Entre los precursores españoles del Modernismo hay que destacar a Ricardo Gil, Manuel Reina y Salvador Rueda, pero es fundamental el papel de Rubén Darío. Su llegada a nuestro país en 1892 y su regreso en 1899 son hitos decisivos, y a su seducción personal se debe el triunfo del Modernismo entre nosotros. Los poetas españoles se rindieron a su genio. Su papel ha sido comparado con el de Petrarca en nuestra poesía renacentista. Tres libros fundamentales marcan su evolución poética: Azul (1888), Prosas profanas (1896) y Cantos de vida y de esperanza (1905).
Cabe señalar algunas particularidades del Modernismo español: menor brillantez externa, predominio del intimismo y menos alardes formales. El Modernismo español tiene poco de parnasiano y se limita sobre todo a la savia simbolista.
Figuras más características del Modernismo en España
- Manuel Machado: Fue autor de numerosas obras como Alma, Caprichos y Cantares. En su poesía se combina el andalucismo con la visión cosmopolita de la vida.
- Antonio Machado: La evolución o paso de la estética modernista a la actitud del 98 se dio especialmente en Antonio Machado. Su primer libro, Soledades (1903), apareció años más tarde con el título Soledades, Galerías y otros poemas (1907). Los temas que trata son sentimientos y temas universales como el tiempo, la muerte, la soledad. Estamos ante una poesía simbolista: así, temas como la tarde serán símbolos de realidades profundas, de estados de ánimo o de obsesiones íntimas. Campos de Castilla (1912) es su obra cumbre, que lo vincula ya con la generación del 98.
- Valle-Inclán: Máximo representante, en su primera época, de la prosa modernista española (Sonatas) y poeta modernista en alguna de sus obras líricas. Su ciclo simbolista lo componen cuatro novelas: Sonata de otoño, Sonata de estío, Sonata de primavera y Sonata de invierno, que representan la culminación de la prosa modernista española, musical y preciosista. Constituyen la biografía sentimental de un viejo seductor, el marqués de Bradomín, que rememora con lujo sensorial las escenas aventureras y galantes de su pasado.
- Juan Ramón Jiménez: Cultiva durante una buena etapa una poesía envuelta en los “ropajes” del Modernismo (Ninfeas), antes de crear una poesía “desnuda” a partir de 1916 (Diario de un poeta recién casado). Su obra es un resumen de la poesía española en la primera mitad del siglo XX. Hombre entregado por entero a su obra, en constante búsqueda de la belleza. Su poesía la dedica “a la minoría siempre”; es, en efecto, minoritaria, de dificultad y hermetismo crecientes.
Juan Ramón Jiménez: La Búsqueda de la Belleza y la Eternidad
Concibe la poesía como Belleza, Conocimiento y Eternidad: posesión inacabable de la Belleza y de la Verdad.
Su búsqueda constante de la perfección, Verdad, Belleza… explica su peculiar evolución en las siguientes etapas:
1ª Etapa Sensitiva
a) Poesía sencilla: “vestida de inocencia”. En esta etapa (1900 – 1915) de poesía variada se percibe una influencia de Bécquer y del Simbolismo, expresa los sentimientos de soledad y melancolía neorromántica, es intimista, expresada con un lenguaje sobrio. Arias tristes, Jardines lejanos.
b) Poesía sensitiva, brillante: Envuelta en los “ropajes del Modernismo”. No llega a ser tan fastuosa como la de Rubén. Utiliza el color y otros elementos sensoriales como la adjetivación brillante y una variedad de ritmos. Elejías, La soledad sonora, Platero y yo.
c) Poesía de transición a la poesía pura: Inicia el camino de vuelta a la sencillez. Se va despojando de las galas modernistas. Estío, Sonetos espirituales.
2ª Etapa Pura-Intelectual (1916- 1936)
El rasgo que mejor la define es la búsqueda de la esencia de las cosas. Es una poesía “desnuda” y personalísima, fuera de escuelas y tendencias. Juan Ramón se “ensimisma” cada vez más en su creación, su lírica se va depurando, desnudando de lo externo, accesorio y ornamental.
Diario de un poeta recién casado (1917): en esta obra mezcla prosa y verso, la escribe en el viaje hecho a América para casarse con Zenobia Camprubí. (Hay una crítica a la sociedad americana). Persigue una poesía más pura, “desnuda”, y elemental, intelectual, que pueda llegar a ser simplemente la palabra justa, “el nombre exacto de las cosas”. Que sea solo creación y belleza, o belleza creada en su propio universo poético, en el que el mar se convierte a menudo en un símbolo recurrente. Desde entonces sus versos buscan cada vez más la esencia de las cosas. Ha desaparecido totalmente el léxico modernista y la adjetivación sensorial, para dar paso a la concentración conceptual y emotiva. Eternidades, Piedra y Cielo.
3ª Etapa Verdadera o Suficiente: La poesía de los últimos años
En esta última etapa, ya en el exilio, el anhelo de perfección, de exactitud, de belleza, de eternidad, de totalidad, le lleva cada vez más a una poesía inefable, de cierto aliento místico.
El poeta, el creador, en su propio universo de eternidad y de belleza, llega incluso, porque está en él y en su creación, a identificarse poéticamente con Dios, el nombre conseguido de los nombres, como expresa en el último verso de un poema de Dios deseado y deseante.
El poeta remata su trayectoria con obras que recogen sus meditaciones trascendentes y metafísicas a base de un misticismo extraño que le lleva a un proceso de interiorización y búsqueda de la belleza absoluta. La estación total, Dios deseado y deseante, Animal de fondo.