El Ocaso de Alfonso XIII: Dictadura de Primo de Rivera y el Advenimiento de la República (1923-1931)
1 – El Golpe de Estado del General Primo de Rivera
a- La gestación del pronunciamiento militar
Durante la segunda década del siglo XX, los rumores de un golpe de Estado militar eran frecuentes. Estos intentos, o quedaron en proyecto, o fueron abortados hasta que triunfó el liderado por el Capitán General Primo de Rivera. Miguel Primo de Rivera, militar de prestigio, ascendió a general a los 42 años. En 1922, ante los graves disturbios en Barcelona, la burguesía catalana solicitó al gobierno central el envío de un militar para restablecer el orden. El gobierno accedió, nombrando a Primo de Rivera Capitán General de Cataluña. Su popularidad creció tras reprimir la conflictividad social. A partir de entonces, buscó apoyos para un pronunciamiento, aunque inicialmente contó con pocos partidarios. La situación se agravó en agosto de 1923, con el amotinamiento de tropas que se negaban a embarcar hacia Melilla y Ceuta. El rey Alfonso XIII, informado del golpe, no actuó para detener la conspiración, optando por apoyar al dictador, un error que le costaría el trono.
Desde el inicio de su reinado, el monarca se había inmiscuido en la vida pública, generando críticas. El golpe de Primo de Rivera también le permitió evitar las posibles implicaciones en el desastre de Annual, silenciando el informe de la comisión investigadora. El 13 de septiembre de 1923, el pronunciamiento militar se inició, con la oposición de las capitanías de Sevilla y Valencia. El gobierno dimitió ante la negativa del rey a destituir a los golpistas, y Alfonso XIII llamó a Primo de Rivera para hacerse cargo del gobierno.
b- Las adhesiones y los opositores al golpe militar
Entre las adhesiones, destaca la actitud favorable del monarca hacia el Dictador. El reconocimiento era recíproco, aunque sus relaciones se enfriaron. Alfonso XIII había ligado la Monarquía a la Dictadura. El gobierno liberal dimitió con alivio ante la descomposición política. La opinión pública acogió favorablemente al dictador, deseando el restablecimiento del orden. La prensa, salvo la republicana, dio la bienvenida al dictador. El estamento militar apoyó el golpe, buscando recuperar el prestigio perdido tras la guerra de Marruecos. Los conservadores, la iglesia, la aristocracia y la burguesía catalana también aplaudieron el golpe. El PSOE y la UGT colaboraron con el dictador.
Los opositores a la Dictadura fueron escasos: el Partido Comunista, la CNT (aunque debilitada por su campaña de violencia) y algunos intelectuales como Unamuno, que fue desterrado por sus críticas. Ortega y Gasset, por el contrario, se ofreció como mentor ideológico del dictador.
4 – La Caída de la Monarquía de Alfonso XIII
a- La “dictablanda” del general Berenguer y el Pacto de San Sebastián (1930)
Tras la dimisión del dictador, Alfonso XIII nombró presidente del Consejo de Ministros al general Berenguer. El rey intentó volver al bipartidismo anterior al golpe de 1923, ignorando los cambios sociales y políticos. La situación económica se deterioró, con el aumento de huelgas y atentados. La clase trabajadora se radicalizó, y la clase media e intelectuales veían al rey y al gobierno incapaces de resolver la crisis. El artículo de Ortega y Gasset, “El error Berenguer”, propuso derrocar la monarquía. El republicanismo creció, incluyendo a republicanos, intelectuales, clases medias, nacionalistas catalanes, militares desairados, partidos y sindicatos. Estos grupos se reunieron en agosto de 1930, firmando el Pacto de San Sebastián para formar un consejo revolucionario que derribase al régimen e instaurase una república. El gobierno, pasivo y débil, fue llamado humorísticamente la “Dictablanda del general Berenguer”. La sublevación de militares republicanos en Jaca y Cuatro Vientos, aunque fracasó, precipitó los acontecimientos. Berenguer intentó convocar elecciones, pero monárquicos, republicanos y socialistas se negaron a participar, lo que llevó a su dimisión.
En este momento, se produjo un cambio sustancial en la “masa neutra”, con un interés generalizado por la política y un aumento de la afiliación a partidos y sindicatos de izquierda. La “rebelión de las masas” fue decisiva para el comportamiento electoral del año siguiente.
b- La “rebelión de las masas” y la caída de Alfonso XIII (1931)
Un nuevo gobierno de concentración, presidido por el almirante Aznar, convocó elecciones municipales, un plebiscito encubierto sobre la monarquía. En las grandes ciudades, los candidatos republicanos obtuvieron la mayoría de votos, no tanto por su ideología, sino por su oposición a Alfonso XIII. En el mundo rural, bajo influencia caciquil, triunfaron los concejales monárquicos. La abstención fue del 33%, pero en las ciudades votó el 90%. El 14 de abril de 1931, el rey abandonó España, sin renunciar a la corona, dando paso a la Segunda República Española.