A comienzos del siglo XX, en el Imperio de los zares pervivía el absolutismo monárquico.
El zarismo era una autocracia. El zar gobernaba por decreto, no estaba sujeto a ninguna constitución ni tenía que responder ante un Parlamento.
El control del Imperio lo aseguraban la burocracia y el ejército, junto con la Iglesia ortodoxa.
La agricultura era la principal actividad económica. La tierra estaba en manos de unos pocos terratenientes aristócratas.
Entre los obreros se había difundido el marxismo.
1.2. La Revolución de febrero
La coyuntura de la Primera Guerra Mundial creó en Rusia las condiciones para un estallido revolucionario.
Los desastres militares se sucedieron. Hubo un descenso de la producción agrícola debido a la movilización de millones de campesinos.
Se extendió el malestar entre obreros y campesinos. Esto desacreditó al zar Nicolás II y a su gobierno.
En febrero de 1917 estalló una revolución en San Petersburgo que provocó la caída del zarismo. El poder pasó a un gobierno provisional.
Rusia se convirtió en una República democrática.
1.3. La Revolución de octubre
La lentitud de la reforma agraria y el mantenimiento de Rusia en guerra aumentaron el descontento popular y la influencia de los bolcheviques, que querían instaurar el socialismo.
Los bolcheviques aspiraban a la formación de un gobierno de soviets obreros y campesinos.
El 25 de octubre, los soviets se sublevaron y en diez días se hicieron con el poder y destituyeron al gobierno provisional.
Con el apoyo del Congreso de los Soviets de Rusia, Lenin formó un gobierno obrero.
El nuevo gobierno estableció medidas revolucionarias.
2. La URSS de Stalin
2.1. La guerra civil y la creación de la URSS
El nuevo gobierno soviético tuvo que hacer frente a una guerra civil (1918-1921). Una fracción del ejército zarista organizó el Ejército Blanco, que se levantó en armas.
Los bolcheviques crearon el Ejército Rojo que, dirigido por Trotski, logró imponerse. A lo largo del conflicto, el partido bolchevique fue haciéndose con el monopolio del poder.
En 1922 se creó la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), un Estado federal que reunía todas las nacionalidades del viejo imperio de los zares.
Se trataba de un sistema totalitario.
2.2. La pugna por el poder
Lenin murió en 1924 en un momento en el que se debatía cuál era el mejor camino para consolidar la revolución.
Diferentes propuestas enfrentaron a los dirigentes del partido, en especial a Trotski y Stalin.
Trotski mantenía que era necesario exportar la revolución. Stalin proponía la “construcción del socialismo en un solo país”, transformando la URSS en una gran potencia.
Stalin, que se había convertido en Secretario General del PCUS, se hizo dueño de la situación a partir de 1927 y se convirtió en el principal dirigente de la URSS.
2.3. El estalinismo
La política estalinista impuso una economía y una sociedad colectivistas, con el objetivo de provocar un crecimiento que hiciera de la URSS una gran potencia industrial. Para ello:
Se prohibió la propiedad privada y las tierras, fábricas, bancos, transportes…, se convirtieron en propiedad estatal.
Se dio prioridad a la industria pesada para construir las infraestructuras necesarias.
Se instituyó una economía dirigida por el Estado, que elaboraba planes para planificar la producción agrícola e industrial.
Stalin ejerció una dictadura en la que el Partido Comunista controlaba todos los órganos del Estado.
3. Estados Unidos: los felices años veinte
3.1. Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial
Estados Unidos salió muy beneficiado de la Primera Guerra Mundial. Al terminar la guerra, Estados Unidos se había convertido en la primera potencia económica mundial.
Su producción agrícola era muy elevada y la industrial representaba el 44,8% de la producción mundial.
Además, muchos países de Europa estaban endeudados con Estados Unidos como consecuencia de los préstamos de guerra.
3.2. La prosperidad americana
El crecimiento americano se prolongó durante los diez años posteriores a la guerra: fue la década de la “prosperidad” y de la consolidación de un modo de vida basado en el consumismo.
La expansión de Estados Unidos se basó en una profunda transformación en el proceso de producción de bienes, dominado por la innovación técnica.
El taylorismo y el fordismo contribuyeron a incrementar la productividad y a reducir costos.
Se inició la era del consumo de masas.
La prosperidad se reflejó en un gran auge de la Bolsa. La euforia bursátil generó una gran burbuja especulativa.
3.3. La crisis de la superproducción
La prosperidad no benefició a todos por igual y se produjo una crisis.
Los campesinos fueron los primeros perjudicados ya que durante la Guerra Mundial se habían endeudado para adquirir nuevas tierras y máquinas para aumentar la producción.
Acabado el conflicto, las exportaciones disminuyeron y el mercado americano no podía absorber toda la producción.
Ante el aumento de la oferta, los stocks se acumularon, los precios bajaron y los campesinos no pudieron devolver los préstamos.
En la industria ocurrió un fenómeno similar.
4. El “crack” del 29 y el “New Deal”
4.1. Del “crack” bursátil a la Gran Depresión
El 24 de octubre de 1929 una gran oleada vendedora afectó a la Bolsa de Nueva York. La gran oferta de acciones hizo que su valor cayera en picado, ocasionando el “crack” bursátil del 29.
Muchos inversores se arruinaron y los ciudadanos acudieron a los bancos para retirar su dinero. Éstos tuvieron que cerrar. El “crack” de la bolsa precipitó la quiebra de muchos bancos.
En pocos años, se produjo una recesión económica generalizada (Gran Depresión).
El consumo disminuyó y muchas fábricas cerraron.
Desde Estados Unidos, la crisis se extendió al resto del mundo.
4.2. La lucha contra la crisis: el “New Deal”
En 1932 ganó las elecciones Roosevelt, que proponía un programa para favorecer la recuperación económica del país.
Fue el llamado New Deal, que defendía la intervención del Estado para reactivar la economía.
Las medidas económicas que se propusieron fueron ayudas a las empresas, destrucción de los stocks agrícolas acumulados, etc. El Estado estableció un control sobre los bancos.
Entre las reformas sociales se impulsó un gran plan de obras públicas, una política de apoyo a los precios agrícolas, etc.
Se produjo un relanzamiento de la economía estadounidense.
5. El fascismo italiano
5.1. Italia en la posguerra
El fin de la Gran Guerra dejó en Italia graves secuelas humanas y económicas.
En el Tratado de Londres se realizaron unos acuerdos de paz que no se cumplieron para Italia. Se extendió la idea de que la participación italiana en la guerra había sido un engaño.
El irredentismo fue ganando adeptos. A esta situación se sumó la inestabilidad política: se sucedieron muchos gobiernos diferentes.
La crisis económica generó tensión social. El miedo al estallido de una revolución social empezó a asustar a las clases conservadoras.
5.2. El ascenso del fascismo
En esta situación de crisis apareció la figura de Mussolini, quien, en 1919, creó los Fasci di combattimento, los llamados camisas negras. Pretendían frenar al movimiento obrero.
En 1921, los Fasci se transformaron en el Partido Nacional Fascista.
Este partido contó con el apoyo de la pequeña burguesía, con la financiación de grandes propietarios agrícolas e industriales y con la tolerancia de la Iglesia católica y el monarca.
En las elecciones de 1922, el Partido Fascista consiguió pocos diputados al Parlamento. Pero ese año, con los camisas negras aplastó la huelga de los sindicatos socialistas y anarquistas.
Mussolini exigió al rey que le entregara el gobierno. En octubre de 1922, el monarca le nombró jefe del gobierno.
5.3. La dictadura fascista
Entre 1922 y 1925, Mussolini desarrolló un proceso de restricción de las libertades y de persecución de sus adversarios.
Después de las elecciones de 1924, Mussolini anunció la instauración de un régimen autoritario.
Los partidos políticos fueron prohibidos, sus líderes, perseguidos y encarcelados, y el Parlamento, sustituido por una Cámara de los Fasci.
El Estado ejercía un fuerte control a través del partido, que dirigía todos los aspectos de la vida social y dominaba los medios de comunicación.
6. La instauración del nazismo en Alemania
6.1. La República de Weimar
En 1918, a punto de acabar la Primera Guerra Mundial, el káiser Guillermo II abdicó de su cargo y se proclamó la República, que estableció su capital en Weimar.
Alemania asumió la derrota militar y tuvo que aceptar las duras condiciones de paz impuestas por los vencedores. Muchos alemanes consideraron humillante el Tratado de Versalles.
Los años de posguerra fueron para Alemania de crisis económica, miseria y paro.
La República de Weimar, dirigida por democratacristianos y socialistas, tuvo que hacer frente a esta dura situación.
6.2. Hitler y el partido nazi
Hitler fundó en 1920 el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores de Alemania (NSDAP), del que se erigió líder.
Su ideología expresaba su desprecio por la democracia parlamentaria y su odio al bolchevismo.
Defendía el antisemitismo, la superioridad de la raza aria y la necesidad de forjar un gran imperio (Reich) que uniese a los pueblos de habla alemana.
Hitler usó la demagogia para cautivar a las clases trabajadoras.
Las milicias nazis (SA) se opusieron violentamente a la república y protagonizaron varios intentos insurreccionales.
6.3. El nazismo al poder
El período 1924-1929 fue de relativa mejora de las condiciones económicas y de estabilidad social. Pero las consecuencias de la crisis de 1929 resultaron duras en Alemania.
La retirada del capital americano arrastró bancos a la quiebra, lo que provocó cierre de fábricas, paro y descontento social.
El malestar social inclinó a parte de la población hacia las propuestas de los partidos extremistas.
En las elecciones de 1932, el partido nazi consiguió muchos votos y en 1933 se nombró canciller a Hitler.
En 1934, se proclamó a Hitler Führer y Canciller del III Reich.
7. El III “Reich” alemán
7.1. La dictadura nazi
En 1934, los nazis transformaron Alemania en una dictadura. Se disolvieron los partidos y sindicatos, se clausuró el Parlamento y se inició la persecución de los opositores.
Sólo quedó autorizado el partido nazi.
Desde el punto de vista social, el Estado nazi aspiraba a una cohesión total de la sociedad alemana, basada en la superioridad de la raza aria y la ideología nacionalsocialista.
El nazismo otorgaba a la mujer un papel social muy marginal.
7.2. Un régimen de terror
El Estado alemán se convirtió en un Estado policiaco que impuso su régimen por medio del terror.
Se perseguía cualquier tipo de oposición mediante unos cuerpos policiales (las SS y la GESTAPO).
El mantenimiento de la pureza racial de la sociedad alemana comportó la persecución de los judíos.
A partir de 1933, se crearon los campos de concentración para recluir a los opositores y enemigos del Reich.
7.3. Autarquía económica y rearme
Desde un punto de vista económico, el III Reich se propuso promover un relanzamiento que hiciese de Alemania una potencia económica mundial.
La política económica nazi respondía a los proyectos militaristas y expansionistas de Hitler.
El Estado nazi ejerció un fuerte dirigismo económico, que quería conseguir la autarquía económica y convertir a Alemania en un Estado autosuficiente.
Hitler inició una política militarista: reforzó el ejército.
Hitler se sintió preparado para la construcción de un gran imperio y a la conquista del “espacio vital” al este de Europa.