El Milagro Económico Español y la Transición a la Democracia

El Milagro Económico Español (1959-1973)

Antecedentes

Hacia 1957, el Estado español estaba al borde de la bancarrota. Franco comprendió la necesidad de introducir cambios. En 1959 se hace público un Decreto Ley de nueva Ordenación Económica conocido como Plan de Estabilización. Para su puesta en marcha, el gobierno de Franco eligió a ministros formados en economía y en Derecho, algunos de los cuales pertenecían al Opus Dei. Su padrino político era el número 2 del régimen, el almirante Carrero Blanco, y las figuras más destacadas fueron López Rodó, Ullastres y Navarro Rubio.

El Plan de Estabilización y sus consecuencias

El Plan de Estabilización liquidó los ideales económicos de la Falange y dio paso al nacimiento de un nuevo grupo político: los tecnócratas. El Régimen se decidía a liberalizar la economía española, poniéndola en línea con los países occidentales. Así mismo, favorecía las inversiones extranjeras, abordándose la reforma fiscal y la persecución del fraude.

Entre 1962 y 1975, tres Planes de Desarrollo señalaron el camino que España siguió para abandonar el subdesarrollo. El cerebro de los planes fue el citado López Rodó, quien en 1962 estaba al frente de la Comisaría del Plan de Desarrollo. Estos se sustentaron en tres pilares:

  • Las inversiones extranjeras.
  • Los ingresos obtenidos por el turismo.
  • Las remesas de divisas.

Efectos del Plan de Estabilización

Los efectos del Plan de Estabilización fueron muy positivos, aunque también generó resultados negativos. España mantuvo en los años 60 la segunda tasa de crecimiento económico más alta del mundo tras Japón, al incrementarse su PIB cerca del 10% anual durante más de 10 años. A estos años se les conoce como los del milagro económico español. El sector más desarrollado fue el del automóvil. El bienestar económico se reflejaba en la amplitud del sector de electrodomésticos.

Esa rápida industrialización de España exigió una cuantiosa importación de bienes de equipo. Entre 1960 y 1970, un millón de trabajadores españoles emigraron a Francia y Alemania, encontrando la causa en los tremendos desequilibrios existentes entre las distintas zonas del país, además de que la política de desarrollo no logró compensar, sino que lo agravó. Los principales beneficiarios del milagro económico fueron la Banca y los grandes grupos industriales.

Consecuencias sociales y culturales

Entre las consecuencias sociales y culturales, destacamos que España era, a comienzos de los 70, un país desarrollado, pero mal estructurado. El desarrollo europeo necesitaba mano de obra barata y la obtuvo de los países más atrasados, como Portugal, España y Grecia. Y si muchos españoles emigraban a Europa en busca de trabajo, cada vez más europeos acudían a España como turistas. Así, en la década de los 60 España se convierte en uno de los destinos turísticos preferidos y la inyección de divisas contribuyó a equilibrar el déficit comercial español.

Pero hay que reconocer que todo este crecimiento se vio reflejado en una importante mejora de los medios de comunicación, así como en la construcción de carreteras de gran capacidad mediante la Ley de Autopistas de 1969.

Cambios en el plano religioso

En el plano religioso, la situación se modificó después de la celebración del Concilio Vaticano II (1962-1965), iniciado por Juan XXIII. En España alentó a grupos de sacerdotes a reflexionar sobre la situación del país y asumieron un compromiso político; era la época de los nuevos curas que actuaban en las barriadas de los obreros.

La Crisis del Franquismo y la Transición (1973-1976)

Cambios en el gobierno

En 1973, Franco realiza un nuevo cambio de gobierno por el cual se dio una importante novedad: desde 1936 Franco había concentrado en su persona la Jefatura de Gobierno y la de Estado, y ahora quedaban separadas, tal y como preveía la LOE, nombrando a Carrero Blanco presidente del Gobierno, de manera que se convertía en el hombre fuerte del Régimen y quien debía darle continuidad. Este actuó con dureza ante las huelgas de finales de 1973. Pero a final de año moría en un atentado preparado por la ETA.

Franco designó como nuevo presidente a Arias Navarro, en cuyo primer gobierno desaparecieron los miembros del Opus Dei. El nuevo presidente del Gobierno trató de conciliar la represión y la apertura política; así, se legalizaron las asociaciones políticas, pero no los partidos políticos (el llamado Espíritu del 12 de Febrero).

Crisis económica

La crisis económica fue otro de los grandes problemas que se le planteó al gobierno de Arias Navarro. Así, a finales de 1973 comenzó una profunda crisis económica mundial, provocada por la rápida subida de los precios del petróleo. Sus consecuencias fueron:

  • Enorme dependencia energética del exterior.
  • Disminución del número de turistas y caída de los ingresos que estos dejaban.
  • Descenso de las exportaciones.
  • Interrupción del flujo migratorio y regreso desde Europa a España de miles de trabajadores.

La crisis afectó al sector siderúrgico, industrial textil y del calzado, naval, construcción y a la banca, y sus efectos sobre la economía nacional fueron el brusco decrecimiento del PIB.

Muerte de Franco e inicio de la Transición

Los tres últimos meses de vida de Franco sumieron al país en un clima de incertidumbre e inseguridad. Las respuestas internacionales ante las ejecuciones no se hicieron esperar. El 20 de noviembre de 1975, Franco falleció, finalizando así casi 40 años de gobierno personal.

A partir de noviembre de 1975, tras la muerte de Franco, se abre una nueva etapa para España. El rey Juan Carlos I inicia su reinado dentro de los cauces marcados por la dictadura franquista. No obstante, en su discurso de proclamación deja caer sus intenciones reformistas. En este sentido, Arias Navarro continúa como presidente del Gobierno, aunque colocó a su antiguo profesor de Derecho Político, Fernández Miranda, al frente de las Cortes y del Consejo del Reino, obligando al primero a contar en su gobierno con figuras políticas como Fraga. Al mismo tiempo, inicia contacto con la oposición y con los principales líderes de los países europeos. En este sentido, concede el indulto a algunos políticos de la oposición que estaban en la cárcel, como Marcelino Camacho, líder del sindicato clandestino CC.OO.

Por su parte, Arias Navarro continúa insistiendo con su Ley de Asociaciones de 1974, pero resulta que es ya insuficiente. El ministro de Economía decreta la congelación de los salarios. Ante esta situación, la reacción del gobierno de Arias Navarro fue de gran dureza, de manera que para que la Reforma fuera viable era necesario ir desplazando del poder a los partidarios del inmovilismo. El rey comunicó al presidente del Gobierno desde EE.UU. su descontento por la marcha de los asuntos económicos y sociales del país, de manera que Arias Navarro presentó su dimisión.

Fernández Miranda logra que el Consejo del Reino incluyese como candidato a Adolfo Suárez, quien un mes antes había defendido ante las Cortes la Ley sobre Derecho de Asociación Política que daría paso a los partidos políticos. Este gobierno concedió una amnistía que liberó a cerca de 400 presos políticos y nombró vicepresidente al general Gutiérrez Mellado. El proceso aperturista culmina con la Ley para la Reforma Política y, a continuación, Suárez convoca, a finales de 1976, un referéndum para que el pueblo español se pronunciara respecto de dicha ley.