1. Características Generales de la Filosofía Moderna
1.1 Contexto Histórico
Siglos XVII – XVIII. Época de enfrentamientos entre los países europeos y de expansión colonial. El Estado moderno se consolida, y el sistema político dominante es la monarquía absoluta. La burguesía comercial, clase dominante, adquiere un gran desarrollo.
1.2 Contexto Cultural y Filosófico
Siglo del barroco, aparición y desarrollo de las ciencias como saber autónomo. Las ciencias se separan definitivamente de la filosofía y se desarrollan rápidamente. Los filósofos se plantean el porqué del rápido desarrollo y avance de la ciencia y no de la filosofía. El tema fundamental de la filosofía moderna es el problema del conocimiento. Los filósofos se preguntan cómo podemos conocer las cosas: origen del conocimiento, clases de conocimiento, métodos para conseguir un conocimiento verdadero, validez del conocimiento, límites y fundamentación. Ese conocimiento se puede adquirir gracias a la razón. Confianza en la razón para explicar todas las preguntas. Todos los filósofos tienen alguna influencia de Descartes, unos para apoyarlo y otros para criticarlo. En este periodo confluyen dos grandes corrientes de pensamiento filosófico:
Racionalismo | Empirismo | |
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Área | Continentales (Europa) | Británico |
Origen del conocimiento | La razón es la fuente principal del conocimiento | La experiencia sensible (de los sentidos) |
Contenidos básicos de la mente | Ideas innatas (a priori). Independientes de la experiencia. Conocimiento ilimitado | Ideas adquiridas. Proceden de la experiencia. Conocimiento limitado |
Método para llegar a un conocimiento válido | Deducción | Inducción |
Ciencia modelo | Matemáticas | Física |
2. Contenidos de la Mente en Hume y Locke
2.1 Locke: Concepto y Clases de Ideas
Cuando habla de “idea”, Locke entiende “todo aquello que conocemos o percibimos”.
2.1.1 Ideas Simples
Aquellas que no pueden descomponerse en otras, que se imponen necesariamente a la mente y ante las cuales ésta permanece pasiva.
- Ideas de sensación: De la experiencia externa: impresiones producidas en nuestros sentidos externos por los objetos del mundo exterior. A través de ellas captamos las cualidades de los cuerpos que pueden ser de dos tipos:
- Cualidades Primarias: Son objetivas: tamaño, figura…
- Cualidades Secundarias: Son subjetivas: olor, sabor, color…
- Ideas de reflexión: De la experiencia interna: el conocimiento que la mente humana tiene de sus propios actos: pensar, dudar, percibir…
- Ideas mixtas: Se originan al combinarse los datos de la sensación y la reflexión.
2.1.2 Ideas Complejas
Son las elaboradas por la mente humana a partir de las ideas simples; ahora el entendimiento es activo. Pueden ser de tres clases:
- Modos: Se forman por combinación y hacen referencia a propiedades no subsistentes.
- Relaciones: Se forman al comparar una cosa con otra.
- Ideas generales o universales: Se forman por abstracción. La idea de sustancia es una de ellas.
2.2 Hume: Impresiones e Ideas
Propone una clasificación diferente a Locke. Denomina percepciones a todos los actos y contenidos mentales y distingue dos clases: impresiones e ideas. Una impresión es la percepción actual e inmediata captada por los sentidos; e ideas son las representaciones o copias dejadas por las impresiones en la mente. Las impresiones tienen mayor vivacidad e intensidad que las ideas. Las impresiones, a su vez, pueden ser de sensación (de los sentidos externos) y de reflexión (del interior de la conciencia). Tanto las impresiones como las ideas pueden ser simples y complejas. En el primer caso, no admiten distinción ni separación. En cuanto a las complejas, se forman por agrupación de percepciones simples y se pueden dividir en partes. Es necesario que las ideas simples se asocien de acuerdo a unas leyes asociativas:
- Semejanza
- Contigüidad en tiempo y lugar
- Relación de causa-efecto
3. Idea de Sustancia en el Empirismo
3.1 Locke
Locke realiza una crítica al concepto de sustancia: se entiende por sustancia una colección de ideas simples que se presentan unidas en un solo sujeto. Se percibe un conjunto de sensaciones que van siempre asociadas a la misma experiencia. Suponemos que debajo de esas cualidades hay algo que sirve de soporte, pero no lo sabemos. La sustancia, sustrato de esas cualidades, es incognoscible. La llamamos sustancia por una necesidad psicológica, pero no podemos saber nada de ella.
3.2 George Berkeley
El objetivo de su obra es rebatir el materialismo, negando la existencia del mundo material. A través de la experiencia sensible captamos una serie de percepciones que nos muestran las cualidades de las cosas; no percibimos que haya una sustancia material, es decir, un sustrato que sirva de soporte a esas cualidades. La esencia de las cosas consiste en ser percibidas: “esse est percipi“; no podemos, por tanto, afirmar con fundamento que exista una realidad. No existe nada fuera de la percepción, y ésta es algo mental. Existe, por consiguiente, una mente o espíritu que percibe. Idealismo psicológico: no existen cosas fuera de la mente; la única realidad es la mente que las percibe. ¿De dónde vienen esas impresiones? De Dios, que nos impone las percepciones. Sólo podemos estar seguros de la existencia de nuestra mente y de sus ideas.
3.3 David Hume
Utilizando como instrumentos la crítica del principio de causalidad y el criterio de certeza del principio de la copia, Hume pulveriza los tres elementos claves de la metafísica cartesiana: yo, Dios, mundo, porque no podemos tener impresiones de ninguna de estas realidades. Se trata del problema de las sustancias. La sustancia es un concepto al que no corresponde ninguna impresión. La palabra “sustancia” sólo designa un conjunto de percepciones particulares que nos hemos acostumbrado a encontrar juntas; no es más que una “colección” de ideas simples unificadas por la imaginación bajo un término que nos permite recordar esa colección de cualidades relacionadas. Por lo tanto, este concepto clave de la Metafísica carece de valor.
4. Causalidad de Hume
Nuestro conocimiento de hechos queda reducido a las impresiones. Pero no podemos tener conocimiento de hechos futuros, y, sin embargo, en nuestra vida normal hablamos con certeza de hechos que se van a producir en el futuro; además, afirmamos su nexo causal. Para ilustrar este concepto, Hume usa como ejemplo unas bolas de billar. Al examinar la relación causal, Hume descubre tres circunstancias relevantes:
- La contigüidad en tiempo y lugar de la causa y efecto.
- La prioridad de la causa; ésta es anterior al efecto.
- La conjunción constante; la conexión entre ambos se da de forma regular.
Pero no hemos percibido que exista una conexión necesaria entre la causa y el efecto. La filosofía anterior considera que el principio de causalidad implica una relación real y necesaria entre causa y efecto, y esto es precisamente lo que Hume cuestiona. No es una relación entre ideas, cuya verdad se pueda apreciar a priori. No es una cuestión de hecho tampoco, ya que la experiencia acredita que hay una sucesión, pero no que haya una sucesión necesaria. No podemos encontrar la impresión que corresponde a esa conexión necesaria. El principio de causalidad sólo tiene valor aplicado a la experiencia, y por lo tanto, aplicado al pasado y no al futuro, del que no tenemos ninguna impresión. Contamos con la producción de hechos futuros porque aplicamos la inferencia causal. El principio de causalidad en objetos de los que no tenemos ninguna experiencia no tiene ningún valor. Nunca la razón podrá ir más allá de la experiencia, lo que conducirá a la crítica de los conceptos metafísicos, conocimiento basado en esa aplicación ilegítima del principio de causalidad. La idea de causalidad es un invento de nuestra imaginación: una mera suposición o creencia. Esa creencia viene del hábito, de la experiencia acumulada. Estamos acostumbrados a observar que hay una conexión regular entre dos fenómenos y eso hace que lo afirmemos con certeza; inclinación de nuestra imaginación debido al hábito. No es una ley de las cosas, sino de nuestro modo de pensar las cosas.