El movimiento obrero: del socialismo utópico a la Segunda Internacional

El socialismo utópico

Término utilizado por Friedrich Engels para designar a los pensadores que planteaban sociedades ideales pero no se implicaron en las formas de lucha u organización necesaria. Algunos como Blanqui consideraban que la igualdad social solo podía alcanzarse por medio de la acción violenta de una minoría que impondría una dictadura revolucionaria, pero la mayoría creía en una pacífica transformación social a través de la difusión de las ideas, de la educación y del ejemplo. Charles Fourier defendió la creación de falansterios, agrupaciones comunitarias donde la propiedad era colectiva y hombres, mujeres y niños compartían todas las tareas. Cabet, diseñó Icaria y Owen defendió la organización de los trabajadores en cooperativas sin propietarios ni salarios y lo llevó a la práctica en su fábrica textil.

El cartismo

Movimiento de reforma social y política del Reino Unido cuyo nombre proviene de la “Carta del Pueblo” donde se reflejan sus principios.

El marxismo

Toma el nombre de Karl Marx junto con Friedrich Engels a mediados del siglo XIX. Calificaron el primer pensamiento socialista y elaboraron una teoría que era un programa de acción para cambiar la sociedad: el socialismo científico. Además su corpus doctrinal tuvo un primer referente en el Manifiesto Comunista. El marxismo se asienta sobre tres grandes ejes:

1º) Análisis del pasado a través de la lucha de clases, antagonismo entre opresores y oprimidos

2º) Crítica del presente en función del análisis del sistema capitalista.

3º) La necesidad de superar este presente se asocia a un proyecto de futuro.

El anarquismo

No tiene un cuerpo doctrinario tan homogéneo como el elaborado por Marx y Engels. El primer referente del anarquismo fue Proudhon que consideraba la propiedad un robo y defendía un sistema basado en el trabajo autónomo y la expansión de mutualismos y cooperativismos. Gracias a la idea de activistas revolucionarias el anarquismo toma fuerza. Bakunin desempeñó un papel decisivo que planteó que la revolución estaría planteada por todos los sectores oprimidos de la sociedad, su objetivo era la abolición del Estado y creación de una sociedad igualitaria a partir de la libre asociación de las comunas.

La Primera Internacional

La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT): fue creada en Londres en 1864 por delegados de asociaciones obreras inglesas y francesas además de emigrantes políticos italianos y alemanes. Se organizó en secciones nacionales y tenía un Consejo General dirigido por Marx que redactó los estatutos y los principios básicos. Los primeros congresos de la AIT se celebraron en Ginebra, Lausana y Bruselas. Se adoptaron acuerdos para impulsar las civilizaciones obreras en cada país y definieron unas medidas que influyeron en la reivindicaciones obreras. Estos acuerdos no impedían la existencia de discrepancias internas que llevaron al enfrentamiento abierto desde 1869 entre Marx y Bakunin. Marx controlaba la AIT a través de Consejos Generales y Bakunin defendía la abolición del Estado y no su conquista.

La Comuna de París: La Internacional vivió con preocupación la creciente tensión política y militar entre Francia y Alemania e hizo un llamamiento al movimiento obrero para que mostrara la clara oposición a la guerra. Las clases populares de París no aceptaron el nuevo gobierno ni su intención de capitular y se produjo una insurrección popular. El gobierno tuvo que abandonar la ciudad y refugiarse en Versalles. En este contexto de vacío de poder se hicieron elecciones que llevaron a la constitución de la Comuna de París, un gobierno popular que respondía al ideal de una república democrática y social.

Crisis y disolución de la Internacional: El enfrentamiento ideológico entre Bakunin y Marx estaba incubando una crisis en la AIT que la guerra franco-prusiana y la derrota de la Comuna precipitaron de forma irreversible. La ruptura entre dos sectores se formalizó en el Congreso de la Haya cuando la mayoría marxista rectificó la decisión de proceder a la formación de partidos obreros nacionales como nueva forma de organización del proletariado. Los bakuninistas no aceptaron la resolución, fueron expulsados y formaron una nueva organización que perduró hasta 1881. La AIT muy debilitada se trasladó a Nueva York donde flaqueó hasta 1876 hasta que cayó en ese año. Se había consolidado la primera gran escisión.

La Segunda Internacional

Fundación y objetivos: Se fundó en París durante los actos conmemorativos del centenario de la Revolución Francesa. Se configuró como una organización ideológicamente ya que solo incorporó partidos socialistas. Las resoluciones adaptadas en el Congreso fundacional reclamaban leyes para la protección de los trabajadores, la jornada laboral de 8 horas y la abolición del trabajo infantil. Condenaron la guerra a la que consideraban consecuencia del orden capitalista. La Segunda Internacional creó algunos de los símbolos del movimiento obrero como el himno y la celebración del 1 de mayo, día de los trabajadores. La Segunda Internacional impulsó una gran diversidad de organismos entre los que cabe destacar la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas.

Los grandes debates: La Internacional fue el gran foro de debate de los problemas que afectaban al movimiento socialista. El colonialismo configuró un segundo gran espacio de debate: un sector lo denunciaba como una forma más de explotación capitalista y defendía la obligación de combatirlo y potenciar en las colonias la explotación capitalista. Ante la espiral belicista se rechazó la guerra en los Congresos de Copenhague y Basilea.