Lerroux. La Unión Republicana consiguió diversos éxitos electorales y, para ampliar su campo de acción, se acercó a los nacionalismos regionalistas de Cataluña, Galicia y Valencia. Años después colaboró con el Partido Socialista Obrero Español y eso creó en 1909 la Conjunción Republicano-Socialista.
El Caciquismo
Fenómeno que aludía a la persona que dominaba y controlaba los principales resortes de poder en un núcleo de población.