El Novecentismo y la Generación de 1914
1. Concepto de Novecentismo y/o Generación de 1914 y características.
Obra de un grupo de autores que alcanza su momento de máximo esplendor a partir del año 1914.
Novecentismo: Oposición al Ochocientos.
Generación de 1914: Comienzo de la Primera Guerra Mundial.
Durante este período se combate todo aquello que represente el más puro casticismo hispánico: toros y sorteo de lotería. El Novecentismo supone un nuevo tipo de intelectual:
- Universitario.
- Objetivo y racional.
- Dirigido a la minoría.
- No bohemio.
Respecto a las características fundamentales de este movimiento, hemos de destacar:
- Racionalismo que reacciona frente al irracionalismo modernista. Se opta por un rigor intelectual, un análisis frío y objetivo y la claridad expositiva.
- Antirromanticismo. Se rechaza lo sentimental y pasional. Se opta por la actitud equilibrada y serena y por una expresión mucho más intelectual alejada de los excesos románticos.
- Defensa del arte puro: Se concibe como arte todo aquello que busque placer estético.
- Aristocratismo intelectual. Sus escritos van dirigidos a entendidos.
- Estilo cuidado: Ideal de la obra bien hecha. Los intelectuales del Novecentismo no se circunscriben sólo a la actividad intelectual o artística, sino que participan también de la política y de la realidad española de su tiempo.
2. Características de la novela novecentista.
Los novelistas de la “Generación del 14” pueden repartirse en dos líneas:
- Los que continúan modos narrativos de etapas anteriores. En esta tendencia destaca el realismo tradicional de Concha Espina (1877-1955), autora de La esfinge maragata (1914), sobre la dura condición de las mujeres en tierras leonesas. Destaca también en esta corriente Ricardo León (1877-1943), defensor de los valores del pasado en Casta de hidalgos (1908).
- Diversos intentos de renovación, algunos de los cuales enlazarán con las vanguardias. Bajo esta tendencia encontramos a Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala y otros autores de segunda línea. Lo común a todos ellos sería una superación de los patrones narrativos y estilísticos del Realismo, aunque por diversos caminos: a veces, por el del lirismo; otras, por la ironía y el humor; con frecuencia, por el intelectualismo del enfoque; y algunas veces, en fin, por la vía de la deshumanización.
Gabriel Miró (1879-1930).
Destacan sus obras Nuestro Padre San Daniel (1921), y El obispo leproso (1926), que forman un bloque. Transcurren en Oleza, trasunto de Orihuela, representación de un mundo nebuloso, casi desaparecido, que el autor pretende rescatar. La acción es mínima. Lo fundamental es la creación de ambientes y de personajes. Miró aspira a captar la vida monótona y asfixiante de una comunidad cerrada. En la obra se desarrolla un enfrentamiento entre los que viven dominados por la idea del pecado y los que están abiertos a la felicidad y al disfrute humanos. Debido a su lirismo, se le ha denominado “gran poeta en prosa”. Las cerezas del cementerio (1910) y El abuelo del rey (1915) son otras obras importantes.
Ramón Pérez de Ayala (1888-1962).
Comienza escribiendo en una estética noventayochista para pasar después a la novela “intelectual”. Andrés Amorós divide su obra en tres etapas:
- Tetralogía que narra la vida de Alberto Díaz de Guzmán, personaje barojiano, “alter ego” del autor. Tinieblas en las cumbres (1907), A.M.D.G., de marcado acento antijesuítico, La pata de la raposa (1912) y Troteras y danzaderas (1913). Pérez de Ayala pretende “reflejar la crisis de la conciencia hispánica desde principios de este siglo”.
- “Novelas poemáticas de la vida española”, publicadas en 1916 en un solo volumen formado por tres relatos. Desaparece lo autobiográfico y ganan terreno las ideas. Están consideradas como novelas “puente” entre las dos etapas principales.
- En 1921 comienza su última y más lograda etapa. La acción disminuye; los personajes encarnan ideas o actitudes vitales. Su mejor obra, quizá, es Belarmino y Apolonio (1921).
3. El ensayo novecentista.
El ensayo novecentista está muy vinculado a la Institución Libre de Enseñanza y es heredero del regeneracionismo de Joaquín Costa y de los postulados de la Generación del 98. Como todos los miembros de la Generación novecentista, los ensayistas comparten una sólida formación universitaria y un espíritu científico. Confían en el porvenir alentador y progresista de España unido a una vocación europeísta. Poseen un talante liberal y una actitud elitista.
Ortega y Gasset (1883-1956)
Los ensayos de Ortega suelen clasificarse en tres grandes grupos, dependiendo del tema tratado: ensayos filosóficos, políticos y sociológicos, de teoría artística y literaria.
Ensayos filosóficos.
Los dos textos más significativos son El tema de nuestro tiempo y ¿Qué es Filosofía?
La postura del autor, según sus propias palabras, es el ratiovitalismo, que puede definirse por los siguientes rasgos:
- Oposición a los irracionalismos filosóficos.
- El objeto de la Filosofía debe ser la propia vida humana: “Yo soy yo, y mis circunstancias”.
Ensayos de tema político y sociológico.
En este grupo podemos destacar dos ensayos: España invertebrada y La rebelión de las masas. En estas obras Ortega pretende dar una explicación de las causas de la decadencia española, así como proponer una solución.
Según el autor, la causa principal de la decadencia del país viene provocada por la “disgregación” de nuestra sociedad”. Esa disgregación entiende Ortega que puede ser de tres tipos:
- Por los nacionalismos y separatismos regionales.
- Por los particularismos de clase.
- Por la indisciplina de las masas.
La propuesta de solución a ese triple problema la ve Ortega en la negación de la democracia, que debe ser sustituida por un sistema de gobierno donde dominen las minorías cultas y preparadas para llevarlo a cabo.
Ensayos de teoría artística y literaria.
Dentro de este grupo hay que destacar tres obras:
- Idea del teatro
- Ideas sobre la novela
- La deshumanización del arte
El concepto teatral que expone Ortega en su obra es muy moderno para su tiempo, al entender que el teatro es un género literario especial en el que no hay que tener en cuenta sólo el código lingüístico, el texto, sino también los códigos extralingüísticos, sonido, gestos, maquillaje, vestuario, etc…, ya que no está pensado sólo para la lectura, sino para la representación ante un público.
Por lo que se refiere a la novela, Ortega se dedica a hacer un análisis de la novela de su tiempo y llega a una serie de conclusiones:
- La novela de inspiración realista está agotada por dos razones: la dificultad para encontrar nuevos temas y la mayor exigencia del público culto.
- La nueva novela debe dejar de ser “descriptiva” para ser “presentativa”, ya que el lector nuevo prefiere el juicio, la opinión del autor.
- La nueva novela debe ser un género lento, que describa más la atmósfera que la acción.
Pero el más interesante de los ensayos literarios de Ortega es La deshumanización del arte. En él pretende caracterizar la nueva forma de ver el arte y la literatura en los autores jóvenes, los novecentistas y vanguardistas:
- Arte puro, del que se eliminan los contenidos humanos y sentimentales.
- Las herramientas del nuevo arte son: la metáfora y el humor.
- Arte intelectual y, por lo tanto, impopular.
- El arte se entiende como un juego.
Otros ensayistas importantes son Eugenio D’Ors, que intenta conciliar tradición y renovación; casticismo y europeidad. También merecen especial alusión Gregorio Marañón, Américo Castro, Salvador de Madariaga, Claudio Sánchez Albornoz y Manuel Azaña.
4. La poesía novecentista: Juan-Ramón Jiménez (1881-1958).
Nació en Moguer (Huelva) en 1881. Su entrega a la poesía es temprana y total: renuncia a seguir estudios universitarios, tras haber iniciado Derecho, y en 1900 marcha a Madrid, adonde lo llaman Villaespesa y Rubén Darío para luchar “por el Modernismo”. La muerte de su padre produjo en él una intensa crisis y hubo de ser internado en un sanatorio mental en Francia. Posteriormente estuvo convaleciente en otro de Madrid. Su depresión no cesa, y en 1905 se traslada a Moguer. Allí permanece retirado durante seis años y escribe su famoso libro Platero y yo. Instado por numerosos amigos, vuelve a Madrid en 1911; se hospeda en la Residencia de Estudiantes, que evocará más tarde en un bellísimo libro de prosa: “La colina de los chopos”.
En 1916 se casa en Nueva York con Zenobia Camprubí Aymar, con la que habría de traducir a Rabindranaz Tagore. Viven en Madrid hasta que, al comenzar la guerra, abandonan España y residen en varios países americanos. En 1956 se le concede el Premio Nobel: la noticia coincide con la muerte de Zenobia, Juan Ramón, deshecho, sólo la sobrevivirá dos años: murió en Puerto Rico en 1958. Sus restos reposan hoy en Moguer.
Juan Ramón vivía su mundo “en soledad”, según sus propias palabras; le aísla su aguda hiperestesia. Es el prototipo del poeta consagrado por entero a su Obra. Pocos representan como él al poeta encastillado en su “torre de marfil”, entregado a una persecución exigente e inacabable de belleza y de palabra fundamental.
Su concepción de la poesía responde a una triple sed: Belleza, Conocimiento y Eternidad. La Poesía es Belleza; es Conocimiento, búsqueda de la esencia, y es Eternidad: posesión de la Belleza y de la Verdad.
Respecto a su idea de Dios, hemos de decir que lo identifica con la Naturaleza, con la Belleza absoluta y con la conciencia creadora.
Su lema de “a la minoría siempre” lo emparenta plenamente con el Novecentismo.
Trayectoria poética.
En su producción distinguimos tres etapas:
a) Época sensitiva (hasta 1915). En esta etapa destaca la inocencia de su poesía, los ropajes modernistas y el tono posromántico y becqueriano. La temática gira en torno a la soledad, la melancolía, el paso del tiempo y la muerte. Obras: Arias tristes
b) Época intelectual (1916-1936). Las fechas coinciden con su matrimonio con Zenobia Camprubí Aymar, momento en que publica Diario de un poeta recién casado o Diario de poeta y mar, y la fecha en que abandona España.
En esta etapa desaparece el léxico modernista, la adjetivación sensorial y los ritmos sonoros. Aparece lo conceptual y emotivo.
Se trata de poemas breves, densos, escritos en verso libre sin rima o con asonancias. Es una poesía difícil y hermética.
Obras: Diario de un poeta recién casado.
c) Época suficiente o verdadera (1936-muerte).
Hallamos ahora un extraño misticismo y un anhelo metafísico. Apreciamos un lenguaje profundo y hermético con absoluto predominio del verso libre.
Obras: En el otro costado, donde vemos vivencias y preocupaciones del poeta y Dios deseado y deseante.